Disclaimer: el anime/manga NEON GENESIS EVANGELION (SHIN SEIKI EVANGELION) pertenece a Hideaki Anno, a Gainax Studio y por ende no me pertenece a mi, este fanfiction se realizó sin afan de obtener lucro alguno.

Advertencias previas: este fanfiction contiene contenido de corte yaoi, yuri, y en cierta medida no aptos para menores de edad, así que lo que leas a continuación, si lo lees, es bajo tu propio riesgo.

Notas previas al fanfiction: primero del autor, inspirado en la saga de OVA's "Shoujo Sect ~ Inocent Lovers ~" y claro, en el fanfiction "El Jardín de Eva", la historia se sitúa en una historia alterna a la original de la serie, evidentemente no hay ángeles, NERV y derivados no existen, pero sí ciertos personajes como el alumnado del instituto donde estudia Shinji, como Misato Katsuragi y Ritsuko Akagi.

~ The Garden of the Rose ~

Prólogo

El colegio Blanchard es famoso por sus egresados de gran trascendencia, de gran cultura y notorio refinamiento, gente de gran poder inscribe en tal instituto a sus hijos, y siguiendo la ortodoxa costumbre, este colegio es únicamente para varones, por lo cual el progreso de cada alumno es más óptimo pues es abstraído de las relaciones con el alumnado femenil, aquí se sitúa nuestra historia donde Shinji Ikari, un joven retraído cuya personalidad es atenuada por su timidez, conoce a sus compañeros de clase, además que él destaca como un becado, el único de todo el lugar. Pero la historia no acaba ahi, el colegio Blanchard comparte lazos escolares con la academia Lagarde, cuyo alumnado es únicamente femenino, aquí las jovencitas son sometidas al alumbramiento arduo y constante que requieren para ser parte importante de la élite social del mundo. Rei Ayanami toma protagonismo en este lugar, siendo la hija del afamado magnate Gendo Reginau, y algo que desconoce de su padre es que él tiene un hijo en el instituto hermanado, que efectivamente no es su hermano sanguíneo. Las clases han comenzado apenas en abril, como sigue la costumbre nipona.

01. La rosa del valor

Las hojas de cerezo tapizaban el suelo del jardin, el instituto Blanchard recibia amablemente a sus nuevos alumnos, jóvenes que comenzaban un largo viaje de tres años de sabiduría y variadas experiencias, era notoria la clasificación de los estudiantes, puesto que los "novatos" portaban un uniforme blanco, significante de la pureza, los de segundo grado vestidos de azul marino, y los veteranos o "expertos", portando el color negro azabache como distintivo, notando su sapiencia y perseverancia por encima de los demás. Los docentes, siguiendo la regla general del colegio, también eran varones, sabios profesores cuyas cualificaciones eran sobradamente superiores a la media del profesorado nacional.

Shinji Ikari caminaba solemnemente hacia su primer clase del año escolar, era tan notorio su quietud y paz que comenzaba a levantar sospechas sobre si era mudo o autista, puesto que lo primordial entre el alumnado era la comunicación y él no hablaba con nadie. Se sentó cerca de la ventana, mirando a la lejanía del horizonte, contemplando el azul cielo de Kioto, y comenzó a divagar sobre su futuro.

Padre, desconozco la razón por la cual me abandonaste a mi suerte un día, sin embargo, es inevitable sentirme resentido, siento tristeza, coraje, odio, y sobre todo repudio hacia ti. Después de haber muerto mi madre te volviste radicalmente diferente, hasta que un día decidiste echarme de tu vida, y de paso dejarme sin hogar. Recibí las atenciones de unos amables padres adoptivos a quienes amo con mucho cariño, me pregunto que pasaría si tu me hubieras querido siquiera la mitad que ellos lo hacen, pero no, decidiste casarte de nueva cuenta para olvidar a mamá, y a mi por supuesto. Cuando lo supe, no pude reaccionar inmediatamente, fue tanto el impacto que me provocaste que solo pude estar seguro de una cosa, una sola cosa: te odiaba. Te odiaba con todas mis fuerzas, sé que un hijo no debe odiar a su padre, pero en ese exclusivo y preciso caso es factible que sienta odio, después de ser abandonado... es más, si hubiera muerto no te hubieras enterado y en caso de que lo hicieres, no harías nada por este vástago que nunca volverás a ver. Ahora que me las he arreglado para entrar en una de las más prestigiosas escuelas de todo el Japón, comienzo un nuevo capítulo en esta vida, sólo que tengo miedo de encontrarme con personas como tú, viles, cureles y soberbias... ahora mismo no entiendo como te puedo siquiera mencionar en mis pensamientos, recientemente lo hago y a menudo, realmente no se las razones por las cuales sucede esto, sin embargo estoy convencido que estaré bien mientras esté aquí...

