Bien, primero deciros que hola, sigo viva, para aquellos que alguna vez leyeron mis historias xD Esta que os presento consta de 4 capítulos, ya la tengo completa, pero me gusta mucho joder así que os esperáis a que suba uno a la semana (?) Es una historia que escribí cuando aun subía mis one-shot pero que dejé por que me quedé sin inspiración. A medida que leáis, os daréis cuenta de que pierde un poco de calidad, en mi opinión :S Eso es por lo antes mencionado, lo dejé a medio acabar hace un año o así y lo he retomado ahora y, sinceramente, he perdido mucho escribiendo xD
En fin, es la primera historia más o menos larga que hago, así que no sé cómo habrá salido ni cómo estará, espero que sea de vuestro agrado y tal... Ya sabéis, acepto abiertamente vuestras críticas, las tomo a bien para así mejorar y tal...
Y ya dejo de molestar (?) *Redoble de tambores* con ustedes, White Wolf (?) (no me preguntéis por qué ese nombre y no uno más cool, mi imaginación ya no funciona como antes (?))
Los nervios se la estaban comiendo viva, iba a ser su primer día de clases en otra nueva escuela, no sabía que tenía que llevar, no sabía dónde tenía que ir y a partir de ahora viviría sola. A sus dieciséis años de edad viviría sola, pues, sus padres viajan mucho a causa del trabajo y era muy incómodo llegar nueva a una escuela, hacer nuevos amigos y después despedirse de ellos tras cogerles cariño porque tus padres vuelven a irse. Vivir sola era el menor de sus problemas, si se le consideraba un problema, claro
Se miró al espejo y se retocó el pelo turquesa, atado en dos coletas, por cuarta vez. Se peinó el flequillo, se arregló la ropa y comenzó a enumerar con los dedos las cosas que tenía en la cartera. En realidad no sabía por qué se la llevaba si no tenía ni libros, ni carpeta, ni nada. Bajó las escaleras, buscó a sus padres con la mirada y una vez visualizados se acercó a ellos, les dio dos besos y salió a la calle
Miró a ambos lados de la calle, nada. Intentó recordar si el director de la nueva escuela le dio alguna dirección, pero nada. No le dieron indicaciones de nada, se sentía perdida. Se quedó por un momento más, los brazos cruzados, la cabeza hacia un lado y el ceño fruncido, estaba segura de que no se le escapaba nada. De pronto se escuchó el ruido de un coche, el cual paró justo delante de ella. No pudo ver quien lo conducía, pues los cristales estaban tintados
La ventanilla se bajó un poco, pero aun así no pudo ver al conductor pues llevaba una gorra que le tapaba - ¿Es usted Miku Hatsune? – preguntó con una voz autoritaria. Al hombre le rodeaba un aura de misterio – Si es así, suba por favor, la llevaré a su nueva escuela
La peli turquesa abrió la puerta del coche negro, dejó su mochila en el asiento de en medio y se sentó al lado de la ventanilla. Miró al retrovisor, estaba curiosa por cómo sería el chofer, un escalofrío recorrió todo su cuerpo, la carne de gallina. Este chofer tenía algo extraño, espeluznante, y esta sensación aumentaba al no verle la cara. Arrancó el coche y puso marcha a su destino
-Tal vez desee dormir durante el viaje – habló de nuevo y, como si sus palabras fueran una canción de cuna (o el/la profesora dando una explicación) la chica cerró los ojos y se dejó llevar al mundo de los sueños – Dulces sueños, señorita - rió de una extraña manera
Abrió los ojos lentamente, parpadeando varias veces y fuertemente para adaptarse a la luz, o más bien a la escasa luz que había, se estiró un poco y miró por la ventana mientras bostezaba audiblemente. El paisaje era terrorífico, desierto, todo estaba casi oscuro, los árboles no tenían hojas, parecían muertos, igual que la tierra, que no tenía hierba más que muerta. Podían visualizarse algunos cuervos posados en las ramas que miraban el coche como si de comida se tratara, sombras parecían moverse
-¿D-dónde estamos? – preguntó con cierta tartamudez la peli turquesa
-En su nueva escuela, señorita – respondió el chofer, Miku creyó ver como éste levantaba un poco la vista para verla por el espejo, mas seguía sin verle la cara, la cual estaba tapada con un sombrero
-¡P-pero no hay nada! ¡Está todo muerto, desierto! – gritó levantándose un poco de su asiento – ¡Tiene que estar de broma cuando dice que esto será mi escuela, que aquí será donde estudie!
