Advertencia: Los personajes pertenecen a Masami Kurumada y Toei animation. Este fanfiction fue creado sin fines de lucro.
Esa Máscara…
Prólogo.
"En tiempos mitológicos, donde grandes guerras asediaban la vida de los mortales, y los dioses caminaban libremente sobre la faz de la Tierra, existía un pueblo guerrero conformado solamente por mujeres, diestras tanto en el arco como en el caballo, eran conocidas como las Amazonas.
A través de los siglos, y lideradas por diversas reinas, pelearon en numerosas batallas consiguiendo gloria y honor para su pueblo, gozando de gran fama no solo por ser excelentes guerreras, sino que además se sumaba su condición de mujeres y el particular hecho de ser extremadamente crueles con el género masculino, tanto así, que sólo eran permitidos en sus dominios una vez al año con una única finalidad de carácter netamente reproductivo, pasado ese día, los hijos varones de las amazonas eran brutalmente asesinados y las niñas eran educadas como guerreras desde su nacimiento.
No se sabe con exactitud qué fue lo que sucedió, ni en qué momento de la historia estas temibles mujeres, devotas al dios de la guerra, Ares, comenzaron a dividirse tomando partido por aquella divinidad que mejor las recompensara. Ya en la guerra de Troya, muchas pelearon a favor, tanto de griegos, espartanos como troyanos, aquellas que apoyaban a los reyes Menelao de Esparta y Agamenón de Grecia, sin embargo, eran pocas en consideración a aquellas que prestaron servicios al rey Príamo de Troya.
Una vez ganada esta cruel guerra por griegos y espartanos, Atenea, quien se inclinaba por estos, decidió compensar a las guerreras que prestaron servicios a favor de los vencedores. Las amazonas sólo deseaban poder seguir combatiendo, esa era la razón de su existencia, fue así que la diosa de la sabiduría decidió incorporarlas a su orden de caballeros. Se generó entonces, una serie de problemas entre las filas de estos valientes hombres, acostumbrados a amar solamente a la diosa a la cual servían y además, por que en sus mentes permanecía la imagen de la mujer como un objeto o un trofeo de batalla, propio del pensamiento de la época, sin considerar por último el hecho de que se sentían pasados a llevar por considerar a las guerreras indignas de defender a la divinidad.
Tras muchas peleas internas en el santuario de la princesa, se llegó a la conclusión que, tanto caballeros como amazonas tenían el pleno derecho de pelear por aquello que les pareciera justo y que cada quién era bueno en lo que hacía sin considerar si era hombre o mujer, a pesar de este avance, la sociedad de aquel entonces no miraba con buenos ojos que una bella y frágil mujer se entrometiera en temas de hombres, tales como la guerra, el hecho de que Atenea hubiese aceptado féminas entre sus filas provocó que la deidad perdiera el respeto de los mortales hacia su autoridad, así se lo hizo notar el rey del Olimpo, Zeus, a su hija predilecta.
Preocupada por su situación como diosa de la sabiduría, Atenea tomó una nueva decisión, toda mujer que deseara prestar servicios como guerrera al santuario debía renunciar completamente a su condición de mujer, dedicándose por entero al entrenamiento, a la guerra y a proteger a la diosa como un caballero más, y como símbolo de esta entrega total debía portar una máscara de metal, para ocultar su rostro, así como su belleza, evidencia de su feminidad, además, ningún hombre debía ver el rostro de una amazona de Atenea, ya que esto significaba revelar a la guerrera oculta tras la máscara, y por ende el hecho de ser una mujer, esto era un insulto no sólo para la amazona, sino que también a la mismísima Atenea, insulto que sólo podría ser aplacado si la guerrera mataba al hombre que vio su rostro, o aceptando su condición de ser mujer y amarlo fuese correspondida o no.
Esta tradición ha permanecido intacta por siglos, muchas reencarnaciones de la divina Atenea han pasado por el trono del Santuario, al igual que muchas guerras santas, y a pesar de que los tiempos han cambiado, así como la opinión sobre el rol de la mujer en muchas sociedades a nivel mundial, la máscara de las amazonas aún continúa ocultando los bellos rostros de quienes juran eterna fidelidad a la diosa de la sabiduría".
