Love is Life
El inicio del sexto curso, a pesar de la falta de un Voldemort que amenace al mundo mágico, y muggle ya puestos, volvió a adelantarse durante el verano aunque de una manera del todo inesperada. Sobre todo para la pareja implicada principalmente en el, digámosle, asunto.
Y ahora ya se habían despedido de sus familiares en la estación de King's Cross encontrándose de camino a la estación de Hogsmeade en el Expreso de Hogwarts. Los alumnos se habían dividido en grupos por los compartimientos que había en cada vagón para estar con sus amigos a los cuales, lo más probable, es que no vieran desde el final del curso pasado.
Así era que, en este compartimiento en concreto, se encontraban un relajadísimo Harry Potter con sus amigos, a los que no tendría ningún tipo de reparo en llamar su familia: Ron Weasley, su mejor amigo desde que llegó a este mundo de magia y hechicería hace este su sexto año; Hermione Granger, su mejor amiga y la artífice de que todos siguieran con vida, tanto literal como académicamente hablando; Ginny Weasley, hermana menor de Ron y, sin comprender cómo pudo haberlo ignorado hasta, casi, ahora mismo, la chica que lograba hacer que su corazón latiese al ritmo que ella impusiera; Neville Longbottom, compañero de Gryffindor e inesperado compañero de lo más leal. Quién lo hubiera dicho en los primeros años en Hogwarts; y Luna Lovegood, quien logró que Harry viera el mundo de otra manera para bien. Neville y Luna eran dos personas de las que estaba orgulloso de llamar sus amigos.
Hermione sintió como la vista se le desenfocó mientras estaba leyendo su libro de runas antiguas, algo que Ron encontraría de lo más lógico debido a lo pesada de la lectura elegida, pero que para ella significaba otra cosa completamente diferente. Y que ninguno de sus amigos podía llegar a imaginar. Muchísimo menos saber.
—¿Adónde vas, Hermione?— logró decir Ron aunque uno hubiera podido jurar que estaba tan metido en su conversación con Harry sobre quidditch, al que se había unido Ginny, que no se habría percatado de que un hipogrifo hubiera entrado a no ser que le empezase a comer de sus dulces.
—A dar una nueva ronda por los vagones— le respondió usando su tono más profesional tal y como se le exige al llevar la insignia de prefecto prendida en su pecho. Ron, como no podía esperarse, se lamentó exageradamente—. ¿Quiere decir ese lamento que preferirías quedarte aquí hablando de quidditch en lugar de cumplir con tu deber mientras hago la ronda por ambos?
—Muchas gracias, Hermione— dijo Ron tomando aquello como una invitación por parte de Hermione a realizar—. Eres la mejor.
Harry le ofreció una sonrisa de resignación pareja al rodar de ojos por parte de Ginny. No era que esperase otra cosa por parte de Ron. Sobre todo cuando así es como quería que salieran las cosas para permitirle moverse por su propia cuenta.
—Sí, sí. Extraordinaria— murmuró saliendo al pasillo y cerrando la puerta tras de sí—. Cada año igual. Uno habría pensado que, a estas alturas y con solamente dos cursos para acabar los estudios, habrían llegado a madurar en algo que no fuera quidditch.
Durante la primera ronda, la realizada luego de la reunión con el resto de prefectos y los Premios Anuales, había elegido un compartimiento en donde no hubiera nadie y lo selló para que siguiera así para cuando lo necesitase en estos precisos momentos.
A pesar de saber que no debía detenerse así lo hizo porque sintió una puñalada de agotamiento clavarse en su espalda y dirigirse al resto de su cuerpo cual enfermedad viral. ¿Estaba sudando? No sería por nervios o anticipación, de eso podía estar completamente segura pero no pudo evitar el tener que pasarse la palma de su mano sobre su túnica para secársela.
Vale, tal vez algo de eso sí tenía la culpa pero era una pequeñísima parte de la que uno podía pasar por alto sin ningún tipo de dificultad.
Al entrar, ¿le debía sorprender el encontrárselo ya allí dentro esperando por ella? Aunque estuviera, por lo menos hasta que Hermione cerró la puerta tras ella, mirando por la ventana sumido en sus propios pensamientos. Unos que tanto quería conocerlos en ocasiones que se sorprendía pensando de esta manera como que prefería ignorarlos para el resto de su vida porque ya tenía suficiente con lo que sabía.
—Granger.
—Malfoy.
No puede decirse que no tengamos un mínimo de educación uno con respecto al otro, aunque no pasásemos de nuestros apellidos. Pero no había ningún motivo que nos pudiera llevar a usar nuestros nombres, ¿verdad? Sí, sigue repitiéndotelo y serás capaz de borrártelo de tu mente.