-Paciencia, señorita. Siéntese como Dios manda y relájese – respondió tranquilamente. Miku se sentó bien de nuevo, sus piernas cruzadas y moviendo el pie nerviosamente. Si antes estaba nerviosa de saber que tendría que conocer a gente nueva, ahora lo estaba mucho más de saber que su escuela estaba en medio de la nada y eso si este hombre la estaba llevando a la escuela y no a su casa para hacer vete-tú-a-saber-qué
El coche fue disminuyendo la velocidad poco a poco, en frente un gran edificio. El conductor se bajó cuando frenó del todo y abrió la puerta trasera, se inclinó un poco y con la mano le indicó a la niña que bajara. Cerró la puerta y se agarró la gorra, bajándola un poco más haciendo imposible verle
-Ésta será su nueva escuela y lugar de residencia, señorita – miró al gran edificio y luego de reojo a la peli turquesa – Espero… que le vaya bien, en su primer día – soltó una carcajada realmente espeluznante. Subió al coche de nuevo y se fue por donde vino. Miku se quedó ahí hasta perder de vista el vehículo
¿Lugar de residencia? Nadie le dijo que viviría aquí. Comenzó a caminar hacia el alto edificio, que parecía algo más normal, esta sería su nueva escuela, alejada del mundo. De repente algo muy pesado se tiró sobre ella haciéndola caer al suelo. Se quejó y acarició la cabeza, luego abrió los ojos y tal y como lo hizo, volvió a cerrarlos. Debía estar en un sueño porque los lobos no eran dos veces su tamaño. Se dijo para sí misma varias veces que despertara, abrió los ojos y ese enorme animal aun no había desaparecido. ¡Cuán real era este sueño! Podía notar el aliento del animal en su cara y el calor que emitía en su cuerpo
Miku solo podía ver la cara del animal, sus bonitos ojos azul turquesa la miraban de manera asesina, la intimidaba, sus dientes afilados y blancos… Le gruñía, le daba a entender quien mandaba. Miku estaba asustada, el lobo podía olerlo, podía oler el miedo, los nervios… bajó de la chica despacio y se tumbó delante suyo, dándole a entender que no iba a hacer nada, que no iba a ser hostil
La peli turquesa se sentó sobre sus rodillas, pudo ver mejor a este hermoso y gigante animal. Su pelaje era blanco a excepción de las orejas, las patas y la punta de la pomposa cola que eran de un color rosa pastel. Se quedó mirando al lobo fijamente, no sabía si le estaba dando una oportunidad de huir, si realmente no quería hacerle nada o estaba jugando con ella y en cuanto se levantara volvería a tirarse sobre ella para devorarla.
Acercó la mano a la cabeza del lobo lentamente, dudando alguna que otra vez y retrocediendo. Al ver las intenciones de la muchacha, una de las veces que su mano iba a tocarle, levantó la cabeza para que al fin hicieran contacto. A partir de ahí la peli turquesa fue confiándose y acariciando sin preocupación y miedo, el pelaje era muy suave…
De repente, el animal movió las orejas varias veces y se levantó. La niña asustada lo miró, éste comenzó a andar a paso ligero hacia el edificio, girándose para ver si la peli turquesa le seguía, pero estaba asustada y no se movía. Se sentó y de lejos la miró, necesitaba que la siguiera. Gruñó un poco y la chica pareció entender lo que quería, con mucho cuidado se levantó y se acercó.
-¿Qué haces? No entiendo bien lo que quieres… -Al escuchar su voz, el lobo salió corriendo y entró al recinto – ¡Espera! – corrió detrás suyo, si alguien veía al enorme animal, todos entrarían en pánico y es que ¿Quién no estaría asustado de un animal salvaje gigante? Entró al recinto, había perdido de vista al lobo, todo estaba tranquilo ¿Nadie lo había visto?