Cesó sus cavilaciones a razón de que alguien le había tomado el hombro, asustado, volteó la mirada hacia esa persona, un joven esbelto, de piel color marfil y cabellera plateada, ojos rojos y una sonrisa enigmática y una mirada aún más misteriosa que parecía ser tan profunda y cautivadora en la cual pareció perderse un par de segundos hasta que...

hola – mencionó el otro, sin voltear la vista o parpaderar

er... hola – mencionó temerosamente Shinji, quien parecía avergonzado

tu eres nuevo también, ¿verdad? ¿en qué estabas pensando? –

esto... en nada, particularmente veo el cielo y nada más – respondió sin más, aunque se sorprendió en haberle hablado de una manera tan natural a un completo desconocido

Mi culpa, no me he presentado correctamente, soy Kaworu Nagisa, un grado superior, pero seguramente habrás notado que usamos un color diferente para nuestro uniforme, el mio es azul como el mar, pero el tuyo es blanco como la nieve, es... lindo –

Oh vaya, yo pensé que también eras de mi clase – mencionó Shinji – también me presentaré, soy Shinji Ikari

mucho gusto en conocerte, amigo Shinji – sonrió Kaworu, mientras le observaba detenidamente

ambas miradas se cruzaron de nueva cuenta, y ese momento pareció prolongarse más de lo esperado, hasta que Kaworu se volteó y se marchó, Shinji pareció extrañarse más sobre aquél sujeto, ¿qué hacia en primer lugar en un salón de un grado inferior? No se lo explicaba, aunque quizás habría sido por la efimera fama de ser el unico becado del colegio, sin embargo era tan amable y sincero como ninguno de los otros alumnos habrían sido anteriormente que le había sorprendido en sobremanera. Prosiguió a sacar el libro de texto de su mochila, y se dispuso a hojearlo sin interés, mientras que otro joven de cabellos cafes y anteojos se acercaba a él.

vaya, hoy parece ser un buen día – susurró Shinji

¿y a qué debes que sea un buen día? Debe haber una razón para serlo – mencionó el chico con gafas, con una breve sonrisa. Shinji parpadeó y pudo mirar detalladamente que aquel joven quien le cuestionaba era del mismo grado que el, un "novato" por decirlo coloquialmente.

El cielo no está nublado y... nada – cortó su diálogo al notar que estaba hablando con otro completo desconocido.

Eres extraño... me agradas, soy Kensuke Aida... no te sientas tan retraído, nadie de aquí se conoce... de hecho sí, te han mencionado en bastantes ocasiones como el "chico becado" de la escuela, por ende deberás ser todo un genio para haber entrado a este instituto... disculpa si hablo mucho pero suele sucederme y es una mala costumbre dado que luego no dejo hablar a la otra persona... esto... gusto en conocerte, Shinji Ikari – y le extendió una mano que Shinji correspondió correctamente tras dudarlo un poco, ese muchacho había sido muy amigable y al menos no estaría solo en un colegio para hombres nada más.

Oí que el "principe" de la clase azul vino a presentarse personalmente ante ti – murmuró Kensuke

¿principe de la clase azul? - preguntó Shinji, sin comprender exactamente a quien se referían con eso

Sí, el "principe", el más destacado de la generación anterior de la clase blanca se vuelve príncipe de la clase siguiente al pasar al otro año... ¿vino a saludarte en serio? -

pues sólo me han saludado dos personas en lo que va del día, ¿eres tú? - preguntó Ikari, con total desconcierto puesto que para ser tal principe debía destacarse sobre todos los de su grado, por ende debía ser una personalidad muy importante.

