¡Subete no kon'nichiwa! (¡Hola a todos!)

¿Cómo están? Yo aquí y al fin, comenzando a escribir el pedido al cual acepté :D

A través del foro "Comunidad del Cazador", chicaotaku95, al fin pude inspirarme con éstos dos geniales personajes~ ¡Ojalá sea de tu agrado!

Aclaraciones: MAYÚSCULA gritos más fuertes de los que están entre ¡!, cursiva entre "" pensamientos, (1) aclaraciones que irán al final del capítulo.

Disclaimer: Hunter x Hunter y sus personajes le pertenecen a Yoshihiro Togashi, yo solo los tomo para hacer éste fanfic.

Sin más, ¡Que lo disfruten!

Pecado De Un Vengador

Capítulo 1, "Nueva persona en mi vida"

-¡Pairo! ¡No te quedes atrás o el viejo nos atrapará!- corría un niño rubio, mientras le gritaba a su mejor amigo castaño que si no se apresuraba, estaba frito. -¡Y no sueltes esas nueces por nada en el mundo!-

-¡Te es fácil decirlo! ¡Tú tienes menos que yo! ¡Además de mejor visión!- se quejaba, tratando de seguir el ritmo de su compañero.

-Ah… lo lamento- sonrió y tomo el gran paquete con una mano, y con la otra tomo a su amigo -¡Vamos!-

Así ambos siguieron corriendo, mientras que un señor mayor, por no decir el jefe de la tribu, los perseguía con enardecidos ojos de furia.

-¡Kurapika! ¡Pairo! ¡Regresen ahora mismo con mi reserva de nueces anual!-

Pero lo inevitable sucedió, y fue que la edad se hacía presente en el cuerpo del hombre. "Ah… si no me muero de un infarto por esos dos, sería un milagro…"

Mientras tanto, los chicos llegaron a un gran árbol, conocido como El Divisor, ya que mantenía la línea de límite entre el mundo exterior y la zona en la cual la tribu yacía hacía siglos.

-¡Lo…Lo logramos Pairo! ¡Nueces gratis!- cantaba victorioso el niño de ojos azules. –Debo admitir… que nos costó más éste año…

-Kurapika…- su amigo de menor estatura se sentó a su lado –Creo que ya deberías dejar de hacer esto… Es decir…- largó un suspiro -¿No crees que ya estamos grandes para esto?

-¿Grandes? ¿Acaso estás bromeando?- engulló y saboreó unas cuantas nueces. -¡Hablas como viejo! No nada que valga más la pena que ésta deliciosas nueces, y lo sabes. Ten, come algunas y tal vez puedas pensar mejor- le ofreció, a lo que su mejor amigo aceptó. Kurapika sonrió, lo conocía tan bien, era inevitable saber que era el postre favorito de Pairo.

-Ah… cada año son más y más deliciosas…- acarició su barriga -¡En definitiva nunca me cansaré de ellas!

-¿Ves? Tan solo tenías hambre.

Ambos niños siguieron comiendo, contaban chistes e historias graciosas. Disfrutaban de su compañía, nada era mejor que pasar unos ratos juntos como amigos.

-¿Kurapika?- el menor pudo ver que su compañero tenía su vista fija en un punto -¿Pasa algo?

-Mira- señaló hacia adelante.

A lo lejos, la imagen de una persona se divisaba a lo lejos, pero su rostro estaba oculto por su cabello negro azabache. Sus ropas parecían envejecer a cada paso, sucias y desgarradas, no traía calzado alguno, y en su frente llevaba una venda blanca.

-Kurapika… no puedo ver a larga distancia…- le replicó. -¿Qué es lo que ves?

-Pairo… creo que… ha entrado un intruso…

-¡¿Qué?! ¡Imposible! ¡¿Cómo rayos nos encontró?!- el moreno comenzó a agitarse -¡Debemos avisar a todos!

Pero para cuando había dicho eso, aquella persona había llegado hasta unos pocos metros de ellos.

-Quien… ¿Quién eres?- preguntó con algo de pavor el rubio. -¿Quién eres y como nos encontraste?

Pero no hubo respuesta alguna. -¡Contesta!- y al decir esto último, el joven cayó desmayado al suelo.

-¡Kurapika, está herido! ¡Vamos! ¡Aún podemos…!

