N/A: Bueno no tengo mucho que decir respecto a esta historia, sólo que no es lo que siempre han leído. He escrito lo que me ha salido y lo que tenía prometido desde hace mucho tiempo. En verdad la historia original no iba a ir a así. Pero me puse a pensar y finalmente creí conveniente mejor hacerla de este modo. Espero que les guste y la disfruten.
Además quiero anunciar que estoy haciendo un pequeño curso de escritura, para todos aquellos que aún no saben bien como empezar y de donde tomar ideas. Pueden pasarse por el link tansolopalabras punto com. O por mangateca punto es. Disgruten.
Capítulo dedicado a alguien que hace poco me dijo que se iba a ver como viejecita esperando por el. Para ti, ahora te demuestro que no hizo falta esperar tanto.
Saludos.
Odio... algo que ensombrece el alma de las personas. Los vuelve diferente e incluso, pueden llegar a enloquecer. Se enferman, y no les deja ver más allá de lo que tienen delante. No naces con ello y sin embargo, su fuerza se contagia. Es tan grande y poderoso que ni el mismo infinito se compara con su atracción.
La mancha del odio ennegrece los corazones y pasa de uno a otro, como el virus más corrosivo de la existencia.
Si desde pequeño te inyectan esta atrocidad, ya estás perdido. Nada podría combatirlo y eso fue lo que le pasó a nuestra protagonista.
Fate era una mujer, que desde niña sus padres le enseñaron a odiar a los judíos. Para ella eran peor incluso que una rata, y debía ser avergonzada, castigada e inclusive aniquilada.
Su padre siempre había sido un ferviente seguidor del Führer. Desde los inicios de su partido, lo apoyó y siguió hasta que aquel personaje, que en un principio parecía poca cosa, acabó convirtiéndose en el canciller de Alemania.
Fate desde niña había sido entrenada en el arte de la guerra, y era una estratega nata. Fue nombrada comandante de las 'SS'. Fue la que tuvo mucho que ver en la idea de trasladar a los judíos a una zona concreta. Pero antes de todo eso, Hitler comenzó con su invasión en Varsovia, Polonia. Las fuerzas armadas de ese país eran realmente débiles. Tan sólo un mes bastó para conseguir su rendición. La primera victoria de lo que sería la conquista alemana.
Fate tenía apellido italiano, por su padre, pero ella nació y se creció en Austria. Vio a su familia perecer por culpa de la pobreza, que la anterior guerra había causado. La tasa del paro era demasiado alta, mientras, los judíos se enriquecían a costa de ellos. Su familia siempre tuvo una gran amistad con Adolf, cuando aún ni era conocido ni nadie sabía de él. Éste tenía mucho aprecio por Fate, la veía como el futuro de una Alemania, rica y poderosa. La mirada de la niña, estaba repleta de odio, y eso hacía que el Führer se sintiera orgulloso.
Hitler creó el partido nacionalista obrero alemán. Y ahí fue cuando comenzó todo. Creó un campo especializado para jóvenes alemanes, donde les enseñarían a ser soldados desde una temprana edad. Y donde Fate siempre quiso entrar desde que tenía uso de razón. El canciller prometió a su país que no volverían a pasar nunca más hambre, para ello privó a los judíos de prácticamente todos sus derechos como personas, pues para él y sus séquitos no eran humanos.
Y con esa idea Fate fue creciendo, y se crió en una casa en la que sólo se hablaba de ello. El odio llenó su corazón y su alma, lo respiraba a cada paso que daba. Dormía en su sangre y sus venas, en cada poro de su piel.
El padre de la niña no tuvo hijos, pero recibió la bendición de una niña que pronto sería la propia condena de los judíos personificada. Fue reclutada desde muy joven por las juventudes hitlerianas, donde la adiestraron intensamente. Su entrenamiento en el campamento fue duro y exhausto, pero la muchacha respondió con una fuerza jamás vista, destacando por encima de los más de ocho millones de reclutas.
