EL MÁS LOCO CUMPLEAÑOS
Capítulo I
19 de Abril 2016, después de una noche de loca pasión, Albert se estira con pereza sintiendo el cuerpo tibio de su pequeña princesa a su lado, parece mentira que aquella mujer era su esposa desde hacían ya más de dos años y ninguno los Sabía, se sentía como un adolescente cada que se trepaba por un balcón o le tocaba escabullirse a las tantas de la madrugada para hacerle el amor, sin que nadie se diera cuenta, el verla dormida así desnuda, le alborotaba las hormonas y las ganas y sin más comienza a besar la espalda de Su amada, se sentía orgulloso de hacerla reaccionar con solo acariciarla.
Aún dormida su cuerpo reaccionaba en total abandono a los besos y los deseos de su esposo, que desde que se casaron parecía no cansarse, y a pesar de ella quedar agotada de sus noches de pasión era inevitable responder a las caricias y palabras de amor que a su oído le decía su compañero.
-Amor despierta cielo, te necesito cielo
-Albert vamos a descansar por favor, solo Otro poquito, por favor
-Candy vamos despierta o no vamos a poder estar juntos Hasta que la tía esté de regreso en New York, vamos princesa despierta
La rubia estaba más dormida que despierta cuando algo en su cabeza hizo clic, y de un brinco salta de la cama
-Albert, hoy llega la tía de Brasil, muevete si no quieres que nos encuentre así.
-No, ya estoy cansado de este jueguito, que nos encuentren, en fin Tú eres mi esposa, estoy tentado a correr a todos de mi casa, para estar solo nosotros dos y hacerte mía cuándo y en donde se me de la gana.
Luego de un largo suspiro Candy recorre con la mirada el cuerpo desnudo de su esposo, que sin pudor alguno yace sobre la cama con la muestra evidente de sus deseos y excitación
-Como si no lo hicieras amor, le contesto la rubia, viendo con deseo su virilidad, con una media sonrisa se trepó a la cama y se subió a Horcadas sobre él.
-Si te levantas en este preciso momento y me acompañas a la ducha te doy un premio, le decía seductoramente, ante la renuncia de su esposo a levantarse
Al escuchar esto él se levantó con ella en brazos como un rayo, y se la llevó al baño, en ese momento le agradecía a Dios por la dicha vivida los dos últimos años junto a la mujer que desde niño le robo el corazón
Pasaron horas bajo la ducha mientras él reclamaba su premio, se amaron de todas las formas posibles, sólo se escuchan jadeos, suspiros y uno que otro grito apagado salir de ese baño, finalmente bajaron a la hora del almuerzo primero ella y luego el, Archie, Alistar, Anthony o George no podían ni imaginar lo que aquel par de rubios hicieron durante casi toda la noche y parte de la mañana, antes de que sirvieran el almuerzo el mayordomo anunció la llegada de la Sra. Elroy
-Vamos ¿qué no me van a saludar? claro como no soy una muchachita con cuerpo de Mis ¿ninguno se mueve a darme la bienvenida?
La primera en levantarse fue la rubia, como siempre parecía un torbellino y se abalanzó sobre la tía Elroy, pero en el momento del abrazo la rubia se desvaneció y cayó de bruces al suelo
Albert salto rápidamente y pudo evitar el golpe, estaba pálida y sus labios no tenían color alguno, la tía se asustó al ver a la chica en ese estado y enseguida llamo a una ambulancia, Albert desesperado la levanto en brazos y salió corriendo Hasta su auto, no podía esperar por una ambulancia tenia que hacer algo, la sentó en el asiento del copiloto le colocó el cinturón de seguridad y sin esperar por nadie ni escuchar razones arrancó el auto rumbo a la clínica, estaba asustado, no podía entender que le sucedía y porque no reaccionaba tras él iban la tía , George, Archie y Alistar y Anthony, todos iban asustados por como su amada prima se desplomó de la nada.
-Dios que no sea nada, despierta mi amor por favor, Candy despierta por favor, gritaba mientras conducía
Al llegar a la clínica Albert estación el auto y la tomo en sus brazos, no se percató que a lo lejos un reportero los veía y aprovechando sacaba un montón de fotografías, media hora más tarde un hombre rubio caminaba en la sala de espera, estaba pálido y preocupado los minutos parecían horas y sin poder evitarlo su mente lo llevo casi tres años atrás cuando el día de su cumpleaños, los dos se escaparon para celebrar juntos sin tanto formalismo su cumpleaños 23
Ese día al amanecer los dos tomaban el Jet privado de la familia para irse juntos a Las Vegas, era para los dos su primera visita a la Ciudad del pecado y la perdición, como solía decir la tía Elroy, ese día para ellos la celebración comenzó temprano, en el Jet tomaron champán y brindaron.