-¿Tú eres Miku Hatsune? – preguntó un hombre mayor colocando la mano en el hombro de la nombrada
-S-sí, soy yo – respondió nerviosa – Escúcheme, un lobo acaba de entrar ¡Tiene que hacer algo! – eso último había sido una tontería ¿Qué iba a hacer un simple hombre con semejante ser? El hombre agarró su mano y la guió a su clase – Pero señor, el lobo…
-Ahora me encargaré de eso, Hatsune, ahora sígame, la llevaré a su aula – Subieron las escaleras y recorrieron los largos y silenciosos pasillos, no había ningún estudiante rebelde fuera de su clase, no se escuchaba alboroto en las aulas. Pararon frente a una puerta, encima de ésta estaba escrito 4º ESO – Mire, Hatsune, en la primera planta encontrará las clases de primero de primaria a sexto y el despacho del director, en la planta actual verá las clases de primero de la ESO a cuarto y la enfermería, por último, en el tercer piso está bachillerato
-Bien, pero no está demasiado tranquilo? ¡Hay un animal salvaje en el recinto! Quien sabe que puede hacer… - habló más alto de lo deseado
-Creo haber dicho que me encargaría de eso ahora, no se preocupe por el lobo, solo entre a clase y céntrese en ellas – abrió la puerta y con la mano le hizo la seña para que entrara – Señorita, ésta es la nueva alumna – se dirigió a la profesora dándole un extraño guiño
-Oh, Hatsune, pase, pase. No sea tímida, no vamos a comerla – sonrió de lado, Miku creyó ver un colmillo sobresaliendo – Puedes sentarte en el último asiento al lado de la ventana – señaló dicho lugar
Miku comenzó a caminar por los pasillos, la gente mirándola extrañada, se escuchaban los murmullos de algunos alumnos comentando algo con el de al lado, todo esto le hacía sentir incómoda. Se sentó y miró por la ventana, intentaba no echarle cuentas a las miradas y los comentarios
Megurine Luka, pase por el despacho del director. Repito: Megurine Luka, pase por el despacho del director
Se escuchó por los altavoces, la gente ahora dejó de hablar de la nueva para hablar de esa tal Luka. La profesora puso orden y siguió con sus lecciones. A Miku le parecía muy extraño todo ¿Porqué hablaban de monstruos que en el pasado vivían con los humanos? ¿Por qué hablaban de seres inexistentes? Bueno, inexistentes, eso creía Miku por ahora
Sonó la campana que indica que era la hora del recreo, todos se levantaron y se juntaron en grupos que poco a poco fueron saliendo del aula. La peli turquesa se quedó la última, no tenía muchas ganas de hablar con nadie, todos parecían tan extraños… salió de la clase y caminó por los pasillos en busca de un lugar tranquilo donde almorzar. Notó una mano que apartaba el cabello de su cuello y seguidamente alguien oliéndola
-Tú debes ser la alumna humana… - dijo una chica que no reconocía de la clase. Se lamió los labios – Nunca antes había olido a un humano, veo que oléis muy bien… - La niña le miró asustada, pudo escuchar como los huesos le crujían a esta extraña chica, de su espalda salían bultos que poco a poco rompieron la piel y salieron alas de murciélago, los dientes afilados y una cara horrible. Se tiró para atacar a Miku pero fue parada por algo que ''chocó'' contra su mejilla – GAH! ¿Qué haces? – gritó desde el suelo con la mano en la mejilla. Sus ojos se agrandaron al ver de quién se trataba su atacante
-Soy yo la que debe hacer esa pregunta ¿Qué haces? – su mirada fría igual que su voz. Los brazos cruzados debajo de su pecho, que era bastante grande, el pelo rosa cayendo por sus hombros, los ojos azules, los cuales Miku creyó haber visto antes pero no recordaba dónde, era una belleza
-M-maldita Megurine… - gritó la chica, seguidamente emitió extraños sonidos y corrió hacia la peli rosa para atacarla. Megurine no movió ni un pelo hasta que su atacante estaba a escasos centímetros, entonces su puño colisionó con el estómago de ésta, haciendo que volara hasta chocar contra la pared
