Sólo amigos.
Por: Yuuki.
Resumen: No eran novios, pero actuaban como tal. Negaban rotundamente ser amigos con derechos, pero a ojos del resto no dejaban de coquetearse. Y si alguien se atrevía a preguntar qué relación tenían, ambos decían ser sólo amigos, pero nadie les creía.
Capítulo I: ¿Eso es amistad?
Sakura llevaba un rato ya sentada cómodamente en el sofá, concentrada en un libro que había escogido al azar del estante en el fondo de la sala. Su inusual cabello estaba atado en una coleta apresurada para que sus largos mechones no se interpusieran entre sus ojos y las páginas de aquel interesante libro que había encontrado.
Un poco más allá, sentado en el suelo estaba el dueño de aquel lugar, con la mirada fija en la computadora mientras tecleaba apresuradamente lo que era el informe más importante de todo el jodido semestre, y que por cierto aún no terminaba.
—Oh, Sasuke, tienes que leer esto. Es jodidamente interesante. —Masculló la pelirrosa, sin apartar la mirada de aquellas hojas ni por un instante. El muchacho apenas la vio de reojo para averiguar de qué libro hablaba la pelirrosa; era Harry Potter.
—Eres una tonta. —Declaró él, volviendo su atención al aparato.
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Cerca de una hora después, el muchacho suspiró aliviado y revolvió sus cabellos en señal de libertad. Por fin había terminado con su última preocupación, ahora podía declararse total y absolutamente libre de hacer lo que se le fuera en gana.
Al percibir movimiento, la chica, que seguía exactamente en la misma posición de hace rato, por fin se dignó a levantar la mirada del libro, esbozando una sonrisa al ver completamente relajado a su amigo, estaba feliz por él, pero más por ella misma, porque eso significaba que no iba a tener que aguantar más al gruñón Sasuke que le gritaba hasta por la más mínima tontería, y por consiguiente, sus peleas iban a disminuir en una cantidad considerable.
—Ahora que terminaste, ¿Me traes un poco de agua?
—Eres una floja y malcriada. —Masculló él, poniéndose de pie para ir en busca del vaso con agua, no sin antes haber golpeado la frente de la menor como reprimenda por creerse con el poder de darle órdenes.
Al volver cerró su computadora y dejó el vaso en la mesita de centro, totalmente al alcanza de una Sakura que parecía totalmente ajena a todo lo que le rodeaba. El pelinegro suspiró y fue a recostarse al mismo sofá que ocupaba ella, utilizando el regazo de la chica como almohada. No había duda alguna de que se merecía un buen descanso, así que aprovecharía cada segundo del inusual silencio que le brindaba la muchacha rosada al estar prácticamente devorándose aquel libro con la mirada.
Cerró los ojos con la intención de dormir, al fin y al cabo, había pasado la noche en vela para poder avanzar en el estúpido informe que por una tontería había olvidado empezar. Poco después sintió los delgados dedos de la chica enredarse en su cabello. Sakura tenía una especie de obsesión con su cabello, cada vez que podía lo acariciaba, y él simplemente no se oponía porque después de tanto tiempo aquel contacto se le tornó como algo relajante, al punto de que incluso ahora le ayudaba a dormir.
Una vez que Sakura dio por sentado que el chico estaba dormido, decidió apartar la vista del libro por un rato para contemplar el rostro relajado del pelinegro. No, no era una acosadora ni nada por el estilo, podría decirse que aquella era otra manía que tenía para con él, pero en su defensa, Sasuke tenía esa misma manía de observarla dormir.
Soltó una breve y silenciosa risa al recordar que originalmente había ido allí con la intención de ayudarle un poco en su trabajo y, sin embargo, había terminado cómodamente instalada en el sofá mientras leía un libro. Bueno, el apoyo moral que le brindó desde su asiento también contaba ¿verdad? De todas formas, estaba agradecida de que el Uchiha haya terminado por fin con aquel asunto, porque de verdad que había estado insoportable esos días.
De todos los años de amistad que llevaban, pocas veces habían discutido tanto y por cosas tan insignificantes con lo habían hecho estos días. Y vaya que sus discusiones eran realmente discusiones, después de todo el Uchiha tenía un temperamento de los mil demonios y Sakura una tolerancia prácticamente nula, así que cuando ambos se molestaban era como si estallase la tercera guerra mundial. Ni si quiera en la corta temporada de novios que compartieron habían discutido tanto.