-Entonces Sr Andrew ¿Qué tiene planificado para hoy? Preguntaba emocionada y con los ojos llenos de ilusión Candy
-Disfrutar con usted mi pequeña princesa, le contestaba el rubio mientras la ajustaba a su cuerpo
-Podemos ir a ver la Esfinge Albert, y las pirámides, oooh Albert quiero ir a un casino
-Candy no te van a dejar entrar con esa carita de niña que tienes, decía el dándole un toque en la nariz muy sonriente
-Ya tengo 18 años Albert, hasta me podría casar si lo quisiera, aquellas palabras fueron como un golpe en el estomago para el pobre Albert, a quien inmediatamente se le borro la sonrisa de los labios, él simplemente no podía imaginarla casada y lejos de su vida, el solo pensar en eso lo hacía sentir desvalido, triste y vacío
Al llegar al aeropuerto, se pusieron gorras y lentes para pasar desapercibidos ya que siendo miembros de una de las familias más adineradas y prestigiosas del país, siempre se cuidaban de no dar motivos de habladurías o malas publicidad que pudiera manchar el nombre de la familia y perjudicar sus negocios
Ya en el hotel pidieron una suite para los dos y fueron a dejar sus pertenencias pues aquél viajesito solo duraría 24 horas, durante toda la mañana pasearon por la cuidad y Candy se maravillaba con todo lo que veían, entrada la tarde regresaron al hotel y luego ducharse y descansar un poco decidieron ir a cenar y luego bailar, aún que casi No Habían probado alimentos ese día, la cena fue ligera, era la primera vez que salían a divertirse los dos solos sin la compañía de los chicos, Candy quería aprovechar esa oportunidad al máximo, tantas veces había soñado estar a solas con él, que todo parecía un sueño, en la disco ella insistía en probar cuanto cóctel veía y él como siempre era incapaz de negarse a complacerla, entre baile y cóctel la rubia se fue alegrando y Albert muy divertido aprovechaba de ajustarla a su cuerpo cuando ponían Baladas, los dos en secreto disfrutaban el contacto cuando estaban así de cerca bailando.
-Feliz cumpleaños Albert, le dijo Cand en medio de la pista de baile, rodeando su cuello con ambos brazos y viendo el intenso azul de sus ojos.
-Gracias por regalarme este día tan maravilloso pequeña, estaban tan cerca que sus labios casi se rosaban y en el instante en el casi se besan, se sienten las luces de las cámaras fotográficas, el instinto hizo que Albert la cubriera, por lo que no pudieron ver su rostro
-Corre pequeña, Albert la saco arrastrada de aquel lugar sin dar chance a que le tomaran foto al rostro de su compañera, ambos corrieron muertos de la risa jajajajajajaja
-Albert la tía te va a matar si esas fotos salen en la prensa
-Ahhhh olvídalo, la tía aún no regresa de Brasil, no se enterará de nada Candy,
Ya lejos de aquel lugar caminaban tomados de la mano, cuando pasan frente a un casino
-Albert yo quiero entrar a ese casino, dijo ella casi brincando de la emoción, al verla el rubio pensaba
-Te ves tan sexy y eres tan inocente que ni cuenta te das de ello mi amor, se encontraba perdido mirándola cuando se ve arrastrado hacia la entrada del casino, pero justo en la entrada los detiene un hombre fornido pero de baja estatura
-Sus identificaciones por favor, Albert se asombró y abrió mucho los ojos pues desde hace un buen rato ya no era un crió, sin embargo la saco y le la mostró al hombre, el tipo vio la identificación, luego a Albert y por último a su compañera y Con muy mala actitud espetó
-¿No cree que usted está bien grande para andar con adolescentes? Albert quedó en una pieza al escuchar aquello y antes de poder reaccionar ya la rubia estaba furiosa, reclamándole a ese individuo su atrevimiento
-¿Como se atreve usted? No le hable así a mí esposo, yo soy una mujer echa y derecha y muy bien casada para que usted nos falte de esa manera el respeto, la furia de la rubia era tal que Albert la tomo de la cintura y la arrastró, sintiendo lastima del pobre hombre que no sabía con la fiera con la que se estaba metiendo y se la llevó de ese lugar
-Qué genio se carga su mujer, le grito el hombre después de tamaña vergüenza, a lo que le Albert contesto
-Puede darse de Santos que esta de buen humor, a lo que el tipo puso cara de horror, y Albert reía súper divertido
-jajajajajaja Candy que susto le diste a ese pobre hombre jajajajajajajaja, todo el enojo de la rubia se evaporó al escucharlo reír, cada vez que eso pasaba ella entraba en un trance y hasta su nombre se le olvidaba
-Pisss Pisss Pisss escucharon de repente sacándolo de su ensoñación a ambos, Albert enseguida se volteó hacia el sujeto que trataba de llamar su atención
