Amigos

Ese día Kurapika había salido temprano a recorrer las calles de York Shin. No vestía su habitual traje de la tribu kuruta, pues no quería llamar la atención de los transeúntes. Sin embargo eso no impidió que algunas jóvenes se detuvieran a mirarlo al pasar, aunque él no lo notara. Pasó a una librería y compro algunos libros. Pasó a un café, y observó el entorno durante largas horas, mientras el sol apenas se asomaba tímidamente entre unas nubes negras. Entonces pensó en el examen del cazador como algo muy lejano en el tiempo, y todos los eventos ocurridos con el Genei Ryodan atravesaban su mente en forma de imágenes ajenas, como en una película. Incluso el hecho de haber asesinado a alguien,… y al pensar en ello su puño se cerraba fuertemente contra su pecho. Aun así solo habían transcurrido unas semanas desde aquellos sucesos, y este era el primer día que salía del lugar donde se estaba recuperando de sus heridas. Leorio se había ido hace un par de días atrás para estudiar, y Gon y Killua estaban en algún lugar seguro siguiendo la búsqueda de Jing. Pensó en todo lo que habían retrasado ellos para ayudarlo, y entonces un sentimiento extraño lo invadió, una mezcla entre culpa y gratitud. En ese momento decidió visitar a Leorio para agradecerle.

Con su licencia de cazador y su astucia rastreo fácilmente la ubicación de Leorio. "realmente eres descuidado" dijo para sí mismo un poco decepcionado de su amigo, pero también se alegró de encontrarlo. Para su sorpresa, Leorio no volvió a su pueblo natal como él había pensado, sino que arrendaba un pequeño departamento en un barrio de la ciudad. Cuando Kurapika entró al edificio, le pareció que no había mucha gente residiendo ahí, y la mayoría eran ancianos. "Claro, es un lugar tranquilo para estudiar" pensó mientras subía por el ascensor.

Una vez ahí llamó a la puerta 2 veces, pero nadie respondió. Volvió a golpear, esta vez fuertemente, y se escuchó una voz que venía desde lejos, y que no sonaba del todo como Leorio

-¡estoy ocupado! No me molesten-

-¡Leorio! Soy yo- gritó Kurapika para que lo escuchara

Hubo un silencio, y después de unos instantes la puerta se abrió unos centímetros, dejándose ver apenas el rostro de Leorio, quien lucía sorprendido pero sin energía.

-¿Kurapika, que haces acá? Deberías estar descansando. Lo siento pero estoy un poco ocupado, podrías volver otro día-

-¿esa es forma de recibir a un amigo?- respondió el firmemente- hazte a un lado, voy a entrar-

-oye espera, te digo que no…- y de pronto la fuerza que impedía abrir la puerta desapareció, y se abrió de par en par. Kurapika pudo ver en su amigo una expresión de dolor y cansancio, y al segundo después se desplomó sobre él, quien de no haber reaccionado rápidamente habría caído con él al suelo.

-¡Leorio! ¿Qué te sucede? ¡Leorio, Leorio! ¿Me escuchas?- pero yacía inconsciente en sus brazos, respirando agitadamente. Observó su torso desnudo y empapado en sudor, y se percató de que la temperatura de su cuerpo estaba altísima. Se las arregló para llevarlo hasta el sillón que había en la sala de estar, y sacó rápidamente su celular para llamar a una ambulancia. Pero a un segundo de marcar se detuvo…"si llamo ahora nos expondremos a un ataque, pues nos hemos hecho muchos enemigos. Eso es más peligroso que cualquier cosa. Debo ingeniármelas para ayudarlo solo". Guardó su teléfono, y comenzó a buscar con la mirada algún botiquín de emergencias, pero el lugar era un caos "vamos Leorio, eres un doctor, debes tener medicina en algún lado ¿Qué haría el si fuera yo en esta situación? Ya sé, primero agua, y tratar de bajar la temperatura, después algo para aliviar el dolor". Buscó en la cocina un recipiente para llenarlo con agua y una toalla, y una vez mojada la puso sobre su frente. "No es suficiente". Buscó entre medio del desorden y encontró el maletín que Leorio siempre llevaba consigo, y encontró varias frascos con píldoras que no reconocía, y las leyó todas: "antipirético… recuerdo haber leído que esto servía para la fiebre". Sacó una de las píldoras y la disolvió con agua en una cuchara, y se la dio a beber a su amigo que seguía inconsciente. No sabía cuánto tardaría en hacer efecto, ni si tendría realmente efecto, y mientras tanto solo podía esperar y mojar con la toalla su rostro y su cuello. Comenzó a sentirse cansado, y decidió sentarse al lado del sillón apoyando en el su espalda, por si se quedaba dormido podría sentir si Leorio se despertaba.

