Declaimer: Como ya sabréis de sobra, estos personajes no me pertenecen, tan solo voy a trastornar sus vidas por mera diversión.
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Isabella Swan bufó frustrada al lado del carruaje, la señorita, si se podía llamar así, Jessica había decidido que necesitaba estirar las piernas, por lo que llevaban más de diez minutos parados, en un bosque que era famoso por la clase de rufianes que vivían en él. Lady Jessica era una mujer de treinta años todavía soltera, lo que en pleno siglo XIX significaba que sería una solterona ¿El problema? Lady Jessica no era una mujer fea, era guapa, no preciosa pero sí guapa, el problema es que era insufrible, una niña crecidita mal criada con la voz de pito.
Y a Isabella Swan, una prima lejana huérfana le tocaba acompañarla a todos lados a cambio de una bonita aportación a su dote. Lo que pocos comprendía era por qué le habían dado ese trabajo a una mujer tan joven como Bella, a sus 18 años no podía hacer nada con Lady Jessica, tal vez fuera que tras la muerte de sus padres su tía quería que encontrara un buen marido de mano de Jessica, su tía, Charlotte siempre fue buena con ella y con su hermano.
Isabella miró hacia abajo, llevaba un sencillo vestido azul cielo. Como la mayoría de los vestidos de la época era voluminosa por la parte trasera de la falda, por encima del vestido llevaba una chaqueta ajustada color media noche que por el cuello dejaba ver la camisa azul, muy parecida a las chaquetas de frac masculinas, el pelo recogido todo atrás cayendo en rizos, y de joyas tan solo unas perlas en los oídos.
-Lady Jessica.-Comenzó a hablar uno de los hombres que las escoltaban.- ¿Desearía usted comenzar el viaje? Esta no es una buena zona para quedar varados.
-De acuerdo.
La asistente de cámara de Jessica la ayudó entrar, y en cuanto esta última no le vio cambió su expresión a la misma que haría una persona si oliera algo maloliente, imitando la expresión de Lady Jessica, haciendo reír a Lady Bella. Uno de los escoltas se acercó a ayudar a subir al carruaje. Bella se sentó junto a la asistente de cámara, la pequeña Alice que era de su misma edad, mientras Lady Jessica miraba la ventana con su habitual expresión de asco.
No llevaban en marcha más de cinco minutos cuando el carruaje frenó estrepitosamente, alarmadas asomaron la cabeza por la ventana, los escoltas habían bajado de sus caballos y se acercaban al carruaje, las dos ruedas traseras habían quedado atascadas y los caballos por mucho que tiraran no lograban sacarlas.
Bella suspiró, estaba frustrada, era el baile más importante de la temporada e iban a llegar tarde, lo cual no parecía importarle en exceso a Jessica, aunque lo comprendía, ella había acudido a muchos bailes de esos y ya debían resultarle extremadamente repetitivos. Alice se removió inquieta al lado de Bella, mientras Jessica salía del carruaje a "estirar las piernas" aunque lo que en verdad quería era observar a los escoltas hasta decidir con cuál de ellos se acostaría esta noche.
-¿Se encuentra bien Alice?
-Tutéeme Lady Bella.
-Si tú haces lo mismo, pero no has respondido a mi pregunta.
-Es solo que… ¿No está todo en demasiado silencio?-Cuestionó mirando a su alrededor.
Bella aguzó el oído, a parte del trabajar de los hombres no se oía nada. Ni siquiera las hojas de los arboles moverse, ni a los pájaros cantar, era como si de repente el bosque se hubiera quedado estático, sin vida, inerte.
-Es cierto.-Coincidió Bella.-Pero debe de ser por nosotros, hemos debido de espantar a los animales con el ruido.-Comentó pero sin mucha convicción.
-Eso no te lo has creído ni tú, hemos viajado miles de veces por caminos como este y nunca ha estado…
Alice no pudo continuar, un grito atronador rasgó la tarde, dejando a todo el mundo paralizado por unos interminables minutos. Alice y Bella se miraron a los ojos con idénticas expresiones de pánico, ese no era un grito de auxilio, era el grito de un guerrero, y tras ese grito vinieron el sonido de caballos y unos cuantos gritos más.
Bella se estrelló contra la pared, deseando que su vestido rosa de flores y ella misma se fusionaran contra el interior de terciopelo rojo del carruaje, Alice imitó su movimiento mientras dejaba escapar algunas lagrimas de pánico. Fuera del carruaje oía como los escoltas sacaban sus armas y luchaban contra los asaltantes no podían saber quien llevaba la ventaja en la batalla.