No... oí que se llama Kaworu, y que es enigmático como el mismo laberinto del minotauro, nadie sabe en qué esta pensando, y poca información se tiene de él -

Entonces fue ese sujeto quien me habló primero... no pensé que fuera tan relevante –

Lo es, y es una sorpresa que te haya saludado a ti, al "chico becado" del instituto... ¿no es extraño? -

No lo sé, no sé ni como sentirme en esta situación... supongo que me agrada -

Hm... pues no sé, eso de llamar principe a alguien me suena bastante mal, oí que tiene alrededor a cinco jovenes alumnos como custodios y de compañía... no es del tipo con los que quisiera conversar o entablar una amistad... Ah – suspira – yo quería que Touji viniera también aquí, pero sus padres lo mandaron a otro colegio, recuerdo que llamaba a los estudiantes de este instituto como "estirados insoportables" -

Parece tener bastante sentido del humor ese Touji, tu amigo, supongo -

Sí, el mejor que he tenido y ahora no le veré mas que en vacaciones... es un buen tipo, aunque algo cabeza dura pero tiene buenas intenciones -

Puedes sentarte aquí si quieres – indicó Shinji, señalando el lugar contiguo al suyo

Es un honor, y dime... ¿qué se siente ser tan especial como para lograr una beca aquí? -

Supongo que nada, lo logré por mi esfuerzo y estoy... feliz por estar aqui, eso creo -

Shinji volvió a ver al cielo, un poco menos aturdido gracias a que había encontrado en el joven Aida un nuevo amigo, cuando el profesor entró todos fueron presentados conforme al protocolo del instituto Blanchard, incluso el mismo Ikari fue ovacionado por algunos colegas con aplausos, y con miradas discretas pero despectivas por parte de otros jóvenes que no consentían que un joven de la clase media pudiera lograr llegar tan lejos. Y realmente no fue sencillo para Shinji Ikari sobrellevar las consecuencias de sus circunstancias como becado, se ganó la simpatía de muy pocos y el desprecio de muchos "conservadores", por lo cual lidiaba, al principio de su jornada, con ciertas dificultades plantadas por los inconformes "niños ricos", desde que le dejaran al final de la fila para el desayuno hasta encasillarlo en un locker, y aunque tenía la defensa de Kensuke, era poco para todos los problemas que le causaban a Shinji, y como era de esperarse, la imparcialidad no estaba incluida en los principios del profesorado, puesto que el becado debía hacer un mil quehaceres además de la rutinaria tarea que debía hacer él solo. Todo eso en un día fue suficiente como para que Shinji deseara salir cuanto antes del Instituto Blanchard, ahora mismo estaba en una sala de espera para ver al director de grado, tras ser acusado de maltratar el mobiliario escolar, cosa que era totalmente falsa, pero que llevado por las aras de molestarlo hasta más no poder, sus otros compañeros habian hecho poniendole a él la responsabilidad.

Shinji estaba sentado, cabizbajo y siendo el único en esa fría sala, adornada con cuadros de grandes pintores, una sala con piso de marmol blanco, envestidas sus paredes de caoba y acabados en oro, todo un lugar lujoso, unos sillones de piel, y un gran reloj que marcaba serenamente las seis de la tarde, una hora bastante avanzada para que un alumno quedase esperando ahí.

No pensé que me harían esto entrando el año escolar, pero si quiero estar aquí debo de soportar todas estas injusticias... ¿quien puede ayudarme ahora? No tengo a nadie aquí, incluso Kensuke no puede ayudarme...

Oye, Ikari, ¿que haces aquí a esta hora? No es horario para visitas, ¿sabes? No deberías de estar en este lugar – mencionó una dulce voz desde el pasillo, que parecía entrar por la puerta de manera sigilosa, ya cuando Shinji volteaba la mirada, miró que el mismisimo Kaworu Nagisa estaba recargado en la pared, con una enigmatica sonrisa.

¡Kaworu! ¿que haces aquí tu también? Yo fui culpado de algo que no hice... al parecer no soy del agrado para muchas personas – confesó Shinji

Que tristeza, sinceramente me disculpo a nombre de todo el alumnado que te ha hecho esto... deberé tomar cartas en el asunto... ya te habrás enterado del poder que tengo... absurdamente me llaman "principe" pero realmente soy solo yo, Kaworu – mencionó el otro, sin dejar de mirarle

¿entonces me ayudarás a salir de aquí? Que alivio – suspiró Shinji

Te unirás a mi como mi amigo de confianza en el circulo azul, deberás estar conmigo todas las horas que tengas libres... no te preocupes, te divertirás bastante y estarás seguro, te respetarán como persona... ¿que dices, te unes a mi? - preguntó Kaworu, luciendo su afable sonrisa y su mirada profunda llena de empatía.

Esto... si eso significa que podré estar bien y sin problemas con los demás – murmuró no muy convencido

lo estarás – dijo Kaworu con total seguridad

Está bien, aunque no sé por qué has sido tan amable conmigo – respondió finalmente el chico de pelo castaño, sin embargo, se sentía confortable estar en compañía de aquél sujeto, como si un extraño calor lo rodeara y le diera una tranquilidad plena.