-No…

-¡¿Eh?!- Pairo quedó atónito ante la reacción de su amigo, ya que normalmente él era quien repetía una y otra vez "Si viene alguien de afuera, debemos decirles a todos antes de que nos maten".

-¡No podemos dejarlo así! ¡Hay que ayudarlo!- se levantó y fue hacia el inconsciente. Al llegar a él, volteó su rostro y vio varios rasguños.

-¡¿Pero qué rayos te sucede!? ¡¿Cómo vamos a ayudar a un total desconocido?! ¡Y qué sucedería que luego de que despierte nos quiere asesinar!

-Entonces, nos protegeré- cargó el cuerpo –Pairo, confía en mí, ahora ayúdame…

-¡Pero…! Ah…- con resignación, el más pequeño ayudó a cargarlo. –Solo te diré, que si muero, te culpo a ti por eso.

Kurapika no hizo caso al último comentario. Llevaron al joven al río cercano, y con unos pañuelos que Pairo acostumbraba a llegar, mojaron un poco la frente del pelinegro.

-¡Pairo!

El pequeño sintió una punzada en su estómago al escuchar a su amigo, pues la única razón de que su voz no fuera tan desesperante ni inquieta, era que ya había despertado.

-¿Estás bien?- el rubio vio al joven abrir sus ojos. –Debes de estar muy herido…

-Dónde…- una voz calmada pero seria salió de su boca -¿Dónde estoy?

-Kurapika… no irás a…

-Estás en un bosque… aunque esa pregunta debería hacértela a ti- el rubio cambio su expresión, a una totalmente tensa -¿Qué haces aquí?

Pairo suspiró, por suerte, su amigo no había tan idiota como para decirle exactamente su ubicación.

-Yo… no lo sé…

-Kurapika…- el menor lo llamó.

-¿Cómo te llamas?

-Mi nombre… es Kuroro Lucilfer…

-Con que Kuroro eh… y dime, ¿de dónde vienes?

El moreno trataba de divisar las imágenes, pensó un poco, y respondió. –Yo… vengo de una ciudad muy pobre y en bancarrota económica, llamada Meteor City…

Pairo sintió como sus piernas se aflojaban. Kurapika y él habían escuchado historias sobre ése lugar, y sabían muy bien, que la mayoría las peores personas, provenían de allí.

-Ku…Kurapika…

-¿Meteor City? Bueno, tal vez eso justifique tus prendas…- el rubio se sentó en frente de él. –Y dime, ¿qué edad tienes?

-Yo… tengo 16 años…- bajó su cabeza, aunque sabía que eran preguntas sencillas, no podía evitar sentirse irritado.

-¿16? Vaya, ¡nos llevamos 8 años! Yo soy Kurapika, tengo 8 años- señaló a su amigo. –Y él es Pairo, tiene 7 años-

-¡Kurapika!

-¿Qué?- preguntó mirándolo -¿Pasa algo…?

-¡Claro que pasa algo! ¡¿Cómo vas a decirle nuestros nombres y edades!? ¡Tan solo falta que le digas que somos de la tribu…!- pero se cubrió su boca con sus manos antes que la palabra "Kuruta" se escuchara -¡Tch! ¡Ya sabes lo que quiero decir!

-No te preocupes Pairo. ¿Sabes? Te veo algo paranoico, ve a relajarte un poco, yo te alcanzo en un rato.

-¿Y dejarte solo con ése lunático? ¡Jamás!- dijo señalando al joven.

-Alto… ¿Lunático?- éste levantó su rostro, y fijó sus ojos en Pairo –Tú… ni siquiera me conoces, no sabes de mí, y aun así, ¿me llamas lunático?- largó una risa ahogada –Aquí el único lunática eres tú, por juzgarme antes de tiempo, niño.

-¡O-Oye! ¡Kurapika! ¡Dile algo!-

-Em… Pairo… lo lamento, pero en ésta te quedas solo…

-¡¿Qué?!

-Creo que tiene razón, deberías ir a relajarte un poco a casa. No te preocupes, estaré bien. Te prometo que al anochecer estaré en casa- le dedicó una tierna sonrisa.

-Pero… Kurapika…- Pairo sintió su vista nublada, haciendo que viera menos de lo que acostumbraba –Está bien… Cuídate…- y a rastras, se alejó.