A veces la mistad es cosa más seria que el amor.
Le causaba gracia recordar aquel breve tiempo en el que fueron novios. En ese entonces eran un par de críos de doce y trece años que más bien jugaban a ser novios. La verdad es que aún no entendía muy bien cómo fue que terminaron de esa forma, después de todo Sasuke era el rey de los niños antipáticos y Sakura la reina de las tímidas y torpes, pero de algún modo se dio la oportunidad y terminaron siendo "novios".
Cerró el libro y levantó la mirada al techo, apoyando su cabeza en el sofá, de vez en cuanto rememoraba aquellos borrosos recuerdos que compartía con el pelinegro, aunque la mayoría ya habían quedado en el completo olvido aún había un par de recuerdos que mantenía intactos. Por ejemplo, su primer beso, el primero de toda su vida se lo había dado a Sasuke, y la verdad fue desastroso. El beso en sí estuvo bien, pero la situación… con decir que Naruto apareció de algún lugar, cortando toda la magia del momento, era suficiente para imaginar cómo había acabado todo.
También recordaba nítidamente el motivo de que su relación terminara a tan sólo tres meses de haber iniciado. Por su puesto la culpa era la del pelinegro, que había decidido engañarla con una chica un grado mayor.
Ah, cada vez que recordaba aquella situación, aún después de los años, se sentía molesta con el chico que ahora descansaba tranquilamente sobre sus piernas. Dirigió sus verdes ojos hasta el rostro pacífico del muchacho, sintiendo un deseo casi incontrolable de picarle en venganza de aquel hecho.
Después de eso no volvieron a hablar por un largo tiempo de tres años, hasta que nuevamente el destino y sus vueltas les volvió a juntar poco a poco hasta que se convirtieron en lo que actualmente son: mejores amigos sin demasiados resentimientos por el pasado.
En sí, toda aquella amistad era asunto raro no sólo para sus amigos, que poco y nada les creían eso de "sólo somos amigos", sino también para ellos dos, y es que ninguno alcanzaba a comprender cómo rayos podían ser amigos siendo tan diferentes. Para empezar, Sakura había desarrollado un carácter de mierda, se había convertido en una mandona caprichosa, muy infantil y también ruidosa, al menos en comparación al vago recuerdo que Sasuke tenía de la chica.
Por su parte, el pelinegro continuaba siendo el apático chico de siempre, aunque se le reconocía que estaba buenísimo, más ahora que ya tenía veinte años, pero el maldito carácter de antes lo conservaba intacto, motivo por el cual muy comúnmente discutía con la pelirrosa, discutían, pero jamás ganaba. Sakura se había reservado el derecho de ganar todas y cada una de las peleas que tenía con Sasuke, y hasta entonces así había sido.
Después de un buen rato perdida en sus pensamientos se estiró para alcanzar el vaso con agua que hasta entonces había ignorado, bebió tan sólo un poco para volver a dejarlo en el mismo lugar donde estaba. Como veía el pelinegro no tenía para cuando despertar, decidió mejor seguir leyendo, para aprovechar el tiempo.
Estaba poniendo toda su concentración en las letras que aparecían ante sus ojos, imaginando nítidamente los paisajes y situaciones que se narraban, hasta que el maldito teléfono de Sasuke comenzó a vibrar en el bolsillo de su pantalón. Le observó frunciendo el ceño, en ese instante sintió el deseo de arrojarlo sofá abajo con todo y teléfono vibrante.
Suspiró frustrada, dejando el libro de lado para estirarse y meter su mano al bolsillo, retirándole el móvil para averiguar quién llamaba.
Para variar era Naruto.
El pelinegro se removió ligeramente, tal vez ante la intromisión de Sakura, o quizás por la propia llamada.
—Naruto. —Respondió ella, una vez que contestó la llamada. El rubio muchacho ni si quiera se extrañó de oír la femenina voz responder el lugar de Sasuke, de hecho, era mucho más probable que ella atendiera el móvil a que lo hiciera el dueño.
—Ah, Sakura-chan ¿Qué tal estás?
—Mh, bien, ¿Qué hay de ti? No te he visto mucho últimamente.
—Eh, bueno, ya sabes, es el final de semestre y…
—Y Hinata te ha mantenido muy ocupado, mh. —La muchacha sonrió cuando el rubio guardó silencio. Aún no podía creer que después de tres meses saliendo, aún se pusieran tan nerviosos cuando se le hablaba del otro.