-Insignificante…- tiró el pelo para atrás y dio una mirada de desprecio a la extraña chica. Comenzó a caminar para alejarse del lugar cuando escuchó a alguien intentando hablar
-Y-yo… - no podía creer lo que había visto, esa chica ahora tirada en el suelo era un monstruo, eso quiere decir que existen y que lo que la profesora estaba explicando en clase no eran cuentos y leyendas. Intentó hablar, pero sentía su cuerpo cansado, la vista se le tornaba negra. Alguien la llamó, pero no pudo responder, no pudo saber quién era pues cayó al suelo desmayada
Abrió los ojos y parpadeó varias veces para acostumbrarse a la luz y aclarar la vista borrosa, todo era blanco, silencioso, olía a enfermería así que adivinó que era ahí donde estaba. Se sentó en la cama y miró la habitación. Medicamentos, vendajes, dos camas contando la suya, todo blanco… todo eso confirmaba dónde estaba. Se escuchó una puerta abrirse y desvió la mirada hacia el ruido. Apareció una mujer con cabello castaño, corto y la típica bata blanca de las enfermeras
-¿Ya estás mejor? – preguntó amablemente y con un tono algo preocupado. Al no responder pensó que la niña estaba algo asustada, confundida, perdida – Te has desmayado, estás en la enfermería – explicó sentándose en el borde de la cama – Me han explicado lo que ha pasado… - bajó la mirada y frunció los labios, se sentía algo avergonzada de lo ocurrido – Lo que has visto… ha sido lo que vosotros, los humanos, llamáis monstruo, una Arpía, para ser más exactos – la niña miró asustada, quería que todo fuera un sueño y que ahora pudiera despertar – Todos somos 'monstruos' en esta escuela, todos excepto tú
-¿Qué eres? Has dicho que soy la única humana, por lo que deduzco que tú también eres un monstruo – respondió – Así que ¿qué eres? - repitió
En su cabeza aparecieron unas orejas puntiagudas de color castaño y de la rabadilla una cola pomposa de igual color y punta blanca – Soy un zorro – dijo como si fuera natural, y en realidad lo era para ella. Movió las orejitas y miró hacia la puerta – Ha estado ahí desde que te ha traído
Hablaba de una chica peli rosa, apoyada en el marco de la puerta con los brazos cruzados. Si Miku no recordaba mal, esa chica es la que le había salvado y a la que aun no había dado las gracias por ello. La peli rosa se movió y dio unos pasos atrás para irse, antes de que pudiera desaparecer la humana se levantó un poco y la llamó
-¡Espera! – pidió, la enfermera intentando que volviera a sentarse – Um… Yo, quería agradecerte por haberme salvado de…
-La Arpía – ayudó la castaña
-Gracias. Quería agradecerte por haberme salvado de la Arpía… - comenzó a jugar con las blancas y suaves sabanas, se sentía nerviosa, esa chica la miraba fríamente. Miró a la enfermera y luego a su salvadora, quien le sonrió e hizo que se le subieran los colores
-Vaya, Luka, creo que es la primera vez que te veo sonreír – sonrió también, estaba feliz de haber podido presenciar en la cara de la chica nombrada, a la cual conocía de hace ya un tiempo, una sonrisa – Por cierto, hoy te han llamado a dirección ¿Qué ha pasado?
-De nuevo lo de siempre – Miku cerró los ojos, que voz tan bonita, tranquilizante… toda ella era bonita, pensó. Luka arrugó lindamente la nariz y se acercó a las chicas, más concretamente a la peli turquesa, y comenzó a mirarla como si de un regalo envuelto se tratara y quisieras ver su contenido
-Pareces interesada – habló la enfermera – ¿Porqué no te la quedas y la cuidas? – preguntó y trató a la niña como si fuera una mascota, cosa que no le agradó y frunció el ceño - ¿Qué? ¿He hecho algo mal?
-No me trates como a una mascota – apretó las sabanas
-¿Mascota? – preguntó extrañada - ¿Qué es una mascota? ¿Se come?
-¿Ah? No, no se come. Una mascota es un animal que te hace compañía, al que debes alimentar, lavar, tal vez sacar a pasear, como un perro, un gato, un pájaro, un hámster… - Luka frunció el ceño, se sentía molesta por eso. Los animales viven libres, no necesitan cuidados de otros que no sean ellos – ¿No… sabíais?
