-Byakuya POV'-

Yo sin duda, era la envidia de muchas personas. Soy líder de uno de los clanes más importantes de la sociedad de almas, soy capitán de la sexta división y tengo una increíble mansión.

Sí, se supone que mi vida era perfecta.

Hasta que la conocí a una dulce mujer con nombre de Hisana. Ella era una habitante del Rukongai y meses de relación nos casamos.

Tuve que romper varias reglas para estar con ella y el consejo trataba de impedir que yo cometiera una ''estupidez'', pero yo al ser el líder y la cabeza 28º de la familia Kuchiki tuve que negarme a seguir las leyes.

Tuvimos cinco años casados y ella me dio mi primogénito, lo llamamos Hyakuya, el futuro líder del clan.

Pero Hisana padecía de una terrible enfermedad que la debilitaba, así que en el parto ella me confió a nuestro hijo en su lecho de muerte. También ella me confesó que había abandonado a su hermana menor en el Rukongai, así que antes de morir ella me pidió que la buscara.

-Byakuya-sama..-Me llamaba débilmente mi esposa acostada en su futon, yo tomé su mano con delicadeza.

-Aquí estoy, Hisana.-Le dije sonriéndole, mientras que en mi brazo cargaba a nuestro hijo.

-Por favor, busca a mi hermana menor.-Me pedía mientras que unas lágrimas deslizaban por sus mejillas.

-No te preocupes, ya no hables mas.-Le pedía tratando de mantener mi compostura, pero en mi interior yo me desmoronaba poco a poco.

-Por favor, si logras encontrarla no le digas que soy su hermana mayor y prométeme que la protegerás.-

Yo acariciaba su mano, mientras que le enseñaba a nuestro bebé con cuidado.-Lo haré, pero mira. Hyakuya está durmiendo, él te necesitará. No te vayas, por favor.-Le dije aguantando por no soltar lagrimas de sufrimiento delante de ella.

-Me hubiese gustado pasar más tiempo contigo y con nuestro hijo.-Seguía diciendo, acariciando la carita de nuestro hijo con dulzura.-Perdóname a no poder haber correspondido al amor que me diste, Byakuya-sama.-

Ella cerraba sus ojos, mientras que Hyakuya despierta de su sueño profundo y comienza a llorar. Es como si el bebé supiese que su madre se nos había ido para siempre.

Yo también lloraba, abrazando a mi hijo con dolor al haber perdido a mi esposa.

¿Por qué debía ser ella quien muriese? No lo entendía.

Yo había cerrado mi corazón para no amar nunca más.

Me había distanciado de mi hijo, él me recordaba dolorosamente a Hisana.

Los meses pasaban y yo salía a buscar a la hermana de Hisana, tratando de cumplir su último deseo antes de morir.

Hasta que la encontré al año siguiente en la Academia por casualidad. La adopté inmediatamente como mi hermana, yo estaba satisfecho. Ya había cumplido el deseo de Hisana, pero yo había vuelto a romper las reglas de mi Clan.

Yo a la vez estaba arrepentido porque ya había quebrantado la ley dos veces, así que juré ante la tumba de mis padres que nunca quebrantaría las normas de nuevo sin importar el motivo.

Yo ya había respetado todo deseo de esperanza y cerré por completo mi corazón.

Me distancie también de mi hijo y de Rukia.

Vi crecer a Hyakuya con el pasar de los años, Rukia se graduó de la Academia y se convirtió en Shinigami.

Yo estaba en mi habitación sentado en un escritorio mientras practicaba mi caligrafía con un pincel en un pergamino.

El ruido de unas pisadas corriendo por el corredor me sacó de mi concentración.

Alguien tocaba mi puerta, yo con una orden esa persona descorría el Shoji para entrar.

-¡Papá!.-Me llamaba Hyakuya con la edad de siete años, giré mi vista un poco para mirarlo. No me había dado cuenta al estar distanciado con él por mucho tiempo, pero mi hijo había crecido notablemente.-¡Mira lo que hice para ti!.-

Él me entregaba un dibujo en una hoja de papel, yo lo recibí y lo detalle por un instante. El dibujo (en realidad eran puros garabatos) se trataba de una persona con una espada.

Lo miré con curiosidad.-Hyakuya, ¿qué es esto?.-

-¡Es un dibujo!.-Me exclamaba mi hijo energético como si fuese lo más obvio del mundo.-Es lo que me imagino lo que debe ser un Shinigami.-

Él se veía tan feliz, su sonrisa me recordaba tanto a ella. En realidad todo de Hyakuya me recordaba tanto a Hisana.

Él era de una piel blanca como la de su madre, sus ojos eran exactamente como los de ella, de una tonalidad a medio camino entre un azul profundo y un violeta intenso. Su cabello era negro como el mío y algo largo que era recogido en una cola, me recordaba mucho a mí en mi infancia.

Él se veía tan feliz, que simplemente desvié mi mirada con la de Hyakuya para concentrarme de nuevo en mi caligrafía.-Hyakuya, estoy ocupado. Vete.-

Su sonrisa se esfumaba poco a poco para luego girándose.-Siento mucho por molestarte, padre.-Se disculpaba saliendo de la habitación y corriendo el Shoji de nuevo.

Sentí un vacio al sentir su ausencia. Pero no podía evitar estar dolido cada vez que cuando lo mirase me recordara a Hisana.

Lo admito, yo huía del recuerdo de mi difunta esposa. Para eso necesitaba distanciarme de mi hijo y de Rukia tanto como pueda.

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Esta idea se me ocurrió hace poco, espero les guste :D

Como es la introducción es normal que sea así de corto.