Capítulo 1: "Cambios"

Disclaimer: Ranma ½ y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi, el único objetivo de esta historia es entretener. Saludos!

-Ya te dije Akane, no quería abrazarte, fue un accidente, el tonto de Mousse me empujó.

Las prometidas de Ranma y los enamorados de Akane habían llegado a la casa Tendo armando escándalo como siempre, esto no se saldría de lo cotidiano si no fuera porque arruinaron la colección del maestro Happosai, esto lo llenó de furia y los persiguió por todo el lugar, llenándolos de golpes y pólvora, en cuestión de segundos, todos huían despavoridos.

-Pues no te creo para nada Ranma, lo hiciste para molestarme, cómo siempre.

-No seas tan terca, estaba a punto de caerme, necesitaba algo fuerte de que agarrarme, después de todo, eres tan tosca como un árbol.

-¿Qué dijiste?- Una vena saltaba por la frente de Akane, mientras apretaba su puño, Ranma comenzó a temblar.

-No no Akane, cálmate yo no he dicho nada- dijo Ranma moviendo cómicamente las manos.

-¡Cállate eres un tonto!- De repente, Ranma comenzó a volar por los cielos.

Justo en ese momento salía la mayor de las Tendo, la hermosa Kasumi pudo ver el momento en el que el pobre del pelinegro despegaba del piso y sintió tanta pena por él, se preguntaba cuántas veces al día Ranma recorría Nerima volando.

-Ay hermanita, no es bueno que trates a Ranma de esa manera- dijo la castaña llevando su mano al pecho, sin duda le preocupaba la clase de relación que esos dos llevaban.

-¿Qué haces aquí Kasumi?- respondió seca la peliazul.

-Vine a invitarte a cenar, además, ya hace un poco de frío para que estés en el jardín- respondió con su usual gentileza.

-Está bien, vamos.

Ambas hermanas se dirigían a la sala de té a degustar sus alimentos con los demás miembros de la familia Tendo-Saotome.

-Akane. ¿Dónde dejaste a Ranma?- preguntó el patriarca de la familia, el señor Soun Tendo. Akane se ruborizó un poco.

-Ahmmm, yo...- la peliazul se encontraba nerviosa, no quería decirles que fue presa de su inmadurez y que mandó a volar a su prometido.

-Ranma salió un momento papá- interrumpió la linda Kasumi.

-Ese Ranma, siempre tan atolondrado, sabe que la cena es un momento familiar, me da pena que sea mi hijo- dijo con un tono severo el papá de Ranma, el señor Genma Saotome.

-No exageres Genma, estoy segura que mi Ranma volverá- interrumpió la señora Nodoka.

-Así es, estoy segura que regresará muy pronto tío Genma- respondió apresurada la peliazul.

-Bueno, pues siéntese a comer que se enfría la cena- ordenó el señor Soun.

La familia Tendo-Saotome comía sus alimentos con toda tranquilidad, inclusive no les molestó que el maestro Happosai casi se acabara la cena de todos, lo comprendían, pues estaba deprimido de que su preciada colección se había hecho polvo, aunque bueno, sabían que en cuestión de días el maestro la volvería a armar de nuevo. Sin embargo, había un miembro de la familia que estaba en extremo tranquila, Akane Tendo no dejaba de pensar en su querido Ranma, en lo fuerte que lo había golpeado y en que mientras todos comían plácidamente, él probablemente estaría viendo como regresar a casa. Fue entonces cuando se decidió.

-Familia, ahorita vengo, recordé que tenía que comprar unas cosas para la escuela.

-Pero Akane ya es muy tarde, será mejor que las compres mañana temprano- respondió el señor Soun.

-Sí hija, ya es algo tarde, deberías esperar a Ranma- dijo la señora Nodoka.

-No tía, sí espero a Ranma ya habrán cerrado para entonces, es mejor que me apresure a ir.

-Pero Akane, podría pasarte algo- expresó con su clásico tono melodramático el señor Tendo.