—No más ocupado de lo que estás tú con Sasuke. — Uh. Ese si había sido un contraataque ingenioso. Muy poco común viniendo de Naruto. —Por cierto ¿Está por ahí?
—Más o menos. —Murmuró ella, observándolo mientras acariciaba sus cabellos. — Está dormido ¿Lo despierto?
—Oh, no, no, no. Sólo llamaba porque Karin está molestando. —De fondo se escuchó un agudo grito que reclamaba algo en contra del pobre rubio. A veces olvidaba que la actual "novia" de Sasuke era prima de Naruto. Pobre Naruto. —Dice que últimamente no le responde los mensajes ni llamadas, al parecer estaba preocupada.
—Es posible que haya sido porque al muy imbécil se le olvidó hacer el último informe del semestre y no se ha despegado del computador desde ayer, al punto de que me obligó a saltar la maldita ventana aun cuando venía en su ayuda porque no quiso levantarse a abrir la puerta con la excusa de que "perdería valiosos segundos". —Escuchó la risa totalmente divertida del rubio al otro lado del móvil, y también una especie de grito frustrado que deducía provenía de Karin. Si había algo que a la pelirroja le ponía los pelos de punta, era saber que el Uchiha estaba con la pelirrosa.
—Tal vez, pero si está durmiendo y contigo, entonces debe estar magníficamente. —No era tonto, tanto, al menos, así que aquellas palabras con intenciones escondidas fueron susurradas para que sólo las escuchara Sakura, o sino, iba a armar un gran lío con la pelirroja.
—Ya cállate. —Masculló la chica, colgando la llamada de golpe. Dejó el teléfono a un lado, frunciendo el entrecejo.
Volvió a tomar el libro e intento concentrarse nuevamente en la historia que contaba. La verdad, hasta sus diecinueve años jamás había leído o visto una de las películas o libros de Harry Potter, así que aquel era un universo mágico y nuevo que se abría ante sus ojos, y al que deseaba poder sumergirse cuanto antes.
Pero nuevamente el móvil vibró, esta vez estaba llamando Karin, la pelirroja novia de Sasuke. Suspiró frustrada, no tenía ganas de lidiar con la celosa chica que quién sabe qué podría decirle ahora.
Aunque sabía que si no le contestaba iba a armarse una grande cuando se pusiera en contacto con Sasuke.
—¿Sí…?
—¿Se puede saber qué mierda estás haciendo contestando el teléfono de Sasuke? —Definitivamente no importaba cuántas veces había contestado anteriormente las llamadas de su amigo, aquella muchacha siempre se enojaba como la primera vez.
—Pues… contestando el teléfono de Sasuke. Creo que no hiciste la pregunta correcta.
—¿Y qué mierda está haciendo tan ocupado como para no contestar por él mismo, eh?
Dudó antes de contestar la pregunta, pero mintiera o no Karin iba a molestarse.
—Durmiendo. — Instantáneamente alejó el teléfono de su oreja, presentía que se venía una oleada de gritos, y no se equivocó.
Por acto de reflejo cortó la llamada, con mucha suerte la pelirroja iba a estar gritándole un millón de imbecilidades al aparato sin darse cuenta de que la llamada ya estaba colgada.
Suspiró y dejó el móvil sobre el abdomen del pelinegro, sabía de sobra que la novia volvería a llamar, pero se negaba a contestarle otra vez. Sasuke tendría que arreglárselas como pudiese, porque ella iba a volver a su tranquila lectura y de ahí no la sacarían de nuevo.
Diez minutos más tarde y Sakura estaba completamente ajena al mundo que la rodeaba, totalmente concentrada en el universo ficticio aquel. Hasta que nuevamente el teléfono comenzó a vibrar insistente sobre el abdomen del chico; decidió ignorarlo, sea quien sea, tarde o temprano tendría que cansarse de llamar, y si no, pues que Sasuke contestara.
Una página. Sasuke gruñó. El móvil seguía vibrando.
Dos páginas. El pelinegro frunció el ceño. El aparato al fin dejó de vibrar… por cinco segundos.
Tres páginas. Sakura frunció el entrecejo. El maldito aparato vibraba como si no hubiese un mañana.
—Mñh… maldición…— Más dormido que despierto, comenzó a balbucear, al parecer aún se negaba a abrir los ojos. —Contesta. —Ordenó, tomando el móvil con una de sus manos para acercárselo a la pelirrosa.
