¡Buenas! Primer NaruHina, no sean crueles por favor T-T
Como la Luna.
Naruto se encontraba recostado en su cama, boca arriba, con las manos tras su cabeza. Parecía mirar el techo, cuando la realidad era que no hacía más que pensar. Si, Naruto Uzumaki estaba nada más ni nada menos que pensando…o más bien ¿Recordando?
Su cama estaba junto la ventana, el cielo estaba muy oscuro, ya que las estrellas se notaban claramente en ese momento, esa observación lo saco de toda clase de recuerdo atrayente en su vida. Que eran muchos, ya que su vida no había sido precisamente normal, aburrida o cotidiana. Pero… ¿Qué era lo que le faltaba a ese cielo que ahora observaba detenidamente? No era costumbre para el verlo tan oscuro.
Se sentó en la cama y volteó, dirigiendo su mirada a la ventana, sentándose en postura india. ¿Qué faltaba?... ¿Mas…que?... ¿Más…luz?... Luz… ¿Era aquello lo que faltaba a la noche? ¿Más luz?
¿Que clase de luz era lo que faltaba?... Ahora tenía una nueva incógnita: descubrir que luz le faltaba al cielo estrellado.
- Luz… - hablaba en vos alta para el -…cielo…estrellas…noche…Hinata - detuvo sus pensamientos al nombrarla. Los detuvo al notar como todos sus pensamientos esa noche terminaban en ella, en Hinata - ¿Por qué…? – Se pregunto sacudiendo su cabello confuso – Hinata…sus ojos son blancos… ¿Cómo que? – se volvió a preguntar.
Entonces, sus pensamientos se concentraron en aquel dicho olvidado, uno que fue conocido. Y Naruto supo que si lograba recordarlo completamente, sabría el por que todos sus pensamientos acababan con recuerdos de el y Hinata, y también sobre lo que le faltaba al cielo esa noche.
…Seguro que muchos de nosotros nos sentiremos identificados con todo esto: Cada vez que pasan por la noche, alzan la vista y la observen, sienten el mismo escalofrío recorriendo de pies a cabeza sus sentidos, no solo como algo físico, si no como algo que nos llega muy adentro, algo que sentimos al posar los ojos sobre su brillo resplandeciente e inagotable…
- Al posar los ojos sobre su brillo resplandeciente e inagotable… - repitió algo confuso, otro recuerdo de la muchacha peli-azul llego a su cabeza, pero en este, ella lo miraba algo incrédula, de pie frente a el, con sus hermosos ojos blancos y resplandecientes. Naruto sonrió y se dijo a si mismo que era un tonto ¿Cómo no adivinar cosa tan obvia que se le había hecho tan difícil?
Sus ojos se posaron nuevamente en el cielo. Las estrellas estaban hermosas, pero lo mejor de la noche no estaba presente justo ese día, y tampoco lo estuvo en los anteriores. Por que así como a el le gustaba sentir ese escalofrío recorriéndolo al ver la Luna cada noche que se presentaba, algo que esos días no había ocurrido, también adoraba sentirlo cuando notaba los ojos de la Hyuuga observándolo, esos que eran como la misma Luna: blancos, resplandecientes y con un brillo inagotable. Escalofríos que sentía con solo recordar esos ojos, y de los que no se cansaría jamás.
- ¿Qué ocurre Naruto-kun? – esa voz suave lo saco de sus pensamientos, haciéndolo girar su vista a un lado de el, donde, una muchacha peli-azul, de dieciocho años y poseedora de esos ojos que tanto amaba, acababa de despertar - ¿Te encuentras bien? – pregunto algo preocupada, sentándose en la cama, atrayendo la sabana con ella para cubrirse.
- No te preocupes Hinata… Solo recordaba cuanto adoro que la Luna sea como tus ojos – le sonrió tiernamente. Ganándose el usual sonrojo de parte de ella, acompañado de una tímida sonrisa.
Por que los ojos de la Hyuuga no eran como la Luna… Más bien, la Luna era como sus ojos…
Corto ¿Verdad? Quede bien conmigo misma, me gusto bastante ^^
Dejen Reviews así me inspiran y continúo escribiendo :P
Nos leeremos (:
