Rubik: ¡Hola! Encantado de volver a escribir para ustedes. *Deja de leer el guion* -¿Es en serio? Tengo que ser jodidamente falso-Dijo con tono amargado.
Spectral: Negro, por favor, sigue el guion, sabes cómo es la gente en fanfiction…*Baja la cara*
Rubik: Esta bien, seguiré tu plan. Pero si me llego a arrechar, *Bufa* Me tendrán que pagar extra en esta mierda.
Spectral: Si, si. Solamente lee el guion y mantén la calma. Prometí a mamá cuidar de ti.
Rubik: Bueno, como ya saben, este fic es nuevo, y quiero acotar que esto será una nueva experiencia para mí y…bueno, espero que les guste, y si no *Beep*
Spectral: Negro…Cálmate, esta gente es muy… "genial". Hermano, terminemos este capítulo de una vez quiero terminar mis asuntos.
Rubik: ¿Ponerte a llorar creyendo que vendrá alguien a buscarte? *Lo mira cínicamente* Sabes que ella no te ama, ¿verdad?
Spectral: Solo porque se haya ido de la ciudad después de que le robara un beso no significa eso…Te odio.
Rubik: Bueno demos paso al capítulo.
Los hermanos se cuidan entre sí.
Todo estaba calmado, el viento aciago resoplaba en la espesura del crepúsculo bosque que rodeaba Ponyville, era una noche cualquiera, ambos hermanos (Rubik y Spectral) hermanos de nacimientos, pero separados al nacer, catorce años después reunidos ya en su pueblo natal, se disponían a mantener una buena amistad, ellos estaban bastante animados. Celebraban con cervezas y mujerzuelas el advenimiento del cumpleaños de Spectral, ya estaba cumpliendo 19 años, un corcel bastante atractivo según las chicas, cuero blanco perlado, completamente limpio y pulcro, con una crin roja, como un diamante de sangre, perfectamente peinada y acicalada de manera constante; él joven corcel estaba claro que su vida podría ser mejor, pero todo lo que se lo impedía se llamaba Rubik, su hermano.
Gemelo, pero en aspectos físicos nada más, porque psicológicamente hablando, él hermano "malo" era Rubik, un chico golpeado por la vida, sus "´padres" adoptivos habían muerto cuando cumplió doce, a manos de uno de los criminales más buscados hace unos años, no duro mucho, cuando lo sacaron de prisión, él dolido hizo valer justicia en su propio puño, liquido a ese mal nacido y lo mando al mismo pozo donde las almas atormentadas de sus padres fueron a parar (No literalmente) había esperado unos meses antes de que lo soltaran, lo mantuvo en vigila por unos meses antes de que volviera a tomar acciones, le siguió la actividad, aguardo lo necesario a que regresara a terminar su trabajo, en casa de su antigua familia aguardaba el dolido, Con una sonrisa maliciosa en uno de los sillones esperaba el chico en ese entonces. Con un plan perfecto que solo se podía ejecutar bajo efectos de la venganza, porque nadie cuerdo pudiese con tan solo 6 meses pensar con tanta brillantez, aunque no lo pareciera por fuera, era un corcel muy maquiavélico. Un desgraciado reprimido por dentro de su ser residía, cuando menos se lo espero el asesino, un gran peso le cayó al ex prófugo, lo obligó a romper el piso de la casa de madera, el sufrimiento que sentía era innato, un profundo dolor le nublo los sentidos, con la mitad del cuerpo atrapada entre el suelo del primer piso y el techo del sótano, estaba completamente atrapado, listo para quedarse ahí. Rubik, con una sonrisa cínica y perturbadora, lo vio pidiendo ayuda, pero como había teorizado el asesino de sus padres estaba atrapado en su casa. Él como planeo, agarró el hacha con la que su padre defendía su casa, (Y el arma con la que murió) la sostuvo con su magia, un hacha sucia, con el mango desgastado y con el filo bastante malogrado. —Hey, ¿te acuerdas de esta hacha?-. Dijo bastante sombrío con un tajo certero hizo un swing entre la cruz y el pescuezo de la criatura, que mal herida gritaba como loca. Su cara entre el rojo de la sangre empezó a derramarse por su crin amarillenta, bastante adolorido imploraba por su vida, pero Rubik actuaba como si partiera madera, nada le cambiaba de parecer, tajo tras tajo, grito tras grito, la sangre empezaba encharcar la madera, su mirada de piedad se le notaba, pedia clemencia por cada corte que Rubik le propinaba en el área del cuello hasta el lomo. Inducido por la locura, y ya en sus últimos alientos, rogaba por su vida, con altas demandas al principio, ahora solo lloraba e imploraba. –Lo lamentó- Se escuchaba salir de su sucio hocico. –Yo, ¡yo imploré esas mismas putas palabras cuando TU mataste a mis padres, desgraciado!-Dijo el corcel que portaba el hacha con su magia. –Lo siento, no quise hacerlo- Comentó reventado. –Sí, pues yo si te quiero matar- Tras el último tajo, en el pescuezo del asesino, desmembró la cabeza del asesino de sus padres, terminando de hacer su trabajo, su venganza y ahora lo que más deseaba en el mundo estaba hecho, mató al que mató a sus padres, aunque manchado de sangre, una venganza despiadada y bonita, para su parecer.
