¿Quién se preocupa más cuando el otro está enfermo o herido?

I


—Tethis te cacheteó, ¿no?

Baian tenía que hacer esfuerzos para no reírse del aspecto de Io. Io, en cambio, solo desvió la mirada hacia la derecha, lo cual evidenció aún más la mano marcada a fuego en su mejilla. Io asintió apenas, a regañadientes, y ahí Baian no pudo aguantar más, dejando escapar una sonora carcajada.

— ¡Deja de reírte, saco de pelotas! —Io le gritó al canadiense, indignado. Bastante tenía con la mano de la Sirena marcada por quién sabe cuántos días en la cara como para que ese gringo de mierda se riera en su cara. ¡EN SU CARA! Vaya amigo que se gastaba — ¡Solo le dije que hoy se veían bien!

—Ya, ¿y cómo le dijiste eso? —inquirió Baian una vez pudo sentarse bien en el sofá donde, segundos antes, sostenía su propia panza de tanto reír.

Io se negaba a responder, porque sabía bien a lo que quería llegar el otro con todo eso. El general del Pacífico Sur se sentó junto a Baian, suspiró y se resignó a contar cómo es que había terminado con la mano de Thetis grabada en la mejilla. Y tal como creyó Baian, todo se debía a un mal entendido con los modismos que Io solía usar.

Mientras Io contaba toda su desventura con Thetis, Baian se movió por la estancia y al poco tiempo volvió con una bolsa de gel congelado y se la ofreció a Io para que se la colocara en la mejilla. Io agradeció el gesto y siguió parloteando sobre lo exagerada de la reacción de la joven sirena, aunque también admitía haber actuado como un idiota.

Mientras, Baian iba de allá para acá, pero sin dejar de poner atención a las palabras del chileno. Para cuando Io terminó su triste historia del día, Baian se había sentado nuevamente en el sofá, junto a Io, con dos tazas de chocolate caliente y un anti inflamatorio. Io sonrió al ver las tazas humeantes y tomó una, agradecido de tener un amigo tan buena onda como el pelotudo que tenía frente a él, que se reía de sus desgracias como nadie, pero estaba siempre dispuesto a tenderle una mano, chocolate caliente… y un par de mimos amistosos.

—A ver si así aprendes a tener cuidado con lo que dices, bobo.