Capítulo 1: Bienvenida
Tres meses habían pasado desde la última vez que Levi lo había visto. Por tratarse de una misión especial, casi política en el centro de aquellas murallas que Levi odiaba, Erwin Smith había partido solamente en compañía de unos cuantos. Por órdenes de él mismo, Levi se quedó atrás. No había motivo para pensar en otras razones por las cuales el comandante hubiera requerido esto, teniendo en cuenta que alguien capacitado debía quedar a cargo del cuidado del famoso Eren Jaeger. Quizás por la larga ausencia del hombre rubio, Levi se sintiera ansioso. ¿Era solamente por el susodicho joven titan que le había pedido quedarse o tenía alguna otra razón aunque él no encontrara ninguna evidente?
Levi sonrió para sí mismo. ¿En qué momento se había convertido en un hombre inseguro? Peor aún ¿acaso lo que sentía por el comandante lo había convertido en un hombre con miedo? ¿Qué mierda era lo que sentía por Erwin Smith?
La realidad no importaba. Lo extrañaba. Empezó a caminar nuevamente bajo la suave lluvia que tenía toda la tarde cayendo. El comandante había llegado esa mañana pero Levi siempre esperaba un momento oportuno. No se le escapaba el hecho de que, en ninguna ocasión anterior fuera Erwin quien lo buscara. Sin embargo esta vez la ausencia había sido demasiado prolongada y Levi había decidido que nuevamente él sería el que fuera en busca de Erwin.
Ya casi se ponía el sol y Erwin no había aparecido por el lugar, seguramente se encontrara recibiendo informes de sus hombres en su mal emparapetada oficina. Pensó que seguramente de haberse desocupado habría ido a buscarlo, ya fuera para saber del joven titan o para esperar por su informe o sólo para verlo. Esta maldita duda se había plantado en su cabeza, ¿si él lo extrañaba no sería lógico que debido a la naturaleza de su relación, el rubio también tuviera ganas de verlo?
Sacudió la cabeza. La lluvia empezaba a empeorar al fin. Caminó más rápido, odiaba empaparse y llevar el uniforme con mal aspecto. Enfiló hacia los aposentos de Erwin pero no encontró a nadie. Pensó que en efecto, Erwin estaría en el cuartel con sus hombres y se dirigió al lugar. La soledad con la que se topó llamó su atención.
—Maldición…
Levi no era conocido por mantener su paciencia. ¿Dónde diablos estaba ese idiota? Se dirigió al comedor, ya casi era la hora en la que servían la cena. Recordó a Eren Jaeger, preguntó a uno de sus subordinados si el joven titan había presentado problemas mientras él estuvo ausente, recibiendo una respuesta negativa. Con la mirada escudriñó el lugar, sin reconocer en nadie al comandante.
Con los sentidos afilados como los tenía también se percató de la ausencia de alguien más, sintió un malestar latente en el estómago. Se sentó en una mesa solitaria, nadie se atrevería a sentarse con él, y así era mejor en este momento. Las dudas se cernían en torno a su sien. De un momento a otro perdió el apetito.
No era como si Erwin lo estuviera esquivando, era que definitivamente no había demostrado intenciones de encontrarlo, ya fuera por una u otra razón. Levi había estado extrañándolo, ¿acaso Erwin no?
―Tsk ¿Qué mierda me pasa?
Dejó todo donde debía dejarlo y se retiró del sitio, casi como una sombra. Al fin y al cabo era Levi. Caminó un poco esquivando charcos y lluvia. Sus pensamientos se mezclaban con la furia interna que empezaba a carcomer su ser. Había un lugar en donde encontrar a Erwin Smith y teniendo en cuenta que Mike no estaba a la vista, era obvio…
Encontrarlos fue la parte fácil. A simple vista parecían un par de viejos amigos que se ponían al día mientras tomaban una copa de vino y agradecían un momento de tregua en sus vidas.
Mike ya lo había sentido venir. Sin dejar de hablar lo que sea que estuvieran hablando posó la vista en Levi. El de cabellos negros azabache pudo percibir la sonrisa que casi invisible se formó en los labios de este. De espaldas, Erwin colocaba la copa sobre la mesa. Hizo un suave movimiento para dirigir la vista hacia la persona que llamaba la atención de Mike.
Para cuando Erwin reconoció la silueta ágil de Levi desapareciendo entre las sombras, Mike se carcajeaba.
―Menudo cabreo se gasta tu amante.
Erwin se levantó de su lugar y caminó hacia el ala del edificio en el que se encontraban sus habitaciones. Levi optó por subir a la muralla. Si a esa hora de la noche atacara el titán colosal, el sólo sería capaz de exterminarlo. Sin armas.
