¡HOLA A TODOS!

¿Cómo están?, espero que muy bien y felices. ¡HE AQUÍ MI TERCERA HISTORIA!, lo hago de una de las parejas que más me gustan (los que han leído mi segundo fic entenderán un poco) que es el FraIn.

Disclaimer (1): Hetalia no me pertenece, es obra de Hima-papa quien es un amor al crear esto... pero, si lo fuera, haría más combinaciones de parejas que nadie XDDD

Disclaimer (2): La canción mencionada en este fic pertenece a su respectivo autor que mencionaré más abajo.


Francis Bonnefoy es un chico de 25 años, que por una buena oportunidad de trabajo, decidió ir a España para obtener su ascenso tan merecido en una compañía de modas que se ubicaba en todo el país y su central de operaciones se encontraba al centro de la ciudad de Madrid. Su trabajo era ser el gerente general.

Como todos las mañanas, él se levanta a las 06:00 am para comenzar su arduo día, primero se baña con un extraño ritual de belleza, para después vestirse y preparar el desayuno, aquí es cuando se levanta su hermosa novia Alice Kirkland, quien decidió acompañarlo a España porque ella también recibió un trabajo junto con su novio.

-Buenos días, querida.- dice animadamente el francés, mientras le sirve su desayuno.

-Sí, buenos días Francis.- sonríe la inglesa, mientras toma su taza con té y la lleva a su boca.

Podríamos decir que su relación con la chica es bastante peculiar, porque ellos no son de esas parejas cariñosas y melosas, pero casi 3 años de relación confirmaban que debían estar juntos. Lo que la pequeña inglesa de 22 años no sabía, era que Francis hace mucho tiempo que está planeando pedirle matrimonio, aunque lo único que faltaba era el anillo de compromiso.

-¿Salimos a cenar esta noche?- preguntó un poco nervioso el francés.

-Claro, pero recuerda que hoy salgo tarde.- suspiró ella, mientras comía una tostada y fijaba su vista en el reloj colgado en la pared del comedor.- ¡Mierda, llegaré tarde al trabajo!- corrió al baño a tomar una ducha rápida, mientras su novio revisaba las noticias matutinas en el diario y bebía un sorbo de su café.

La verdad es que el francés a pesar de odiar que la inglesa casi no pasara tiempo con él, desde que tomó ese trabajo, la amaba demasiado como para objetar al respecto. Suspiró sonoramente y siguió revisando el periódico, cuando algo llamó completamente su atención, era un anuncio de una joyería que estaba en descuento.

"Genial, esta es mi oportunidad de comprar el anillo perfecto para mi Alice", pensó mientras arrancaba esa página y la guardaba en su bolsillo. En ese momento, apareció la inglesa, con su maletín de trabajo y las llaves del departamento que habían decidido comprar juntos.

-Me voy a trabajar.- murmuró con prisa, mientras abría la puerta y despedía al francés con la mano.

-Adiós querida, paso por ti a la oficina.- sonrió.

-Adiós.- le lanzó un beso y cerró la puerta.

Francis sonrió al aire y se levantó de la silla. Tomó la loza que ocupó en el desayuno y la lavó, luego se colocó su abrigo y salió del departamento directo a su trabajo.

Para la suerte del francés, su oficina quedaba a pasos de su departamento. Caminó hasta que se encontró con el edificio que en el piso 9 contenía su trabajo. Entró y saludó al guardia con una sonrisa, como lo hacía todos los días, subió al ascensor y marcó el 9. Cuando este abrió sus puertas, Francis salió y saludó a la recepcionista, una chica de cabellos cortos y pechos bastante grandes, su nombre era Katyusha.

-Buenos días, Kat.- sonrió.

-Sr. Bonnefoy, justo a tiempo.- la chica le devolvió la sonrisa.- Lo están esperando para una reunión muy importante.- dijo, mientras le entregaba unos papeles, con los detalles de la reunión antes mencionada.

-Gracias, linda.- guiñó su ojo e ingresó a la sala de conferencias.

Adentro lo esperaba su jefe, Gilbert Beilschmidt, junto a otros inversionistas como Kiku Honda y Heracles Karpusi, todos dirigiéndole una sonrisa. Francis les sonrió de vuelta y se adentró, mientras los tres mencionados se levantaban.

-Caballeros, les doy la bienvenida a esta reunión.- hizo un ademán de sentarse, mientras encendía el notebook y lo conectaba con el proyector para iniciar su presentación previamente hecha.

-Bueno Bonnefoy-san, ¿qué tiene para mostrarnos?- dijo Kiku, mientras miraba la presentación proyectada.

-Honda-san, lo que tengo aquí son los ingresos de las tiendas que operan en España, como puede ver…- señaló con un puntero el gráfico puesto.- estos son los nuevos números, que comparados con los meses anteriores, han aumentado considerablemente.- sonrió y siguió su presentación, con mucha satisfacción por los resultados obtenidos.

