Chicas Perdon por no haber actualizado mi objetivo es que el teclado de mi compu se descompuso nadamas arreglándola la termino, por mientras aquí les dejo esta adaptación ya la tenia desde el año pasado y no pude publicarla espero les guste.

**La historia le pertenece a Encarni Arcoya Alvarez y los personajes son de Stephenie Meyer.

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SINOPSIS:

Bella lleva casi dos años enamorada de su profesor de universidad, pero no se atreve a confesarse. Tras una interrupción poco afortunada en clase, tiene que ir al despacho de éste para descubrir que, afortunadamente, los sentimientos que ella tiene no son unilaterales.

Edward Cullen es profesor universitario y solo espera que una de sus alumnas termine la carrera para meterla en su cama y hacerla suya.

Después de hacerle pasar un mal rato en clase, la cita en su despacho para reconfortarla. El problema es que no puede controlar los deseos de su cuerpo por ella.

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Capítulo Uno

Tierra llamando a Bella, Tierra llamando a Bella. – le decía Alice mientras le daba un codazo para llamarle la atención.

¿Qué quieres? - Preguntó enojada.

Mujer, si yo fuera tú no estaría mirando embobada al profesor, parece que vayas a comértelo, estoy segura que incluso él se ha dado cuenta de las escenas eróticas que estabas pensando hacer.

Yo no... - Pero su enrojecimiento la delataba.

Alice era su mejor amiga y a la única persona que había contado que, desde hacía dos años, tenía fantasías sexuales con el profesor de Anatomia.

Bella estudiaba la carrera de Enfermeria ya en el último año, pero, desde que conociera al profesor Edward Cullen, solía escoger la asignatura que impartiera, fuera o no de su carrera, ya los metería en créditos de libre disposición si más adelante los necesitaba.

Alice era una chica muy extrovertida con cabello corto y negro, con una figura envidiable con la que los chicos solían acercarse a la chica como moscas.

En cambio ella no tenía tanta suerte, o mejor dicho, tampoco es que lo quisiera si tenía a ese profesor para ella sola en sus fantasías. Bella, por el contrario, no era ni muy delgada, ni muy alta, ni muy guapa. Pertenecía según ella al grupo de las "ni muy", un grupo con el que calificaba a las mujeres que eran normales y no atraían demasiado a los hombres. Tenía el pelo por debajo de los hombros de color castaño oscuro y sus ojos color chocolate tampoco llamaban mucho la atención.

Procuraba arreglarse bastante y cuidar su aspecto cuando debía salir a la calle, pero no era algo que le importara demasiado; para ella estar cómoda significaba estar en casa con una camiseta ancha y larga, además de unos calcetines que era lo que más le gustaba.

La primera vez que se habían visto Edward y ella llegaba tarde a clase y no se fijó en que el suelo estaba mojado. Debido a que sus zapatos eran nuevos éstos hicieron que resbalara delante de la puerta y la abriera de golpe para caer frente a toda la clase. Lo peor de todo no fue el golpe que se dio en el suelo, porque no hubo tal, sino que cayó directamente en los brazos de su profesor, un hombre que la sostuvo con rapidez para que no se hiciera daño. Cuando logró incorporarse y mirarle a los ojos dejando de murmurar una y otra vez mil disculpas se dio cuenta que no podría encontrar a otro hombre como él. Tenía una mirada intensa, sus ojos color verde le hacían perderse completamente en ellos. Su rostro era serio y firme, con un mentón cuadrado y una nariz algo torcida seguramente de alguna pelea que te indicaba que no era de los hombres con los que pudieses jugar. Este hombre iba en serio cuando quería. Y al haber estado tan cerca de él como ninguna otra, había podido notar que estaba bien dotado, tanto en su parte superior, con amplios hombros y un pecho musculoso, como por su parte de abajo, con una protuberancia que se le clavaba en el vientre, dura como una roca. Su pelo corto y de color cobrizole llamaba tanto la atención como para entrelazar sus dedos en él. Y su altura, cuando se levantó, la superaba por cerca de veinte centímetros.

¿Ya vuelves a soñar? - Le preguntó Alice sacándola de sus recuerdos. Tenía una sonrisa satisfactoria, como una niña que ha pillado a alguien donde no debía, o que sabía un secreto.

¿Quieres callarte? - Dijo molesta por la actitud que tenía su amiga.

¿Por qué? Solo digo la verdad. ¿Por qué no le dices que necesitas una tutoría privada y te lo tiras?

¡Alice! - Exclamó ella alarmada. Si en dos años no había podido dirigirle la palabra más que para lo necesario, decirle algo así solo la dejaría sin oxígeno antes de llegar a pronunciar la frase completa.

¿Qué? Te quedan dos meses para acabar la carrera y el curso y después... Chao hombre todopoderoso...

¿Crees que no lo sé? Llevo marcando los días en mi calendario desde que empezamos el curso.

Pues eres lo bastante mayor, y por lo que se ve él también, como para divertiros sin poner nada de por medio.

¿Y qué le dirán si se lía con una alumna? No voy a poner en peligro su trabajo.

Reconócelo. - Acusó. - Te da miedo plantarte ahí delante y decirle que quieres una cita.

¡Por supuesto que no!

Pues pídele una cita ahora. - Respondió Alice cruzándose de brazos. Bella se sonrojó y se mordió el labio inferior, algo que hacía siempre que se ponía nerviosa.

No voy a pedirle una cita... - Murmuró.

Perfecto, señorita Swan, entonces quizás pueda seguir con mi clase sin oírle conversar con su amiga.

Bella levantó la cabeza para ver delante de su mesa al profesor Cullen con un gesto de desaprobación. El enrojecimiento la abandonó y la palidez fue su nuevo color. Sintió que la vergüenza caía en picado sobre ella y le picaban las lágrimas en los ojos pero sin llegar a caer del todo. Su profesor arqueó una ceja antes de girarse con lentitud mirándola de reojo mientras ella se acurrucaba en su sitio.

No era real. No le había pedido una cita a su profesor pero se sentía como si la hubiese rechazado antes de poder formularla.

Bella... - Alice la miró apenada y al mismo tiempo ella deseaba desaparecer de allí en ese mismo momento.

Una lágrima se le escapó de sus ojos y se la secó con rapidez para impedir que nadie la viera.

Cinco minutos después el timbre dio por finalizada la clase. Bella recogió con rapidez los libros y objetos que tenía y se levantó para salir cuanto antes de allí.

Si por ella fuera, iría directa a un vertedero...

Señorita Swan, me gustaría hablar con usted en el despacho. - Dijo el profesor Edward. Su voz potente y grave la paralizó justo cuando ya salía de la clase. No quiso darse la vuelta ni mirar lo que podía estar pensando.

Deme cinco minutos y estaré allí. - Respondió cuando encontró su voz y salió corriendo.