Algo le dolía en su interior, aparte del malestar en su estómago y la profunda ira que casi no le dejaba ver, había algo que no se sentía bien del todo. Tres meses durante los cuales, cada día extrañaba más a Erwin. Pensó en ese detalle que era tan evidente: el comandante jamás había sido el que buscara el contacto con él. Se sentía como un idiota, un perfecto absurdo y patético ser. ¿Cuándo había empezado a depender de alguien? ¿Cuándo había depositado en alguna otra persona su felicidad? Si acaso, ¿qué mierda se creía Erwin?
Lo que escuchaba romperse dentro de él era la esperanza que sentía de amar a alguien pero sobre todo de ser amado. Pero si se preguntaba con la cabeza fría ¿en qué momento Erwin le había insinuado amor en la relación que tenían, que a leguas se podía ver era puramente sexual? Sonrió amargado. No sólo se había convertido en un patético sino además en un iluso. Un iluso enamorado de Erwin Smith. Mirando hacia las estrellas recordó la primera vez que se encontraron. Las palabras que Erwin le dirigió y la forma en la que Mike lo humillaba por primera vez.
―Maldición… Debí haberlos matado…
Todo lo que iniciaba llegaba a su final de un momento a otro. Erwin iba a tener que conseguir un nuevo juguete porque si algún día tan siquiera osara dirigirle de nuevo la palabra, el término "hombre muerto" empezaría a describirlo.
Sin noción del tiempo que estuvo en aquel lugar y harto de la lluvia ridícula, se dirigió a su habitación. Como en los viejos tiempos y haciendo alarde de su destreza, cruzó por todo el lugar cubriendo el área con reflejos afilados, liberando un poco su frustración.
A la vista de los simples mortales Levi era un espectáculo en gracia. Su silueta pequeña pero fuerte, sus ojos grises y felinos, su azabache cabello bailando de acuerdo a sus movimientos. Levi se sentía libre. Al llegar al ala sentía el corazón agitado. Jadeaba un poco sintiendo la adrenalina desaparecer de su cuerpo. Sin hacer ruido y como una sombra entró en su habitación. Un baño era lo que quería, limpiarse de todo y que el agua se llevara su amargura. Empezó a desvestirse a la luz de las tenues velas pensando en un té caliente, pero eso tendría que esperar al amanecer. Cuando estuvo libre de toda ropa escuchó esa voz inconfundible llamándole por su nombre. Levi no se movió ni un centímetro tratando de ubicar la dirección en la que procedía la voz del rubio, según intuyó debía estar sentado en el mueble viejo de la esquina donde menos luz llegaba. El lugar que siempre ocupaba cuando estaba en su habitación. No era fácil soltarse de las ataduras y asesinarlo ahí mismo no era una opción. Sin embargo y en definitiva, Levi era un hombre rencoroso.
―Levi.
―Vete.
Se adentró en el cuarto de baño y por algún motivo que no comprendió, no tiro la puerta de golpe. Quizás lo que menos quería era hacer una escena. Nunca caería tan bajo. Y estaba seguro de haberle dado una orden al comandante.
Cuando fue insoportable permanecer por más tiempo en el agua, decidió salir. Su pijama impecable se encontraba esperándolo. El té seguía rondando en su cabeza. Se mentalizó a no decir una sola palabra, sus sentimientos morirían con él. Ya fueran de amor o de furia. Al salir vio a Erwin recostado de la pared frente a la puerta del cuarto de baño. Sus brazos cruzados al frente, sus facciones, cabellos rubios y gélidos ojos apenas iluminados por la tenue luz, observándolo. Tres meses en los que esperó a ese hombre regresar para ser ignorado como si aún fuera un ladronzuelo del mundo inferior. Sonrió sin ocultarlo, si antes Levi se había sentido patético, esto de ahora no tenía nombre.
Pasó de largo y se metió en su vieja y desaliñada cama. Los sentimientos, la ira, el cansancio, ¿qué era lo que le pasaba? Estaba seguro que se le escapaba algo. Todo era igual que siempre, ¿qué esperaba esta vez? ¿Qué Erwin fuera a buscarlo con un ramo de flores y se fueran a caminar de manos tomadas por la jodida pradera?
―Tsk…dije vete.
―Levi…
―¡FUERA!
Ladró. Maldita sea lo que tanto se pidió no hacer. Una jodida maldita escena pero ¿que más podía suceder? Estaba lastimado. Estaba enojado. Furioso. Se sentía absurdo, como jamás nadie lo había hecho sentir.
Y Levi empezaba a odiar ese sentimiento.
Una corta historia de estos dos. No creo que sean muchos capítulos. Espero que sigan leyendo y que les guste. ^^
¿¡Reviews!?