-Se ven números muy buenos, si sigues así, quizás te ascendamos nuevamente.- soltó el griego, mientras se acomodaba mejor en la silla.

La reunión siguió su curso normal, hasta que terminó. Francis salió agotado de esta, porque a pesar de haberse preparado, los inversionistas podían ser muy duros.

-Buena reunión Bonnefoy.- murmuró Gilbert, mientras caminaba a su lado a la cafetería.

-Gracias jefe.- sonrió el francés, mientras suspiraba.

-¿Cuántas veces te he dicho que no me digas jefe?- rió el alemán, con su risa peculiar.- Solo dime asombroso Gil.

-No puedo tratar así a mi superior.- murmuró afligido por la posición en la que se encontraba.

-Tranquilo, mi asombrosa persona confía en que si te doy la mano, no me tomarás el brazo.- volvió a reír.

-Gracias, asombroso Gil.- como le costó decir la última frase, no por qué fuese un problema para él, sino que por qué no le gustaba tomarse libertades innecesarias con sus superiores.

-De hecho te quería pedir, Francis, si querías salir a beber conmigo algún día.- sonrió su jefe, mientras se preparaba un café cargado.

-Claro, pero hoy no puedo.- sonrió el francés, mientras recordaba la cena después del trabajo.- Saldré a cenar con mi novia y le pediré matrimonio.

-¡Oh!, felicidades para ti y para esa chica.- dijo alegremente el alemán.- Aún recuerdo cuando le pedí a Anya que se casara conmigo, es un día inolvidable para mí.

-Vaya, no sabía que usted era casado.- murmuró el francés, mientras se preparaba un café.

-Pues lo soy.- sonrió.- y ya te dije que dejaras de decirme "usted" o "jefe".

-Está bien, no sabía que eras casado Gilbert.- acotó nuevamente.

-Sí, algún día podremos ir con tu comprometida y mi esposa a cenar.- rió.

Así siguieron su charla hasta que se separaron para ir a sus respectivas oficinas. Francis ingresó a la suya y llamó a Katyusha para decirle que le buscara una secretaria o secretario personal, porque no quería dejarle todo el trabajo a ella, y esta lo obedeció inmediatamente.

Mientras respondía llamados de sus superiores y de las tiendas que necesitaban apoyo de alguna manera, llegó la hora de almuerzo. El francés decidió salir de la oficina, diciéndole a Kat que si alguien lo buscaba, le dijera que estaba almorzando. La verdad es que además de comer algo, también iría a comprar el anillo para su pequeña Alice.

En el camino para ir al restaurante que usualmente frecuenta para comer, se encuentra con un psíquico que por unos euros, le decía la fortuna a la gente. Francis se acercó al hombre y le pagó para que le leyera su futuro, quería saber cómo sería su vida con la inglesa.

-Señor, su vida prontamente dará un giro inesperado.- soltó, mientras el francés pensaba en la proposición.- La persona con la que cree que vivirá por siempre, se alejará en el momento menos esperado y es ahí cuando llegará el verdadero amor a su vida, a través de la música. Esta persona será muy alegre y lo ayudará a levantarse cuando más hundido esté.- lo miró serio.

-¿¡Qué!?- soltó este, sorprendido y perplejo. "¿Cómo que el verdadero amor llegará a mi vida?, pero si ya tengo a Alice", pensó mientras seguía su camino hacia el restaurante.

Una vez almorzó, tomó un taxi hacia la joyería. En el camino observaba la ciudad y suspiraba sonoramente, aún seguía en sus pensamientos las palabras del psíquico. Comenzó a cuestionarse su proposición a la inglesa, "¿es lo correcto?, ¿no será muy apresurado?, ¿dirá que sí?", esas dudas se fueron haciendo presentes a medida que se acercaba al edificio.

-Aquí es señor.- dijo el taxista, una vez llegó a la joyería.

-Gracias.- sonrió el francés, mientras le pagaba la carrera y bajaba del auto.

Miró por fuera la joyería, mientras la incertidumbre de su mente lo acechaba. "Ya basta de titubeos, me voy a casar con Alice, no voy a creer las palabras de ese psíquico" decidió finalmente e ingresó. Buscó entre muchos anillos el ideal para su amada, hasta que lo encontró, era de plata con pedrería azul. Hablo con el joven de la tienda y lo compró.

Cuando salió, se dio cuenta de que mucha gente estaba reunida en un círculo y antes no había ni siquiera un alma cerca del lugar. Eso le llamó demasiado la atención y comenzó a caminar hacia el montón de gente y ahí se empezó a escuchar a un chico cantando y tocando la guitarra.

