Esta historia hace uso de varios de los clichés mas gastados en el sitio, sin embargo, pretende alejarse lo mas posible de sus habituales malos hábitos.

Niego completamente cualquier clase de derechos sobre HP o su mundo.


Prólogo: Un León en el parque

Harriett recargó su espalda contra el tronco de uno de los árboles del parque y aspiro profundamente, tratando de recuperar el aliento mientras el sudor escurría por su frente.

―¡Vuelve acá fenómeno! ―tronó la voz de Dudley, provocando que sus hombros se tensaran, asomo su cabeza por uno de los lados del tronco y trató de mirar por encima de los empañados cristales de sus gafas.

Dudley, Piers y Malcolm estaban dando vueltas por la zona, estirando sus cuellos en una pobre imitación de la tía Petunia, Harriett presionó su mano sobre el moratón en su hombro izquierdo, pero la retiró de inmediato con un siseo dolorido, su primo se había excedido esta vez.

Su deporte favorito, «La caza de Harriett», se había vuelto mucho más agresivo desde que tío Vernon le había dado la segunda habitación de Dudley, ahora casi podía considerarse un deporte extremo, no para él o sus amigos por supuesto, pero podía asegurar que lo era para ella.

Suspiró sin dejar de mirarlos, casi desearía poder volver a la alacena, no le importaría pasar el resto del verano encerrada si eso la salvaba de los golpes de Dudley, pero claro, estar encerrada significaba que tampoco podría obtener una de aquellas extrañas cartas...

―¡Hola! ―oyó Harriett tras ella, su cuello se volvió como un látigo y sus ojos se clavaron en la persona de la que venía la voz, un niño castaño, de ojos marrones; un grueso tomo bajo uno de sus brazos.

―Parece que esos chicos te están buscando, ¿no? ―preguntó con una sonrisa de lado a lado de su cara y ella sintió que su corazón se detuvo por un segundo.

Cosas así ya habían pasado antes, hace año y medio, Harriett se había estado escondiendo de Dudley tras el contenedor de basura de las cocinas del colegio, y entonces Daniel Grint la había visto, le había sonreído, y entonces había gritado, "¡Hey Dursley, la nido de pájaro esta aquí!". Dudley también había sido especialmente duro aquella vez, le había enfadado no haber sido capaz de encontrarla por su cuenta, no quería pensar en lo furioso que se pondría esta vez si este chico la delataba.

―¡Por favor! ―Harriett susurró con un tono de urgencia en su voz―, ¡No le digas que estoy aquí, te daré lo que quieras, pero no le digas!.

-Su sonrisa vaciló, pero eso no le impidió pasarle de largo y avanzar hacia ellos. ―¡Oigan, ustedes! ―grito, Dudley y el resto de su banda voltearon a verlo. Harriett se congelo.

―¿Están buscando a esa chica de gafas circulares? ―Su primo y sus amigos se miraron entre ellos, aparentemente procesando la pregunta del castaño, y Harriett pensó que si no se estuviera muriendo de miedo, posiblemente se reiría de sus caras. Pocos segundos después, Malcolm asintió por el resto del grupo.

―¡Se donde está! ―Dijo el castaño, y su sonrisa se restableció, Harriett pensó en levantarse y empezar a correr, pero eso también lo haría peor una vez que la atraparan, así que cerró los ojos y se dispuso a esperar― ¡La vi corriendo hacia la entrada norte del parque hace unos segundos!

Estaba perdida, ¡Dudley iba a… iba a… ¿¡Que!?

―¿Estás seguro? ―oyó la voz de Gordon? ―Habría jurado que la vi esconderse por aquí.

―Completamente.

Dudley frunció el seño y apretó los labios, pero asintió en dirección al castaño y comenzó a correr en la dirección que le había indicado, y rápidamente toda su pandilla comenzó a seguirlo.

