Dedicatoria:
A mi Madre que me inspiro para escribirla. Al menos en esta historia puedes ser feliz.
Prologo:
Escribí esta historia y reviví a Anthony, pensando en que nunca considere justo, el hecho de que ha Candy no se le diera la oportunidad de elegir. Elegir el camino de su felicidad, pensando en ella misma y sin presiones.
Este es un candyfic, con esto me refiero a que es un fic en el cual busco solo la felicidad de Candy. Lo que es mejor para ella y que consiga una verdadera y duradera felicidad. Sé que algunas se decepcionaran con este fic porque Candy no elegirá al chico que prefieren. Lo entiendo, pero a ellas les repito: lo escribí, no para que ella eligiera su felicidad, como o con quien yo personalmente quisiera, sino para que ella tuviera lo que siempre le negaron, la decisión de su propia felicidad.
Cap. 1
"El despertar"
Anthony abre los ojos muy lentamente. Siente un inmenso dolor en cada parte de su cuerpo, siente la sangre caliente correrle por la sien hasta su cuello. Su vista es muy borrosa y no distingue casi nada a su alrededor así que levanta su cabeza del duro suelo y la gira con dificultad. De pronto siente un dolor indescriptible en su brazo izquierdo. Lo más seguro es que este roto. Intenta inhalar una bocanada de aire pero el dolor de mil cuchillos que atraviesan sus pulmones lo detiene. Probablemente sus costillas también están rotas.
Cuando se recupera del dolor intenta enfocar algo a su alrededor, lentamente gira la cabeza y ve muchos árboles así que piensa que está en un bosque pero no ve nada más. A lo lejos escucha el relincho agonizante de un caballo y el galope de otro. Arriesgándose de nuevo gira su cabeza un poco más y aunque esto le causa dolor continúa al ver algo que lo inquieta.
Sobre su espalda presionando su cuerpo adolorido esta un cuerpo y una cabeza con una gran cabellera dorada atada con lazos color rosa. Es Candy, Anthony lo sabe aunque no pueda ver su rostro. Esta no se mueve, así que Anthony decide llamarla por su nombre pero no contesta, Anthony la llama de nuevo pero continúa sin responder. No la oye hacer ningún ruido ni siquiera su respiración. La preocupación se apodera de él. Qué tal si está herida, piensa Anthony angustiado. Pronto será de noche y será más difícil que los encuentren, debe hacer algo, debe buscar ayuda.
Con estos pensamientos en su mente Anthony intenta olvidar el dolor que siente mientras logra poner su brazo derecho sobre el suelo y se apoya sobre él. Después de reponerse se dispone a hacer algo más duro. Primero mueve las piernas y las deja paralelas a su cuerpo. Lentamente y con dificultad levanta la cadera y la lleva hacia atrás para quedar sobre sus rodillas. Sus costillas rotas se insertan en su interior con violencia y el peso del cuerpo de Candy sobre el suyo hacen que hacer esto sea terriblemente doloroso pero después de varios intentos lo logra. El cuerpo de Candy se resbala y cae suavemente sobre el césped sin que ella se mueva. Anthony se asusta aún más por ella y tomando valor de nuevo intenta poner un pie en el suelo para levantarse, pero ya es demasiado para su herido cuerpo y esto por poco lo hace caer de bruces. Al darse cuenta de que no está en condiciones para caminar decide ir a gatas. Antes de adentrarse por el terreno quebradizo mira a Candy por última vez. Mira su rostro inocente e infantil pero fuerte y seguro. Es tan hermosa que hace que las lágrimas de Anthony empiecen a caer por sus mejillas ante la idea de perderla. Tomando coraje, valentía y fuerza de este último pensamiento, Anthony comienza a avanzar por el terreno apoyándose tan solo en un brazo mientras el otro está cuidadosamente acomodado dentro de la chaqueta de su traje de cacería. Mientras avanza, su adolorido cuerpo le dice que se detenga, pero él sabe que le queda poco tiempo y debe encontrar ayuda. Sabe que está en la cacería de la familia Andry así que está seguro de que alguien debe estar cerca. Se adentra cada vez más en el bosque y a cada paso que da una puñalada de dolor le arremete con fuerza pero la imagen de Candy esta vivida en su mente. No la puede perder, no la puede dejar morir, debe salvarla. El bosque obscurece con mucha rapidez sin embargo el tiempo parece eterno para Anthony que no sabe que más hacer. Sus piernas y su brazo tiemblan con violencia, sus fuerzas se acaban. Se siente desesperado puesto que sabe que está perdido en medio del bosque y no logra ver, oír o sentir nada más que su dolor y los arboles alrededor. Empieza a sentirse mareado y cree que no resistirá más así que temiendo lo peor decide no avanzar más y decide utilizar los últimos vestigios de su fuerza para utilizar su último recurso, por más doloroso que sea.