Esos acontecimientos de venganza y muerte, lo habían enloquecido. Hasta un punto en que no sabía nada aparte de la venganza, solo vivía para matar, y ahora que su objetivo estaba deshecho en la entrada de su casa, nada lo llenaba.
-Hermano mío, brindo por todo lo que has hecho para encontrarme y volver a estar unidos cabrón, eres la pieza que faltaba para complementar el rompecabezas de la familia, Rubik, brindo por ti-Dijo mi hermano levantando la cerveza con su magia.
Mi hermano, por fin me hacía sentir aceptado, aunque hemos estado separados por catorce años, estos cinco que hemos estado "juntos", que lo único que teníamos era al otro, me ha acercado bastante a su personalidad, un soltero mujeriego que ha estado con medio Ponyville, pero nunca ha conocido a su amor verdadero. Un perro, esa es la palabra que lo define perfectamente. Me encantaba salir a beber con él, porque le daba bastante igual hacer cualquier cosa para conseguir lo que quería, un día, recuerdo que estuvo esperando afuera del establecimiento donde Vinyl tocaba de Dj, para conseguir una oportunidad para salir con su "amor", pero cuando le robó un beso, salió corriendo despavorida, y se mudó de ciudad. Dicen las malas lenguas que se cambio de nombre y desapareció de un día a otro.
-Hermano, gracias por todo-Dije con una sonrisa en mi cara.
El joven corcel postro su mirada en la mesa, y recordó algo, con pesar empezó a llorar sobre la bebida que estaba tomando, sus ojos enrojecidos lagrimeaban bastante, y con melancolía soltaba frases. —Oh, como pude perderla-Lastimado por el recuerdo de su desamor, luchaba para sobrellevarla, tomando y tirándose a cuanta yegua encontraba, estaba lastimado por dentro, trataba de llenar el hoyo que ella había dejado en su corazón con esos vicios, yo estaba claro de eso. Pero él no, no lo quería aceptar.
-Óyeme por un segundo hermano, te has convertido en el escritor más destacado desde Stephen Colt Es y ha sido tu sueño desde hace mucho tiempo, y me parece bastante asqueroso que ahora estés llorando por esa pendeja-Dije después de terminar lo que quedaba en mi taza de cerveza. –No sabes todo lo que me ayudaste a pasar, en mis momentos de depresión. Tu mismo lo sabes, ambos escribimos en la misma habitación, solo que tú te estancaste en esa sucia novela. Tienes que ser más como yo negro, hacer cuentos cortos y siniestros-Dije con una sonrisa retadora.
Con pesar subió la cabeza y me miro sarcásticamente, con una ceja levantada y una linda morisqueta dejo su tasa, con extrema nostalgia, se volvió a la camarera que lo miraba desde hace un rato, hizo que se sonrojara en el acto.
Sabía lo que pasaba, ahogaba sus penas bebiendo entre "plots" y alcohol, incluso una vez me conto que bebió del sexo de una chica "de fin de semana" como él etiquetaba a las señoritas que simplemente se divertía con ellas y las dejaba a la mañana siguiente. No era la mejor estrategia para conocer a alguien con quien pasar la vejez, pero eso era lo que a él le gustaba.
La vi por unos momentos yo también, estaba ridículamente sonrojada y trataba de mantenerse en pie tras la mirada "seductora" de mi hermano, la yegua temblaba mientras torpemente trataba de devolverle la mirada, sus ojos trataban de enfocarse en un punto, pero nada de eso sucedía, no se podía concentrar, simplemente bajo la mirada y se metió en la trastienda.
No era la primera vez que pasaba, siempre que salíamos, una yegua o un corcel se enamoraba y empezaba a babear por él, a veces pienso que es suerte, pero nah, que va. Es puro encanto, y según el lo heredo de mi padre, que también era perro.
