Este fanfic no es mío, este fic fue creado por Tara1189 en el 2010 con el nombre de Lullaby en inglés. Yo solo lo he traducido al español y no quiero llevarme ningún tipo de merito por ello. Este fic consta de 4 capítulos mas un epilogo. Este primer capítulo es el más corto de todos. Los demás los subiré poco a poco. Algunos párrafos o palabras del fic suenan muy misticos o con palabras muy enrevesadas, pero es debido a que cuando se traduce un fic, siempre hay palabras en ingles y en español que cuesta unir y buscarle significado. Gracias a todos los que se pasen por aquí a leerlo, tanto si dejan review como si no. Besos ^^
Canción de cuna.
Hush child, the darkness will rise from the deep
And carry you down into sleep
Child, the darkness will rise from the deep,
And carry you down into sleep.
Loyalty, loyalty, loyalty, loyalty
Loyalty, loyalty, loyalty only to me…
La primera noche
Él la estaba esperando como ella sabía que lo haría. Tom, su bello ángel caído. Ya no era un chico de tinta y sangre, sino de carne y hueso. Real. Vivo al fin.
Ella tenía un vago recuerdo, envuelto y poco definido, de encontrarse en el baño de las chicas, enfrentándose a esas serpientes, susurrando palabras cuyo significado desconocía totalmente. Alguna fuerza proveniente de ella pero que no era ella le había impulsado a invocar esas sílabas en Parsel. Abriendo el camino hacia su propio infierno.
El infierno es, a veces, retratado como un lugar rojo lleno de fuego y azufre, pero ella sabía que no era verdad. El infierno es verde, el infierno es frío y húmedo, un reino cavernoso de niebla verde, paredes de piedra y suelo mojado, un lugar donde el aire frio es como manos húmedas sobre su piel y que provoca que su cuerpo se estremezca. Ella se encontraba cruzando la niebla, era espesa y la conducía a una tumba húmeda, hasta que al final lo oyó. Dos palabras dichas en una arrogante e impaciente voz, que sin embargo, marcaba su alma.
"Ven aquí."
Y Ginevra Molly Weasley obedeció.
Él desplegó su elegante mano en un lento y lánguido gesto; Ella encontró irresistible no acercarse a él.
Estaba soñando, lo sabía. Aun llevaba puesto su camisón; el agua fría se filtraba por debajo del dobladillo del traslucido material. Manchándolo en grandes trazos. Sus pies desnudos estaban entumecidos de frio. El basilisco podría haber muerto, pero eso era una pequeña clemencia. Nunca fue la serpiente de lo que ella tenía miedo.
Era como moverse en la niebla del mar, verde y nubosa, esa húmeda niebla se entrelazaba a ella como la cola de una serpiente. Y a través de ella, emergió su figura relajada, como ella siempre le había visto, pero mirándola expectante. Ella miró su elegante y blanco cuello antes de que desapareciera en los altos y estrechos hombros bajo la arrugada camisa. Igual que cuando había emergido del diario hacia tres años, la encarnación de todo lo que ella odia y más quiere.
Pero ya no soy una niña.
Sí, Tom se había dado cuenta de eso.
En la inquietante luz de la cámara, sus ojos oscuros habían tomado un extraño tono verde, casi como – pero no. Nada como aquello. Los ojos de esmeralda de Harry eran como cristal transparente, abiertos, brillantes y sinceros. El tono verde de los ojos de Tom era como una niebla arremolinada, hermética y fría, conteniendo y contenida. Pero había un gran acecho dentro de aquellos iris que ni siquiera él podía contener. Oh, su corazón está sangrando venganza. Cincuenta años es demasiado tiempo.
Y ahora, al final, él tiene su oportunidad.
Ella no podía respirar, estaba tan asustada. Se había enfrentado a Mortífagos antes, pero esto era diferente. No era un problema no recordar aquellos hechizos aprendidos en el club de Defensa Contra Las Artes Oscuras o cuando luchaba detrás de Harry, por Harry.
Pero por alguna razón, ella no quería pensar en Harry, aunque sabía que él era el único que podía entender que era estar embrujado por Voldemort. Pero Voldemort es un horrible villano, más monstruo que hombre, y no tiene afinidad con su hermoso Tom.
Quizás, si ella no hubiese conocido a Harry, habría podido sentir lástima por este chico, huérfano y solo. Pero Harry, quien es todo bondad y pureza, a pesar de haberse criado por unos parientes crueles, hace que eso sea imposible. Nadie puede sentir lástima por Tom. Él debería odiarla solo por intentarlo.
