Prologo.
Su respiración se acortaba, tenerla tan cerca hacia que sus instintos más salvajes se despertaran. Quería hacerla suya en ese mismo lugar, quería que gritara su nombre verla gemir y revolcarse del placer bajo su cuerpo.
Ella volvió a formular su pregunta ya que no obtuvo respuesta.
-Reiji ¿Quieres pastel? –
Estaba muy cerca de el, parada al lado de su silla solo unos cuantos centímetros. Lo miro con esos grandes orbes azules inocentes. ¡Sí! Eran inocentes, él sabía perfectamente que ella no era virgen pero a su lado esa chica castaña era un inocente conejito. Su polla se retorció al ver como ella lamia uno de sus dedos que contenía crema. Le sonrió cálidamente esperando una respuesta.
-Si claro.-
¡Maldición! La deseaba tanto que no había otra cosa en que pensara que en ella. Maldijo el momento en que esa chica llego a su casa. Era de una mediana estatura no más de 160. Ese largo cabello castaño ondulado que caía como cascada sobre sus hombros, sus orbes azules como el zafiro le eran tan irresistible, observaba su piel tan perfecta y no podía evitar imaginarse como sería su trasero, como se sentiría tocar y saborear sus perfectos pechos. El solo verla sonreír hacia que su crecida erección presionara en los pantalones.. Ella sonrió ampliamente corto un pedazo de pastel, lo coloco en el plato y se lo extendió, Sus manos hicieron contacto, ella trago duro y retiro su mano como si le hubieran dado una descarga eléctrica, el solo se le quedo observando. Y entonces lo supo, a ella le pasaba lo mismo que a el. Un gran sonrisa cargada de orgullo broto en su interior.
Su mirada rojiza no se despegaba de ella quien comenzaba a inquietarse y a entorpecer sus movimientos. Claro que lo estaba haciendo apropósito, él quería ver como reaccionaba ella bajo la presión de su presencia, el verla tan inquieta sabía perfectamente lo que significaba e iba a tomar ventaja de eso.
Escucharon que alguien se acercaba a paso lento arrastrando los pies, era de mañana temprano el rubio que recién se levantaba Camino hacia ellos frotándose con una mano la cabeza mientras cerraba un ojo.
-Buenos días linda.- Planto un beso en los labios rosados de la castaña.
Con tan solo ver esa escena su mandíbula se apretó con ira.
-Reiji.- Pronuncio palpando su hombro, tomo asiento en la punta de la mesa y ella a su lado.
-¿Entonces cuando te vas?.-
Escucho la dulce vos de ella. ¿acaso su hermano se iba?
-Mañana por la mañana.-
-Shu, insisto porque no te niegas.-
-Porque no , ya me comprometí con ellos y no puedo negarme.
-Shu…-
-¡UME YA BASTA DIJE QUE NO! -
-No levantes la voz, es temprano y me haces doler los oídos.- Hablo con indiferencia
De reojos vio la cara pálida de la chica, por la vergüenza que supone que sentía y se enfureció con su hermano por hablarle de esa forma.
-¿Asi que te vas?- Pregunto comiéndose la última porción de pastel que quedaba en su plato.
-Si, mañana tengo que viajar a Francia.-
-Y se puede saber cuándo me lo ibas a decir.-
-Te lo estoy diciendo no.-
-¿Ume tu no iras?.- Pregunto fingiendo inocencia en su tono de hablar, por lo que había escuchado anteriormente sabía perfectamente que ella no iría, pero su finalidad con la pregunta era saber si ella se quedaría allí con él.
-No, ella se queda, espero que no te moleste.- respondió el rubio antes de la que la joven articulara palabra.
En su interior se encendió una llama que no podía controlar ¿alegría? ¿Qué era lo que esperaba que pasara en ese trayecto sin la presencia de su hermano? Oh si, el ya sabia lo que quería, solo necesitaba escuchar lo que mas le importaba.
-¿Cuánto tiempo estarás fuera?-
- Dos semanas, si las cosas se complican con los empresarios tres.-
"Ojala se te compliquen" pensó internamente.
-Bien, no tienes de qué preocuparte… Me ocupare de Ume.-
Le lanzo una mirada penetrante a la castaña que hizo que su piel se erizara.
-Voy ordenar lo que falta en mi habitación… si me disculpan.- se excusó rápidamente y salió disparando dejando a los dos hermanos solos.
El de orbes rojos miro con desafío al de azules.
-Shu acaban de llegar hace tres días ¿Por qué la trajiste si sabias que tenías que irte?-
-¿Acaso no la vistes? Si dejo que ande sola por ahí mientras me voy cualquier hijo de puta podría echarle garras.-
-¿Por qué no la llevas contigo?.- Pregunto más desafiante que antes.
-Vamos Reiji, viajar a parís con las mujeres que hay allí… no voy a desaprovechar una oportunidad así.-
-Nada como los viejos hábitos.- Pronuncio divertido.
Por alguna extraña razón la cólera se apodero de el al escuchar a su hermano diciendo que engañaría a Ume, pero fue lo que necesitaba oir para no sentir esa culpa al momento de follarla. Porque si de algo estaba completamente seguro era que el, Reiji Sakamaki iba a apoderarse por completo de ella.
