Waazzaaaa!!

En esta ocación me voy volando sobre una aspiradora y llego al mundo mágico de Rowling para traer a ustedes este pequeño fic que será de 13 capítulos y que espero sea muy, pero muy tenebroso, si no pueden dormir después de leer este fic, estaré completamente complacido, así que, a leer gente.

Disclaimer: Harry Potter y los personajes de esa historia no me pertenecen, sino a J. K. R. ( y me perdonará, pero su final fue excesivamente mediocre, hell yeah tenía que decirlo o explotaría ).
Por otro lado Aikanáro Merenwen sí me pertenece y le cortaré los dedos anulares a cualquiera que ose utilizarlo sin mi concentimiento por escrito, así que no lo hagan o sean discretos.
En este fic, tuve la ayuda de
Mythical Darkness quien aceptó ser mi Beta-Reader
(cuando me entere como poner bien un link, lo pongo)

Enjoy.


Harry Poter y El Sacrificio

Miedo

(Capítulo 1)

Era presa de el y difícilmente podía pensar en otra cosa que no fuera Harry y el profesor Dumbledore. Ella y Ron sabían que ambos habían ido muy lejos en busca de uno de esos horribles Horrocruxes, que guardaban celosamente un trozo del alma de Lord Voldemort.

Por el momento no tenían otra cosa que hacer más que esperar y ahuyentar de sus pensamientos aquellos en los que veían a Harry y a Dumbledore fracasando en su misión, encontrándose de frente con el Señor Tenebroso, enfrentándolo valientemente y fallando en su intento por derrotarlo.

- Espero que vuelva pronto -pensó Hermione en voz alta. Ron se giró a mirarla.

- No te preocupes, el profesor Dumbledore está con él, no le pasará nada, después de todo, el profesor Dumbledore es mucho mejor mago que "Tú sabes quien".

- Tienes razón -concedió la chica, aunque notó nerviosismo en la voz de su amigo-, aún así tengo un mal presentimiento.

- Ya te lo dije, estarán bien.

- Lo sé -se estrujó las manos- y no son ellos por quienes estoy preocupada.

Era horrible, los minutos habían adquirido una extraña viscosidad y el tiempo se movía lentamente, con dificultad. Cada minuto que pasaba era de inmensa angustia, eran esos momentos en los que Hermione pensaba que quizá era verdad aquello de "la ignorancia es dicha".

Esperaban y vigilaban.

Algo no estaba bien, pero no era sólo eso. Sabía bien que los aliados de Voldemort habían planeado algo para esa noche, el Señor Tenebroso tan sólo necesitaba dar la orden para que sus Mortífagos atacaran el castillo y asesinaran a cualquiera que se les pusiese enfrente antes de llegar a Albus Dumbledore. Lo sabía bien, porque él había estado junto con Voldemort cuando este decidió que ya era hora de hacer algo.

Esperaba.

La Orden del Fénix tenía la seguridad que Voldemort y sus mortífagos atacarían esa noche. Él había puesto sobre aviso a Dumbledore, quien a su vez pidió a los integrantes de la Orden estar alertas por cualquier intento de ataque. Por supuesto, el entrometido de Potter pensaba que Malfoy tramaba algo relacionado con el Señor Tenebroso, por lo que dispuso a sus amigos a vigilar. "Tontos" pensó "como si tuvieran idea a lo que están intentando enfrentarse".

Con su pequeño grupo de amigos vigilando los pasillos vacíos de la institución, Potter únicamente lograba entorpecer y aumentar la dificultad de la misión, que como siempre, tan sólo pretendía llamar la atención, como si no fuera suficiente que el mago oscuro más poderoso de todos los tiempos lo persiguiera para terminar con lo que había iniciado hace mucho tiempo.

Esperaba.

El silencio en las mazmorras esa noche no era como en todas las demás. El ambiente era tenso y podía sentirse que algo andaba mal literalmente; el aire poseía un olor extraño, agrio, molesto. El ataque ya había demorado demasiado, seguramente el incompetente de Draco había cometido una estupidez y ahora toda la operación se había ido al carajo.

No esperaría más. Se puso de pie con un movimiento brusco y se dirigió a la puerta, saldría y vería qué era lo que estaba sucediendo; primero iría a ver al estúpido de Malfoy, después… ya decidiría.

En cuanto puso una mano en el pomo de la puerta, sintió una extraña electricidad recorriéndole el cuerpo, supo entonces que pasaría algo no contemplado en los planes.

Abrió la puerta de golpe y casi se va de espaldas. Lo primero que vio fue un rostro tremendamente pálido, cansado y viejo.

- Severus… -susurró Dumbledore en medio de la agonía que la poción que había bebido en la cueva le estaba provocando.

- ¡Necesita ayuda! -gritó Harry.

Al profesor Snape le tomó unos segundos componerse de la impresión provocada por el pálido rostro del director, se hizo a un lado para permitirles el paso y ordenó a Harry despectivamente.

- Rápido, al sofá.

Albus entró ayudado por Harry y tomó asiento en el sofá mientras Snape miraba en ambas direcciones del pasillo para asegurarse de que no había nadie cerca y que nadie los venía siguiendo.

- ¿Se puede saber qué hiciste esta vez, Potter? - inquirió en tono acusador el profesor Snape, cerrando la pesada puerta de la mazmorra detrás de él.

- ¡Yo no hice nada! -replicó el muchacho, enfrentándolo furioso, ¿por qué siempre él debía de tener la culpa de todo, según Snape?

