Nada de María. Solo la idea. Personajes y demás, perteneciente a JK Rowling. Sin fines de lucro.

Summary: Harry Potter en un pequeño accidente, trae de vuelta a su "némesis" pero con su misma edad. El príncipe adulto y el joven de 16 años, se encuentran en una misma realidad. ¿Qué podrán hacer Snape y Harry, para devolverlo a su época? Toda la historia alterada, solo le trae problemas al profesor de pociones.


Harry Potter normalmente no se quejaba. Pese a que el destino de todo el mundo pesara sobre sus hombros, él casi nunca se quejaba. Aunque Snape dijera todo lo contrario. Aunque afirmara que estaba obsesionado con la gloria y demostrar qué tan maravilloso era, todos coincidían en que Harry Potter era un muchacho tranquilo.

Casi nunca hablaba y cuando lo hacía, sin embargo, resultaba ser por los extraños sucesos que acontecían a su alrededor.

Y aún así, ninguno de los dos podría llevarse bien en aquel universo, ni mucho menos en uno paralelo. O eso creía Snape, mientras que con una sonrisa divertida, entintaba su pluma, preparado para colocar otro cero en los "maravillosos" ensayos del Sr. Potter.

Dumbledore solía decírselo amablemente, solía pedirle que fuera más benevolente y que tuviera un poco de paciencia. Y sin embargo...¿cómo tenerle paciencia luego de la carga genética que traía consigo?

Ni que algo extraordinario sucediera, nunca lo comprendería. Nunca le agradaría.

Y trataba de hacérselo entender todos los días. Durante las clases, durante las comidas y si coincidían al azar, en algún pasillo. Todos lo sabían, solo Harry Potter recibía todo el odio que Snape pudiera ser capaz de sostener entre ceja y ceja. Él y Neville Longbottom, Gryffindor.

Pero el odio que le profesaba a Harry, era distinto. Desde que era un niño de once años, el hombre había sentido aversión en cada una de las arrugas y marcas de la edad, que reposaban sobre su cara.

Hablar de Harry Potter era motivo de improperios, sanciones y sonrisas sarcásticas, imaginándose la mejor forma de torturarlo y hacer disminuir su "gran" tamaño de héroe.

— Otro maravilloso cero, señor Potter. Lamento tener que decirle que de no mejorar sus calificaciones, tendrá que tomar clases de verano y quedarse en Hogwarts, hasta que algo logre penetrar su grueso cráneo lleno de aire. Aunque no ha de importar mucho, considerando que ha de ser aburrido ir tantas veces al mismo lugar para vacacionar. Estoy seguro de que ni Granger ni Weasley, lo van a extrañar una temporada.

Harry permanecía quieto en su asiento, esa mañana, mientras Snape lo humillaba en medio de la clase de defensa contra las artes oscuras. Ya no resultaba ser en ese deprimente agujero de ratas que él solía llamar "aula de pociones", pero eso no le quitaba lo deprimente al asunto y a lo que caracterizaba a Snape como persona.

Ron había fruncido el ceño mientras alzaba la mirada en dirección a Snape. El hombre había sonreído y con las cejas arqueadas de forma divertida, se inclinó para colocar su ensayo sobre su puesto.

— ¿Qué tanto me miras, Weasley? El tuyo no quedó mejor. Veo que hacen todo juntos, incluso comparten la estupidez. Te habría puesto menos nota, pero no te creí tan inteligente como para copiar a Potter. Quizá deberían preguntarle el secreto al señor Malfoy o si lo prefieren— dijo de forma desdeñosa.— a la señorita Granger. Pobre, tienen que verla junto a ustedes.

Ron soltó un bufido y Snape se detuvo, cuando pensaba regresar a su puesto.

— Realmente ¿señor? ¿Malfoy? Él nunca hace nada y siempre obtiene la mejor calificación. Al menos la profesora Minerva no tiene favoritismos.

Todos lo sabían, compararlo con Minerva no era una buena opción. Guardaron silencio, mientras Ron miraba a su alrededor ante las miradas pétreas y bueno...

Snape había empezado primero.