Bella, se asomó levemente a la ventana, los asaltantes que aparentemente iban vestidos como gente de clase media alta duplicaban a los pocos escoltas que quedaban con vida, a lo lejos vio como Lady Jessica huía a caballo con uno de los escoltas. Dejando a Isabella y a Alice, solas con muy pocas probabilidades de salir ilesas.
-Tenemos que salir de aquí.-Susurró Alice.
-No. Están por todos lados nos verían y atraparían. Y en el caso de que huyamos que hacemos. En carruaje estamos a más de 6 horas de la granja de los Denali. Con estos ropajes y campo a través tardaríamos el doble como mínimo. Se nos haría de noche.
-¿Y qué hacemos?
-Rezar porque piensen que Jessica era la única pasajera y que no miren dentro.- Ambas se quedaron en silencio, sabiendo que eso era imposible.
De repente la puerta del carruaje se intentó abrir, a causa de la cortina que contenía no sabían quién podía ser el que abriera, si un escolta que las ayudaría a huir o un asaltante que dios no quiera saber lo que podría hacerles, pero la puerta no se abrió, Alice suspiró aliviada mientras Bella se quedaba paralizada del miedo.
Después de un tiempo en el que sólo oían ruidos de la batalla, sin saber en absoluto quienes iban aventajados el sonido empezó a disminuir hasta que tan sólo quedaron unas voces de hombres, aunque las chicas no podían saber si era de sus escoltas o de los atacantes, aunque con esperanza vana esperaban que fueran sus escoltas.
Desde el exterior un hombre de complexión media fuerte, con el pelo del color de la miel y los ojos azules como el cielo volvió a intentar abrir la puerta, pero esta no cedía, ya que vela tiraba con fuerza de ella para que no abrieran.
-¡Chicos! Ayudadme, se ha atascado.
Bella sabiendo que no podía luchar contra la fuerza de varios hombres se apartó, hoyó como algo golpeaba el candado y l puerta se abrió. Para ellas mostró algo extraño, el hombre de cabellos color miel no parecía un asaltante del tres al cuarto, iba bien vestido, se notaba incluso cuando estaba sudado como en ese momento, e iba bastante aseado, para sorpresa de las dos doncellas. Lo que también sorprendió a Alice fue ese respingo que sintió en el corazón cuando le vio.
-Pero mira que tenemos aquí, otra Lady y una ayuda de cámara. Así que la que ha huido no iba sola y las ha abandonado, ¿No es cierto, señoritas?
Ninguna de las dos abrió la boca. Alice estaba paralizada por el pánico, y en parte por el hombre que estaba delante de ella, era tan hermoso que no podría hablar con él ni en una situación menos ortodoxa. Y Bella sólo podía pensar en su hermano mayor, hace ya cinco años su hermano, 6 años mayor Emmet que ella, había sido asaltado en su carruaje y había desaparecido. Aunque ella durante años se negó a pensar durante años que estuviera muerto, al contrario que todo el mundo, al final se había dado cuenta de que era imposible que estuviera vivo.
-Bajen se del carruaje.-Ordenó el rubio.
La primera en moverse fue Alice, se acercó a la puerta y fue a bajar, para sorpresa de ambas el rubio le ofreció la mano para ayudarla. Repitió la misma acción cuando Bella bajó. Y a fuera había carros, que era llenados con las pertenencias de los escoltas y las suyas propias. Por el suelo podía ver a sus escoltas, los hombres que la habían protegido durante innumerables viajes, tirados en el suelo, inertes sin vida. Y Bella no pudo evitar que le entraran nauseas, tapó con su mano la boca mientras que se agarraba a Alice para mantener el equilibrio.
-¿Te encuentra bien, Bella?-Susurró Alice mientras la ayudaba a mantenerse en pie.
-Si solo es que…Los hombres están…-
Volvió a cubrir su boca con las manos, pero esta vez no pudo evitar caer de rodillas al suelo, ya en el suelo pudo controlar las nauseas, no pudo evitar que las lágrimas se agolparan en sus ojos ¿Qué iba a ser de ella y de Alice ahora? Se le escapó una lágrima que tanto había querido contener, Alice a su lado intentaba ayudarla a levantarse, cuando de repente en su campo visual apareció una mano, era la del hombre rubio, Bella dubitativa la tomó y se levantó.
-¿Quiénes sois?-Pregunto de forma brusca.
-Yo soy Lady Isabella Swan, condesa de Forks,-Jasper abrió un poco los ojos, sin saber yo por qué, no era una chica de una gran familia noble- la que ha salido corriendo era Lady Jessica Stanley, la duquesa de Northearth y ella es la asistente de cámara, Alice…-Bella se calló sin saber el apellido.
-Brandon.-Susurró Alice a media voz mientras miraba embelesada al hombre de cabello rubio.
-De acuerdo… Yo soy Jasper, sólo Jasper no necesitáis mi apellido.
