Disclaimer: Todos y cada uno de los personajes y nombres descritos de aquí en más son de la original obra de J.K. Rowling.
Como arena y mar
Capítulo uno:
La sombra
Y un vacío me atrapó, y luego sentí el frío del mármol de las escaleras pegarse a mi espalda. Había caído, y esta vez había sido muy bajo.
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Abrí las cortinas de mi habitación aún bostezando. El resplandor del sol golpeó mi cara aquella mañana de otoño. A mis ojos les costó adaptarse a la nueva luz. Me desperecé un poco más y entré en la ducha. El agua caliente relajó tanto mi cuerpo que me dieron ganas de quedarme allí toda la mañana. Pero no podía darme el lujo de hacerlo, debía ir a clases y ya me estaba retrasando para ir a tomar el desayuno.
La mañana transcurrió tranquila, casi impasible. Al ser las primeras semanas de clases, los profesores solo nos estaban probando. Querían saber cuánto recordábamos del año anterior. Mis compañeros y sus mediocres intentos… todos fallidos obviamente. Para mí, era todo pan comido, pero no quería alardear aunque pudiera. Herbología, Transformaciones, Encantamientos; todas se dieron de una forma tan calma y a la vez habitual para mí. Deseaba los desafíos, las corridas, los exámenes… parecía que nunca llegarían.
A pesar de mi tranquilidad, no pude dejar de notar un par de ojos celestes seguidos de una mata de pelo rubio tras de mí, escabulléndose en algún pasadizo, en alguna armadura, para que no lograra descubrir quién era. Transformó mi tranquilidad mañanera en inquietud durante la tarde. No sabía quién era el dueño de cierto par de orbes claras, aunque había algunos candidatos. Le temía, por decirlo de alguna manera, pero por suerte, podría mantenerme junto a Ronald y Harry mientras los ojos estuvieran al acecho. Aunque realmente no esperaba que hicieran algún movimiento para finalmente encontrarse con los míos.
Entre una cosa y la otra, mi día se pasó rápido. No teníamos muchos deberes, aunque parecía entreverse que aquel año, mi sexto en Hogwarts, no sería nada fácil. Como era casi costumbre, me escapé a la torre más alta aquella noche, a la torre de Astronomía. Siempre lo hacía después de la cena y cuando no tenía muchas cosas que hacer. Ese fresco anochecer me concentré en organizar mi semana. Me distraje tanto pensando en la pila de pergaminos que debería escribir al final de la semana, que no noté la fija mirada de un acompañante.
— ¿Qué haces aquí Granger? –preguntó una voz gruesa. Me giré y entorné mi mirada, para descubrir a Draco Malfoy apoyado en el marco de la puerta.
Que el muchacho estaba distinto aquel año era cierto. Harry insistía en que ahora formaba parte de las filas oscuras, que ya era un mortífago. Yo estaba convencida de que aquello era una estupidez. Pero él sí había cambiado. Se lo notaba pálido aquella noche, ojeroso, de una forma extraña, casi fantasmal. Incluso, parecía distraído, ausente, como si realmente no estuviera allí.
Sin decir una palabra, me incorporé y me retiré, pasando demasiado cerca de su cuerpo gutural.