- Severus, por favor -pidió Dumbledore con un susurro quejumbroso.

Sin decir nada, el profesor Snape se acercó hasta su armario lleno de muchos frasquitos con etiquetas diferentes, el contenido de estos también variaba de colores y niveles de llenado en cada frasco.

- En la… -comenzó a decir Harry pero se detuvo, fuera de la puerta se escuchaban pasos. Por un momento los tres dentro de la mazmorra guardaron silencio, la mirada clavada en la puerta.

"No maldita sea, ahora no" pensó Snape.

La puerta se abrió estrepitosamente y por ella entraron Ron y Hermione, con las varitas en alto y rostros asustados.

- ¡Ni se te ocurra moverte! -amenazó Ron al profesor Snape-. ¿Estás bien Harry?

- ¡Profesor! -gritó Hermione al darse cuenta del terrible estado en el que Dumbledore se encontraba. Haciendo caso omiso a la presencia de Snape y a que este podría ser peligroso, corrió hasta donde el director se encontraba para mirarlo de cerca-. ¿Se encuentra bien? -preguntó en tono doloso.

- La verdad no, señorita Granger -respondió el anciano con voz en susurro-, agradezco su preocupación, y les pediría a ti y al joven Weasley que dejaran de gritar, hacen que me duela la cabeza.

- Harry, ¿qué sucede? -Preguntó Ron, aún apuntando con su varita al profesor Snape.

- Te lo contaré después, ahora baja la varita y cierra la puerta.

- Vaya, el señor Potter también sabe dar ordenes, una más para la lista de cualidades -comentó Snape con sarcasmo, sin dejar de buscar una poción en su armario.

- Severus -se quejó Dumbledore-. Joven Weasley, por favor cierre la puerta.

Ron obedeció, pero sin bajar la varita, ni quitándole los ojos de encima a Snape. Podía engañar a todo el mundo, incluso a Dumbledore, pero él no era tan estúpido como para creerse esa mentira de que apoyaba a la Orden del Fénix, por supuesto que no bajaría la varita.

- ¿Cómo supieron que estaba aquí? -interrogó Harry a sus amigos.

Sin decir palabra, Hermione sacó el mapa del merodeador de su túnica y se lo devolvió.

- ¿No sucedió nada? -preguntó Harry tomando el mapa y abriéndolo.

Hermione y Ron intercambiaron una mirada de desconfianza y después la clavaron en la nuca de Snape.

- No se preocupen por lo que pueda escuchar el profesor Snape -dijo Dumbledore dándose cuenta de que ninguno quería decir nada en presencia de él.

- Bueno -comenzó Hermione-, como puedes ver, Malfoy está donde no debería de estar.

Harry miró el mapa y la mota de tinta con el cartelito de "Draco Malfoy" estaba en la sala común de Slytherin.

- Por un momento lo perdimos -continuó diciendo Ron-, pensamos que estaría en la sala de los menesteres y fuimos hacia allá.

El profesor Snape sacó un pequeño frasco del armario y se dio vuelta. Ron, quien había bajado la guardia en ese momento, volvió a apuntar al profesor con su varita.

- Ten cuidado, podrías lastimarte con eso -espetó Snape sin prestarle mucha atención y se acercó a Dumbledore.

- ¿Qué está haciendo? -Inquirió Ron sin recibir respuesta.

- Por favor -pidió Dumbledore-, deja que el profesor Snape haga lo que debe de hacer y ustedes dos terminen de contarnos qué fue lo que pasó.

Harry, Ron y Hermione intercambiaron una mirada de desconcierto, pero después decidieron hacer caso al director.

- Estuvo dentro tan sólo un par de minutos -continuó diciendo Hermione sin perder de vista el frasco y las manos de Snape-, después salió de allí solo y sin nada, quizá dejó algo dentro, pero lucía decepcionado y molesto, realmente molesto.

- Suponemos que no encontró lo que buscaba -comentó Ron distraido.

- ¿Tienes idea de lo que pudo haber ocurrido, Severus? -Preguntó Dumbledore antes de aceptar la poción que Snape le ofrecía.

- Quizá no obtuvo lo que quería -respondió Severus, Dumbledore meditó un poco y después aceptó la poción.

- ¿A ustedes cómo les fue, lo encontraron? -preguntó Ron, olvidándose momentaneamente que lo que habían ido a hacer Harry y Dumbledore era un pequeño secreto.

- Sí -respondió Harry olvidándolo también. La alegría de haber conseguido lo que fueron a buscar lo cegó, en esos momentos no quería otra cosa más que compartirlo con sus amigos. De su bolsillo sacó el medallón, ahora que lo miraba bajo las luces que iluminaban la mazmorra de Snape, no lucía como el medallón que había visto en el pensadero.

Sin pensar en los conjuros que deberían estar resguardando el alma desgarrada de Voldemort, lo abrió. En el interior había un trozo de papel, lo sacó para ver su contenido.

Estimado señor "cómo se llame";
Quiero que sepa que he encontrado el trozo
de su pútrida alma lacerada y lo he tomado conmigo
puesto que me ha parecido interesante reunir los siete trozos.
Le advierto que si no le presta mayor atención a los trozos restantes,
su alma será mía sin dificultades, por lo que le aconsejo
hacer mi búsqueda más difícil, de lo contrario me parecerá usted
un tipo bastante aburrido.

A.M.


30/09/08

''Dedicado especialmente para
la Maldita de Zely
''

«-( H.S )-»™