Bella pensó que no necesitaban su nombre, si las iban a matar de todos modos. Miró a Alice con reprobación consciente de la forma que había mirado al hombre, Alice giró la cara para encontrar sus miradas y se sonrojó al darse cuenta de la razón. No era su culpa que fuera un hombre tan atractivo.
-No te encandiles con tu posible verdugo.-Comentó Bella con frialdad.
Vio como Jasper daba su caballo a un chico, no debía de tener más de 15 o 16 años, tenía la piel oscura al igual que el pelo, se subió al caballo y Jasper se giró para mirarlas, haciéndoles señas de que se acercaran, una vez al lado del carro que se encontraba medio vacío, las ayudó a subir a la parte delantera, luego subió el y dirigió a los caballos para que comenzaran a moverse entre los árboles.
Bella y Alice iban cogidas de las manos, Alice incluso ahora miraba de soslayo a Jasper que conducía el carro sin mirarlas si quiera. Bella en cambio se mantenía rígida como un poste, y pellizcaba a Alice cada vez que miraba demasiado tiempo a Jasper. Después de un largo camino en silencio, hubo un descomunal bache que hizo a Bella saltar por los aires.
-Relájese, o si no la para la próxima vez no caerá dentro de carro.-Dijo Jasper, soltando una risita.
-Sinceramente no sé cómo podría relajarme, si no se a donde voy acompañada de unos hombres a los que no conozco y que no sé que quieren de mí.-Jasper se quedó paralizado por un momento pero luego soltó una carcajada.
-Puedes relajarte, de momento. No podemos hacer nada con vosotras hasta que el jefe os vea y no creo que os vaya a hacer nada.
Bella se quedó callada, pensando en cuantos ladrones habría más, con ellos había al menos 30, y seguro que con el jefe se habían quedado otros tantos, había pueblos que tenían menos población que esa. Continuaron avanzando en silencio, Alice ya había ignorado las miradas de regaño de Bella y miraba embobada a Jasper.
Después de más de cuatro horas y media en carruaje llegaron, era como un pueblo. Había casas, aunque no eran de piedra, eran de madera, salvo una que era algo más grande, debía de haber por lo menos 80 casas, más la única de piedra, que era más grande, de más de 2 plantas, a Bella le recordó a las que había en Estados Unidos, con porche y todo. El pueblo estaba rodeado de bosque, si no sabías ir no había ningún camino que te llevara.
Por las calles se veían correr algunos niños, no demasiados, Bella contó unos 5, también había mujeres, menos que hombres pero los había. En dicho pueblo había un pequeño comercio y una taberna que no daba mucha confianza, había una única calle principal que dirigía a la casa más grande, debía de tener en la parte 5 dormitorios y abajo amplios salones y cocinas, se veía elegante. Se encontraban en la frontera de Inglaterra con Escocia.
-Una vez en la puerta de la casa Alice y Bella bajaron del carruaje mientras veían como descargaban sus pertenencias y las que fueran de Jessica del otro carro. Comenzaron a meterlo todo en un granero que no había a mucha distancia. Jasper las indicó que entraran en el interior de la casa, entraron a un salón, grande, con suelos de madera y papel pintado en las paredes, con sillones de aspecto cómodo, estanterías llenas de libros y una chimenea. Tenía un toque demasiado acogedor para ser decorado por un hombre.
Por la puerta entraron tres mujeres, dos de ellas iban vestidas con vestidos de servicio, eran de tez morena, con el pelo negro y ojos igual. Detrás iba una mujer despampanante, casi tan pálida como Bella, con los ojos azules igual que Jasper y con el pelo dorado largo apartado de la cara con pinzas, llegándole más allá de la cintura, era más alta de lo habitual y con un cuerpo de escándalo, una mujer realmente hermosa.
-¡Jasper!-Saludó la rubia con una sonrisa.-Por fin has vuelto.-Se giró a mirar a Bella y a Alice.-Traes compañía.- Se acercó a ellas y extendió su cuidada mano.- Rosalie, hermana de Jasper.
-Isabella Swan.-Dijo esta, cogiendo su mano. Y al igual que con Jasper la mirada de esta cambió.
-¿Y tu cómo te llamas?-Le preguntó a Alice.
-Alice Brandon, soy la ayuda de cámara de Lady Bella y Lady Jessica.
-¿Hay otra más?-Preguntó Rosalie a Jasper con una ceja alzada.
-Huyó.-Dijo Jasper mientras se sentaba en uno de los sillones negando con la cabeza.- Se fue con uno de los escoltas a caballo, dejándolas solas en el interior.
