Disclaimer: Todos los personajes de—Death Note—pertenecen a Tsugumi Ōba y Takeshi Obata así como a su editorial, por lo que no obtengo beneficio alguno al escribir esta historia además de pasar un buen rato de ocio.
Resumen: No había otro modo, nunca lo habría. Porque que después de que existen ellos, ni la muerte era una alternativa.
Notas del Autor (Importante): Esta serie de one-shots (sin relación alguna entre ellos) pertenecen originalmente a la historia "De celos y obsesiones" la cual es también una serie de diversos One-shots sobre Matt, Mello, Near y Linda. En un principio los pequeños relatos que titulé "Punto medio" tenían como fin el servir de contraposición a la idea original tratada en "De celos y obsesiones", sin embargo, muchas personas parecían confundidas con la estructura que maneje la cual consistía en publicar un "Punto medio" entre cada dos capítulos de la línea original del fanfic; así que después de un tiempo (3 años), una jarra de té de limón y varios "Review" pidiendo una explicación sobre la historia, he decidido tomar los "Puntos medios" y publicarlos a parte…con unas pequeñas ediciones porque releyendo me di cuenta que era un total caos.
Pero si desean leer "De celos y obsesiones" para entender el porqué de este necesario divorcio, pueden hacerlo. Cuando todos los "Puntos Medios" sean editados y vueltos a publicar los borraré de la historia original. Yeap ¡Limpieza de Primavera!
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Punto Medio
I
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Giraba sobre sí misma, una y otra vez con los brazos abiertos, la mirada perdida en la bóveda celeste y riendo abiertamente con toda la alegría y jovialidad que podía.
Su vestido blanco marfil se embolsaba con cada giro, reflejando la luz de luna causando que brillara; la hacía lucir irreal, hermosa, con el cabello castaño revoloteando a su alrededor, dándole la imagen perfecta, ideal, de una hada de Luna o la Princesa de la misma. O al menos, así la veían ellos, quienes se mantenían a muy pocos metros en silencio devoto, con sonrisas sutiles, deseando absorber un poco de aquella juguetona inocencia que se negaba a ser opacada por el mundo lógico, racional y gris. Y si les preguntaran, si se permitieran contestar, admitirían con una extraña mezcla de tentación y desprecio que ese mundo que les era negado, ese mundo donde Linda existía, en una parte recóndita de sus almas—si es que de verdad tenían una—se encontraba seducida por la eterna sonrisa y las fraternales caricias que esa chica les ofrecía.
Porque deberían—pero nunca lograrían—admitir que eso a lo que llamaban amor les era un incomprensible y excitante misterio.
Y Linda sonreía despreocupada, enamorada totalmente de la vida y ellos sentían celos, querían hacer lo mismo, querían desentrañar esa incógnita que representaba aquella niña a la que simplemente no podían, por alguna extraña razón, negar algo. Pero como ese sentimiento parecía rehuirles se conformaban con verla, con tenerla cerca, a ella, a Linda, a la que secretamente cada uno deseaba para sí mismo. Porque solo ella podría juntarles en una misma habitación donde Matt y Mello no eran un conjunto y Near el enemigo, donde no había miradas airadas, comentarios ácidos y rivalidades gritadas.
Porque ella sonreía y les recordaba lo ignorantes que los tres eran por igual, no existían diferencias.
Y ella giraba dibujando pequeños círculos sobre el césped con los pies descalzos, bailoteando de aquí para allá disfrutando del momento único, significativo, especial al que ellos nunca lograban entender.
Mello farfulló algo, Matt rio por lo bajo y Near sólo retorció un mechón de su cabello. Y como adivinando, Linda se acercó donde ellos con su eterna sonrisa, su aire angelical y la imagen maternal que ellos descaradamente le habían asignado. En un delicado pero seguro movimiento, Linda se sujetó del delgado brazo del joven albino invitándole a bailar con ella pero Near se negó una y otra vez, porque no había música, no había motivo, no había finalidad en esa acción pero ella, dibujando una mueca de molestia, lo arrastró consigo causando una risa burlona de parte de Mello y un ulular del pelirrojo.
Ciertamente, el pequeño chico en pijamas sabía hacer muchas cosas, pero entre esas cosas no estaba el bailar, era ella quien le guiaba paso a paso y de forma sorpresiva Near se vio totalmente perdido sin que su privilegiada memoria lograra grabar explicaciones, conformándose más con procesar la sensación de calidez que desprendía la cercanía de Linda.
Mello tuvo el placer de burlarse por primera vez en su vida de Near.
Matt se sorprendió a sí mismo al guiar a Mello en una improvisado baile al intemperie.
Y Near se dejó llevar por alguien más que no era él mismo, disfrutando de un momento ilógico y aparentemente insignificante a sus ojos.
Linda, por su parte, solo podía pensar en lo a gusto que era estar así, los cuatro juntos y en lo maravilloso que sería permanecer de ese modo: sin sucesores de L, sin inteligencias privilegiadas, aptitudes musicales y rivalidades proclamadas, solo ellos: Matt, Mello, Near y Linda
Una sinfonía perfecta.
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