-Papá, por lo visto no conoces la fuerza de tu hijita, porque no la dejas ir, es más probable que el maleante salga lastimado jaja- interrumpió irónica la mediana de la familia, la chica más astuta de Nerima, Nabiki Tendo.

-Sí, además no es tan tarde, apenas darán las 8, creo que estás exagerando papá, confía más en Akane- dijo Kasumi, ella y Nabiki habían visto a Akane extraña durante toda la cena, sin madre que las criara y aún con personalidades muy distintas, tenían un lazo muy especial. Así que intuían que su pequeña hermana quería ir en busca de su prometido.

-Está bien, cualquier cosa Akane no dudes en regresar- respondió dramático el señor Tendo.

Akane subió a toda prisa las escaleras, entró a su cuarto y tomó un poco del dinero ahorrado que tenía. Quería reponer su falta invitando al azabache a cenar. Se puso un suéter y salió a toda prisa a buscar a su amado, sabía que siempre que lo golpeaba en el jardín sus fuerzas le daban para mandar a Ranma aproximadamente hasta la escuela. Salió a toda prisa de su casa y se dispuso a correr como alma que lleva el diablo hacia esa dirección.

-Sí me doy prisa probablemente lo encuentre a la mitad del camino- se dijo así misma.

Akane corrió y corrió, causando varios accidentes a su paso, la Akane de siempre probablemente se hubiera detenido a pedir disculpas, pero no lo hizo, hoy nada le importaba, quería verlo a él, disculparse, mostrar la madurez que a ratos le faltaba y compartir un momento agradable a su lado.

Cuando llegó a la mitad del camino, se extrañó de no ver a nadie ahí, siguió avanzando a toda prisa y nada más nada.

-¿Me pregunto si le habrá pasado algo?- se cuestionó.

Akane continuó caminando hasta que llegó a la escuela, no vio a nadie en absoluto, así que emprendió su camino de regreso a casa.

- Que extraño, corrí bastante rápido, bueno, tal vez nos cruzamos y él ya se encuentra en casa, sí, eso debe ser- dijo un tanto decepcionada, de verdad quería invitarlo a cenar al lugar que él quisiera, no importaba si fuera en uno de los restaurantes de sus molestas prometidas.

Casi cuando estaba por llegar a su casa, observó una pequeña figura blanca que venía hacía ella. Akane se quedó parada y cuando pudo distinguir que era, se asombró, era un patito blanco con gafas muy graciosas. Preocupada se acercó a él.

-Mousse. ¿Eres tú?- preguntó afligida, el patito lucia muy desesperado.

Mousse comenzó a gimotear y hacer señas con sus alas, quería que Akane lo acompañara a un lugar. La peliazul lo obedeció sin chistar, a decir verdad, siempre había sentido compasión hacia Mousse, además Akane era una chica de corazón muy noble, siempre estaba dispuesta a ayudar al desamparado.

-Vamos Mousse, guíame hacia allá- le ordenó al pato.

Akane corría a toda velocidad, mientras que Mousse volaba a su lado, a más de una persona le resultó curiosa la escena, varios espectadores les tomaron fotografías. En definitiva no era algo que se viera todos los días, una chica linda corriendo al lado de un pato con gafas. Conforme iban avanzando la peliazul se dio cuenta al lugar a donde iban, el restaurante de Shampoo.

-De seguro el tonto de Ranma está ahí y Mousse quiere que los separe- pensó.

Justo cuando estaban por llegar, el curioso pato paró en seco, he hizo ademanes de querer espiar a los comensales, Akane hizo caso y atrás del poste se pusieron a observar hacia dentro, las sospechas de la peliazul se confirmaron, su querido Ranma y la molesta amazona estaban comiendo juntos, pero no sólo eso, al parecer Shampoo estaba curándole el brazo a Ranma, la abuela también se encontraba ahí observando como su nieta realizaba la curación. Akane pudo sentir como los vellos de su cuerpo se erizaban, los celos comenzaban a dibujar escenarios más complejos en su cabeza, estaba a punto de entrar a armar un escándalo, pero entonces entró en sí.

