Simplemente no pudo aceptarlo… la presión de la sociedad sobre su espalda le impidió aceptar lo que sucedió aquella noche, cerca del parque donde nos encontramos la primera vez.

Yo me encontraba parado frente a ti, la brisa era suave y sacudía tu cabellera lentamente, no podía dejar de mirarte sin sentir un calor en mis mejillas, cuando abriste tu boca… no pude controlar los nervios que sentía.

"¿Qué es lo que esperas, Aichi?..."

Escuché tu pregunta y muchas respuestas pasaron por mi cabeza, todas y cada una de ellas con un final feliz, pero ninguna fue capaz de llegar hasta mi lengua. Pronuncié tu nombre tímidamente y en un brusco movimiento tomaste mi muñeca; la reacción fue rápida, y de un momento a otro me encontraba entre tus brazos.

Me sonrojé al instante sin poder mantener tu profunda mirada con mis ojos.

Te acercaste un momento y susurraste alguna cosa casi inentendible para mis oídos…

"Aichi… me gustas…"

Cuando lo entendí no podía creerlo, mi corazón comenzó a palpitar rápidamente mientras el calor de mis mejillas se intensificaba, de a poco te volviste y me miraste pacíficamente. Fue entonces que lo hice, tímidamente alcé el rostro para mirar tu expresión y me di cuenta que los nervios no estaban presentes solo en mi estómago. Al interceptar tus iluminados ojos el aire sopló ante nosotros, tus pupilas estaban tan fijas sobre las mías que casi podía mirar mi silueta reflejada en lo profundo de ellas.

Inconscientemente comencé a dejarme llevar por el momento, la intensidad me hizo alzar mi mano hasta comenzar a tocar tu rostro con las yemas de mis dedos. En ese momento tu piel se sentía tan suave que no pude evitar encaminarme hacia tus labios.

Lentamente alzaste la mano y tomaste la mía quitándola de en medio y dejándola sobre tu hombro, comencé a preguntarme si aquel movimiento te había molestado hasta que comenzaste a acercarte hacia mí suavemente. En unos instantes ya podía sentir como tratabas de mantener tu respiración calmada sin lograr demasiado, la atracción de nuestras bocas no pudo esperar para que nuestros labios se rozaran rápidamente.

Cerré los ojos en espera de lo que debía suceder, me pregunto si tú habías hecho lo mismo.

En aquel instante todo me parecía maravilloso, hasta que de un momento a otro tu mirada se giró hacia los arbustos, no sé que fue lo que miraste, pero me imagino que debí ser algo importante por que no tardaste mucho en alejarte y bajar la vista.

Me empujaste y caí al suelo bruscamente, cuando te miré tu rostro estaba sonrojado y tu mano mantenía encerrado un puño lleno de furia que aun me pregunto de donde habría surgido. Lo único que recuerdo ahora… fue la reacción que tuviste al mirarme tirado….

"¡Basta de idioteces, esto no es de hombres!"

Me levanté rápidamente al ver que te alejabas…

¡Kai-kun!

"Cállate Aichi… no… Sendou Aichi…"

Me quede parado, mirándote… sin más remedio que esperar a que hablaras.

"Olvida todo lo que acaba de suceder, ¡YO SOY TU RIVAL!... y más vale… que no cuentes de esto a nadie…"

Después de eso saliste corriendo, intenté detenerte pero fue demasiado tarde. Supongo que no estabas preparado para aceptar la opinión de la gente… y si es así… tal vez sea imposible que puedan vernos juntos de nuevo…

Desde aquel día hasta hoy has hecho todo lo posible por evitarme, cuando nos encontramos en la plaza, en el parque, en la escuela… hasta ya no pasas por Card Capital si es que yo estoy dentro…

me pregunto…

Si el día de hoy será diferente…

Fin.