Hola, estoy aquí con mi segundo fick en la sesión de Crepúsculo. Espero que les guste y me digan si les parece interesante o no. Sin más les dejo con el capi.
Ciao!!
Incompatibilidad
Prólogo:
El viento era frío aquella noche. La luna brillava con una extraña luz, las ramas de los árboles se movían de un lado a otro haciendo que el camino de vuelta a la casa fuera más tenebroso que otros días. Aún no comprendía que estúpida obceción que tenía su familia en vivir en aquel pueblecito escondido en los estados unidos. Ella conocía muchos dónde no salía mucho el sol, además con una buena capa de crema pastosa el lujoso y brillante cuerpo de sus familiares no deslumbaría a la luz del sol.
Bufó molesta mientras se metía entre los grandes árboles hasta poder llegar a su enorme y lujosa mansión que llevaba viviendo así exactamente dos semanas. La entrada al instituto no había sido tan perfecta como ella hubiera querido, ser la nueva nunca se le daba bien. Sus padres se mudaban mucho, cosa que ella entendía a la perfección, por eso su desagrado a las bienvenidas. Entro a mitad del año escolar, cosa que fue bastante horrible. No era muy buena en las clases, sobrevivía a base de cincos rascados y algún milagroso nueve si se pasaba toda la semana estudiando. Cosa que hacía normalmente, cada día que veía el rostro erudito de su padre se deprimía...
Se detuvo en un camino bifucardo, uno de estos daba a su casa y la otra aún desconocía dónde podría llegar a parar. Mentiría si dijera que aquello no le resultaba tremendamente tentador, pero su tio Jasper se había molestado en meterle miedo en el cuerpo cada vez que comentaba dicho lugar. Sonrrió de forma maligna al recordar que la familia al completo estaba de caza – menos ella. Por supuesto.- cosa que le daba una libertad totalmente pacífica. Su tía Alice no lograba ver nunca lo que iba a hacer y su padre se mantenía al margen en leerle la mente a una chica de quince años y con las hormonas totalmente descontroladas. Algo que a ella le parecía perfecto. Pero por mucho cuidado que tuviera el hermoso Edward Cullen siempre se dejaba llevar por su instinto paterno y fastidiaba todos sus diabólicos planes, que por lo tanto nunca llegaban a existir.
Antes de que el destino pudiera cambiar arrojó su mochila al suelo, se descalzó los zapatos y comenzó a adentrarse por aquel camino lleno de hojas secas. Sabía que cualquier vampiro la escucharía aún sin zapatos, pero aquello le daba un pequeña sensación de control.
Una brisa marina y fría comenzó a azotar totalmente el bosque, haciendo que cada pequeño fragmento de su piel al descubierto se erizara. Abrió las aletas de la nariz y descubrió que el mar estaba muy serca de ella. Se puso en marcha para ver el gran azul y poder difrutar de su independencia que no sabía cuanto duraría.
Estaba apunto de llegar al final del todo cuando un extraño olor se le atravezo por la nariz. Olía a sangre, pero no tan tentadora y esquicita como la de los humanos. Todas las alarmas humanas de su cuerpo se pusieron en alerta y las vampíricas en defensa. Durante un minuto se vió agazapada ante cuatro enormes bestias que abrían sus fauces con aire totalmente amenazador...
