Por fin todo había acabado y Caspian había recuperado el trono. Aquella noche en el castillo telmarino todo eran risas y alegrías; se había montado una gran celebración. Todos estaban enormemente felices por los sucesos ocurridos durante el día.

Bueno, yo ya no tengo nada más que hacer aquí, así que me marcho—dijo Aslan—. Mañana por la mañana volveré para enviar a un nuevo mundo a todo aquel que así lo desee, ¿lo veis bien mi joven rey?

Caspian, que estaba absorto en sus pensamientos, levantó la vista y dijo:

S… sí, sí, me parece bien.

¿Os encontráis bien majestad?—le preguntó el león.

Sí, estoy bien.

Buenas noches a todos—dijo Aslan dándose la vuelta para marcharse.

Buenas noches—dijeron Caspian, los Pevensie, Lord Cornelius y Trumpkin.

Cuando Aslan estaba a punto de salir por la puerta del comedor, Susan se levantó y le llamó.

Dime Susan.

Me gustaría hablar contigo en privado, si no es mucho pedir.

Acompáñame entonces.

Susan se dirigió con rapidez hasta la puerta del comedor y salió con Aslan.

Me pregunto de que tendrá que hablar Susan con Aslan—dijo Peter.

Me pregunto porque siempre tendrás que ser tan cotilla—dijo Edmund—. ¿Qué más te da a ti lo que tenga o no tenga que hablar con Aslan?

Me interesa saberlo porque a lo mejor es algo que nos afecta a todos.

Edmund iba a replicar cuando Lucy cortó todo aquello por lo sano.

¡Ya está bien! ¡Os estáis comportando como críos! ¡Dejad de montar el espectáculo!

Majestad—le dijo Lord Cornelius a Caspian—¿seguro que os encontráis bien? Tenéis muy mala cara.

Es sólo que estoy algo cansado, no os preocupéis.

Deberíais subir a vuestros aposentos y descansar, es lo que necesitáis después de un día como este, además, pensad que puede que el día de mañana puede que no sea fácil.

Puede que tengáis razón y que lo mejor sea que me vaya a descansar.

Caspian se levantó y dijo:

Buenas noches a todos.

Buenas noches—le respondieron los presentes.

Mientras caminaba hacia sus aposentos, iba pensando en lo mal que se sentiría mañana cuando la viera marchar. Lucy y Edmund todavía no sabían nada pero, Peter y Susan sí, los dos sabían que al día siguiente se marcharían a su mundo.

No podré soportar verla marchar, no podré.

Caspian se metió dentro de sus aposentos y, sin cambiarse, se tiró en su cama, haciendo hasta lo imposible por reprimir las lágrimas.

Odio haberme enamorado de ella.

Mientras tanto, Susan se encontraba en el patio del castillo hablando con Aslan.

Por favor Aslan, es lo único que te pido.

Lo siento pero, no puedo permitírtelo.

¿Pero por qué no?, si ya lo hice una vez, ¿por qué no puedo hacerlo ahora?

Susan, aquella vez todos teníais algo que ahora Peter y tú ya no tenéis; la primera vez que estuvisteis aquí los dos teníais una pizca de inocencia que, al madurar, ambos habéis perdido. Sé que tú vida aquí fue muy feliz y que te encantaría volver a tenerla pero, lo siento, ya no puede ser, debes acostumbrarte a vivir en tu propio mundo, por mucho que te cueste.

Aslan, yo no quiero recuperar mi antigua vida en Narnia, no es lo que persigo, esa no es la razón por la que quiero quedarme aquí.

¿Entonces cual es la razón de tu insistencia?

Creo que la sabes tan bien como yo.

Susan, no quiero que lo que voy a decirte te siente mal pero, sé que tarde o temprano Caspian y tú volveréis a amar.

¿Y si eso no ocurre?, ¿y si no somos capaces de amor a otras personas por el simple hecho de que ninguno de los dos es capaz de olvidar al otro?

Entonces en Narnia se produciría un serio problema y en tu familia una gran preocupación.

Susan no pudo aguantarse más y dejó que las lágrimas comenzasen a bañar su rostro.

Susan, de veras que lo siento pero, tanto Caspian como tú debéis aceptar las cosas tal y como son.

Sabes que, no dejando que me quede, nos estás condenando a los dos, ¿verdad?

Susan, ¿no estarás intentando hacer que me sienta culpable?

No, sólo estoy diciéndote como serán las cosas, por tu negación Caspian y yo lo vamos a pasar mal, muy mal.

Lo siento, pero mañana deberás partir al igual que tus hermanos. Buenas noches.

Y, dicho eso, el león se dio la vuelta y salió del castillo.

Susan, llorando ya desconsoladamente, se sentó en los escalones de entrada a la puerta principal del castillo.

"Todo está perdido, ya no hay que nada hacer, mañana me iré y tendré que decirle adiós para siempre"—pensó Susan.

Y continuó llorando en los escalones, no quería que nadie la viera así, y mucho menos alguno de sus hermanos.