No sabes lo feliz que me has hecho al aceptar venir conmigo, te prometo que nada malo te pasará mientras yo esté aquí – susurró Kaworu, acercándose a el con sumo cuidado y delicadeza, para luego acariciarle el cabello cariñosamente – no lo había notado pero tu pelo es muy suave... no hay por qué preocuparse, ¿de acuerdo?

Shinji sólo asintió con la cabeza y se dejó mimar por el "principe de la clase azul", quien contaba con sendos privilegios como inmunidad a él y a sus allegados, y también trato especial por parte de la autoridad. Ikari no había sentido ese calor desde que su madre había muerto, su padre lo había ignorado durante el tiempo que aún estuvo con él, y se sentía en la sublime gloria al sentir esas caricias tan llenas de cariño, Kaworu para él adoptaba ya un rol como de hermano mayor que nunca vió en otra persona, extrañamente no había sido bueno para socializar, se recluía en sus pensamientos escapando constantemente de la realidad, incluso llegó a desear la muerte en más de una ocasión... ¿que había hecho él para ganarse esa indiferencia por parte de su padre? Quizás tampoco quiso a su madre, quizás fue el causante de su muerte pero nadie lo podría aseverar, las circunstancias en que se había suscitado la muerte de Yui Ikari eran totalmente extrañas... ¿accidente automovilistico? Por más que la historia de la prensa se esforzara por ser convincente, no lo era. Para Shinji recordar a su madre era confortante, no así recordar la manera en que se enteró que su madre murió, no lo era ni por un segundo. Recordaba que estaba jugando con dos juguetes cuando un grupo de siete personas acompañaba a su padre al comedor, mucha gente de negro y murmurando cosas que no entendía muy bien, muchos sollozos, caras serias y otras tristes, y cuando preguntó sobre lo sucedido su padre se le acerco amenazadoramente y le dijo las lapidarias palabras que nadie se atrevia a mencionar "tu madre está muerto", después de eso sollozos vinieron como cascadas a inundar la casa, esos sonidos aturdieron a ese niño quien cayó finalmente en shock.

Volviendo de sus reminiscencias, Ikari acompañó a Kaworu sin mediar palabra, este último se dirigía ante la oficina del director, comentó todo lo sucedido y tras un par de minutos ya habían transferido a Shinji al dormitorio del susodicho principe, ahora oficialmente era parte de su circulo cercano y como tal debía dormir en el área de los privilegiados de la élite, por lo cual el dormitorio era de lo mas onerosamente decorado, algo que sorprendió bastante al joven novato quien veía un radical cambio en su entorno, notó también que en todo el recorrido que tuvo fue tomado de la mano por aquél joven que se había dispuesto a hacer todo por él, no sintió la necesidad de librarse de éste, junto a él sentía una enorme sensación de seguridad y calidez, lo cual causó que se dibujara una leve sonrisa entintada de unas mejillas sonrosadas tenuemente que le daban un toque de ternura inusual, o al menos así lo definia su nuevo "protector".

Dime Shinji, ¿que te parece tu nueva morada? - preguntó aquél joven de ojos escarlata y mirada envolvente

es totalmente distinto a lo que estoy acostumbrado, pero es bastante elegante – indicó Shinji, fijandose en los ornamentos que había en todo lugar, tanto en muebles como en paredes

bueno, tienes ese escritorio para hacer tus labores escolares, ¿vale? Desearía que fueras mi heredero, al menos de este privilegiado puesto donde estás sin inconvenientes que te puedan provocar los demás, aquí serás como uno de nosotros, uno especial... al menos para mi, ¿queda claro? - Kaworu tomó la barbilla de Shinji con suavidad, algo que aumentó el sonrojo del joven recién llegado, sonriendo con total naturaleza.

Muchas gracias, Kaworu – mencionó tartamudeante tras sentir la tersa piel de la mano de su superior colocarse en parte de su cara, tanta calidez le hacían nula la confusión y más que sentir miedo por la rara e inesperada actitud de Kaworu Nagisa, sentía un calor y agrado por ese tipo de atenciones, prosiguió a hacer sus tareas como era debido, y bien entrada la noche se fué a dormir a su cama, cuyas sábanas eran de seda y su edredón bordado con finos detalles en terciopelo... parecía extraída de un castillo altamente lujoso, digno de un rey. Cuando se dio por vencido al sueño era medianoche, y habrían muchas cosas por analizar y realizar el día de mañana, por lo cual era lo mejor darse un descanso para el arduo trabajo que representaría calificar al mejor alumno de su grado.