De cerca, su piel pálida es casi transparente, y ella se da cuenta de que incluso después de todo, él es aun el chico más guapo que ha visto jamás. Somos de la misma edad ahora, notó con una sacudida.
Eso no hacía que le tuviese menos miedo.
"Ginevra." El nombre fue susurrado entre ellos, bajo y persuasivo. Él era la única persona que la llamaba así. Ella recordó que emocionante y crecido solía parecer ser la vieja y sencilla Ginny, y sintió nauseas.
Intentó hablar y solo pudo decir una palabra: "¿Cómo?" El sonido se reflejó en las cavernosas paredes, haciendo eco una y otra vez. Como, como, como.
El sonrió con suficiencia, una sonrisa de demonio en una cara de ángel. "¿Pensaste que podías deshacerte de mi tan fácilmente?"
Ella movió la cabeza débilmente, nunca se libraría de él, nunca, nunca.
Su expresión se volvió pensativa. "Sobreviví, Ginevra, porque tu lo hiciste. Yo puse mi alma en ti. Y por lo tanto, te traje aquí. Este lugar tiene recuerdos agradables para ti. Estoy seguro." Sus ojos tenían un brillo desagradable. "Se suponía que era tu tumba".
Ella lo recordaba incluso ahora; la vida escapando de ella, Tom emergiendo del diario y riendo-
La mano que sostenía su varita no dejaba de temblarle; Ginny dudo que fuese capaz de apuntar con ella con firmeza.
"Deberias sentirte honrada, Ginny." El nombre familiar sonó terriblemente mal en su cruel y suave voz. "Te prepare un gran privilegio, permitiendo que la cámara de mi noble ancestro sirviese como tu tumba donde descansar en paz. Es más de lo que merece una mocosa traidora de sangre."
"Pero Harry te derrotó." La voz de Ginny era ronca, lanzando toda la burla que pudo en ello. "¿Aun, te duele, Tom?"
"No intentes provocarme, Ginevra." El simplemente sonó impaciente. "No lo conseguiras."
La cortante contestación hizo que sus mejillas ardieran de enfado y humillación. Solo él podía hacerle sentir como si tuviera once años otra vez. Pero ella no estaba dispuesta a ceder del todo.
"Harry destruyó el diario." Ella repitió insistente. "Él lo traspasó, yo lo vi sangrar-"
"Era solo tinta, niña tonta. Afortunadamente, mi magia es mas permanente que eso."
Él se movió hacia ella con gracia sensual y serpentina. Ella estaba tan encantada que no se dio cuenta de lo que intentaba hasta que su varita fue agarrada por un par de largos y pálidos dedos.
"No necesitaras esto."
Ella tragó saliva, de repente se sintió terriblemente abierta y expuesta. Sus ojos la miraron, disfrutaban de su inquietud.
"¿Asustada, Ginevra?"
"No," mintió.
Él se rió de su transparente mentira. "Muéstrame algo del famoso coraje de Gryffindor."
¿Coraje? ¿Dónde está el coraje ahora? Ella había cambiado en los últimos cuatro años, había cambiado tanto que se sentía avergonzada de la ruborizada y tartamudeante chica de once años que había sido. Pero ahora, todas las cosas que ella había llegado a ser, todas las cosas que había luchado por ser, no tenían sentido. Su valor, su coraje, su tenacidad… todo se retiró cuando sus ojos se volvieron a posar en él. Nadie puede estar frente a Tom y ganar.
Nadie más puede estar frente a Tom y querer perder.
Ella se estremeció.
"Vaya" él murmuró, arrastrando sus ojos sobre ella, y de repente ella se sintió como si no tuviese once años del todo. "Como has cambiado, Ginevra." Él presionó la varita de Ginny sobre un lado de su cara, mientras consideraba sus pensamientos. "Y aun… no tan diferente, después de todo."
"Estas equivocado," ella dijo, su voz temblaba con odio. "Yo soy diferente. No puedes engañarme como hacías antes. Yo sé quién eres, Yo sé que eres-"
Su delgadísima boca se torció en una sonrisa. "¿Quién ha dicho que vaya a engañarte? Creo que es bastante obvio lo que quiero ¿No crees?".
Ella iba a gritar.
Su lucida figura se movió hacia ella, una combinación de ágil gracia y acecho decidido. Una pálida luz brilló en sus ojos oscuros. Oh, no por ella, ella lo conocía bien. No, él estaba entusiasmado por lo que iba a hacer. Esa meticulosa venganza que él había estado ideando.
"He esperado mucho este momento."
Ella no rogaría clemencia. Ella sabía que él no tenía ninguna. El anillo dorado y negro brilló en la oscuridad, un escalofriante recuerdo de lo que él era capaz de hacer, incluso a los que son sus parientes cercanos.
