Acabemos con el villano.
Y entonces un profundo grito rompió la paz generada por el silencio:
¡Albert no!
Una hermosa señora rubia corrió para asir en el aire a su pequeño hijo que, con una toalla atada al cuello en forma de capa y blandiendo el palo de una escoba, que para él era el más poderoso de los sables, había subido a lo alto de un armario ayudado por un sofá y, haciendo la representación más tierna de su super héroe favorito, se lanzó a la velocidad del rayo contra su acérrimo archienemigo el gato negro, quien haciendo gala de su malicia le había robado su fuente de energía, un delicioso sándwich de atún y había destrozado con sus malévolos poderes su súper Albert-móvil, un bello automóvil negro de carreras de alrededor de cinco centímetros.
El asombro del niño fue total al sentirse volar, su madre había llegado a tiempo para rescatarlo de una fuerte caída y ahora lo ayudaba a perseguir al villano de esta historia. Entre risas, carreras y brincos súper Albert y su súper mamá, lograron salir airosos de la fiera batalla, recuperaron su energía con un delicioso sándwich y reconstruyeron con extrema paciencia el Albert-móvil.
Fin.