Después de dos horas Leorio abrió sus ojos, pero aún estaba mareado por el calor, y el dolor de cabeza no le permitía ver claramente. Solo vio una figura menuda y rubia que le daba la espalda, y dentro de su alucinación imaginó a una sexy enfermera que lo cuidaba en el hospital, y aun enfermo, tenía las fuerzas para aprovecharse de la situación, acareando su trasero.

-¡ah!- Kurapika se despabiló instantáneamente- qué crees que estás haciendo maldito pervertido…- y cuando se dio vuelta para darle un buen golpe, se arrepintió al ver que su amigo ahora dormía plácidamente, y que se había borrado de su rostro todo el dolor. Kurapika suspiró- me alegra que te hayas recuperado, idiota- y después de eso volvió a su posición y cerró los ojos.

….

Al día siguiente cuando Kurapika abrió los ojos se encontró con un techo desconocido. Lo despertó un olor a café y pan tostado, y un sinfín de aromas que no reconocía. Cuando se sentó para levantarse se dio cuenta que estaba durmiendo en el sillón, y que ese olor provenía de la cocina. Vio a Leorio en pie y con un delantal preparando el desayuno.

-¡oh ya despertaste! Buenos días-

- b-buenos días- dijo Kurapika aun medio dormido. Observó con detención el desayuno que preparaba, pues no tenía idea de que su amigo tuviera tanto talento para la cocina…"espera un momento, ¿que estoy haciendo?"

-¡eh!- dijo exaltado señalando a Leorio- ¿Qué crees que haces en pie?

-¿hm?- Leorio lo miro extrañado- desayuno, ¿no es obvio?

Kurapika se acercó lentamente y con un aura amenazante, comenzando a enfadarse.

-hey hey, tranquilo, ya estoy bien. En serio, además soy doctor no necesito que me cui…-

Kurapika posó violentamente su mano sobre su frente, y sintió como ardía hasta casi echar humo

-VETE A DORMIR- y de un solo golpe lo mando a la cama

- me siento peor que antes- dijo Leorio desde su cuarto, resignado.

En una bandeja Kurapika puso el desayuno que su amigo había hecho, y lo llevo a su cama.

-en serio eres increíble- dijo mientras se sentaba en la cama a su lado- siendo doctor me extraña que no sepas cuidarte

-deja de molestar –dijo a regañadientes mientras daba un mordisco a los huevos revueltos. Hizo una pausa para tragar- Pero me alegra que hayas vuelto a la normalidad.

-Leorio… tú, Gon y Killua me ayudaron, aplazaron muchas cosas. Todo este desorden, y la falta de tiempo para estudiar, es mi culpa. Lo siento, y gracias

- no seas ridículo, no necesito tu agradecimiento. Si no, ¿para qué están los amigos? Además, ¿tú no tienes cosas pendientes también? ¿Qué esperas? Aún quedan miembros de…

-Leorio. Voy a quedarme aquí unos días- lo interrumpió

-¿eh? De ninguna manera-

-¿y por qué no?-

-porque no-

-esa no es respuesta-

-esta es mi casa y digo que no- dijo cruzando los brazos

-¡esta es tu casa pero nadie puede vivir en este desorden! No sabes cuidarte-

-¿yo no sé cuidarme? ¡Tú tampoco! Menos me vas a cuidar a mí-

-al menos lo hare mejor que tu-

Kurapika se había puesto de pie y lo miraba fijamente a los ojos con expresión decidida, de brazos cruzados. Leorio lo miró unos instantes, y luego suspiro. El tiempo le había enseñado que era imposible discutir con él.

-está bien haz lo que quieras- dijo apartando la vista, y su amigo sonrió. Luego lo miro seriamente- Pero en serio, ¿qué harás con el resto del Genei Ryodan?-

- el odio y la ira aun no me abandonan. Pero esta vez quiero tomarme las cosas con calma. Hay otras cosas importantes también- dijo mientras las cadenas de su mano temblaban, y cuando termino de hablar, cerró los ojos y estas desaparecieron.