-Ranma está herido. ¿Habrá sido mi culpa?- pensó.

El pato y la chica comenzaron a acercarse lo suficiente como para escuchar de qué hablaban esos dos.

-Airen, chica violenta y fea, hacerte esto, suerte que Shampoo te encontró- expresó preocupada la hermosa amazona, mientras ajustaba un vendaje perfectamente bien hecho en el brazo derecho del azabache.

-No fue nada, esa maldita Akane me las pagará cuando regrese- dijo molesto el azabache.

-Con una mujer así de inestable yo lo pensaría dos veces antes de regresar ahí yerno, pudo haber sido peor, te recuerdo que Shampoo te trajo con el brazo ensangrentado.

El corazón de Akane se hizo pedazos al escuchar las palabras de la abuela, no podía creer lo que le había causado a su prometido, se llevó las manos a la boca, estaba a punto de llorar de la impotencia, ver a Ranma así le cayó como un balde de agua fría, fue como una llamada de aviso para su comportamiento inmaduro y violento, siempre repeliendo a Ranma como modo de protección ante sus verdaderos sentimientos. Por fin se había dado cuenta de que la inmadurez y el miedo podrían acarrear terribles consecuencias, estaba a punto de salir huyendo a su casa cuando el pequeño pato la jaló del cabello con su pico, en definitiva quería que lo ayudara a separar a esos dos.

-¿Con qué cara puedo alejar a Ranma de Shampoo?- pensó. Sin hacerle caso al pequeño pato salió huyendo del lugar.

-¡Silencio!- ordenó la abuela, interrumpiendo la plática de su yerno y su nieta.

-¿Qué pasa abuela?- preguntó la apasionada guerrera.

-Creo que vi a alguien espiando- Los tres se pararon de sus asientos y fueron a ver que sucedía, la abuela pudo distinguir a una figura femenina alejándose del lugar. En ese momento Mousse en su forma de pato, decidió atacar a Ranma, el cual, con tres coscorrones de la abuela, del azabache y de Shampoo logró calmarse y refugiarse en otro lado.

-Ese pato loco de nuevo con sus cosas- expresó exasperado el azabache.

-Mousse no estaba actuando solo, alguien lo acompañaba, pude ver a una mujer huyendo de aquí- respondió seca y calculadora la abuela Cologne.

-Seguramente darse cuenta que no podía con nosotros, verdad Ranma- Shampoo abrazó incómodamente al azabache procurando pegar sus pechos lo más posible a su cuerpo.

-E… espera Shampoo por favor, déjame, estoy lastimado- expresó incómodo.

-Airen, pero, yo amarte, yo desearte. Además, yo curarte, me lo debes tú- anunció pegándose más al cuerpo de Ranma.

-Pero mira la hora Shampoo, ya es muy tarde, debo de irme o empezarán a preocupar por mí- Ranma huyó del lugar como alma que lleva el diablo, dejando a Shampoo haciendo berrinche.

-Shampoo, deberías más ser sutil con mi yerno, a ningún hombre le gusta una mujer tan insistente, él estaba a gusto platicando con nosotras, lo presionaste y se fue, que te sirva de lección. La prudencia es clave en las artes marciales, deberías saberlo.

La hermosa amazona bajó la cabeza y junto con su abuela, entraron al negocio. Sin duda esa noche, la chica reflexionaría mucho.

El azabache brincaba los techos con una destreza que cualquiera envidiaría, en cuestión de minutos estaría en la casa de los Tendo sano y salvo de las garras de la bella Shampoo, la verdad es que si bien consideraba a la amazona una mujer muy hermosa y admiraba sus habilidades en batalla, su actitud lo repelía por completo, además, odiaba que lo trataran como a un objeto, sabía que solo lo querían por ser atractivo, nada más, pues ninguna de ellas lo conocía de verdad.