Ella suspiro realmente frustrada, cerró el libro, y molesta tomó el aparato, poniendo el altavoz de paso.
—No soy tu maldita sirvienta. —Masculló en voz baja, para que la noviecita no escuchara y armara un drama de ello
—¡SASUKE UCHIHA! ¡MÁS VALE QUE SEAS TÚ O YA VERÁS!
El estridente grito provocó que la Haruno saltara en su mismo lugar debido a la sorpresa que le causó aquella poderosa voz cuando de gritar se trataba, soltando el teléfono en el proceso. Se apresuró a recogerlo y volver a sostenerlo en sus manos, para que el pelinegro respondiera.
—¿O sino qué? — Cuestionó con la voz ronca, evidencia de que acababa de despertar.
—Oh, así que te has dignado a responder por ti mismo. —
Sakura enarcó una ceja al notar que Karin era una mezcla entre una madre furiosa y una novia extremadamente celosa, y se preguntó cómo el Uchiha podía soportar ese tremendo dolor de cabeza andante. Suspiró, nuevamente, y otra vez volvió a tomar el bendito libro, dedicándose ahora a observar la portada.
—Si no tienes nada inteligente por decir, vete al demonio. —Oh no. El pelinegro estaba cabreado, y eso significaba sólo dos cosas: O se desquitaba con Sakura y ahora sí que armaban la tercera guerra mundial, o iba a mandar a Karin bien a la mierda.
Para suerte de toda la humanidad, fue la segunda. La discusión continuó por varios segundos más, pero la pelirrosa no volvió a prestar atención hasta que escuchó como Sasuke, literalmente le gritó a su ahora ex novia que no se le acercase nuevamente, para luego colgar como si nada hubiese pasado. Ella siguió observando el dibujo del niño con la cicatriz en la frente, sin mencionar una sola palabra de la reciente discusión.
—He ahí la razón por la cual sigues virgen a los diecinueve años.— Mencionó él, ganándose una mirada molesta de la muchacha. — Cualquier chico que te vea observando un libro con esa cara de fascinación perdería cualquier interés sexual en ti.
—Eso no es cierto. —Declaró ella, dejando el libro en la mesa de centro para poder estirar sus brazos y piernas, aún con la cabeza del Uchiha sobre sus muslos. —No es que sea de esas tías románticas que sueñan con el príncipe perfecto para entregarse a él, pero no voy a darle mi preciada virginidad a cualquier tío sólo porque ya tengo diecinueve años, y en todo caso eso no tiene nada que ver contigo, así que deja de joderme con eso, señorito me-acuesto-con-todo-lo-que-se-mueva.
—¿Tu preciada virginidad? —El Uchiha no pudo evitar carcajearse ante lo gracioso que le sonaba aquello, sobre después de que ella misma negaba ser una romántica soñadora.— Y yo no me acuesto con todo lo que se mueva, apenas y lo hago con las tías que me parecen guapas.
Rodó los ojos cuando escuchó al pelinegro reírse, quien por ese acto se ganó un golpe en la frente, nada delicado, cabe decir, por parte de la pelirrosa.
—Sí, es como el primero beso, pero muchísimo más importante, eso no se lo das al primero que se te cruza. —Mencionó ella, empujándole para que de una vez por todas se sentara correctamente, la verdad es que ya ni sentía el culo de estar tantas horas en exactamente la misma posición, necesitaba caminar o si quiera sentarse de una forma diferente.
—Entonces, si fui lo suficientemente importante para que me dieras tu primer beso, merezco tambié— Antes de que comenzara a decir cualquier estupidez, optó por asfixiarle con un cojín, volviendo a recostarlo en su regazo nuevamente, claro que ahora el Uchiha estaba considerablemente más inquieto, tal vez se debía a la falta de oxígeno.
—Si seguimos por esa línea entonces asumo que la primera vez que tuviste sexo con alguien fue con Naruto, y eso, querido, te deja muy mal parado.
Por fin después de patalear tanto, Sakura decidió no convertirse en una asesina aquel día y dejarle respirar, y de paso defenderse de aquella deshonra que acababa de sufrir.
—De ninguna manera te atrevas a mencionar eso otra vez. Me da escalofríos tan sólo recordar que ese imbécil…
—¿Te robó tu primer y segundo beso?
