Malik vive encerrado en las paredes, sólo e invalido, se cuestiona por qué sigue allí, si valía la pena seguir luchando, todo lo que él quería se había esfumando, o al menos eso creía.

Se asoma al balcón cierra los ojos, inmóvil; respira profundo, sintiendo como el aire puro ingresaba por sus fosas nasales, aquello le daba paz, mucha. Hasta que la tristeza la ira lo vencen nuevamente.

Codiciaba volver a realizar los saltos de fe,los entrenamientos,las tareas de alto riesgo. Pero sobre todo, a su hermano, Kadar.

―Malik.

Un susurro detrás de él lo saca de sus pensamientos. Voltea ve a Altair.

― ¿Qué quieres, novato?

Altair pudo distinguir que Malik no estaba de ánimos; aunque claramente nunca lo estaba, sólo que esta vez era... diferente.

―Ven, quiero enseñarte algo, sígueme.

El asesino salió de la biblioteca. Malik suspiró, permaneció en silencio por unos minutos.

Bajo las escaleras en busca del novato, se preguntó dónde rayos estaba. Observó que en los establos, Altair lo esperaba con dos caballos.

Frotaba la cabeza del corcel con cariño, parecía que al animal le gustaba, acomodando las riendas el asiento de cuero. El rafiq lo miraba con detenimiento rió por lo bajo al ver la reacción del caballo hacia Altair; le había lamido la cara.

Camino hacia él.

― ¿A dónde iremos?

―Este es el tuyo ―le entrego la rienda del caballo a Malik―. Iremos a las montañas.

Malik asintió, intento subirse al caballo, el novato le había ofrecido ayuda pero este se negó.

Pasaron por elbazar la plaza de Masyaf, la gente exponía su mercancía, los niños jugando, persiguiéndose el uno al otro alrededor del estanque.Elrafiqse les quedó viéndolos,eso le hizo recordar a su hermano a él, juntos; les haciarecordar a ellos dos cuando eran unos críos. junto a ellos, había un tercero, al que su hermano veneraba como a un dios; Altair.

Llegaron a la entrada de Masyaf, entrada para los recién llegados, salida para aquellos que eranexiliados por su intento de engañar a la gente con su mercancía trucha.

En el camino, no se dirigieron una palabra siquiera, pues Altair estaba consciente de que al rafiq le agradaba el viaje, había olvidado lo lindo que era, para él, cabalgar poder apreciar la naturaleza que rodeaba las murallasde Masyaf.

Subieron las montañas hasta llegar al punto alto. Detuvieron los caballos ataron las riendasa un poste demadera.

― ¿Y bien?, ¿Qué haremos?

Altair no sabía que responder, a decir verdad, solo fueron allí por Malik, a él lo único que le importaba, es que Malik no estuviera triste, al menos, fuera feliz. A él, lo único que le importaba, era Malik.

El rafiq volvió a preguntar:― ¿Y bien...?

―Malik...―Malik solo esperaba que hablara, por lo que no respondió―... Solo te traje aquí, porque creí que te gustaría... ― trago saliva, no sabía con exactitud si lo diría o no.

El rafiq no respondió, se dio vuelta miro al cielo; los pájaros revoloteando sin rumbo fijo, el aire el viento recorría su cuerpo, flameando su ropa.

Sintió que unos brazos rodearon su cintura.

Altair apoyo su cabeza en la espalda de Malik, sujetándolo por detrás.

Él, por su parte, con su único brazo intacto, correspondió al abrazo del contrario que lo sostenía.

―Perdóname...

Fue lo único que logro decir Altair.

Estaba realmente apenado, se culpaba por todo lo que le había sucedido a Malik, de alguna manera quería revertirlo, quería hacerlo feliz.

Malik nunca aceptaría el perdón de Altair, la pérdida de su hermanopequeño no tenía perdón alguno, pero eso no evitaba que lo quisiera. Al fin al cabo, no todo lo que él quería se había esfumado. Quedaba una sola persona, estaba allí, con él.