-Lamento eso… mi amigo es algo miedoso con lo que tenga que ver con el exterior, aunque si lo conocieras un poco más, verás que realmente muy en el fondo, desea salir…

-¿Exterior?- Kuroro miró dudoso al menor -¿A qué te refieres?

Kurapika no midió sus palabras –Eh… nada no importa…

El rubio se sentó a su lado –Y dime… ¿Realmente no recuerdas cómo llegaste aquí?

-No… mi familia y yo peleamos, y lo primero que hice fue salir de casa y abandonar la ciudad…- el moreno posó su mirada en el río –Aunque admito que fue una idea algo estúpida…

-Ah… pero, ¿por qué pelearon?

El mayor bajó su rostro, ocultándolo en sus rodillas, a lo cual hizo que Kurapika se atajara -¡Lo lamento! ¡No es de mi incumbencia!

-No… está bien…, verás, allí yo debo salir a buscar comida y dinero, mientras que mi madre hace trabajos caseros, y mi padre…- largó un suspiro. –Mi padre trabaja también, pero lo que gana se lo gasta en alcohol, por lo que los únicos ingresos somos mi madre y yo…

-Ah… realmente lo siento- bajó su rostro. -No quise…

-Regresé…- interrumpió –Regresé a mi casa, pero no había sido un buen día, ya que unos ladrones me habían quitado el poco dinero que había podido conseguir… por lo que mi padre me castigó con unos golpes e incluso rasguños, como podrás ver- se señaló los ya mencionados cortes en su cara –Y me dijo que era un inútil, que encima que ganaba poco, lo regalaba a los otros imbéciles que rondaban por las calles.

-Pero… eso no fue culpa tuya… ¿no?

-¡Por supuesto que no!- dio un golpe al suelo -¡Esos bastardos me golpearon hasta que solté el dinero! Pero el idiota de mi padre piensa más con el estómago que con el cerebro, y no entiendo eso.

-Kuroro…

-Y luego…- llevó su mano a su frente –Golpeó a mi madre…

-¡¿Eh?!- Kurapika lo observó. -¡Pero…! ¡¿Por qué?!- y por unos segundos, sintió como la furia se apoderaba de sí.

-Porque… ella quiso detener sus golpes hacia mí, poniéndose en el medio de nosotros, y resultando ser ella la herida...

Una suave brisa sopló, y los rayos del sol comenzaron a irse lentamente por el enmarcado de montañas que se veía a lo lejos.

-Luego de eso, ni siquiera se arrepintió de haberla golpeado. Tan solo dijo: "De todas formas te lo merecías, tú tampoco aportas en nada". No pude soportar que le diga esas horribles palabras… tratarla como basura… ¡Él es una basura!

-Y…. qué sucedió luego…- dijo retomando su lugar y cubriendo sus ojos por temor a que éstos hubieran cambiado de color.

-Lo apuñalé, y me escapé.

Kurapika quedó totalmente inmóvil, pero debía tratar de controlarse, ¿qué sentido tenía enojarse? Si de todas formas, no podría hacer nada para revertir lo sucedido.

-Y aquí me ves, hablando con un total extraño sobre mi vida… vaya, creo que se verdad estoy necesitado…- rio por lo bajo. –De todas formas, te agradezco que me hayas escuchado ¿sabes? Necesitaba descargarme un poco todos estos sentimientos…

-Kuroro…- sus ojos grises se encontraron con los del mayor. –Sé que nos conocimos hace unas horas- Debido a la intensa historia, el tiempo había pasado volando. –Pero… quiero decirte que si necesitas hablar con alguien, no dudes en decirme.

El moreno lo miró fijo –Eres totalmente distinto a tu amigo, él se fue totalmente asustado de tan solo verme, y tú, por el contrario, te quedaste y me ayudaste… incluso curaste mis heridas- levantó su brazo y vio la gasa que sostenía una pequeña cinta.

-Ah… no es nada…- Kurapika sintió un agradable calor en su interior –De verdad, tan solo no me pareció correcto dejarte allí totalmente solo, y menos en un lugar que no conoces.

-Lo sé… pero, en serio…- el moreno volteó hacia Kurapika –Creo que, necesito devolverte el favor…

-¿D…Devolvérmelo? No… no te preocupes, estoy bien así…- de pronto, el calor de su interior subió hasta sus mejillas, haciendo que éstas tomaran un tono rosado.