Leorio lo miro con alivio, y luego prefirió cambiar de tema - en realidad yo estoy estudiando para postular a una beca en otro país, y continuar mis estudios como doctor. La prueba de admisión es en un mes más, y he estado estudiando tanto que a veces paso las noches de largo, y con el frio que ha hecho estos días creo que bajaron mis defensas. Además, al parecer me agarré algún virus. Por eso no quería que entraras. Pero ya he tomado los antibióticos necesarios, así es que no hay peligro-

-entonces está decidido. Te ayudare durante estos días para que puedas estudiar. Pero primero, debes descansar unos dos días más, y no me porfíes-

-sí, si- dijo Leorio agitando sus manos.

…..

Los dos días pasaron rápidamente, y Leorio no desobedeció. El resto de la semana Leorio pasó sentado en su escritorio leyendo y escribiendo, mientras Kurapika ordenaba y limpiaba todo el departamento. Salía nada más que para comprar, y se encargaba de cocinar, aunque sus esfuerzos terminaran en un fracaso. Simplemente no tenía la habilidad para cocinar de Leorio, y sin embargo él comía de todas formas todo lo que preparaba. Leorio no se detenía más que para comer e ir al baño, y cuando Kurapika lo obligaba a ir a acostarse.

-suficiente por hoy Leorio-

-¡pero aun no termino esta unidad! Solo unas horas más-

-¡son las tres de la madrugada! ¡Ve a dormir ahora! ¿O quieres enfermarte de nuevo?

- está bien, me iré a dormir, pero solo si esta noche duermes tú en la cama y yo en el sillón-

-no-

-¿y por qué no?-

-¡porque te conozco y vas a levantarte a estudiar de todas formas cuando yo me duerma!-

-n-no, no estaba planeando eso-

-además, esta es tu casa y es tu cama, y necesitas mucha más energía que yo para estudiar. Es lógico que deberías descansar de la manera más óptima-

-pero aun así no puedo dejar que duermas en el sillón-

-no entiendo cual es tu problema-

Leorio lo miró sin saber que decir. Por más a veces pareciera mujer, Kurapika seguía siendo hombre, y Leorio no podía decirle que era poco caballero dejarlo dormir ahí. No sin recibir una paliza por decirle que parece mujer.

-contéstame… no me digas que ya te estas imaginando cosas raras-

-olvídalo, me iré a dormir-

"maldición, es como si fuera mi mama, o una esposa histérica" pensó para si Leorio cuando entró al baño antes de acostarse. Se sintió extraño pensando esto. "Debo dejar de referirme a Kurapika como una mujer. Después de todo es un hombre igual que yo. Aunque… ahora que lo pienso, jamás lo he visto desvestirse. Eso es extraño, entre los hombres no hay pudor. Me pregunto…".

Cuando salió del baño vio a Kurapika durmiendo plácidamente en el sillón, solo con una camiseta delgada, y lo invadió la curiosidad. "En qué estoy pensando" sacudió su cabeza de lado a lado, como para que se desvanecieran sus pensamientos. "pero, solo una vez…". Se acercó lentamente al sillón, tratado de no hacer ningún ruido. Y una vez que estuvo lo suficientemente cerca como para tocarlo, dudo unos momentos para observarlo "nunca me había percatado de que era tan lindo" dijo para sí mismo sonrojándose. "!QUE DIABLOS ESTOY PENSANDO!" dijo agarrándose la cabeza "pero, necesito salir de esta duda". Y lentamente comenzó a subir la camiseta de su amigo, hasta descubrir completamente su torso. Al encontrarse con un firme pecho de hombre suspiró, de cierta forma decepcionado, pero también algo aliviado de poder dejar de pensar cosas extrañas. Después de todo, seguía siendo Kurapika, su mejor amigo. Aun así, algo le impidió moverse de esa posición. Aunque sabía que era hombre, no podía evitar querer sentir su piel, pues se veía tan suave, que tuvo que acariciar su pecho. Kurapika hizo un leve sonido, y él se exalto, retrocediendo rápidamente.

-¿Leorio?-

-eh…buenas noches, venía a buscar un vaso de agua. Adiós- y nervioso se fue a dormir

-hmmm.. Estaba teniendo un sueño extraño… muy extraño. Estaba Leorio pero…No puede ser- dijo levantando una ceja- bueno, por algo son sueños nada más.

Continuara…