"Tú, no sabes quién soy yo

No sé quién eres tú

Ya somos dos

Alguien te quiere

Alguien te espera

Alguien te sueña

Y tú no sabes que soy yo…"

Fue ahí cuando pudo ver al responsable de que la gente estuviese reunida, un hombre de piel morena, ojos verdes, pelo castaño y una maravillosa voz.

"Alguien te piensa constantemente

Alguien te busca y por fin te encontró…"

En ese momento, las miradas de ambos se encontraron. El moreno se quedó mirando al francés perplejo, como si le estuviese cantando a él. Sonrió y siguió con la canción.

"Alguien te amó

Y alguien soy yo

Alguien te amó

Alguien soy yo"

Cuando la letra terminó, siguió con los acordes de guitarra hasta que terminó la canción. Toda la gente comenzó a aplaudir sonrientes, incluido el francés. De pronto, todos comenzaron a abandonar el círculo, obviamente dejando dinero en la pequeña taza que tenía el chico para recibir la limosna.

-Eres muy bueno.- soltó el francés, una vez la gente se dispersó completamente y siguió con su vida.

-Muchas gracias tío.- sonrió el hombre, que por el acento, deducía que era español.- Veo que es la primera vez que vienes por estas calles.

-Sí, es verdad.- sonrió el francés.- Pasaba por la joyería.

-Sí, me enteré de que habría una liquidación ahí.- sonrió.

-Pues, no te molesto más.- dijo el francés, mientras sacaba su billetera y buscaba dinero para darle al español.

-No es necesario que me des limosna, ya me iba.- sonrió y comenzó a guardar su guitarra.

-No me digas que no, quiero hacerlo.- sonrió y le lanzó un billete.- Espero que te vaya muy bien en la vida.

-Gracias tío rubio.- rió el español.- espero que a ti también, gracias por tu limosna.

-De nada.- sonrió el francés y veía como ese extraño hombre se iba.

Volvió a la oficina, aun pensando en la mirada de aquel sujeto. "¿Por qué se me quedó mirando directamente a los ojos, como si me dedicaba la canción que cantaba?", suspiró y se encontró con Kat.

-Querida, ¿cómo va la búsqueda de secretarios?- sonrió.

-Pues bien, hay muchos que buscan el puesto.- sonrió la chica.- Pero, no creo que ninguno califique.

-¡Oh vamos!, no creo que sea tan complejo ser secretario.- la miró el francés, mientras tomaba las llaves de su oficina y abría la puerta.

-Ser secretario no es complejo, ser su secretario sí.- rió la joven.

-¡Oye!- la miró algo molesto.

-Vamos, Sr. Bonnefoy, es una broma.- sonrió.

-No, ya has lastimado mis sentimientos como jefe.- dijo en un tono bastante dramático, mientras Kat se reía.

-Vamos, fue una pequeña broma.- murmuró la chica, mientras dejaba unas carpetas con los postulantes al puesto de secretario y otras con los gastos mensuales de las tiendas.

-Gracias por las carpetas y tranquila, puedes retirarte.- sonrió, mientras revisaba las carpetas con gastos mensuales.

-Gracias Sr. Bonnefoy.- sonrió y salió de la oficina del francés.

Este siguió revisando lo que Kat le había dejado, mientras pensaba en el discurso que le daría a Alice para pedirle matrimonio, en realidad estaba tan concentrado en eso, que no le prestó atención a la carpeta de postulantes al puesto de secretario. En fin, lo revisaría al día siguiente.

-Francis, puedes irte.- le dijo Gilbert, cuando se dio cuenta de que casi todos habían abandonado la oficina, menos el francés y él.

-Está bien, Gil.- comentó, mientras tomaba sus cosas.

-Nos vemos mañana Francis.- sonrió el alemán.- Espero que te vaya excelente con tu novia.

-Gracias Gil.- sonrió de vuelta y se fue de camino hacia la oficina de la inglesa.

Mientras caminaba, colocó la radio y comenzó a escuchar la canción que estaba cantando el hombre de la guitarra que se encontró cerca de la joyería. Al finalizar, descubrió el nombre y el artista.

-Vaya, es buena.- pensó para sí mismo el francés.

En ese momento, le llega un mensaje de Alice diciendo que ella se tendría que quedar más tiempo en la oficina y que no la esperara afuera. Francis suspiró pesado, ya que estaba a un par de pasos de llegar, a lo que le mandó un mensaje de que estaba abajo y que la iba a esperar de todos modos. A los 3 minutos le llega un mensaje de la chica, diciendo "No es necesario que me esperes, ve por mientras al restaurante".

Francis comenzó a sospechar de la inglesa, ¿por qué no quería que ella se acercara a su oficina?, ¿por qué ella comenzó a salir tarde de repente? Sus dudas lo llevaron a levantarse del sillón donde se sentó y preguntarle al recepcionista si Alice Kirkland se encontraba en el edificio, a lo que este respondió que se había ido hace 30 minutos.