Abre la boca y aspira todo el aire que pueden entrar en sus pulmones a pesar de que sus costillas se insertan en cada rincón de su cuerpo. Grita con todo su fuerza
- ¡Ayuda!
Cae al suelo profundamente adolorido y a punto de perder el conocimiento. Antes de que esto suceda ve de nuevo el rostro de Candy en su mente, oye su risa y siente su cálida mano sobre la suya. Sus ojos comienzan a cerrarse mientras escucha un crujir de ramas y luego unos pasos tras de sí. Piensa en Candy de nuevo y todo se vuelve negro.
Un hombre grande y con barba, vestido de vaquero y con un sobrero grande, seguido de varios hombres de aspecto similar, se detiene frente a una gran puerta labrada, de hermosísima hechura y muy grande. Algo indeciso levanta la mano y toca tres veces la puerta y retrocede. Adentro se escucha una voz ronca y débil.
- Adelante
El hombre avanza y de nuevo vacila al girar la perilla. Abriendo la puerta entra en la hermosa y espaciosa habitación, seguido por sus hombres, con visible afectación. Su vista esta fija en el suelo y estruja con fuerza el paquete que sostiene en las manos.
La Tía Abuela Elroy se levanta lenta y desganadamente de su silla y avanza hacia ellos con paso firme. Su rostro esta desfigurado por el llanto constante y parece débil. Se detiene al estar frente a ellos y los mira con ojos que ruegan por una esperanza. El hombre del sombrero levanta el rostro con lentitud. Sus ojos también tienen pequeñas lágrimas que luchan por salir. Suavemente niega con la cabeza al mismo tiempo que ofreció el paquete a la dama frente a él. Esta, que se había tapado la boca con la mano para no gritar, arrebato el paquete de las manos del hombre mientras las lágrimas habían comenzado de nuevo a bañar su rostro. Con gran avidez rompió el envoltorio y saco de él un traje de cacería cubierto de tierra, despedazado en algunas partes y todo manchado de sangre. Era el traje de cacería de Anthony. Lanzo un gemido de profundo dolor y miro de nuevo al hombre el cual se esforzó por articular estas pocas palabras
- fue lo único que pudimos encontrar
La Tía Abuela Elroy cayó de rodillas en el suelo y lloro amargamente abrazando en traje de cacería de Anthony. Los hombres corrieron hacia ella y les costó mucho trabajo levantarla y llevarla a su habitación donde las criadas corrían de aquí a allá intentando tranquilizarla pero sin éxito pues ella seguía gritando y llorando.
Candy abre los ojos lentamentey mira a su alrededor. Está en su habitación. Pone los pies en el suelo con pesadez. Se siente débil y adolorida. De inmediato un recuerdo se reproduce en su mente con suma vividez. Anthony está en un caballo blanco pero una pata de este queda atrapado en un trampa, lanzando a Anthony con fuerza y este cae contra el suelo de manera horrible. Candy grita y se tapa los oídos intentando escapar del sonido ensordecedor de los relinchos del caballo y el grito de Anthony.
Cae de rodillas en el suelo y grita
- ¡Anthony! – mientras se mueve la cabeza de un lado a otro.
Dorothy entra de inmediato y al ver a su querida amiga en ese estado corre a su lado de inmediato para calmarla y hacerla volver a la cama, pues teme que pueda lastimarse. Candy no quiere, no puede. Esta sumamente aturdida. El recuerdo de Anthony cayendo se repetía una y otra vez en su mente y el sonido del caballo seguía resonando en sus oídos. Esta débil no tiene fuerzas. Quiere ver a Anthony, quiere saber que está bien.