La sala se quedó sumida en un incómodo silencio, Rosalie las hizo señas para que se sentaran mientras ordenaba a las dos mujeres, Sue y Emily, que trajeran un té. Bella se sentó en uno de los sillones individuales, Alice se sentó en el mismo sillón que Jasper pero todo lo alejada que pudo, mientras Rose se sentaba en otro de los individuales. Cuando trajeron el té lo dejaron en la mesita que había entre los asientos, y cuando Jasper hizo un movimiento brusco para coger el té, Alice se encogió asustada. Rosalie al ver esto soltó una risita burlona.
-No tengáis miedo, hasta que Edward no diga lo contrario estáis aquí como invitados. No os haremos nada.
Bella frunció el ceño, así que tenía que esperar hasta que un desconocido dijera cual sería su destino, de sirviente o de simple reclusa, ese pensamiento ensombreció la cara de Bella, y Jasper no lo pasó por alto.
-No te preocupes, como habréis visto nos faltan mujeres, seréis igual que los demás, os darán una casa, claro está tendréis que trabajar, pero eso para la pequeña no será un cambio.
Tanto Bella como Alice eran chicas pequeñitas. Alice era un poco más pequeña, pero por su figura delgadita parecía más niña que Bella, aunque fueran de la misma edad. Bella por el contrario pese a ser bajita tenía algo más de curvas, lo que le hacía ver más mayor que Alice aunque tampoco mucho.
-¡No soy tan pequeña!-Bufó Alice molesta sorprendiendo a Rosalie y a Jasper y haciendo sonreír a Isabella.- Tengo 19 años y soy cinco meses mayor que ella.- Dijo señalando a Bella.-, por que sea más pequeña y delgada no significa que sea una niña.
Jasper la miró sorprendido, a Alice nunca la echaban más de 16 años y a sus 19 para ella era un complejo, ningún hombre se fijaba nunca en ella creyendo que era una niña, lo que la desesperanzaba haciéndola pensar que moriría soltera.
Se oyó ruido en la sala de al lado y por la puerta entró un hombre, si Jasper tenía 25 años este debía de tener 28 años. Era más alto que Jasper y de complexión más fuerte, tenía el pelo como el bronce y los ojos verdes como la mente, una fuerte mandíbula cuadrada dándole un aire duro. Y a Bella le cortó la respiración. Debía de medir metro noventa, en comparación de su metro cincuenta y cinco era altísimo, pero eso no era lo que la dejó sin respiración, fue su hermosura y el hecho de que se le acelerara el corazón cuando le vio.
-Jasper.-Saludó con una sonrisa burlona.- Veo que has llegado ileso.-Fijó su mirada en Alice levemente luego posó su mirada en Bella, recorriéndola de arriba abajo con la mirada, parando en sus profundos ojos color chocolate.- Y veo que traes visita.
-Si.-Se levantó y las señaló.- Ambas tienen 19 años, la del pelo negro es Alice Brandon la ayuda de cámara de la señorita que logró huir con un escolta y de ella.
-Y ella quién es.-Dijo Edward sin apartar la mirada de ella.
-Es Lady Isabella.- Hizo una pausa dramática.- Swan.
Edward apartó por fin la mirada de Bella y le lanzó una mirada de incredulidad a Jasper, cuando este asintió, echó la cabeza para atrás y soltó una carcajada. Volvió a mirarla como si buscara algo en ella.
-Tienen los mismos ojos.-Murmuró Rosalie.
-Es cierto, y los mismos rizos.-Murmuró Edward
Bella tenía los ojos castaños claros, casi dorados, rodeados de pestañas oscuras y unas cejas igual, tenía el pelo castaño con reflejos rojos y el rostro pálido. Ellos la siguieron observando hasta que una fuerte voz sonó desde la habitación de al lado, a Bella la voz le sonó horrorosamente familiar.
-Ya estoy en casa.
Y como si un fantasma se tratara Bella profirió un grito. En la puerta había un hombre tan alto como Edward pero más musculoso, con los rizos rebeldes y negros cortados bastante corto y con los ojos marrones dorados iguales a los de Bella. Este hombre al fijar su mirada en Bella se quedó petrificado, con la boca abierta. Se instauró un silencio, Alice miraba sin comprender mientras Jasper, Rosalie y Edward miraban la escena sorprendidos. Bella miraba al hombre que acababa a entrar por la puerta con la boca abierta, al igual que él la miraba a ella.
-Emmet…-Dijo Bella a media voz.
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Hola chicas
Espero que os haya gustado, esta es una nueva historia que se me ocurrió mientras estudiaba historia para los exámenes en junio, pero hasta ahora no he podido comenzar.
Esto va a ser lo último que suba hasta finales de agosto, lo más probable que el 29 o el 30 suba el segundo capítulo de esta historia.
Espero que os guste y dejen review
Besos