-Como he dicho antes, no somos humanos – habló la castaña – Por lo que hay cosas que no entenderemos y cosas que tú no entenderás tampoco. Pero hablo enserio cuando digo que Luka debería quedarse contigo, no como mascota, sino como mmm.. ¿Amiga?. Tú estarás protegida de los demás y Luka tendrá alguien con quién relacionarse y confiar
-Correrá más peligro conmigo – intervino la peli rosa mirando aun a la peli turquesa – Piensa que tengo idiotas detrás de mí a todas horas, ya sea para pasar el rato o para matarme – explicó desviando la vista hacia la enfermera
-Tal vez no le hagan nada, es decir, te tienen miedo, Luka. ¿Quién se atrevería a tocarla sabiendo lo que eres capaz de hacer? Solo los idiotas, como tú has dicho antes. Si hacen algo, ¡Dales una buena paliza!
-Creía que querías que hubieran pocos heridos, Meiko. No tengo problema en quedarme con ella, si ella quiere – las dos chicas miraron a la peli turquesa, esperando una respuesta. La niña las miró y tras pensarlo un poco, asintió
-Yo… quiero saber algo… ¿Porqué soy la única humana aquí?
-Según me han dicho, porque tú eres la única humana que ha estado alguna vez con un monstruo. Queremos volver a convivir con los humanos, pero simplemente no podemos aun porque ellos nos han olvidado y cundiría el pánico si apareciéramos en el mundo humano de la nada, así que vamos a hacerlo poco a poco
¿Ella junto a un monstruo? Ella no lo recordaba, hasta ahora pensaba que eran personajes ficticios. ¿Y qué era eso de volver a convivir con los humanos y que los habíamos olvidado? –Ya veo, aunque no logro recordar haber estado con un monstruo – miró a la peli rosa, ella también era un monstruo, pero más que eso, parecía un ángel a sus ojos
Caminaron hacia un edificio al lado de la escuela, los dormitorios, explicó Luka. Anduvieron por los largos, silenciosos y solitarios pasillos, a estas horas era normal que no hubiera nadie pues todos estaban o bien descansando en sus habitaciones o bien pasando el rato con los compañeros y amigos. Pararon frente a una puerta y Luka abrió
-Bueno, esta será tu nueva habitación y yo tu nueva compañera – le ofreció la mano y le sonrió – Megurine Luka, un placer – Miku agarró su mano y movió de arriba abajo suavemente – Te dejaría pasar primero, pero si lo hiciera te chamuscarías – entró a la habitación y tocó la pantallita de un panel en la pared – Ya puedes pasar sin miedo
Una gota de sudor frío bajó desde la sien de Miku hasta la quijada ¿Enserio no habría peligro? – Um… - pasó la mano por delante de la puerta, no pasaba nada por lo que decidió entrar, con los ojos muy cerrados
-Ahora pon la mano aquí – indicó la peli rosa – Te haré dueño de la habitación para que puedas pasar siempre que quieras sin peligro – mientras lo configuraba todo iba hablando – Las habitaciones están preparadas, así que nadie puede pasar sin permiso. Esto evita muchos problemas. Ya puedes apartar la mano
-¿Ya no me chamuscaré? – preguntó inocentemente. Cuan tierna se veía, pensó la peli rosa
-No, ya no te chamuscarás – comenzó a andar dentro de la habitación
Nada más entrar, había un pequeño pasillo que llevaba a la salita de estar, la cual estaba amueblada con dos sofás largos, un mueble grande en el cual estaba la televisión y algunas cosas que Luka guardaba. En la sala de estar habían dos puertas más, una conducía al baño, que era pequeño pero suficiente y la otra llevaba al dormitorio con una cama de matrimonio. Más que un cuarto, era un piso pequeño y acogedor