—Te ves horrible— lo dicho, todo un caballero—. ¿Siempre vas a esperar hasta el último momento? Ya sabes que lo mejor para ti, y para todos, es que vengas cuando empieces a sentirlo, ¿o es qué no has prestado atención durante estos meses pasados?
Como si algo se le pudiera pasar por alto a Hermione Granger. Claro que como eso era algo que él sabía y ella también estaba claro que se lo había dicho para meterse con ella. ¿Y le hablaba de perder el tiempo?
—Cierra la boca y acabemos con esto que tengo que volver junto a mis amigos— le replicó con más dureza de la necesaria pero es que Malfoy siempre había sido capaz de pulsar sus botones con gran facilidad, por mucho que este conocimiento la molestase.
Al instante se encontró con Malfoy parado ante ella invadiendo su espacio personal pero no se dejó amedrentar. Ni siquiera cuando, de soslayo, pudo ver la varita de Malfoy cerca de su cabeza.
La puerta fue sellada, y eso no quería decir solamente que hubiera cerrado la puerta sino que la había bloqueado por completo. Llegando incluso a impedir que pudiera verse su interior o, dicho de otro modo, que ni siquiera se viera una puerta desde el pasillo del vagón.
—Si vinieras cuando debías no estarías ahora con tantas prisas, Granger— dijo mientras volvía a guardar su varita—. ¿Y si yo también me tomase mi tiempo?
Podía sentir como gruesas gotas de sudor caían por su rostro cuello abajo para cruzar el valle entre sus senos sin detener su marcha. El calor que emitía su cuerpo sería capaz de actuar como muro ante Malfoy, si eso fuera lo que ella quisiera. Lo que no era el caso.
—Yo me quedaría sin ninguno, Malfoy.
Nada más que la verdad. Y lo fogoso de su voz era un claro indicador de cuanto lo estaba necesitando en estos momentos. Por suerte para ella, por mucho que pudiera decirse de Malfoy, y no mucho para bien, no rompería su palabra dada.
Eran unos movimientos delicados, si así podían definirse, en los que pudo sentir los ligerísimos movimientos de su camisa siendo desabotonada pero no desde la parte superior sino a la altura de su vientre. Al mismo tiempo se la sacó de su falda a lo que, sumado a su aspecto sudoroso y jadeante, le daban un aspecto de intensísima necesidad.
Hermione fue incapaz de reprimir un gemido al sentir aquella mano, tan grande en comparación con la suya propia, que había podido medir en comparación en otros momentos del pasado, y que se deslizaba sobre su vientre realizando movimientos circulares que solamente podrían definirse como caricias.
Podía notar como se le ponía de punta el vello de su nuca y su respiración que iba agitándose según concurrían los segundos en que aquella mano la acariciaba. Para esto había venido hasta aquí e iba a llevarse todo lo que pudiera y mucho más.
Su espalda se apoyaba con fuerza contra la puerta y sus jadeos, ya incapaz de mantenerlos bajo control, llenaban el compartimiento de tal manera que, de no haber asegurado Malfoy el lugar ya tendría a sus amigos reventando la puerta para ir en su ayuda. ¡Merlín! Sus piernas habían empezado a dar de sí y si no hacía algo acabaría yéndose al suelo. Afortunadamente para ella un brazo se enroscó en su cintura manteniéndola en la verticalidad aunque esta acción no hizo si no que sus cuerpos estuvieran aún más en cercanía el uno del otro.
¿Cuántos centímetros de su piel podría recorrer aquella sola mano antes de que pudiera llegar a perder el conocimiento por causa de las intensas sensaciones que la estaban llenando?
¡Y ahora iba y también gemía!
Su cabeza bien erguida con los ojos cerrados en profunda concentración que, en lugar de ser interrumpida por los sonidos que brotaban de su boca, jadeos y gemidos más que aclaratorios de cómo se encontraba, la ayudaba a mantenerla bajo control. Aunque para ello tuviera que morderse su labio inferior o, llegados a esto pues de perdidos al río, llevarse un índice a su boca para atraparlo entre sus dientes. A pesar de sus esfuerzos un gemido agudo atravesó el mordisco.
Fue un sonido de plenitud que anunció el final, el clímax de este momento entre los dos y, ciertamente, de no estar bien sujeta por aquel brazo se habría venido debajo de igual manera que lo hizo la intensa sensación que había estado desbordando su cuerpo.