Siempre cuando veía estos casos, en los que mi hermano arrasaba con la población femenina en un bar, recordaba una de las líneas que escribió en su primera novela, esas palabras me llegaron bastante, calaron en mí como si una bala penetrase una colchoneta:
"El más fuerte, llora internamente
La más preparada, se lleva la peor parte
La más amable, ve lo que más odia
El más orgulloso es el que más es lastimado
El más feliz, es el más solitario
Y el más generoso, es el más solitario"
Cuando las tomabas en una situación completamente normal, no había ningún problema, pero este no era el momento como para ponerse a filosofar. Tengo que evitar que mi hermano siga en el vicio. Y encontrar a la chica que le rompió el corazón y tratar de hacer que arreglen sus diferencias.
La mesera, una yegua amarillenta, con unos ojos magentas despampanantes y su crin entre amarillo y dorado, la hacían ver como un trofeo, a pesar de estar babeando por mi hermano, ella se notaba bastante linda, aunque mi hermano no creo que le importe mucho eso.
Se paró un momento con sus ganas puestas en sentarse en la barra, estaba tambaleándose y caminaba de una forma bastante gracioso la verdad no creía que la cerveza fuera a hacerle tal efecto, sus pasos, no estaban sincronizados y parecía ya bastante ido, con mucho pesar logró enfocar sus ojos cafés en la yegua de detrás de la barra, pero cuando llegó, su carisma…se fue por el retrete, apenas se sentó cayó dormido como si de un bebé se tratase. La mesera, de un ligero sonrojo paso a verlo con cara de pena y vergüenza ajena. Estaba bastante extrañada por dicho corcel cayera ahí, fui rápido hacia donde estaba, mi hermano estaba totalmente noqueado. Y con una sonrisa tonta me despedí de la mesera que con un ligero sonrojo se despidió de mí.
Salí del bar con mi hermano en el lomo, esos días sin padres y sin gente que me obligase a hacer algo me dio para patear calle y para por lo menos tener resistencia, tras haber tenido que cargar cosas en la construcción donde hacia unos bits para vivir, me dio para tener un poco de fuerza, nada de esto lo hubiese tenido sin que mis padres no hubiesen muerto pero eso paso.
Una bufanda salió volando, la tormenta de nieve estaba empeorando, la nieve ya había hecho unas cuantas capas en el piso, lo de la bufanda me dejo algo atontado, era azul, con rayas negras. Me recordó un equipo de futbol, pero nada suficientemente serio, como pude la logre agarrar con mi magia y se la puse a mi hermano, que como todo buen "corcel" se vino sin ningún tipo de abrigo, lo sentía temblar. Eso me preocupaba yo no quería que se enfermara, aunque ambos nos teníamos el uno al otro, él era bastante más débil que yo. No pasó mucho tiempo cuando la tormenta me obligo a disminuir el ritmo en que iba caminando, estaba bastante oscuro y la neblina no ayudaba para nada. Como si fuese un acto de reflejo, mi hermano se empezó a mover tratando de buscar una cobija (Que no había), me la había arreglado para quitarme la chaqueta que cargaba y ponérsela encima. Repito, no quiero que pesque un resfriado…Pero cuando hubo el cruce nada de lo que vi en mis años, dos corceles estaban entrando forzando a una yegua con ellos a pasar por un callejón, mi instinto protector trató de decirme que la salvase pero realmente, no quería. Tengo que proteger a los míos antes de a los otros…
Por mera curiosidad me acerqué al callejón, y la vi. Estaban ambos tipos arrinconándola, gritándole sobre un pago; -Era extraño—Dije para mí mismo. No quise indagar más pero me estaba dando mucha grima, había visto una caja en la calle, supongo que ahí vivía ella, porque ella estaba vestida con unas sudaderas rotas y dentro de la caja había un pequeño perol con unas monedas. –Supongo que pidió un préstamo para pasar el invierno pero…no pudo pagarlo-Un nudo en la garganta, eso sentía. Me aproxime antes de que la lastimasen y les dije.-¡Por favor, dejadla tranquila!-Exclamé.
Los dos corceles, uno negro, con la crin gris y ojos azules, portaba una gabardina marrón, y el otro. Uno magenta con la crin blanca y los ojos color índigo, tenía una chaqueta amarillenta. Ambos me miraban de forma inquisidora, como si les debiese algo, uno de ellos se acerco a mí y con una sonrisa sarcástica me comento. —Oye, "defensor del pueblo" ¿qué haces aquí?-Dijo de forma inquisidora y con una mirada fulminante me quiso amedrentar. Mientras tanto, el otro corcel, seguía presionando a la chica, que solo pedía más tiempo, —Disculpen el atrevimiento, pero. ¿Cuánto les debe la yegua?-Comenté preocupado.