Especialmente a los que son cercanos a él.
Y de repente, el dolor de la vieja humillación volvió a ella. Ella lo recordaba todo: palabras melosas y mentiras envenenadas y promesas rotas. Ellos no te entienden, Ginny, no como yo, nosotros somos amigos ¿no?, mejores amigos, y tu harías cualquier cosa por mí, cualquier cosa, tu morirías por mí, ¿lo harias?, Ginny-
Ella retrocedió hacia atrás, agitando la fría y húmeda agua que se arremolinaba en torno al ligero material de su camisón. El frio atravesó su cuerpo, atravesó sus huesos, pero a ella no le importaba. Su cabeza no le decía nada excepto corre corre corre. –
Ella tenía que darse la vuelta.
Tom no se movió; el permaneció en la misma posición, mirándola como un tipo de maliciosa distracción.
"¿Vas a algún sitio?" Él sonrió.
Ella no podía moverse, unos dedos fríos se curvaron dignamente mientras ella intentaba luchar y tragarse el miedo. Él sabía que ella no podía huir. Y no habrá un Harry que la rescate esta vez; incluso él no puede salvarla de su propia mente. Es solo un sueño, se dijo a si misma convincentemente, solo un sueño, solo un sueño –
"Tú no eres nada," ella dijo, con una convicción que no sentía. "Tú eres una ilusión, una fantasía –"
Ella pudo ver que él estaba enfadado porque sus finos labios se habían convertido en una fina línea, pero su voz era floja y despectivamente suave. Y había un extraño triunfo en sus inclinados ojos. "Yo soy todo lo que siempre has querido."
Él lo recuerda, notó Ginny rápidamente con furiosa desesperación, él recuerda como me sentía con sus mentiras, como yo creía todo lo que me contaba –
Los brazos de Tom estaban cruzados mientras él consideraba con calma. "Corre si quieres. Se una pequeña cobarde. Vergüenza de tu casa. Pero, ¿realmente piensas que puedes escapar de mí allí arriba?"
Él estaba más cerca. Aunque no había puesto una mano en ella, su piel esperaba impaciente esa sensación. Ginny podía oír como respiraba fuerte.
"Este no es tu mundo," él susurro. Su suave y fascinante voz la envolvió como el velo envuelve la niebla; diciéndole que ella pertenece a la oscuridad, a los susurros y a los espacios vacios. Ella estaba temblando violentamente en su vestido de noche, la gasa empapaba sus rodillas, enluciéndolas casi transparentes. Su pelo rojo colgaba húmedo, serpenteado, la única cosa de color y vida en aquel envuelto mundo.
Ella quería estirar la mano y tocarle para convencerse de que todo era una ilusión, pero él no estaba apagado y borroso en los bordes, era definido y solido y tan, tan real. Mucho más real que el fragmento de memoria que emergió del diario mientras su vida se escapaba para poder dársela a él. La sangre pura de Ginny.
Ella se pregunto si él alguna vez había apreciado la poesía de todo aquello.
Hubo algo roto en su interior desde aquel día, un fragmento incrustado dentro de ella como un colmillo de basilisco clavado en su corazón. Ella nunca fue capaz de deshacerse de ello, solo cubrirlo con sonrisas débiles y pociones para inducir el sueño. Y por encima del soleado mundo del Quidditch y las Plumas de Azúcar, la oscuridad se reía, esperando, aguardando su turno.
Su turno había llegado.
La cara estrecha y pálida de Tom estaba muy cerca de ella ahora. Ella podía verse a sí misma mirándose en su oscura mirada. El pelo negro le caía en su mirada como él se inclinaba sobre ella. Podía imaginar el roce de sus suavemente musculados hombros y brazos, la tensión física que ellos eran capaces de aguantar.
Si ella se moviera solo un poco más cerca, ya no tendría que imaginarlo-
Se estremeció violentamente cuando el uso la varita para trazar una lenta línea en su pómulo, en un gesto que, de algún modo, era tan sensual como cruel. "Nadie más te conoce, Ginny," él dijo suavemente. "No como yo." Y ella pudo sentir sus palabras: sangre y tinta y amargo veneno. Nauseas enredadas dentro de su estomago, y algo mas, algo empalagoso e insidioso que hace temblar sus dedos, absorbiéndola para que se este quieta y escuche sus sometimientos voluntariamente.
Ella le había revelado su alma, y él nunca se la devolvería. Él está dentro de ella ahora, corriendo como tinta por sus venas.
Ella no volverá a ser libre.