¿Cuánto tiempo pasó desde que todo había terminado? Su mente estaba tan embotada que le resultaba imposible el averiguarlo pero fue la voz de Malfoy quien la sacó de su estupor. Con lo bien que se sentía en estos momentos y tenía que venir él a estropearlo todo aunque, claro está, siendo él quien la había llevado hasta este Nirvana pues era de lo más justo el que fuera él quien la sacase de ahí.
—Granger, ¿qué no tenías prisa por regresar con tus amigos?
Hermione había escuchado en suficientes ocasiones la voz de Malfoy para reconocer cada uno de sus tonos y lo que se encontraba tras ellos pero, en esta ocasión, le resultó imposible el saber a qué se debía. Por suerte, si eso puede decirse, su voz la devolvió al presente y la hizo encontrarse en brazos de Malfoy, con la palma de una mano descansando sobre su pecho, de igual manera en que su rostro descansaba sobre el mismo apoyado en una de sus mejillas, izquierda la mano y derecha la mejilla, mientras la otra mano estaba enganchada al hombro del Slytherin desde su espalda.
Y lo bien que se había sentido aquí descansando… en paz.
—Cierto, espero que no hayan salido a buscarme por haberme tardado— claro que, en un segundo pensamiento, tal vez ni siquiera se habían percatado de que aún no había regresado porque, admitámoslo, cada uno de ellos, en su particular manera, eran de esos que podían abstraerse en sus propios mundos—. Lo último que necesito, mejor dicho, que necesitamos, es que descubran todo esto entre nosotros.
Malfoy alzó las cejas en gesto de incredulidad.
—Sí, Merlín nos libre de ocultar algo a los amigos.
Sabía muy bien que en eso Malfoy tenía la carta ganadora y por eso no pudo controlar su afilada lengua, resultaba interesante eso de que siempre la tuviese bien afilada cuando se trataba de replicarle a Malfoy, y ofrecerle un pedazo de lo que pensaba ella sobre esa frase en concreto.
—Como tú no tienes que preocuparte de ese problema al carecer de amigos, Malfoy, no quiere decir que pueda pensar lo mismo que tú.
Como siempre el genio ya había salido de la lámpara y no podía volverse a meter dentro. Y unas palabras de disculpa no serían suficientes para contrarrestar todo lo dicho e insinuado.
—Entonces, ¿quién es el que peor lo pasaría con todo esto, Granger?
Absurdamente aquel con amigos era el que saldría malparado con esto que aquel que carecía de ellos, precisamente, porque al no tenerlos no tendría el peligro de poder perderlos.
Las cosas de la vida.
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Continuará
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Disclaimer: Todo de J.K. Rowling y nada de los demás… salvo el argumento de esta historia, que resulte ser original y no tenga relación con hechos descritos por Rowling en sus libros, pensamientos o sueños febriles -.-U
¿Se necesita explicar algo?
Voldemort fue derrotado porque… no sé, ¿porque la profecía que sí lograron llevarle en realidad era una prisión interdimensional de la que no podrá escapar jamás? Pues entre eso y que Sirius sigue con vida y Lucius, realmente, había dicho la verdad sobre lo de encontrarse bajo el Imperius de Voldemort pues todo queda solucionado, ¿verdad? Y me sobraron dos libros hahahaha
Y lo que hay entre Draco y Hermione pues tampoco creo que haya necesidad de una explicación… :D
Si llegasteis hasta aquí, y os gusta leer, no os olvidéis en dejar REVIEWS porque ni cuestan mucho, pulsar el botón para ello y decir que tal el capítulo, si seguiréis o os despedís de la historia, es suficiente.
REVIEWS.
REVIEWS.
La verdad es que no sé adónde pienso ir con esta historia por lo que cuando la estéis leyendo puede haber llevado meses, sino años, en mi ordenador antes de haber dado el salto a vuestra pantalla -.-U
Editado el 29-11-2011: solamente han sido cinco meses pues este primer capítulo lo escribí el 29-07-2011. ¿Cinco meses? Las cuentas dan para cuatro meses. Sí, es cierto y no es que ande peor de la cabeza ;P si no que cuento con la fecha de publicación para luego de terminar "Stop the World That I Get Off".
Ver la recepción de las historias es lo que lleva a decidir si merece la pena el seguir escribiéndolas. Bueno, más bien el publicarlas porque el escribir es algo que no se puede parar de hacer mientras sientas ese algo que te empuja a ello.
¿Tiene esto algo que ver con la recepción que ha tenido "Stop the World That I Get Off"? No sé yo… ¿cuán nivel de maldad creen que he alcanzado? ;P
Y, ya que estamos, "Feliz Año Nuevo, 2012" y "Felices Fiestas".
Nos leemos.^^