Al instante ella se ganó una de esas miradas típicas de Sasuke que te dejan helado hasta los huesos, y entendió a advertencia.
—Te voy a dejar a tu casa. — Murmuró, poniéndose de pie de una vez por todas. Ella asintió, después de todo se estaba haciendo tarde y ya le había ayudado suficiente con su vida por aquel día.
—Vamos. —También se puso de pie, estirándose para desentumecer sus extremidades, pero su trasero definitivamente parecía haber sido borrado, no sentía nada de nada. Aquello era resultado del sacrificio que había hecho para que el Uchiha durmiese cómodamente un rato.
Ambos caminaron en silencio hasta la salida, donde Sasuke recogió las llaves del auto que emplearía para llevar a la muchacha hasta su casa, mientras tanto ella se desataba el pelo y calzaba sus zapatos para poder salir a la calle.
—Aun no puedo comprender qué estaba pensando tu padre cuando te regaló un auto por ingresar a la universidad. —Reclamó ella, cuando el muchacho hubo quitado la alarma para poder subir al lugar de siempre.
—Tal vez sea porque soy un buen hijo. —Murmuró él, distraídamente. Encendió el motor y emprendió el camino hacia su casa.
—Esa parte la entiendo, a medias, pero si esto es por ingresar ¿Qué te espera cuando termines la carrera? ¿¡Una mansión!?
—No tenemos tanto dinero, Sakura.
—No te creo nada, basta mirar tu casa para darse cuenta que tienen suficiente y mucho más. —Rodó los ojos ante la terquedad de la chica, optando no contradecirla por el momento, después de todo ella estaba convencida de que prácticamente nadaba en dinero, así que no valía la pena el esfuerzo que emplearía en aquella discusión. —No te quedes callado ¿Acaso la ruptura con Karin te rompió el corazón?
Ahora suspiró hastiado, había conseguido olvidar el lío con aquella otra chica, no es que le afectase de alguna manera, después de todo, en aquel corto periodo que estuvieron "saliendo" ella no fue más que un maldito dolor de cabeza. Por decirlo de alguna forma suave.
—La verdad estoy destrozado. No sé qué haré sin ella, mi vida ha perdido el rumbo. —Ahora ella sonrió, no había nada más confortante que escucharle con ese tono tan sarcástico y antipático que solía emplear con el mundo.
—Tienes suerte de que esté contigo, me encargaré de redirigir tu vida hasta que aparezca otra tipa escandalosa y te haga perder el rumbo nuevamente. —Declaró, cruzándose de brazos, casi orgullosa del rol que según ella estaba ocupando en la vida del pelinegro. Él no pudo evitar soltar una corta risa.
—No tienes remedio, mh.
—Y si lo tuviera, tu vida sería demasiado aburrida.
—…tal vez. —Murmuró, desviando la mirada hacia su acompañante por un par de segundos.
Continuaron lo que quedaba del camino en silencio, hasta que el muchacho se estacionó frente a la casa de ella.
—Gracias, nos vemos mañana. —Despidió ella, abriendo la puerta para luego retirarse del vehículo.
—Nos vemos. —Dijo, pero cuando estaba a punto de cerrar la puerta le llamó, provocando que ella se inclinase para alcanzar a verle, sosteniendo la puerta con una de sus manos.— Recuerda que actualmente tengo un corazón roto y ningún tipo de compromiso, por si quieres arreglar eso.
El sugerente tono que empleo el Uchiha le dejó más que claro a qué se refería exactamente, y como era de esperarse, ésta le dedicó una mirada por demás molesta antes de azotar la puerta del vehículo al cerrarla sin cuidado alguno.
—Mejor vete al demonio. —Espetó antes de voltearse y dirigir sus pasos a la puerta de su hogar.
—¡Piénsalo! —Exclamó, ganándose un encantador gesto de la pelirrosa, ante el cual se limitó a reír simplemente. El que le enseñara el dedo del medio era tan usual como sus discusiones, así que a estas alturas sólo conseguía divertirle.
Sin decir más, se retiró.
Al final, no había sido un mal día después de todo, de hecho, había terminado bastante bien.
…
Hola, hola, espero que hayan disfrutado de esto.
Antes que nada quiero informar que no va a tener más allá de cinco o seis capítulos, tal vez menos.
De nuevo, espero que hayan disfrutado, estaré muy feliz de leerlas en algún rvw.
Ni yo me creo que sean sólo amigos. (?) No sé en qué pensaba.
