Éste es un fanfict que tenía guardado en el trastero, hace tiempo que lo escribí, pero estaba a la mitad, así que lo acabé y ahora por fín lo subo para que lo disfrutéis (eso espero). Ninguno de los personajes son míos bla bla bla etc... ENJOY!
CAPÍTULO 1
La navidad había llegado. Harry, Ron y Hermione de nuevo se disponían a pasar las vacaciones hivernales en la mansión de los Black, juntamente con toda la familía Weasley, Remus y Nimphadora Thonks. Todos estaban realmente emocionados por pasar unos dias de descanso y amor familiar sin preocupaciones ni dolores de cabeza. Harry y Ron estaban felices porque habían aprobado los exámenes del primer trimestre y, al no tener ninguna asignatura pendiente, no tenían que ir a clases de recuperación durante las vacaciones. Hermione, sin ebargo, aunque emocionada por la idea de volver a ver a la família pelirroja (la cual adoraba) y a todos los demás, se sentía un poco (bastante, aunque no quisiera reconocerlo) angustiada por el echo de tener que ver al ojigris que desde hacía ya dos años le quitaba el sueño, el hambre y la cordura.
Dios! Y esque era tan patetico! Ella, hermione Jane Greanger, estudiante impecable, matrícula de honor en todas las asignaturas, y infinita sabelotodo estaba enamorada de el único hombre del que no se podía enamorar; Sirius Orión Black: padrino de su mejor amigo, miembro de la orden del fénix y, por encima de todo, un hombre, un hombre que la doblaba en edad y podía pasar perfectamente por su padre. Lo odiaba, a él, por ser irresistiblemente irresistible, y a ella, por ser tan imbécil y niñata. Y lo peor era que, analizando la situación fríamente, no entendía por qué se habia enamorado de él. Sirius era el hombre más immaduro, descarado, egocentrico, chulo y prepotente que había conocido en su vida. Le sacaba de quicio con solo mirarla con esa sonrisa irónica que ponía cada vez que ella hacia algún comentario o simplemente daba a conocer su opinión. Odiaba la manera en que la miraba de forma provocativa al restregarle por la cara con sus hechos que solo era una niñata immadura. No soportaba la manera en que la trataba, intentando chincharla a cada ocasión que tenía, igual que un crío. Pero lo que más detestaba de aquél hombre era la manera escandalosamente sexy que tenia de fumarse un cigarrillo, o el simple movimiento de sus caderas al andar, infrahumanamente rovocador, o el solo hecho de quedarse pensativo, sentado en su sillón de la sala de estar, con un vaso de wisky en la mano. Su risa, cómo la detestaba, surgía cual cascada de sus labios, sus perfectos labios, pasaba acariciando su preciosa y recta dentadura y llegaba hasta sus oídos, haciendo que un escalofrío la hiciera estremecer. Ése hombre no podía ser humano. Era demasiado tentador como para resistirse y no caer rendida ante sus pies con tan solo una de sus magníficas sonrisas. Era peligroso estar cerca de él por mucho tiempo, sexual, moral y mentalmente peligroso. Ése individuo tenía el poder de volverla loca sin siquiera hablarle, desnudarla con la mirada sin siquiera tocarla y enfurecerla hasta el límite por saber que aquel magnífico ejemplar de belleza pura no podía ser suyo. No era correcto sentir todo lo que sentía por el padrino de Harry, pero, detestablemente, no podía hacer nada por evitarlo.
-Mione! Estas lista ya? El tren está a punto de partir!- Hoyó que la llamaban desde la sala comuna.
-Sí, sí, ya voy!- Gritó ella cogiendo todo su equipage para pasar los siguientes 30 días en la casa de los horrores.
Durante el viaje, la castaña casi no abrió la boca. Si no fuera por la pelirroja ojiazul de Ginny, se hubiera pasado todo el trayecto comiéndose el coco por culpa de cierto perro negro.