Harriett dejó escapar el aire que no sabía que había estado conteniendo y volvió a recostarse contra el tronco del árbol. Puede que no tuviese ni idea de por qué aquel chico no la había delatado, pero sin duda no iba a quejarse por ello.

―Vaya, si que parecía enojado ese tipo, ¿No?― Preguntó sonriendo mientras caminaba en su dirección de nuevo.

Harriett le miró intensamente. Ahora que la adrenalina bajaba y su cabeza no se quemaba buscando formas de huir de su primo no podía evitar notar que algo sobre él le parecía familiar, sin embargo, no recordaba haberlo visto antes.

―¿Está todo bien? ―Dijo ya sin sonreír― Te ves algo pálida.

―¡Ah!, claro, gracias ―contestó mientras se levantaba y sacudía la tierra de sus holgados pantalones.

―¿Quiénes eran esos chicos?, apuesto a que a sus padres no les hace gracia que persigan a las niñas por el parque.

―A ellos no les importa ―lo cortó Harriett rápidamente―, al menos no si solo me persiguen a mí.

El castaño pareció notar que se sentía incomoda hablando de ello y decidió cambiar tema ―Mi nombre es Leontes Connor, pero mis amigos me llaman León; puedes llamarme León―, dibujo una nueva sonrisa y cambio el grueso libro que llevaba bajo el brazo izquierdo a la mano contraria para estrechar la mano de Harriett.

Ella se sintió sorprendida y algo desorientada, pero igual devolvió el gesto, no recordaba haber tenido un amigo antes y no iba a perder la oportunidad.

―Harriett Potter ― contesto, las pupilas de León se dilataron de forma casi imperceptible.

―¿Te refieres a Harriett Potter?, ¿La Harriett Potter?― Su voz sonaba ligeramente emocionada.

―¿Famosa? ―preguntó con voz insegura―, no lo creo, si fuera famosa mis tíos me mandarían a programas de TV y eso, tú sabes para hacer dinero conmigo.

El la miró largamente y luego preguntó ―¿Puedo ver tu frente?

No sabía porque le preguntaba aquello, pero tampoco iba a negarse, la única razón por la que cubría su frente era porque tía Petunia decía que aquella horrible cicatriz la hacía aun más horrible a ella de lo horrible que ya era.

Descubrió su frente con la mano izquierda y alzo un poco la cabeza, la mirada de León se clavó en el rayo marcado a fuego en su piel. Harriett comenzó a inquietarse. ―¿Ocurre algo?―

―Realmente eres tú…― Parecía sorprendido

―Bueno, ¿quién esperabas que fuera?, ¿la Reina?

El chico tomó su mano derecha y coloco el pesado libro en ella, Harriett casi sintió que se le caía el brazo; ella lo giró para poder ver su cubierta e inmediatamente sus ojos se abrieron grandemente al notar el escudo, el mismo que había visto en las cartas que llegaban cada día a casa de sus tíos, bajo el estaba escrito lo que parecía ser el titulo en letras doradas de tipografía enrevesada: «HOGWARTS: UNA HISTORIA».

León miró su muñeca y Harriett advirtió por primera vez desde que lo había visto que llevaba reloj.

―Nos vemos Harriett, prometí a mi prima Hermione que nos veríamos hace diez minutos ―Exclamo y salió corriendo―, ¡Devuélveme el libro el primero de septiembre!―

―¡Espera! ―Grito Harriett en cuanto la impresión le permitió hablar, pero para ese momento León se encontraba ya fuera de su limitada vista, y ella se hallaba sola en mitad del parque con un extraño y pesado libro entre las manos.


Hace años que no escribía un fanfic; en ese aspecto me siento algo oxidado, pero no he parado de escribir durante todo ese tiempo, y siento que esta vez tengo algo de mucha mayor calidad para ofrecer, tratare de actualizar cada dos semanas, con capítulos de 1500 a 3000 palabras.

Espero que disfruten leyéndolo tanto como yo al escribirlo.