This is a story about July.
Capítulo primero.
Habían pasado unos cuantos meses desde que Miyuki Kazuya se había graduado, abandonando Seidou con una sonrisa en el rostro y palabras de aliento para todo el equipo. Muchos aplaudieron, otros prometieron que no lo defraudarían, que se convertirían en los campeones nacionales, y otros más lloraron, pero nadie más que Sawamura. Juntos habían formado una batería que había derrotado a oponentes muy fuertes y, ahora que estarían separados el uno del otro, Okumura Koushuu se encargaría de intentar sacar el máximo potencial del pitcher en los partidos. Todos creían que, ahora que Miyuki se había marchado, sería imposible que llegaran al nivel de antes. Sin embargo, Okumura había demostrado ser un catcher más que capacitado, y juntos consiguieron victorias que permanecerían marcadas en la historia de Seidou.
Así, Junio llegó a su fin tan pronto como llegó.
Sawamura Eijun, sin embargo, aún no se había percatado de ello. Se encontraba tan centrado en mejorar sus lanzamientos para ser cada vez un mejor pitcher y conseguir beca en alguna universidad, que había olvidado que pronto se acercaría el entrenamiento infernal de verano, por lo que cuando Haruichi se lo recordó, la expresión que puso hizo reír a todo el equipo. Aún cuando ya estaba en tercer año, y portaba el número de la estrella del equipo en su espalda, aquella actitud infantil y que muchos consideraban como "molesta" continuaba siendo una de sus principales características. Así, viéndolo detenidamente, parecía que, si bien había crecido como pitcher, jamás dejaría de ser aquél que, con sus gritos, animaba o avergonzaba al equipo fuese la situación que fuese.
La mayoría del tiempo que se encontraban entrenando, Okumura y Eijun se dedicaban a practicar lanzamientos. Okumura intentaba hacer todo lo posible por alcanzar el nivel de Miyuki... No, en realidad intentaba sobrepasarlo, ser mejor catcher que Miyuki había sido. Sin embargo, para su frustración, Eijun constantemente lo recordaba como la persona gracias a la cual había decidido ir a Seidou. Okumura entonces apretaba sus puños y dientes, y a veces incluso golpeaba la pared ante los sorprendidos ojos de Seto, quien intentaba inmediatamente de calmarlo un poco. Su amigo generalmente era un persona tranquila, y existían muy pocas cosas que conseguían alterarlo, pero suponía que el hecho de que Sawamura no consiguiera sacarse a Miyuki de la cabeza era una de esas pocas cosas.
Seto sabía que Okumura había desarrollado ciertos sentimientos hacia su senpai, pero cada vez que intentaba tocar el tema, Okumura desviaba rápidamente la conversación dejándolo con la palabra en la boca. No resultaba tan fácil extraer emociones de ese chico, y eso a veces podía resultar frustrante, pero algo que Seto sí podía confirmar era que Sawamura había sido la primera persona en ganarse la atención de Okumura al cien por ciento, algo que ni siquiera había logrado Furuya. ¿Sería acaso por lo impredecible que resultaba ser? Bueno, no era como si todos los pitchers fueran especialmente predecibles, pero Sawamura llegaba a un nivel completamente diferente. Por eso, sabía Seto, intentaba pasar el tiempo con su senpai el mayor tiempo posible.
— ¿Cómo ha estado ese lanzamiento? ¡Se ha sentido muy bien en mis dedos!
— Senpai... Eso ha sido Bola.
— ¿¡CÓMO!? ¿Estás completamente seguro de eso?
— . . .
Seto entonces sonreía desde su posición antes que le llamaran la atención. Él mejor que nadie sabía que Okumura estaba divirtiéndose, y eso era importante, realmente importante.
Luego del entrenamiento usual, los jugadores se retiraban a las duchas, aunque algunos optaban por permanecer un tiempo más corriendo, y una de esas personas era Eijun, quien iba acompañado generalmente de Furuya, el cual estaba resentido desde la ocasión en la cual le quitaron el número de la estrella para dársela a Sawamura. Aunque siempre comenzaban con un trote ligero, siempre acababan por convertir eso en una carrera. A veces se les unían los más nuevos pitchers, quienes contemplaban nerviosos el furioso combate entre Furuya y Sawamura. Seguían así hasta que el entrenador Kataoka debía hacer acto de presencia y obligarlos a ir a las duchas, y entonces la paz retornaba tan pronto como ambos decidían retirarse del lugar.
Luego de tomar una ducha, Sawamura se dirigía a su habitación, y lo primero que hacía era enviar un mensaje a Miyuki con una sonrisa en los labios, relatando todo lo que había hecho en el día. Muchas veces Miyuki no respondía nada, pero cuando lo hacía, a veces lo reprochaba un poco.
«¿No crees que es injusto que me cuentes esas cosas? ¿Sabes lo que mucho que me gustaría estar allí ahora mismo? Hombre, no seas tan cruel conmigo.»
Entonces Eijun reía un poco y respondía inmediatamente con el corazón latiendo a mil por hora.
Para quien no era justo era para Eijun, quien anhelaba con fuerza poder estar en esos instantes junto a él, hablar directamente con él, expresarle con palabras lo mucho que lo extrañaba (Aunque probablemente no lo haría de todas formas porque lo encontraría vergonzoso), sentir su brazo pasando sobre sus hombros y atrayéndolo. Escuchar sus bromas, aunque crueles. No podía describir lo mucho que deseaba poder estar con Miyuki Kazuya en esos instantes.
Ese primer día de Julio, sin embargo, a Sawamura le sorprendió ver que Miyuki había enviado un mensaje primero, algo completamente inusual. Sintiendo que su corazón se aceleraba, y que sus manos comenzaba a temblar a causa de los nervios, abrió el mensaje y lo leyó todo con la rapidez de un chita. En esos instantes su kouhai de primer año irrumpió en la habitación riendo junto a otro compañero al que había invitado a jugar videojuegos, pero se quedó de piedra al escuchar cómo el teléfono móvil de Sawamura caía de sus manos y se estrellaba sobre el suelo con un sonido sordo.
— ¿Sawamura-senpai? ¿Qué sucede?
Pero no hubo respuesta por parte de Eijun, ni siquiera un monosílabo, lo cual era bastante extraño en él.
«He comenzado a salir con Mei»