En 1938, se graduó con honores y fue nombrada comandante de las 'SS'. Su temperamento e inteligencia, su odio a los judíos, le dio fama entre los soldados. Admirada por todos, su oficial en jefe la enviaría a la misión de trasladar a todos los judíos a las gueto, en Varsovia. Así comienza la historia de Fate Testarossa.
Remembrances.
I
por Naymco.
Me perteneces Fate, tu sentimiento por mi, me hace sentir orgulloso. Lo llevas en todo tu ser, en tu sangre, recorriendo tus venas y quemándote en ira. Sí... me gusta. A ti también sé que te gusta llevarme dentro de ti. Te protejo de esas ratas para que no te contagien con su hedor.
Sí... me gusta ver como hacen sus cuerpos agonizantes, mientras ven la muerte llegar. Su sangre esparcida por el suelo.
Eres sublime, Fate Testarossa.
Tal vez no me he presentado, mi nombre es 'Odio' y os narraré la dulce historia de la venganza. Me encontré con ella cuando apenas tenía 3 años. Su padre le decía que los judíos eran ratas, que no eran seres humanos.
Recuerdo la primera vez que pasó aquello. Había estado estudiando en una escuela pública, cerca de su casa. En ella nada más entrar aquel día vio a varios de esos animales. Parece que les habían trasladado desde otro colegio, y ahora estudiarían allí.
Para ese entonces Fate tenía diez años, y a la hora del recreo esos tres judíos salieron con los demás a jugar a la pelota. Fate sin embargo, permaneció inmóvil viendo como los demás compañeros de raza aria, se mezclaban con ellos. Era realmente asqueroso.
Mi preciosa niña de ojos carmesí, ellos pagarán, sólo aguarda un poco más.
A la finalización de las clases, Fate siguió a uno de los tres niños. El que más repugnante le pareció. El muchacho tomó por un callejón para acortar la llegada a su casa.
Grave error...
"¡Judío!" exclamó mi niña con los ojos inyectados en rabia.
El chico paró en seco, su respiración se entrecortó y su pequeño cuerpo se giró tembloroso.
"Judío..." Repitió Fate, pero ahora en un susurro.
Aquel ser no sabía qué decir, ni qué hacer. Se quedó paralizado.
"Responde, rata asquerosa" dijo ella.
Se acercó a él y le metió un empujón. El chico cayó al suelo y quedó sentado.
"¿Por qué me llamas así?" preguntó él.
Fate observaba los azules ojos del chico, y explotó en cólera.
¡Ah! Que sensación tan agradable cuando ella le agarró del pelo, y comenzó a arrastrarlo hasta un montículo de tierra cercano.
"No debes estar aquí, manchas mi vista." Respondió ella.
Su tono de voz cambió radicalmente. Ahora era más oscura y maligna. El niño pataleaba y agarraba la mano que Fate aún tenia en su pelo. Pero no lograba zafarse.
Sí... la adrenalina, tu corazón late muy precipitado, y hasta el color de tus ojos se han vuelto más oscuros. Sí Fate... sí... aliméntame... sacia mi apetito.
¡MÁTALO!
Empujó al muchacho contra el suelo y tomó una piedra, con la que comenzó a golpearle en la cabeza. Él forcejeaba como podía al recibir semejantes golpes. Hasta que pronto dejó de moverse. La sangre salpicaba la cara de la niña, el suelo... sus manos y su ropa. Sus ojos abiertos disfrutaban con la visión de ver el cuerpo ya sin vida, de aquel sucio judío.
Fue glorioso, Fate... glorioso.
Esa sería la primera vez que ella mataría. La primera vez que sentiría el placer macabro de eliminar a una rata. Cuando llegó a su casa, el padre al verla, la miró con asombro.
"Padre..." susurró mientras le miraba fijamente. "Ahora hay una sucia rata menos." dijo con una sonrisa maquiavelica.
Le contó todo y él no salía de su sorpresa. Había creado a la persona perfecta.
