Prólogo
Hacía frío, un frío atroz que se calaba hasta los huesos y la hacia estremecerse. No era por la temperatura del ambiente, era por la situación. El saber que el señor tenebroso estaba allí, en la habitación contigua, que su vida corría peligro, la hacía temblar. Tenía miedo.
Quizás fuera eso, era miedo y no frío lo que tenía, quizás era el miedo lo que la hacía temblar. Se movió a penas perceptiblemente para colocarse más cerca de Harry. Podía oír las voces en el interior de la habitación desde donde estaba, y el reptar de la serpiente, pero a penas podía ver nada. Para ello tendría que moverse aún más. Y no quería exponerse y que Voldemort, les descubriera a Harry y a ella. "no seas tonta Hermione"- pensó- "él no puede veros con la capa de invisibilidad". Cerró los ojos, e intentó pensar en algo agradable, algo que la sacar aun poco del estado de shock en el que se encontraba en ese momento. Pero las palabras de Voldemort, no la dejaban concentrarse.
Estaba hablando de Matar a Snape.
Harry miraba todo desde su capa, intentando entender algo, Severus Snape tenía que morir. La maldad de Voldemort, llegaba hasta extremos inimaginables. Tenía que ser dueño de la varita, y para ello acabaría con la vida de todos los que se pusieran en su camino, incluso la de sus mal leales servidores.
Vio la figura de Voldemort aproximarse al mago. La rigidez de Snape, a pesar de lo oscuro que estaba todo. Se movió para asomarse un poco más y ver mejor, la madera crujió bajo sus pies y Sintió el apretón de Hermione en su brazo. La miró para tranquilizarla, la casa de los gritos era un sitio viejo, y los dos hombres de la sala de al lado estaban demasiado centrados en su conversación como para percatarse del ruido.
El joven mago vio como Voldemort se acercaba peligrosamente a Snape, que sujetaba con fuerza su varita. Iba a morir.
Todo sucedió muy rápido. La enorme serpiente se deslizo a gran velocidad hasta el mago, esquivó su hechizo y se lanzó hacia él hundiendo sus largos colmillos en el cuello y el hombro de Snape. Bajo la atenta mirada, de su señor.
Harry sintió el sabor a sangre en su boca. Se estaba mordiendo los labios tan fuerte que se había hecho sangre.
El señor oscuro ya había abandonado la casa de los gritos cuando se sintió capaz de acercarse al cuerpo de Severus Snape, tirado en el suelo. Sangrando por la herida del cuello. Hermione parecía en shock a su lado, y más cuando sus rodillas se posaron sobre la sangre derramada en el suelo.
Se despojó de la capa de invisibilidad y miró a los ojos a hombre que odiaba. Hermione intentó sin mucho éxito, taponar la herida y evitar que perdiera más sangre.
Snape intentaba detener el aflujo e sangre de la herida a la vez que con un áspero sonido susurraba algo una y otra vez.
-cógelo….có-gelo…
Algo azul brillante surgía de la punta de la varita de Snape. Harry recogió esa sustancia plateada y la metió en un bote.
- …oh no, …¿Qué hacemos? – la castaña parecía en shock
Hermione le miró blanca como al cera. Se inclinó sobre el hombre y presionó la herida aún más fuerte.
Harry se adentró en los recuerdos del mortifago. La oleada de secretos del pasado secretos sobre su madre. Sobre Dumbledore y sobre su muerte.
Secretos que eximían a Snape de todos sus crímenes.
Volvió a la realidad. Como lanzado por un resorte. Había cometido un error terrible al creer que Snape era un mortifago los últimos siente años. Había odiado a aquel hombre desde su entrada en Hogwarts, había puesto en entredicho su lealtad… podía recordar todas las cosas sospechosas que había hecho Snape, pero de pronto todas ellas parecían tener explicación.
Se sentía absurdo y perdido. Y aquel hombre, iba a morir.
No… no podía permitirlo.
Miró a Hermione. Con las manos ensangrentadas, y los ojos llorosos.
- …se muere…. -Susurró ella.
- llévatelo
La castaña le miró como si aquello fuera la mayor locura del mundo.
-¿que?
-Llévatelo a un lugar seguro
-¿Donde…?
-donde sea, no hay protecciones en Hogwarts, aparécete en un sitio seguro. Y cuida de él…no vuelvas Hermione
La muchacha miró sus manos ensangrentadas y al hombre. ¿Qué haría?
Ella no era medimaga, no tenía ni idea de que hacer. Ni sabía a quien acudir. Intentó ordenar sus pensamientos y centrarse en la situación.
-San Mungo…- -susurró para ella.
Vio los ojos de Snape clavados en su cara. Sin brillo, casi sin vida.
-de…je…me Gran…ger.- su voz era a penas un sonido audible, pero ella estaba demasiado ocupada, para escuchar lo que decía.
Tenía que darse prisa. Cerró los ojos aferró con sus manos la casaca de Snape y se dejó llevar por la aparición. Deseando que aquella pesadilla terminara pronto.
*REEDITADO*
N.A: Hola! Bueno soy muy novata en esto de escribir fanfics pero… espero no decepcionaros. Esta primera introducción es muy cortita solo era para ambientaros un del punto en el que se encuentra a historia.
Proximo capituo en breves.
Un beso a tods los que leeis esto!