— Entonces supongo que puedo enviarlo con Minerva con una nota, expulsándolo de mi clase y del resto de las clases, para que cumpla con un castigo por contestarme sin que yo le haya dirigido la palabra. ¿No es así? Seguramente ella no tendrá favoritismos y coincidirá conmigo, que es lo que merece.

Ron se encogió en su asiento, mientras Snape sonreía triunfante y Hermione, negaba con la cabeza desde su asiento.

— Deberías saber cuándo callar, Ronald.

— Hermione, no estoy de humor para tus sermones. No ahora mismo. ¿¡Has visto cómo ha tratado a Harry! Él se lo buscó.

Severus giró sobre sus talones, de forma amenazante.

— Señor Weasley, todavía puedo escucharlo. Le agradecería que se callara.

Ron suspiró pesadamente, bajando la vista hacia sus libros. Draco sonrió por lo bajo, mientras el joven apretaba su puño en silencio, de forma amenazante.

Bien, ya estaba acostumbrado. Harry ya sabía a qué atenerse en cualquier asignatura en la que Snape decidiera impartir sus conocimientos.

Rechazaría las respuestas de Hermione, lo atacaría de forma directa y sin contemplaciones y luego se dirigiría a Ron, llamándolo su "cómplice y defensor".

Estaban acostumbrados.

— Y por último, este hechizo poco conocido y utilizado. Permite desdoblar el cuerpo, duplicarse y estar en dos sitios a la vez. Es de corta duración puesto que entran en juego otros factores, como el consumo de vitalidad mientras el mago la realiza y trata de mantenerse en dos sitios a la vez. Requiere mucha concentración tanto mental como física y bueno, supongo que no muchos, podrán poseer esta singular— su mirada se había posado sobre Ron, Harry y Neville— habilidad.

Como siempre, Hermione era la primera y única, emocionada con intentar algo así.

— A la cuenta de tres, intentarán hacer lo mismo que yo.

Harry se preguntó si podía atacar a Snape, en el preciso momento en el que estuviera en dos sitios a la vez, debilitado. Se preguntó las consecuencias de un acto como ese y de pronto algo en su interior, rugía por intentarlo. Trató de serenarse y de observar pacientemente.

Snape había blandido su varita, frente a muchos estudiantes que lo miraban expectante.

Un hechizo había sobrevolado el salón, algo que se había vislumbrado como grisáceo y le precedió una gran cantidad de humo.

Muy pronto, había un Severus Snape en frente de la clase y tras ellos, otro, mirándolos desde la puerta.

— Requiere de más tiempo que esto, pero ya lo he ensayado y no tengo dificultad alguna.

Odiaba su forma de ser. Petulante, no dejaba de sonreír suavemente. Apenas visible, en la comisura de su labio. Harry preparó su varita junto a Ron y Hermione, preguntándose como debía empezar.

— Una vez que estén concentrados, sean uno con su cuerpo y su mente, esto es lo que dirán: "Corpus Deseparate"

Harry meditó. Bueno, si se concentraba tal vez, podía conseguir un progreso mejor que el fatídico "progreso" en sus clases de Oclumancia.

Trató de guardar la compostura y con una sonrisa irónica, se imaginó a Snape mirándolo, como un cuervo, tratando de encontrar las fallas en todo.

Y eso fue lo que sucedió.

— No, no...señor Potter. ¡Lo hace todo mal, como siempre! La postura que debe adoptar, con las piernas juntas, no abiertas. ¿O es que quiere que su pierna se duplique? Se supone que debe relajarse, vaciar su mente. Aunque dudo que pueda, si sigue teniendo sueños como los que tenía antes.

Harry reprimió un escalofrío, la sangre bullía en su interior.

— Déjame, una vez más, mostrarte cómo se hace.

Severus había preparado su varita y Harry, meditaba en silencio, mientras la sangre hervía en su cabeza. ¡Qué esperaba para hechizarlo en medio de la duplicación!

Muchos aplaudirían.

Muchos lo alabarían.

— Corpus...

— ¡Harry, no! ¿Qué diablos piensas hacer?

— ¡Deseparate!

— ¡Protego!