-...y luego le dije a Rita: de verdad? no me lo creo!, y ella dijo...- Ginny seguía con su charla que desde hacía un buen rato Hermione ignoraba.
Estaban llegando a la estación de King's Cross, donde seguramente les esperarían Remus y Nimphadora. Hermione notó un escalofrio recorrerle toda la espada. Dentro de muy poco lo veria, y debería afrontar la cruda realidad, por dura que fuese, de que aunque tuviera unas ganas irreprimibles de abrazarlo, besarlo, acariciarlo, no lo iba a poder hacer.
-Hoye Herm, me estas escuchando?- dijo la pelirroja dandose cuenta al fin que su amiga ya no esaba en ese bagón, almenos no sus pensamientos.
-Lo siento Ginny.- dijo la ojimarrón algo avergonzada.- estaba pensando.
Ginny la miró con su cara de yo a tí te conozco muy bien y no se me escapa ni una y acercándose a ella para que su hermano y Harry no lo oyeran le dijo susurrando:
- Sigues colada por él?- Ginny sabía de su terrible atracción por el Black desde hacía bastante. Se dió cuenta ella sola y claro, Hermione no le mintió cuando le preguntó si sus conjeturas eran ciertas.
Hermione miró a Ginny con un deje de tristeza y melancolía en sus ojos y contestó:
-Sí...profunta e irremediablemente.
Gynny íba a decir algo más pero no pudo, ya que el pitido del tren anunciaba que ya habían llegado a la estación.
Los cuatro chicos bajaron del tren con sus respectivos equipajes y miraron ansiosos entre la marabunta intentando encontrar algunos ojos familiares.
De repente una cabellera rosa fucsia se abalanzó sobre ellos.
- Harry! Ron! Hermione! Ginny! Cuánto me alegro de veros!- Dijo Nimphadora Thonks a la vez que les abrazaba uno por uno y les plantaba un enorme beso en la mejilla a cada uno.
-Hola Nimphadora,-dijo Harry- Vienes sola? Donde está Remus?
-Remsie nos está esperndo en el coche, traed, que os ayudo con el equipaje.- dijo ella.
Todos cargaron sus equipajes en el coche (un esbarabajo negro) y subieron. Obiamente era un coche embrujado, ya que físicamente era imposible encabir tanto equipaje y tantas personas en un espacio tan reducido.
El trayecto en coche le pareció interminable a Hermione. Solo de saber que dentro de nada vería al hombre que tantas noches le había hecho perder, llorando de impoténcia y rábia hacia el mundo, era una eterna agonía.
Finalmente llegaron al domicilio, el nª12 de Grimmauld Place. Al ponerse enfrente de los domicilios unifamiliares la casa de los Black apareció y todos subieron las escaleras que llebaban a la puerta de la mansión. Ron tocó el timbre y Sirius abrió la puerta con una gran sonrisa y un feliz "Hola a todos! Por fín habéis llegado!".
La niña tubo que hacer un esfuerzo terrible por no caerse desmayada allí mismo. Seguía tan irremediablemente guapo cómo siempre, a pesar de haber pasado 13 años en Azcaban y de estar recluído en esa odiosa casa, él aún mantenía todo el sexappeal por el que se hizo famoso en su juventud. Sirius abrazó a todo el mundo entre risas y alegría, cuando le tocó el turno a ella, Sirius se la quedó mirando vacilante por un segundo (aunque nadie lo notó) y la abrazó, con una ternura que Hermione creía que se derretiría entre los brazos del hombre, que se asemejaban fuertes y valientes, no muy musculados pero perfectamente definidos.
-Me alegro de que hayas venido, pequeña, te he echado de menos...- le susurró Sirius a Hermione en el oído, de modo que sólo ella pudiese oírlo.
La pobre castaña se puso rojísima y tuvo que agachar la abeza para que el ojigris no lo notara.