Sentía la mirada penetrante de ambos corceles. En un movimiento sagaz de uno de los dos, saco un cigarro que el otro corcel le prendió. Estaban ambos corceles cerca, susurrando pequeñas palabras; la yegua por su lado, trato de pararse, cosa que se le hizo bastante difícil por la condición de su cuerpo, lucía flaca, desvalida y con la crin bastante despeinada, era bastante linda la verdad, pero su físico hacia denotar lo contrario, su cuero grisáceo se pegaba bastante a sus huesos, se veía desnutrida, su crin negra con puntas rojas hecha un desastre daba bastante que desear, y para lo peor, sus ojos, estaban morados, como si hubiese pillado una paliza, eso me enardeció bastante. Como si darle una paliza a una yegua no fuese suficiente, le han destrozado la cara, se le notaba una cicatriz en el labio inferior. Pero eso no importaba ya, quería ayudarla…-Bien señor protector, ella nos debe unos 122 bits, todo se los gastó en pura bebida y drogas—La miré algo decepcionada y dije—Esta bien, yo los pagaré—Con una sonrisa saqué con mi magia un monedero, y con algo de pesar les di el dinero pedido. –Espero que cuides a esa pequeña puta, que no sabe protegerse ni ella sola—Dijo apagando el cigarro lanzándolo cerca de ella. —Oye, discúlpeme, mi nombre es Rubik, y quiero pedirle un favor—Comenté viendo hacia donde los matones.—Dime pequeño unicornio—Comentó encimándose a donde estaba parado.-¿Ella tiene más deudas?—Dije algo molesto. Ellos ambos me miraron con una perturbadora mirada, y para rematar uno de ellos se empezó a mofar de ella.-¡Tiene o no deudas!-Exclamé enojado.—No las tiene, pero si no la cuidas, las volverá a tener, las putas son así, siempre vuelven—Comenzó a reír de una manera bastante sarcástica.—Si no tiene más deudas, por favor ¡no la vuelva a molestar!-Dije haciendo énfasis en mi última frase…Ambos asintieron para ellos mismos, y se retiraron de manera lenta y cansada. –"Buenas noches"—Dijeron antes de irse.
Mi mente divagaba en lo que acababa de hacer, había gastado parte de mi salario que me había dado la editorial en ella, aunque no me importaba lo más mínimo, me preocupaba su estado físico…Ella, por lo tanto me miraba con incertidumbre…todavía estaba en un viaje, lo supe por sus ojos, estaban rojos. Sólo me acerqué a ella y le dije. —"Hola, soy Rubik, ¿Tienes donde dormir?-Comenté algo cansado. Ella solo negó con la cabeza, -Bueno por lo menos está algo cuerda-Pensé. –Oye, ¿es cierto lo que dijeron esos sujetos?-Pregunté algo preocupado. Esta vez asintió con un ligero tono rojizo en sus pómulos. Me hizo bastante ilusión ese pequeño rubor que surgió de mí espontáneamente, pero realmente…si soy sincero. Me daba miedo su estado. Uno de trance por una droga psicotrópica o algo por el estilo; me volví a ella, y le pregunté-¿Estaría bien si te llevo a mi casa?—Dije algo rojizo. Ella asintió como si fuese automática, la ayudé a pararse, la acompañé a donde estaban sus "cosas", ella recogió un pequeño estuche de maquillaje y se empezó a decorar las pestañas y a ponerse labial. ¿Qué carajos hace? Pensé. Pero no quería reprocharle nada, aparte de eso, recogió un pequeño relicario y me empezó a seguir, con un paso lento y acalambrado; yo cargaba su estuche de maquillaje y una bolsita pequeña donde tenía unos bits (Junto a los de la lata) y una camisa toda rota.
Me paré en seco. La vi, y toda mi alma se me resquebrajó, vi sus ojos. Ya se había quitado su color rojizo en la esclerótica, parecía ya estar algo recompuesta, se medio tambaleó y me dio un cabezazo bastante tonto. –Auch-Dije algo avergonzado. Ella me miró sonrojada y se encogió de hombros. Solo la vi avergonzado y le indique que me siguiese.
