Descargo de responsabilidad: Ni la historia de J. K. Rowling, ni los personajes: Rachel, Santana y Quinn me perecen.
Había una vez tres amigas que viajaban al amanecer por un camino solitario y sinuoso.
Con el tiempo, alcanzaron un río demasiado profundo para vadearlo y demasiado peligroso para cruzarlo a nado. Sin embargo, ellas habían aprendidos las artes mágicas, y con el sencillo ondear de sus varitas hicieron aparecer un puente sobre el agua traicionera.
Iban ya por la mitad del puente cuando encontraron el paso bloqueado por una figura encapuchada. Y la muerte les habló.
Estaba enojada porque le hubieran sido escatimadas tres nuevas víctimas, ya que los viajeros normalmente se ahogaban en el río. Pero la Muerte era astuta. Fingió felicitarlas por su magia, y dijo que cada una de ellas había ganado un premio por haber sido lo suficientemente listos como para engañarla.
Así Rachel la mayor, que era una mujer combativa, pidió la varita más poderosa que existiera, una varita que ganara siempre en los duelos para su dueña, ¡una varita digna de un bruja que había vencido a la Muerte!.
Así la Muerte cruzó hasta un viejo árbol de Sauco en la ribera del río, dando forma a una varita de una rama que colgaba, y se la entregó.
Entonces Santana que era una mujer arrogante, decidió que quería humillar a la Muerte todavía más, y pidió el poder de resucitar a los muertos. Así la muerte recogió una piedra de la orilla del río se la dio y le dijo que la piedra tenía el poder de traer de vuelta a los muertos.
Entonces la Muerte preguntó a Quinn la tercera y más joven de las tres lo que quería. Ella era la más humilde y también la más sabia, y no confiaba en la Muerte. Así que pidió algo que le permitiera marcharse de aquel lugar sin que la muerte pudiera seguirle.
La Muerte se apartó y permitió continuar su camino, y así lo hicieron, charlando asombradas sobre la aventura que habían vivido, y admirando los regalos de la Muerte.
En su debido momento Rachel, Santana y Quinn se separaron, cada una hacía su propio destino.
Rachel viajó durante una semana más, y alcanzó un pueblo lejano, acompañando a un camarada mago con el que tuvo una riña. Naturalmente con la Varita del Sauco como arma, no podía perder en el duelo que seguiría. Dejando al enemigo en el suelo la morena avanzó hacia la posada, donde alardeó en vos alta de la poderosa varita que le había arrebatado a la Muerte, y de cómo ésta la hacía invencible.
Esa misma noche, otro mago se acercó sigilosamente ella que yacía, dormida sobre la cama. El ladrón tomó la varita y para más seguridad, le cortó la garganta.
Y así la Muerte tomó a la primer joven para sí.
Entretanto, Santana viajaba hacia su casa, donde vivía sola. Allí sacó la piedra que tenía el poder de resucitar a los muertos, y la volteó tres veces en su mano. Para su asombro y su deleite, la figura de Britt la chica con la que una vez había esperado casarse, antes de su muerte prematura, apareció ante ella,
Pero estaba triste y fría, separada de ella por un velo. Sin embargo había vuelto al mundo, pero ese no era su sitio y sufría. Finalmente la latina, impulsada por un loco anhelo desesperado, se mató para reunirse finalmente con ella.
Así fue como la Muerte tomó a la segunda joven para sí.
Sin embargo la Muerte buscó a Quinn durante muchos años, y nunca pudo encontrarla.
Fue solo cuando tenía ya una edad avanzada que la rubia más joven se quitó la capa de invisibilidad y se la dio a Beth su hija. Y entonces saludó a la Muerte como a una vieja amiga y fue con ella gustosamente, e igualmente, pasó a mejor vida.
Espero que les haya gustado! es un cuento muy lindo y me daba vueltas la idea de ver a Quinn, Rach y San en una aventura así! un Abrazo Kmi Agron.