-Adelante, pasad, no os quedéis en la puerta, hace frío.- dijo Sirius con una más que evidente sonrisa de satisfacción en la cara.
Un poco despés de aquella escena tan desconcertante Hermione y Ginny se encontraban en su habitación desempaquetando y ordenando toda la ropa que se habían traído y ordenándolo todo un poco.
-Entonces...te dijo eso?- Dijo la pelirroja por enésima vez.
-Sí, ya te lo he dicho Ginny, y no me hagas volver a repetirlo que cada vez que lo hago me acuerdo de la escena y...y...- Dijo Hermione sin estar muy segura de como acabar la frase.
-Jajajajaja! Está bien, no haré que me lo repitas más, pero... quien sabe, a lo mejor éste año es diferente, a lo mejor Santa tiene preparado otra clase de regalo para tí, uno muy sexy, con pelo negro y ojos grises, para ser más concretos...- dijo la menor con una sonrisa pícara y le guinó un ojo a su amiga.
-Ginny!- Dijo la castaña mientras pensaba que en lo que llevaban de día seguramente ya había batido el récord de ponerse colorada.
Unos golpes sordos en la puerta de su habitación las sacaron de su conversación.
-Quién es?- Pregunto la ojiazul.
-Soy yo, Ron. Ginny, Hermione, dice mamá que bajéis a comer, que ya acabaréis de recojer luego.
-Ok, ahora vamos!- le respondió su hermana.
Ginny se retiró después de que hermione le dijese que se fuera llendo, que tan sólo tenía que acabar de colocar unos libros y que ahora mismo bajaba. Tan concentrada estaba en su tarea que ni se dió cuanta de que alguien había entrado en la habitación.
- Baja a comer, mocosa.- le dijo una voz divertida y conocida.
La pobre se dió un susto de muerte al oír a Sirius pues no le había oído entrar.
-Joder Sirius! Esque no puedes llamar cómo las personas normales? Me has dado un susto de muerte! Además, que pasaría si estuviese desnuda o cambiádome de ropa? Esque la palabra intimidad no significa nada para tí?- le reprochó la castaña, fulminandolo con preguntas que salieron de su boca sin siquiera ella pensarlo.
Sirius rufó un poco la nariz, pero luego su expresión canvió para dar paso a otra más divertida y, ¿pícara?
-Para empezar, ésta es mi casa y puedo hacer lo que me venga en gana,-dijo él con superioridad, cómo lo odiba...- segundo, para mi la palabra intimidad tiene significados muy diversos, algunos ni siquiera tú puedes llegar a imaginarlos- le dijo dando a entender que ella era una mocosa que no sabía nada de la vida.- y por último, si hubieses llegado a estar desnuda o cambiándote, la cosa se hubiera puesto más interesante, así que, tampoco tenía nada que perder.- Finalizó él guiñándole un ojo de una manera irresistiblemente sexy y con su asquerosa sonrisa de no me puedes reprochar, porque sabes que tengo razón en su jodida cara.
Hermione se limitó a mirarle sin dejar que se notara lo mucho que la última frase del moreno la había alterado y se limitó a decir:
-Eres un enfermo...
-Y tú una niñata.-le siguió él.
-Tengo diecisete años, no soy tan pequeña e inocente cómo me crees.- Replicó la niña.
- Insinuas algo?- le preguntó él con su sonrisa provocativa.
-Puede.- le dijo ella y sin más salió de la habitación dejando a Sirius en ella, con la boca abierta de palmo en palmo y, por primera vez en su vida, sin nada que decir.
Cuándo la morena no pudo oírle el hombre susurró para sus adentros:
- Éstas vacaciones van a ser muy divertidas.- Y seguidamente abandonó la estancia y bajó al comedor con todos los demás.
CONTINUARÁ...
Y bien? Qué os ha parecido el primer capítulo? Por favor comentad y dejadme propuestas o críticas ya que se agradecen mucho :)
Besos y hasta el próximo capítulo!