Caspian, que no podía dormir pensando en que mañana perdería a Susan para siempre, se levantó de la cama y fue hasta su balcón, deseaba que le diera algo de aire fresco. Apoyó las manos en la fría piedra y miró al frente; a sus oídos no tardaron mucho en llegar los sollozos de Susan. Al verla así se dio la vuelta y se dirigió hacia donde ella estaba.

Susan—le dijo sentándose a su lado y abrazándola, verla así era muy superior a él.

Caspian—dijo ella entre sollozos.

¿Qué es lo que te ocurre?

Lo he intentado Caspian, le he pedido a Aslan que me deje quedarme aquí para poder estar contigo, se lo he pedido por activa y por pasiva, pero no ha habido manera de hacerle cambiar de opinión.

Caspian, sorprendido por lo que Susan acaba de decirle, pues él no se esperaba que ese fuera el tema del que ella tenía que hablar con Aslan, la abrazó más fuerte aún.

Me alegra saber que al menos hemos intentado que no nos separen, pero al mismo tiempo lamento que eso no me sirva de mucho consuelo, pues eso no cambia que mañana tengas que marcharte y dejarme.

Sabes de sobra que no me iré queriendo, sabes que yo no quiero dejarte, sabes que si por mí fuera me quedaría a tu lado para siempre.

No te preocupes, lo sé, sé que no te irás queriendo y que si por ti fuera te quedarías a mi lado para siempre. Ojalá tuviéramos más tiempo, te juro que si no fuera porque soy el rey, me fugaría en este mismo instante contigo.

Me encantaría fugarme contigo.

Esto no es justo, te quiero y no deseo que tengamos que separarnos.

Yo tampoco lo deseo.

Caspian se quedó pensativo durante un momento, tenía que haber alguna manera de evitar que Susan se tuviese que marchar, o al menos, algo que les hiciera ganar tiempo. Pasados quince minutos en los que los dos continuaron abrazados y manteniendo el silencio, Susan dijo:

Creo que será mejor que nos vayamos a nuestros respectivos aposentos, hoy ha sido un día largo y, bueno, creo que los dos necesitamos descansar.

Caspian la soltó y se levantó al mismo tiempo que ella.

Dudo mucho que consiga conciliar el sueño esta noche—dijo él.

Costará, pero ya verás como al final ambos lo conseguiremos, yo tampoco creo que me vaya a ser posible el conciliar el sueño.

Parece que la suerte no quiere sonreírnos.

Ella se acercó a él y le besó.

Descansa todo lo que te sea posible, lo necesitas.

Y dicho esto, Susan se dio media vuelta y comenzó a caminar hasta la puerta del castillo.

Susan—la llamó Caspian cuando ésta se disponía abrir la puerta.

¿Sí?

¿De verdad te fugarías conmigo?

Sí, claro que sí, ya te he dicho antes que me encantaría.

Hagámoslo entonces, vámonos donde no puedan encontrarnos, donde no puedan separarnos.

Caspian, reconozco que es una idea muy tentadora y que me encantaría poder poner en práctica pero, como muy bien tú has dicho antes, eres el rey, no puedes hacerlo, tienes responsabilidades, Narnia está ahora en tus manos.

Lo sé, pero si nos fuéramos, el reino no se quedaría en malas manos, y tampoco sin un rey.

¿A qué te refieres?

En el castillo están tus hermanos, quienes en el pasado fueron reyes, si tú y yo nos vamos el trono pasaría a ellos, para ser más exactos, pasaría a manos de Peter, en ningún momento Narnia se quedaría sin un rey, y si todo sale bien, podremos ganar tiempo para encontrar la manera que haga que puedas quedarte. ¿Qué me dices?

Susan comenzó a morderse el labio inferior, la idea de fugarse con Caspian la ataría muchísimo pero, por otra parte no creía que fuera lo correcto, a pesar de los argumentos que él había dado, Caspian no dejaba de ser el rey de Narnia.

Caspian, te quiero y lo sabes pero, no, lo siento, no puedes hacerle esto al reino en la primera noche que eres el rey.

Bien, si eso es lo que decides, está bien, respeto tu decisión, no obstante te estaré esperando en las caballerizas a partir de la una de la madrugada, si para las tres no has aparecido, me marcharé sin ti.

¿Aunque yo haya decidido no fugarme contigo, piensas irte?

Sí, me niego a ser rey si al final del todo no puedo tenerte a ti como mi reina.

Caspian, lo que pretendes hacer es una gran irresponsabilidad.

¿Y qué? Sólo tengo diecisiete años, que me hayan dado un reino no significa que tenga que tenga que ser responsable.

Pero responsabilidad es lo que todos los narnianos esperan de ti.

Cierto, pero te recuerdo que se me proclamó rey cuando yo dije que no estaba listo, ahora sabes porqué no lo estaba, como puedes ver, en muchas ocasiones puedo ser un completo irresponsable.

Y dicho esto, Caspian se acercó a Susan, la cogió por la cintura y la besó.

Recuerda que te estaré esperando—dijo él abriendo la puerta del castillo e introduciéndose en él.