Eso lo dejo confundido y sorprendido, ¿por qué ella le iba a mentir de esa manera? Salió del edificio y camino al restaurante donde tenía planeado pedirle matrimonio. Cuando llegó, dijo que tenía una reservación especial y el mesero lo llevó a su mesa.

Pidió un jugo, mientras esperaba a la inglesa, preocupado. ¿Le habría pasado algo?, ¿estaría bien? Sus pensamientos se esfumaron un momento cuando se dio cuenta de que el chico con el que se encontró en la joyería estaba frente a él, con su guitarra.

-Buenas noches, mi nombre es Antonio Fernández Carriedo y ella es "Antonieta".- dijo señalando su guitarra.- y hoy tocaremos música varia para su entretención, espero les agrade.- sonrió y comenzó a tocar.

El francés sonrió ante la poca capacidad del español de colocarle nombre a las cosas y vio ingresar a la inglesa. Se acercó a ella y la besó en los labios. Llegaron a la mesa y miraron como cantaba el español.

-Canta bien, ¿no?- preguntó el francés, para romper un poco la tensión que había entre ellos.

-He escuchado mejores.- soltó seria ella.

-Amor, hay algo que quiero preguntarte.- sonrió él, mientras le pedía al mesero que trajera una botella de Champagne para celebrar.

-Dime.

-Pues, desde hace mucho tiempo quiero hacer esto…- suspiró el francés.- Eres la persona que más tiempo me ha soportado y la persona a la que más he amado en la vida, querida.- sonrió. Se escuchó un "awww" de las personas que escuchaban atentas la propuesta.- Sé que tienes tu pasado y yo también, pero a mí no me interesa eso, prefiero pensar en mi futuro y entre mis planes estás tú.- fue ahí cuando él sacó el anillo de compromiso y se arrodilló frente a ella.- Alice Kirkland, ¿te casarías conmigo?

-Francis… yo…- ese titubeo no le gustaba al francés, comenzó a estar nervioso, mientras ella lo miraba seria y cerraba la caja con el anillo.- Lo siento, pero mi respuesta es no.- soltó finalmente.

Francis la quedó mirando anonadado, mientras ella tomaba su chaqueta y caminaba a la salida. Las lágrimas comenzaron a apoderarse de su rostro, las cuales secó rápidamente y sonrió a las personas que estaban a su alrededor, y entre ellas, al español de la guitarra.

-No hay nada que ver aquí.- soltó con la voz quebrada, mientras pagaba la cuenta y tomaba su chaqueta. Caminó hacia la salida, lentamente, mientras suspiraba y escuchaba los murmullos de la gente.

Mientras tanto, el español que observó toda la escena, suspiró y vio que al francés se le quedaba el anillo. Al principio lo miró serio, luego lo tomó y corrió a la salida, buscando al rubio de ojos azules con la mirada. Al no ver ningún rastro de él, volvió al restaurante y tomó su guitarra.

-Gracias por escuchar mi espectáculo, espero me busquen por las calles de la ciudad y disfruten de mi música, pero ahora debo irme.- murmuró el español y se fue.

Francis llegó al departamento que compartía con la inglesa y no vio nada de ella, al parecer no había regresado. Se alegraba de que no lo hiciera, así podía llorar tranquilo sin ver a la persona que provocaba sus lágrimas y su pena. A pesar de todas las cosas buenas que habían pasado ese día, el francés lo recordaría como el peor día de su vida, porque no tendría a Alice a su lado y quizás ella nunca más volvería a su vida. Aún no sabe el por qué lo rechazó, solo que hay un motivo y no importa cuánto cueste, lo va a averiguar.


¡ESPERO TE HAYA GUSTADO!

¿Qué puedo decir al respecto?, este fic se me ocurrió un día, lavando la loza (trastos, platos, etc...) Al ser mi primer FraIn como pareja principal, espero recibir muchas opiniones :3 Por lo demás, solo puedo decir que siempre me voy un poco del margen con personaje de Francia y no sé como me queda España, ya que nunca he recibido una opinión de él anteriormente XDDDDD en fin, no los aburro más con mis explicaciones torpes.

La canción de inspiración de este fic (y es por eso que el título hace honor a esta) es "Alguien soy yo" de Enrique Iglesias. De hecho esta es otra historia bizarra, que si quieren, les contaré más adelante.

Como siempre suelo decir, los reviews ayudan a continuar la historia y a tener una perspectiva del lector. Espero que les gusten a los que son nuevos leyéndome y a los que han leído mis fics antes, espero que también les agrade :3

Sin más que decir, espero que sea bien recibido...

Au revoir~