"Muy bien hecho, hija mía." puso su mano en la cabeza de la niña, acariciando su rubia cabellera. "De hecho, no volverás nunca más a ese mugriento sitio." comentó con orgullo. "A partir de mañana irás al campamento de las juventudes hitlerianas" terminó explicando.
La cara de Fate, se iluminó. Había deseado ir desde que tenía uso de razón. Jamás alguien tan joven había entrado allí. Mas Fate era una niña prodigiosa y además me tenía a mí. Ingresó allí con diez años y llevaría un entrenamiento especial. Mucho más intenso que cualquier otro recluta. A ella le enseñarían a ser una autentica líder. Crecí junto a ella y vi como era capaz con tan sólo doce años, a montar y usar cualquier tipo de arma. Desde la más simple a la más compleja. Su físico era tremendamente resistente, y su fuerza interior única. Pero su verdadero don era la estrategia. Era capaz de recrear una simulación perfecta para invadir un país.
Maravilloso Fate... me haces sentir muy feliz.
Los informes hablaban por si solos de su grandeza. Hasta el Führer estaba enterado de su entrenamiento. Era sin duda alguna, el mayor orgullo para él. Lo que siempre supo que pasaría.
Después de ese campamento, Fate ingresó en varias academias especializadas, para liderar en cualquier situación. Y después de mucho trabajo y más de catorce años, la niña se hizo mujer. Se graduaba con honores y a partir de ahora vestiría el uniforme de las 'SS'.
Fue nombrada comandante. Un precioso traje negro lleno de galones y algunas medallas, con la característica banda roja, y el símbolo nazi, la hacía imponer aún más de lo que ya lo hacía.
Y así comenzó con la misión que su oficial en jefe, le encomendó.
.
29 de septiembre de 1939. Varsovia.
Las tropas alemanas entraban al país después de una rendición incondicional. Fate llegaría tres días después de la conquista para poner orden en las calles. Un vehículo negro se aproximó a un enorme edificio que había sido tomado por las fuerzas alemanas, como centro de mando. De él bajó una elegante mujer rubia de ojos carmesí. Las medallas de su uniforme negro, destacaban con su brillo por donde pasara. Observó un momento el lugar. Varios soldados se habían quedado firmes al verla. Respiró profundamente el aire de la victoria y se enorgulleció, de que su país venciera de forma tan aplastante.
A partir de ahora tendría mucho trabajo, querían mermar a los judíos de ese país, y para ello comenzaron diferenciándolos de los demás. Una banda blanca con una estrella de David en azul, sería la manera de mantenerlos controlados. Luego la normativa, les prohibía drásticamente, entrar en cualquier local, pasear por los parques e incluso caminar por las aceras.
Eran perros y debían ser tratados como tal. Los días se fueron sucediendo, todo marchaba normal. Incluso comenzó a dar paseos por las tardes para tomar el aire. Era fascinante la forma tan elegante de andar que tenía. El uniforme parecía haber nacido sólo para ella, lo llevaba además, con orgullo.
Aquel día ya habían casi terminado con el papeleo, de lo que sería el traslado de todos los judíos de la ciudad a las guetos.
Esa tarde llovía débilmente, y llevaba una larga gabardina del mismo color que el traje. Los soldados al verla se ponían firmes ante su presencia. No sólo era atrayente sino también imponía de tal forma, que hasta los civiles polacos les infligía miedo.
"Soldado" dijo Fate observando a varios judíos cerca de un parque.
"¡A sus ordenes, mi comandante!" exclamó el muchacho, sacando pecho y clavando los talones en el suelo.
"Acompáñeme" ordenó ella.
El soldado la siguió, hasta llegar al lado del pequeño grupo de personas. Veamos si este chico está hecho para esto, Fate.
La mirada de la rubia se clavó en la de aquellas ratas, de fingidos ojos claros.
"Esta zona no es para judíos." comentó en un tono sereno, al tiempo que se sacaba uno de sus guantes.