Tardamos unos momentos hasta que me empezó a indicar que por su tembladera que tenía bastante frio. Así que como todo buen caballero que soy, me quité la sudadera y se la di, no me importaba yo salir lastimado, peor mi instinto protector, me indicaba que tenía que ayudar a los míos, como hice con mi hermano Spectral. La vi sonrojada mientras se ponía la sudadera…el camino fue un poco más fuerte para mí. Aunque ya la tormenta se ha relajado un poco, ella estaba bastante feliz, o eso parecía…
Tardamos unos treinta minutos más o menos caminando hasta mi casa, es cierto, nos habíamos alejado bastante, pero ese bar es nuestro lugar favorito, siempre íbamos ahí a celebrar cuestiones importantes, no solo festividades, apenas llegamos mi hermano se empezó a mover, creo que empezaba a reaccionar. Con unos ligeros tosidos me habló. —Negro, ¿Dónde estoy?-Dijo con un toque de desorientación. Me detuve en frente de la casa, y antes de que mi hermano se bajase de mi lomo, abrí la puerta para que ambos pudiesen entrar más calmados. Dejé a mi hermano cerca de los muebles, y prendí la chimenea. Ya en la casa, todos nos sentamos en los sofás para agarrar algo de calor, mi hermano fue el primero en querer hablar pero el sueño lo noqueó por segunda vez. Cayó rendido en el sofá, ya roncando. Lo vi con una mirada graciosa y lo dejé ahí, subí un momento para el closet y le traje una sabana, dejándolo dormir ahí. Ahí me di cuenta de que ella se había reído un poco, fue lindo, porque se río con la nariz y sonó como si fuese un cochinito.
Nosotros, hermanos, pero separados, compartíamos habitación en una litera bastante amplia, subí junto a la chica que rescaté y le dije. –Yo duermo en la cama de abajo, no sé si quieras dormir en la de arriba o en la de abajo…Ella me miró cansada, bostezo y se quedó dormida encima mío, que con lo poco que pesaba me hizo caer junto a ella en la cama de abajo. Traté de quitármela de encima, pero era demasiado pesada como para hacerlo con mis fuerzas (Ya estaba cansado del día y de traer a mi hermano por toda la ciudad hasta acá), asi que decidí buscar unas almohadas y unas sabanas con mi magia en el mismo closet de donde saque la cobija que le di a mi hermano. La acomodé al lado mío, y sentí como su respiración se tranquilizaba hasta quedarse apaciblemente dormida, no la quise ver, pero cuando la hice, me llevé una sorpresa, estaba ahí con el maquillaje puesto, Se le va a poner la cara fea si se duerme con el maquillaje Pensé. Así que agarré un pañito que estaba cerca y lo lave en el baño que estaba anexado a la habitación, y con mucho cariño y ternura se lo pasé con dulzura por la cara, ella como si un acto de auto reflejo se despertó viéndome pegado a ella limpiando su cara, rápidamente se puso roja y bajo la mirada, yo también me sonrojé pero le levanté la cara con el pañuelo y terminé de quitarle el maquillaje, tras eso un acto raudo, se acerco a mí y me abrazó muy fuerte, como si pensase que yo soy o era un espejismo, tras soltarme me dijo avergonzada.-Gracias- Y se quedo dormida.
Escuché un pequeño ruidito subiendo las escaleras y vi a mi hermano, algo sonrojado por la bebida que cuando me vio me hizo muecas para que la abrazase. Él debe saber de eso, tira cada fin de semana, o menos, así que seguí su consejo y la abracé. Ella se despertó y me sonrió tiernamente mientras ambos cerrábamos los ojos simultáneamente.
Lo último que recuerdo fue un beso en la frente y el Click del switch que mi hermano apagó. Escuché un. —Bien hecho Rubik, coronaste—Y ahí me quedé dormido, frente a una chica "linda" dentro de lo que cabe y algo "feliz" creo yo…Hoy fue un gran día.
Anthony: Gracias a todos por llegarse un rato al fic.
Spectral: ¿Te volverás a cambiar el nombre de nuevo a SrRubik?
Anthony: No lo creo negro, no lo creo…
Rubik: Bueno me voy hijos de su puta madre. *Suena un portazo y como un carro arranca*
Anthony: Un dia de estos le poncharé las llantas a tu hermano, para que no haga eso.
Spectral: Já desgraciado…
Anthony: Nos vemos en el próximo capítulo hijos de su puta madre :-D
(Todos los insultos dichos por "Anthony" o "Rubik" deben ser tomados como joda, peor si es un insulto dicho por "Spectral", la cagaron en banda)