-Pero, debo darte las gracias de alguna manera…- comenzó a acercarse lentamente, y su sonrisa se dejó ver.

Los rayos del sol ya no iluminaban, porque ahora era el trabajo de la misma luna y las estrellas de hacerlo. Poco a poco, millones de puntos plateados aparecían en el cielo.

-Con… un simple "gracias" es suficiente… No quiero nada a cambio…

-Oh vamos… uno siempre quiere algo a cambio, incluso hasta sin saber qué- replicó cruzándose de brazos.

-Bueno… no sé qué decirte…- el rubio se encogió de hombros.

-Mmm… Entonces yo te lo agradeceré sin necesidad de que me lo pidas, ¿te parece bien?

-Uhm… supongo que sí…

-Está bien, pero necesito que cierres tus ojos.

El menor obedeció. "¿Qué será? La verdad no estoy acostumbrado a recibir algo a cambio, todo lo que hice o hago, siempre fue con un simple agradecimiento. ¿Qué otra cosa puede darme? La verdad… no quiero nada a cambio…"

Pero todo pensamiento de esfumó de su mente, pues pudo sentir algo rosar sus labios. "Pero… ¿Qué… es…?"

-Bien… ahora siento que no te debo nada- el moreno se levantó. –Hasta pronto, Kurapika- y con una amable sonrisa, se despidió.

-¡Espera!

Kuroro volteó -Podríamos… ¿Volver a vernos?- y ante ésta pregunta, largó una pequeña risa.

-Cuando quieras… estaré cerca de aquí todos los días por la tarde, hasta entonces- su imagen desapareció a medida que se adentraba en los arbustos.

-Ku…roro…- Kurapika llevó una de sus manos a su boca, y sintió su rostro arder.

Al darse cuenta de la hora, tomó sus pertenencias y corrió lo más rápido que pudo hasta su residencia, en la cual se encontraba su mejor amigo y su familia.

-¡Kurapika! ¡¿Dónde rayos estabas?! ¡¿A caso sabes qué hora es!?- los regaños de su madre no se hicieron esperar, pues ni siquiera le dijo un "Hola" o algo parecido, aunque la ya conocía, y sabía que ésa era su forma de saludar.

-Lo lamento… me distraje con unos animales en el bosque…- puso su mano de tras de su nuca y sonrió avergonzado –Prometo que no volverá a suceder.

-Ah… está bien… ahora ve a tu cuarto, Pairo está allí esperándote hace horas…

El rubio subió, y pudo encontrar a su mejor amigo sentado en el suelo, abrazando sus rodillas.

-¡Kurapika!- el mencionado casi cae al suelo debido al fuerte abrazo que acababa de recibir -¡¿Dónde estabas?!

-Te dije que volvería al anochecer, Pairo…- sonrió. –No te preocupes, estoy bien.

-Ah… me alegro mucho…- se soltó. –Al menos ahora podré dormir… ¡mis ojos no dan más del cansancio!- fue hacia la puerta, y con una sonrisa -¡Adiós!- se despidió.

-Pairo…

-¿Uh? ¿Pasa algo?- se volvió.

-Dime algo… ¿Cuántas maneras hay de decir "gracias"?

El menor quedó totalmente pensativo –Mmm… creo que hay millones… con palabras, con regalos, con gestos y acciones…

-Y… un beso… ¿Cuenta?- volteó, tratando de ocultar su pequeño rubor.

Pairo quedó inmóvil, pero no pudo evitar ponerse a analizar. –Creo que sí, aunque eso sería muy de niña, o tal vez entre parejas… ¡Vaya! ¡Qué cosas se te ocurren!

-Ah… gracias, hasta mañana, Pairo- sonrió, y así ambos se despidieron.

Durante la noche, un pequeño pensamiento daba vueltas en la cabeza del niño de 8 años de edad.

"Mi… primer beso…"

Y con una sonrisa en su rostro, el pequeño miembro del Clan Kuruta, se quedó profundamente dormido.

¡~Tsudzukeru~! (¡~Continuará~!)

¡Vaya! Qué rápido llegó la inspiración xD Bueno, gracias por leer C: y aviso que éste fic constará de varios capítulos, los cuales tardaré en subir, pues ahora tan solo tuve un pequeño hueco en mis exámenes D:

¡Nos leemos en la próxima actualización! ¡Sayonaraaaaaaaa~!