-Duerme en la cama, yo iré al sofá – dijo de la nada. Miku abrió la boca para hablar, Luka sabía lo que diría. Se tumbó en un sofá boca arriba, las piernas cruzadas y las manos detrás de la cabeza, dando a entender que dormiría en el sofá – No acepto un no
La humana caminó hacia el otro sofá y se sentó – Vale, vale, pero me sabe mal, me has ayudado, aceptas vivir conmigo y encima me ofreces tu cama…
En el momento en el que Luka iba a hablar sonó el timbre. La peli turquesa se levantó para abrir la puerta, pero antes de que pudiera dar tan si quiera un paso, Luka ya estaba allí. Abrió la puerta, su mirada fría y de superioridad. Un chico más bajo que ella estaba al otro lado, asomándose para ver dentro
-Así que tú tienes a la humana ¿Eh? – dijo dejando de mirar dentro y mirando a la peli rosa
Luka apretó el brazo en el cuello del chaval y lo estampó contra la pared – Sí, y pobre de ti o cualquier otro que se atreva a tocarle si quiera un pelo – dijo con tono amenazante y sacando las largas uñas – Le arrancaré la piel lentamente a quien le haga algo – apoyó el dedo índice en la mejilla del chico y acarició suavemente con la uña, dejando una línea roja que pronto lloraba sangre. El chico la miró asustado, tal vez no debería haber venido - ¿Me he explicado? – el muchacho asintió y Luka apartó su brazo, haciendo que el chico callera al suelo con lágrimas casi saliendo
Volvió a entrar en la habitación y se sentó de nuevo en el sofá, la peli turquesa la miraba algo sorprendida – ¿N-no has sido muy fría?
-¿Eso crees? – dijo mirando al techo pensativa, estaba acostumbrada a tratar así a la gente, era una forma de defenderse – ¿Sabes, Miku? Soy así porque todos desean matarme, no hay nadie en quien pueda confiar
-¿¡Matarte!? – preguntó sorprendida. Bueno, a ella se la intentaron comer, así que después de todo no era tan extraño que quisieran matar a la chica delante de ella - ¿Porqué?
-Porque soy el monstruo más fuerte de la escuela. No pienses que soy una egocéntrica por decir eso. Mira, si un monstruo más débil me matara ¿No sería respetado? – la niña asintió – Pues es por esa razón que intentan matarme, desde que tengo memoria lo han intentado – frunció los labios. Se levantó y se dirigió hacia la ventana, miró la luna, cuan bella era, tan redonda, brillante…
-Entiendo… pero… ¿porque no me has tratado como a los demás? – preguntó mirando lo guapa que se veía Luka iluminada con la luz de la Luna
-No creo que tú tengas la intención de matarme para conseguir popularidad y respeto ¿O me equivoco? – dijo algo distraída
Se quedó pensando un poco. No, ella jamás la mataría, Luka le ayudó y se comportó con ella, así que, ¿cómo podría hacerle algo malo? No solo eso, ella jamás podría contra Luka. Además, no le gustaba la popularidad, gente detrás de ella siempre, falsas amistades, intentos de asesinato… no, ella no tenía la intención de matarla – No te equivocas – siguió mirando a la peli rosa, su belleza la embelesaba… no sabía porqué pero sentía algo extraño hacia esta chica, se sentía a gusto y como si ya la conociera
Luka volvió a pisar tierra cuando notó colmillos creciendo y asomando por la boca y sus uñar alargándose. Gruñó y se tapó la boca con una mano. Vio de reojo a la humana intentando acercarse, podía olerla mejor ahora, podía oír sus pasos. Con la mano libre hizo un gesto a Miku para que no se acercara, se giró para que no pudiera verla. Quería que esta chica la viera lo más normal posible y no que la viera como es realmente y se asustara. Guardó al fin sus uñas y colmillos, movió un poco la mandíbula y miró las manos, todo estaba bien. Se giró, la peli turquesa seguramente tendría muchas preguntas, preguntas que ella no iba a responder por ahora.