Golpeó a uno de ellos con aquella prenda en la cara. Éste pasó su mano para aliviar el dolor que le produjo. Los otros dos dieron un paso atrás, y el golpeado se agacho un poco. La mirada de Fate estaba fulminándolos.
"Escoria, habéis incumplido una de las principales reglas." dijo la rubia con ira. Agarró la banda blanca de uno de ellos y la arrancó. "Además no llevas la banda blanca..." susurró mirando fijamente a los tres hombres, que se habían quedado de piedra.
"Suplicad por vuestras vidas, ratas." habló el soldado al lado izquierdo de Fate, mientras le pegaba a uno de ellos con la culata del fusil que cargaba.
Éste se agachó del dolor, cayendo al suelo. Los civiles al ver lo que sucedía cambiaban de lado de la calle, alarmados y sabiendo lo que pasaría después.
Pronto otro grupo de las 'SS' se acercó por si necesitaban ayuda.
"Mira... es la comandante Testarossa." Susurró uno de ellos a sus compañeros, con sorpresa.
Sin más la rubia sacó la pistola de la funda y le voló la cabeza a uno de ellos. La bala la vi entrar, hasta escuché su cráneo romperse y salir por el otro lado. Le había levantado la tapa de los sesos literalmente.
Precioso, Fate.
"Ahora tú soldado" dijo la comandante.
El muchacho miró a los dos que quedaban, ambos agachados agarrando una de las botas de Fate y suplicando por sus vidas.
"Me están manchando las botas, ¿a qué esperas?" preguntó mirando al soldado.
Finalmente apuntó con su fusil y mato a otro. El que quedaba temblaba de miedo, y echó a correr en un reflejo por salvar su vida.
"Id a por el, y que sepa quienes somos." ordenó al grupo de militares que acababa de llegar.
Todos ellos se pusieron firmes y corrieron tras el judío hasta alcanzarlo. Sin suerte para él acabó como los demás.
Las risas de los soldados, retumbaban en la calle. Los civiles polacos miraban de reojo la atrocidad con la que trataban a esos seres. Pero a los alemanes les daba igual, jamás los verían como ellos, porque su raza tampoco era del todo pura.
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16 de octubre de 1940. Varsovia.
El sonido de pisadas y carros, llenaban las calles. Una fila de judíos en total silencio, caminaban en la misma dirección. Ricos, pobres, todos iban a un mismo lugar. Eran sacados de sus casas a la fuerza. Recogían sus pertenencias más valiosas, y comenzaba el día de la deportación a las guetos de Varsovia.
"Vamos, recojan todo. Rápido." dijo un soldado de las 'SS' mirando con asco, a la familia que tenía delante.
Aquella era una casa de judíos ricos, sin duda. Las molduras del techo, los muebles caros y otros objetos decoraban aquel lugar. El hombre de mayor edad miraba las fotografías de su familia, sin saber cuál tomar.
"Shiro, deja ya de mirar eso y termina de recoger." susurró una mujer de pelirroja cabellera, al que parecía ser su marido.
Este agarró una de ellas y la llevó con cuidado a la maleta, aún abierta. Pasos apresurados subían la escalera. Más militares llegaban.
"!Vamos, no tenemos todo el día, judíos asquerosos¡" exclamó el de más alto rango.
Éste se acercó a un muchacho joven y tiró de su brazo. Lo empujó para que se diera más prisa. Los otros soldados comenzaron a reír. Pero la joven pelirroja que había a su lado, le ayudó a levantarse.
"Dejen de hacer estas cosas." comentó con cara de enfado.
"Ah... una judía valiente." dijo otro de los soldados. " Terminad de recoger de una vez, sino quieres morir antes de llegar a tu 'nuevo hogar'" rió sádicamente.
La joven muchacha, terminó de cerrar su maleta y corrió con sus padres y hermanos. Al salir del edificio, se quedaron atónitos viendo como miles de sus hermanos, caminaban por aquella calle. Uno de los soldados una vez más les dio un empujón para que se unieran a la cola.
