DISCLAIMER: Tanto los personajes como la historia son propiedad de Rumiko Takahashi :D yo sólo los tomé para crear algo en mi estilo. Gracias, Rumiko, por hacer personajes tan geniales!
-o-
Capítulo 1 "Aceptando sentimientos, yo…"
Es de noche. Kagome despertó en medio de la oscuridad otra vez. Es recurrente, en su interior algo ha cambiado. Desde hace ya algún tiempo su sueño es diferente, se duerme inquieta, pero al mismo tiempo goza aquella sensación – ¿estaré enamorada? – preguntó a su corazón, esperando alguna respuesta. Buscó en medio de la bruma al dueño de sus sentimientos, está allí, como siempre.
– Como siempre… – Kagome se detuvo en esa frase… – ¿desde cuándo? – se preguntó, nuevamente. A pesar de llevar meses viajando con él, siente como si fuera de toda la vida. Dibujó su silueta con la mirada. Inuyasha estaba ahí, en vigilia. – Es como si no durmiera nunca completamente, se preocupa más de nuestro descanso… – en su interior, Kagome volvió a sentir la lucha constante de su corazón y su cerebro. El uno se estaba rindiendo a amar, el otro le advertía de una realidad dolorosa: Inuyasha no podía entregarse a ella. Está Kikyou.
– Por supuesto que no puedo competir contra el hecho de que ella estuvo primero…el amor de Inuyasha… – y mientras pensaba esto, su pecho se oprimió – no debería…no puedo hacer nada ante eso. Ya no debo pensar más en ello. Pero tampoco puedo olvidarlo… – ¡qué doloroso es amar!
Un escalofrío recorrió su espalda. Inuyasha…todo en ella grita su nombre. – No, no puedo amarlo…me destrozaría el alma – ¡ah, el miedo al dolor! – pero tampoco puedo negar lo que siento. Sé que Inuyasha tiene sentimientos por mí, lo sé…y por Kikyou también… – nuevamente su interior se oprimió.
– Creo que iré a dar una vuelta – murmuró en un suspiro – esta situación es absurda, no estoy compitiendo por su amor, sin embargo, así lo parece – Kagome comenzó a salir de su saco de dormir con mucho cuidado, para no despertar a Shippou que dormía velozmente. A su lado, Sango hacía lo propio con Kirara, y Miroku parecía tranquilo. Mientras se adentraba en el bosque buscando paz, no notó que unos ojos dorados la seguían en silencio.
– ¡Aahhh, qué paz!, sin duda lograré aclarar mucho mejor mi mente en este lugar – pensó Kagome, mientras inspiraba profundamente el aire del bosque. La noche estaba tranquila, los árboles se mecían suavemente. No llegó a sentir frío, a pesar de siempre usar su uniforme escolar para sus aventuras en el Sengoku –…voy a tener que dejar de usarlo, igualmente. He sacado manchas de sangre tantas veces, que ya está muy gastado – suspiró mientras revisaba su camisa y su falda. Mientras lo hacía, pensaba en Inuyasha y en las innumerables ocasiones en que le había salvado la vida. Y viceversa. Habían aprendido, en ese tiempo, a confiar mutuamente y apoyarse en los momentos difíciles – a pesar de su rudeza, Inuyasha ha logrado abrir su corazón a los demás. Ya no está solo, se lo dije, no volverá a estarlo, porque yo no lo dejaré… – y a su memoria acudió, presuroso, el recuerdo.
Ambos caminaban solos, lentamente. Inuyasha llevaba la bicicleta de Kagome, quejándose de que ese "artefacto de fierro" sólo estorbaba. Kagome sonreía, porque ya sabía que esa forma brusca de Inuyasha era sólo una coraza.
– Lo lamento, Inuyasha, siempre terminas cargándola – dijo en tono conciliador.
– Keh!, ¿por qué insistes en traerla, si siempre te llevo en mi espalda? – espetó.
Kagome quiso decirle que sin duda su espalda es más cómoda, pero se contuvo. En vez de eso dijo – ¿no estás feliz?, estamos caminando solos después de mucho tiempo de no hacerlo –.
Inuyasha contuvo la respiración, porque esa respuesta no la esperaba. No supo que decir, y tampoco quiso responder con su habitual malhumor. Ella lo miró y no pudo ocultar su decepción.
– Así que no lo estás… – suspiró.
– ¡Yo no he dicho eso! – exclamó él – por supuesto que me gusta… – y el color abordó su rostro.
Kagome sonrió complacida, porque el hanyou no solía hablarle con esa naturalidad. Lo normal era que se molestara y cambiara el tema, o guardara silencio. La revelación la hizo muy feliz. Acomodando su cabello en un gesto casual, decidió intentar explicar lo que sentía en ese momento.
– Así…está mejor, porque ya no estarás solo, nunca más… –.
Entonces Inuyasha le dio esa mirada profunda a los ojos que sólo utilizaba en momentos de gran intimidad entre ambos. Se sintió presa y cómplice, y sólo atinó a sonrojarse torpemente.
La chica apoyó la espalda en un árbol, volviendo a la realidad. Se sentó en la hierba, abrazando sus piernas con suavidad, emocionada por el recuerdo. Sus ojos se humedecieron por la fuerza de su corazón – es cierto…ya no puedo alejarme de ti…definitivamente, es amor, aunque quise rechazarlo. El día que me alejé de ti y lloré frente al árbol donde nos conocimos, sellé mi destino. Es contigo, Inuyasha…ha sido tan difícil amarte, pero no tengo escapatoria. Estoy aceptando mis sentimientos, yo… – y al resignarse, sintió cierta paz.
Continúa en capítulo 2 "Quisiera decírtelo, yo…"
Hola!, gracias por tomarse el tiempo de leer mi primera historia publicada en el internet xD en realidad escribo hace años, pero nunca se me había ocurrido hacer público la locura de mi cabeza :P en realidad siempre escribí para mí. Siéntanse libres de opinar, sugerir, etc., lo que les guste y lo que no, todo :) sé que es un poco corto, pero en mi estilo los prefiero así xD