Miró el reloj de pared que marcaba las 7:53 pm, el tiempo había pasado volando – Debes tener hambre, no has comido nada desde esta mañana ¿Vamos al comedor? – preguntó evitando la mirada de la humana. De reojo pudo ver como la niña asentía. Salieron de la habitación y volvieron a caminar por los pasillos, ahora más llenos
-Mm… Luka… - llamó la peli turquesa – La comida…
-Sé por dónde vas – cortó Luka – No te preocupes, no vas a comer la asquerosa comida que comen los monstruos, sino lo que a ti te guste del mundo humano
Después de eso siguieron caminando hasta llegar a un gran comedor en el que había mesas largas, vacías aun. Siguieron recto dirigiéndose a una gran puerta por la cual entraron, la cocina. Había unas cuantas personas pero solo una se acercó a las chicas, un hombre bajito, gordito y con poco pelo, con una sonrisa en sus labios. Abrió los brazos y los envolvió alrededor de la peli rosa que poco a poco iba cambiando de colores
-Ant… Antonio… - intentó hablar, necesitaba aire pero no podría conseguirlo si el gordito no la soltaba – Suélta… me – empujó al pequeño hombre hasta que al fin consiguió apartarlo. Tomó grandes bocanadas de aire, la mano en el pecho que subía y bajaba rápidamente – Pensaba que no vería el mañana…
-Luka, ¿quién es la muchacha que te acompaña? No creo haberla visto antes – la miró y le sonrió – Es muy bella, ¿No crees? – dio un golpecito en el brazo a la peli rosa quien se sonrojó a más no poder
-Antonio, esta es Miku – dijo poniendo la mano en su hombro – Es humana, por lo que comerá lo mismo que yo – Antonio miró sorprendido a la peli turquesa, pero pronto volvió a ser el animado hombrecillo de antes
-¡Oh! Así que la tengo que alimentar, no cocinar… pensaba que comerías al fin comida normal, Luka
-¡NO! – se puso entre Antonio y Miku – ¡Ella NO se come!
-Lo siento, Luka… solo bromeaba… - se desanimó, le molestó que Luka le gritara, o al menos hacía ver que le molestaba. Pronto recuperó los ánimos y se puso manos a la obra. Poco después les dio a las chicas dos platos – Es negitoro, espero que os guste – sonrió
Las chicas se sentaron en una mesa pequeña que había. Miku supuso que Luka siempre comía aquí y por eso estaba la mesa aquí. Miró su plato y luego a la peli rosa y volvió al plato. No sabía si esto de verdad iba a estar bueno, no sabía si esto realmente era comida humana, como aquí lo llamaban. Cogió un poco y se lo llevó a la boca, poco después, el plato estaba vacío
-Ni los monstruos, comen así… - dijo el gordito - ¿Estás segura que es humana?
-Lo es, Antonio. No ha comido desde que ha venido por la mañana, así que es normal que casi se coma el plato incluso. ¿Quieres el mío? – preguntó acercándole el plato, pero Miku hizo un gesto con la mano dándole a entender que estaba bien y no quería más
Luka acabó de comer, se despidieron de Antonio y salieron de la cocina. Ahora estaba llena de gente, gente que miraba a las chicas como si de un filete paseándose delante de un hombre hambriento se tratara. La peli rosa pasó un brazo protectoramente por los hombros de la humana y la acercó más a ella. Miku se sonrojó por la acción pero entendió el porqué lo hacía. Salieron de allí, el paisaje, ahora que estaba más oscuro, era aun más terrorífico que antes. Se escuchaban ruidos extraños, las ramas caídas crujiendo, pasos, risas… Luka paró y miró de reojo a los alrededores, podía oler a los enemigos, había bastantes, no sabía cuántos exactamente, todos débiles excepto uno que parecía un poco más fuerte, no demasiado
-¡Vaya, Luka! Qué bonito de tu parte traernos la cena – dijo una voz horrible y la siguieron montones de risas chillonas. De la oscuridad salió una cabeza grande de un hombre, Miku pensó que era demasiado grande y extraño. Poco a poco fue dejándose ver el cuerpo de un león, con alas de murciélago y cola de escorpión, que caminaba hacia ellas. Detrás suyo pequeños monstruos diferentes
La peli rosa escondió detrás suyo a Miku, no iba a permitir que le tocaran un solo pelo – Te equivocas mucho – sus colmillos empezaron a crecer igual que sus uñas, no le quedaba más remedio. Al ser tantos, le costaría acabar con todos si no se transformaba. Sabía que Miku estaría viendo asustada cómo sus uñas crecían, pero no había más remedio si quería protegerla – Ella no es comida – dijo enfadada.
