Mica: ¡Hola gente! Sinceramente, tenía esto en mente y me anime a escribirlo. Sé que esto quedo algo (muy) corto pero los próximos capítulos serán más largos…o lo mejor que pueda. Recuerden que acepto ideas y personajes, al igual que críticas buenas y/o malas. Espero que lo disfruten y lo continuare lo más pronto posible ¡Adiós!

PD-1: Perdónenme por los errores (y/u horrores) ortográficos

PD-2: Hiro y Hiroko sin mios, el resto son de sus dueños XD

PD-3: ¡Dejen comentarios! ^_^


La noche era tranquila, las estrellas brillantes acompañaban a la luna en el cielo. El sonido de los autos y algunos gritos eran lo único que rompía el silencio.

-Que sueño~- gruño Chibita cruzado de brazos, intentando inútilmente no dormirse

-Yo también tengo sueño- bostezo su acompañante, estirando un poco las mangas de su campera. Hacia frio en esos momentos. –Pero no te preocupes…*bostezo*…Onii-chan vendrá dentro de poco y nos podremos ir-

-Aja…espero que se apresure- murmuro con los ojos cerrados pero los abrió de golpe cuando algo se escuchó. –¿Pero qué…?- a lo lejos se podía ver un figura tambalearse de un lado al otro, hasta chocar contra un basurero y dejarse caer al piso de golpe. –Quédate aquí- camino hacia el caído. –Hey amigo, ¿estas…?- se calló de golpe. –¡¿K-Karamatsu?!- ahí estaba el chico, tirado en el piso y sucio por completo, con la ropa algo rota.

-¡¿N-Nii-san?!- Hiroko no tardo mucho en estar a su lado. Antes de poder tocarlo, se tapó la nariz haciendo una mueca. –Huele muy mal…- miro al auto que recién llegaba. –¡Onii-chan!- agito los brazos, llamando la atención de la persona que bajaba del vehículo.

-Hey, ¿estás bien?- Chibita lo levanto ligeramente, haciendo uso de su autocontrol para ignorar el olor. Karamatsu abrió uno de sus ojos, los miro y se dejó caer a la inconciencia.

-¿Qué fue lo que pasó?- Hiro se les acerco rápidamente, mirando al pobre chico.

-No lo sé- ambos negaron.

-No podemos dejarlo aquí- hablo ella con preocupación. Corrió y volvió con su mochila, sacando unas toallas color celeste.

-Abre la puerta del auto, Hiroko- hablo el mayor envolviendo al chico con la toalla y alzándolo. Ella corrió y le hizo caso, mientras que Chibita suspiro. Vio algo en el piso y lo agarro, guardándolo en su bolsillo y apurándose para cerrar y guardar su negocio. Apenas termino, corrió al auto y se subió.

-¿Crees…que este bien?- pregunto Hiroko con la voz temblorosa, mirando al chico acostado en la parte de atrás y con la cabeza apoyada en el regazo del más bajo. Karamatsu dejó escapar un suspiro de tristeza, haciendo que el conductor apretara ligeramente el volante.

-No tengo idea…- Chibita saco lo que se le había caído al chico, frunciendo el ceño. –…pero debe estar relacionado con ellos- se lo paso a la chica: era una foto de los sextillizos Matsuno, todos sonriendo enormemente pero Karamatsu estaba rayado por completo con fibra negra. Nadie dijo nada, solamente se escuchaban la respiración forzosa del Matsuno azul y roto.