El héroe de Paris la persigue a Ladybug. En sueños, en la realidad, siempre, siempre queriendo alcanzarla, aunque nunca puede atraparla. No pudiendo obtener su amor, no importando cuantas veces lo intente.
Su bichito se escapa y el gatito no puede capturarla.
Así es. Y el minino sigue, sigue sin rendirse, intentando impresionarla, enamorarla. Porque él cree firmemente que el destino de Chat Noir es estar con Ladybug, pero a medida que el tiempo pasa. Se replantea su creencia.
No lo hace una ni dos... Lo hace todos los días en que su Lady no acepta su rosa.
Y son muchas. Muchas veces.
Veces en que piensa que el destino de Chat Noir, al final es siempre perseguir a Ladybug. Sin poder alcanzarla.
En la anterior, en esta y en la siguiente vida.
Siempre persiguiéndole, siempre intentando capturarla. Intentando. Únicamente intentando. Porque al parecer el destino de Chat Noir y Ladybug no es estar juntos.
Siendo al final una idealización, un deseo, un anhelo por parte del felino. Uno que dio por hecho y que no fue más que una fantasía.
Las estaciones pasan y más se aferra a su último pensamiento.
Lo que no sabe es que aunque el destino de Chat Noir este trazado como el de Ladybug. El destino de Adrien Agreste aún no estaba escrito y él debería darse cuenta que una chica posicionada detrás de él siempre lo ha estado mirando.
