Recostado en un árbol, Sesshomaru gira el tallo de una flor entre sus largos y delgados dedos mientras observa sus pétalos blancos y aspira su singular aroma, pero ya sea la flor rosa, roja, amarilla o del mismo color que está sosteniendo en este momento o con un aroma diferente...

Las odia.

No puede entender como alguien le puede gustar algo tan efímero. No obstante aun así las acepta de Rin que se las entrega con una infinita alegría, donde al tenerla en su poder las examina, pero a pesar de su mirada inquisitiva no puede encontrar algo que le atraiga y aunque sean bellas...

Las odia.

Detesta su corto periodo de vida, los frágiles y débiles que son. Abominando que al final no importe cuánto intentes cuidarla y protegerla. Estas al final solo se terminaran marchitando...

Y Rin es como una flor...

Por esa las odia.