Dorothy logra meterla a la cama pero Candy sin escucharla realmente sigue preguntando por Anthony. Ella intenta evadir la pregunta, trata de distraer a Candy pero esta no la escucha y en su desesperación intenta salir de la cama para buscarlo. Dorothy al ver lo que Candy intenta hacer sabe que debe detenerla así que sentándose a su lado la sujeta mientras intenta balbucear algo entre sus lágrimas. Cuando lo logra le dice a Candy que Anthony ha muerto.
Candy siente que un cuchillo de hielo se le clava en el corazón y no la deja respirar. El recuerdo de su muerte vuelve con más fuerza y es más doloroso. Se siente mareada y todo le da vueltas. Le parece oír a la distancia que Dorothy la llama, aunque esta frente a ella. Pierde las fuerzas, siente nauseas, le cuesta respirar. Ve a Stear y Archie que entran corriendo a la habitación por los gritos de Dorothy. Escucha sus voces a la distancia pero no entiende lo que dicen. Todo se va poniendo obscuro. Intenta no cerrar los ojos. Ve el rostro de Anthony que luego se va alejando hasta desaparecer en la obscuridad.
Anthony abre sus profundos ojos azules. Esta boca arriba esta vez. De nuevo siente mucho dolor, sin embargo es un poco más leve ya que ahora puede respirar. Intenta enfocar sus ojos y al ver hacia arriba ve lo que parece ser el techo rojo de una carpa. No tiene idea de lo que eso puede significar, así que, con sumo cuidado gira su cabeza para un costado y luego al otro para ver que hay a su alrededor y descubre muchas telas de colores aquí y allá. Además ve muebles y demás objetos de utilería con divertidos adornos, ve cajas apiladas y en una esquina algo que parece ser un triciclo muy pequeño. No sabe que pensar así que ve hacia abajo y se ve en una cama cubierta de telas de tonos rojos. Nota también que lleva puesta otra ropa, de colores también y está cubierto de vendajes.
Esta sumamente confundido, tanto que le empieza a doler la cabeza cuando de pronto escucha un gruñidito a un costado, lentamente gira su cabeza y mira estupefacto un pequeño monito capuchino, vestido con un traje de vivos colores y con varios vuelos, que come tranquilamente una gran banana. Anthony cree que se ha vuelto loco y está viendo alucinaciones. El animalito después de observarlo por un rato con detenimiento mira su banana, o lo que queda de ella y dulcemente se la ofrece. Anthony logra incorporarse en su brazo derecho a pesar del dolor de sus costillas y piensa que tal vez no es una alucinación después de todo, pero tiene el otro brazo fuertemente vendado al cuerpo así que no puede tonar la banana que el monito le ofrecía. Este, al notarlo, se la lleva de nuevo a la boca y termina de comerla tranquilamente.
Anthony mira de nuevo alrededor y ve muchos carteles alrededor con grandes letras de colores pero estaban escritos en otro idioma que Anthony no entendía. También, distinguió en una esquina un montón de disfraces diferentes apilados, de pronto escuchó personas afuera de la carpa que hablaban, tal vez francés y de pronto escucho un gran rugido que lo sobresalto en gran manera y el monito brinco hacia su cabeza y se posó en su hombro.
« ¡Es un león! – pensó- no, no puede ser, ¿cómo va a haber un león aquí?- pero mirando de nuevo a su alrededor pensó- a no ser de que… no, no creo, aunque, un mono, disfraces, utilería, un triciclo, carteles y un león… a no ser de que…»
En esto pensaba cuando escucha unos fuertes pasos afuera de la carpa que se acercan y tiembla de miedo. Un hombre muy alto y delgado, vestido de chaqueta roja, pantalón y sombrero alto negros y un curioso bigote retorcido, entra en la carpa. Al ver a Anthony despierto y semi-incorporado se alegra y mientras se acerca le dice con acento francés:
- Fantastique. Al fin despertaste garçon, bienvenido al circo "Imaginer".