"Nanoha... no te separes." comentó la mujer mayor, con el mismo color de cabello.
Cada uno sostenía una maleta, a excepción del padre, que llevaba dos. La muchacha de ojos azules y pelo cobrizo, no tendría más de veinte años, pero era la más joven de entre ellos. Todos andaban al paso de la fila. Varios días antes, les llegaba el comunicado en el periódico, donde salía el mapa de lo que sería su nuevo hogar por algún tiempo.
Soldados de las 'SS' caminaban a ambos lados a una distancia prudente. Pero a Nanoha le llamó la atención uno en particular. Una mujer alta y hermosa, de cabello rubio y un color de ojos extraño. Llevaba ropa militar negra, con una gabardina del mismo color. Se notaba que era de mayor grado que los demás. Ésta iba con una pistola en la mano, y no tardó nada en usarla, contra un pobre muchacho que se había salido de la cola.
El chico gritaba el nombre de sus padres, pues se había perdido. Los soldados lo agarraron, sin aguantar el jaleo que éste estaba montando. Nanoha paró la marcha un segundo y vio la tremenda frialdad de aquella mujer rubia y ojos carmesí. Cuando el chico se arrodilló delante de ella, implorando porque le ayudara a encontrar a su familia.
Juntó sus manos rezando cuando la rubia apuntó a su cabeza. El disparo alarmó a todos los judíos que comenzaron a correr. Todos menos Nanoha que se había quedado mirando con odio a la mujer. Ésta la observó un segundo, como sino hubiera pasado nada. La miró fijamente a los ojos y la pelirroja creyó que su corazón se pararía.
La comandante caminó lentamente hacía la muchacha.
"¿Y tú? ¿También te has perdido?" dijo apuntando su pistola a la cabeza de Nanoha.
La muchacha aún paralizada negó con la cabeza. Sus manos temblaban. Se había quedado pálida al ver todo aquel acto.
¿Cómo era posible, tanta maldad? Sus ojos son muy tristes. ¿Cómo puede ser tan fría? Pensó.
"Si no te has perdido, continúa tu marcha. A no ser que quieras morir, judía." comentó aún sin dejar de apuntar su arma.
De fondo una voz comenzó a llamarla desesperada. Su madre no quería que nada pasara, y fue a por ella corriendo. La agarró del brazo, pero la mirada de Fate la tenía totalmente atrapada al igual que la rubia, que se había quedado mirándola fijamente y sin saber por qué. Se iba alejando agarrada de la madre, pero sus miradas nunca dejaron de verse, hasta que la lejanía era demasiado para poder divisarse.
El cielo ya estaba nublado, y fue cuando comenzó a llover. El agua de la lluvia comenzó a formar pequeños ríos de sangre, que acabarían en las alcantarillas. Y así pasó aquel día tan horrible. Más ahora al llegar a su destino, donde unas enormes puertas se abrían. Muros de tres menos, con cristales y alambres al final de estos, se volverían su encierro y a la vez su libertad.
Llegaron a uno de las estancias, donde aquella familia viviría. Apenas una habitación y una cocina. Paredes tan grises como las nubes.
"¿Cómo vamos a vivir aquí?" dijo el padre.
Agotados, miraban el lugar, con apenas unos muebles rotos y una lámpara en el techo.
Sin embargo, para la joven pelirroja, aquello era lo de menos. En esos momento no se podía quitar de la cabeza la mirada fría y triste de aquella comandante. La manera en la que la miró sin dudar un segundo en disparar. Se sintió terrorificamente débil ante la posibilidad de morir si la volviera a ver.
Esta vez, no se detendría. Lo mejor sería no encontrarla nunca más.
Sí... eso sería lo mejor.
Continuará...
Bueno espero que les haya gustado, probablemente subiré el siguiente capítulo la semana que viene. Saludos y suerte.