-Al menos la salvaje de Akane no me ve sólo como un trofeo- pensó- Solo desearía que fuera más amable conmigo, aunque bueno, la verdad es que yo también soy rudo con ella.

Al cabo de unos techos más, Ranma se encontraba en casa. Ya todo estaba apagado, seguramente, sus padres y los Tendo ya estarían en sus respectivos cuartos, sino durmiendo, haciendo otra cosa, él haría lo mismo, estaba muy cansado y el brazo le dolía un poco, pero eso sí, antes de hacerlo iría a decirle a Akane Tendo sus verdades. Sigiloso subió por el techo y como siempre, entraría por la ventana del cuarto de la chica. Cuál fue su sorpresa al ver a su prometida llorando en su cama, presionando su cabeza contra la almohada.

-Qué extraño. ¿Qué le habrá ocurrido?- pensó, sintió tanta compasión por ella que se olvidó de sus reproches, en cambio, decidió tocar de manera amable.

El corazón de Akane dio un vuelco al ver a su prometido afuera de su habitación, se limpió las lágrimas con rapidez y le abrió la ventana.

-¿Ranma qué haces aquí?- preguntó incrédula la peliazul.

-La verdad es que lo olvidé, sólo pasaba por aquí y no pude evitar ver que estabas llorando. ¿Qué te ocurre?- las palabras de Ranma hicieron que ella se sintiera aún más mal, a pesar de que por su culpa estaba herido, él todavía se preocupaba por ella.

-Tu… tu brazo- alcanzó a decir Akane.

-Oh. ¿Esto? No es nada, cuando estaba a punto de aterrizar sobre un árbol una parvada de pájaros salió volando nublándome la vista para sujetarme de algo, caí sobre una rama y ésta se quebró, me enterré unas astillas en el brazo y bueno, eso fue todo, por suerte Shampoo estaba entregando pedidos por la zona y se ofreció a curarme. No me mal intérpretes, pude haber ido con el Dr. Tofú pero me quedaba más lejos.

-No Ranma, no tienes por qué disculparte, fui yo la culpable, actué con inmadurez, perdóname.

Akane estaba haciendo un esfuerzo monumental para evitar llorar como niña pequeña, su disculpa fue de las palabras más sinceras que el azabache hubiera escuchado en su vida, cosa que lo extrañó demasiado, su prometida nunca era así, probablemente si esto hubiera sucedido en la mañana, de nuevo lo hubiera mandado a volar. Ella estaba cambiando y ante ese cambio, él se sintió intimidado, después de todo, si uno de los dos rompía esa barrera, ese acuerdo sin palabras que tenían, quien sabe qué sucedería después y lo desconocido siempre da miedo.

-Vamos Akane, tú no eres así, probablemente por dentro te da gusto que me haya lastimado, anda anímate, eres la única persona que siempre logra hacerme daño, deberías sentirte orgullosa, eres más fuerte que los hombres jajajajaja- Ranma reía nervioso, todo lo que dijo lo había hecho con intención de que ella lo golpeara y así volvieran a estar como siempre.

-Ranma, de verdad lo lamento, no volverá a pasar. Ahora por favor, vete de mi cuarto, me siento agotada, quiero descansar- el azabache enmudeció por completo. ¿Qué carajos le pasaba a su prometida? Confundido, supo que lo mejor era obedecer e irse.

-Qué rara estás, en fin, me iré, que descanses Akane, sólo quería saber que estabas bien- Ranma salió de la habitación de su prometida y se dirigió a la suya, sin duda, hoy había sido un día muy agitado y extraño. Llegando a su habitación se quitó la ropa, dejando ver esos marcados músculos, con su bóxer y playera se dispuso a dormir profundamente.

Continuará

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De antemano muchas gracias a todos por leer este capítulo que formará parte de una pequeña historia en donde Ranma vivirá una muy compleja confusión, tanto Akane como Shampoo están cambiando y bueno, quien sabe que giros tendrá esta historia. Si quieren que la continúe por favor háganmelo saber en los comentarios, hasta la próxima.