-¡Dice que no es comida, jefe! – habló una voz de pito, si no fuera un enemigo que quiere matarlas, sería muy gracioso de escuchar. El monstruo que habló se abalanzó para atacarlas, pero antes de que pudiera hacer nada más, Luka le clavó las garras en el estómago, haciendo que cayera al suelo con las manos en el lugar afectado
Los demás monstruos gruñeron enfadados, el más fuerte de todos, la Manticora, se quedó mirando la escena indiferente, no le importaba que le hubieran herido, era culpa suya por no esperar la orden. Iban acercándose poco a poco, todos juntos, Luka retrocediendo y obligando a Miku a que hiciera lo mismo.
Miku estaba aterrada, de nuevo querían comérsela. Más asustada estaba al ver como la peli rosa delante suyo le clavaba las garras en el estómago a ese monstruo, pero sabía que lo hacía para defenderla
A Luka no le quedaba más remedio, cogió a la peli turquesa estilo nupcial y comenzó a correr, detrás suyo la horda de monstruos. Siguió corriendo un poco más, lo suficiente para que pudiera dejar a Miku y se transformara. Unas orejitas rosas aparecieron en su cabeza, la peli turquesa se quedó con los ojos muy abiertos, se asomó un poco detrás y la peli rosa tenía una pomposa cola blanca con la punta rosa. Esos colores le recordaban a algo, pero ahora no sabía bien qué.
La peli rosa dejó a la humana en el suelo, los monstruos que corrían hacia ellas estaban muy cerca. Luka comenzó como a brillar, todo a su alrededor brillaba, los monstruos se alejaban cegados, los que no, salían disparados lejos. Allí donde antes había una chica, ahora había un lobo alvino con detalles rosas, uno que Miku bien conocía
El lobo corrió hacia la marabunta y se paró en medio de todo. Levantó la cabeza hacia el cielo y aulló, como si de una explosión se tratara, todos salieron disparados formando un círculo de heridos alrededor del animal. Los pocos heridos que se atrevían a levantarse, volvieron a caer cuando el lobo los miraba con esa mirada asesina que portaba
Ahora que no había más obstáculos, el blanco animal se acercó a la Manticora, comenzó a andar alrededor suyo, le gruñó, se acercaba poco a poco. El lobo solo era un poco más pequeño que el león con cabeza de hombre
-¡Solo eres un chucho! Voy a acabar contigo en nada – en realidad temblaba, temblaba de miedo. Si se había cargado a un montonazo de monstruos con un simple aullido ¿Qué haría con él? Comenzó a batir las alas, sus patas ya no tocaban el suelo – Tengo cierta ventaja sobre ti, Luka…
Apuntó a Luka con la cola de escorpión, primero la envenenaría y la debilitaría, luego la mataría lenta y dolorosamente, para acabar, se comería a la humana como recompensa. Voló en picado hacia el lobo que iba retrocediendo lentamente. Cuando su cola iba a tocar casi a Luka, ésta la mordió y tiró de ella arrancándola. El monstruo gritó de dolor, la sangre saliendo a borbotones haciendo que se mareara. Se sentía débil, la vista se le estaba nublando, el lobo se movía demasiado o al menos eso es lo que parecía. Envió zarpazos donde fuera, si no se defendía seguramente moriría, la sangre seguía saliendo. Vio su cola en el suelo, al lado de Luka y lo último que pudo ver, era su mirada de desprecio
Cuando la Manticora cayó al suelo desmayada, Luka se giró para ver a la humana, la cual estaba en el suelo, temblando de miedo y mirándola asustada. Se acercó un poco y al ver que la chica temblaba más retrocedió. Miku estaba asustada, asustada de ella, por eso no quería transformarse, quería ser normal para ella, para que no le tuviera miedo, para que la aceptara. Pequeñas gotas de agua comenzaron a caer encima suyo, poco a poco cayendo en más cantidad.
Miku se dio cuenta, Luka le había defendido y salvado ¿Y ella? Ella se había asustado de su salvadora. Se levantó y la llamó varias veces, pero el lobo no respondía a sus llamadas, si no que se alejó del lugar, perdiéndose de vista entre la lluvia y la extraña humedad que había
