N.A: K no me pertenece, de lo contrario sería realmente una historia feliz.


EXTRAÑOS SUCESOS.

11 de abril, 8:50 am.

Apenas Yata abrió los ojos y procesó la situación quiso lanzarse por la ventana, tal vez el impacto de su cráneo contra el concreto le provocaría su ansiada amnesia. Supo que algo andaba -condenadamente- mal cuando tardó en reconocer la arquitectura del cuarto porque precisamente esa no era su habitación, la ropa regada alrededor de la cama le pertenecía y el dolor atentando la espalda baja cuando trató de moverse también.

La hiciste Yata Misaki.

El tacto caliente de la piel contraria sobre la propia avasalló su mente con sensaciones y recuerdos de la agitada noche anterior, el posesivo brazo alrededor de la cintura del chico le impidió la improvisada fuga planeada con desesperada prisa.

Los labios del rubio atentaron contra la nuca del más bajo, acción secundada por el escalofrío recorriendo la espina dorsal del skater. Brazos ciñéndole más al cuerpo del rubio le hicieron sentir el bombeó del corazón contrario en su espalda.

— ¿Estas despierto Yata-chan?

Tensión, rigidez muscular provocado por tres simples palabras. Él chico iba a responder un simple y claro "no" hasta darse cuenta de lo imbécil que sería hacer algo así, Kusanagi lo acercó más a él besando la nuca del muchacho nuevamente.

—No finjas, se que estas despierto. —Yata aborreció el tono jocoso bailando en las cuerdas vocales del más alto. Movimientos rápidos bajo las sabanas antecediendo el golpe en el rostro que recibió con la almohada. —No me rechaces así, no cuando anoche te oías tan lindo.

Bien, Kusanagi sabía que si continuaba así la presión de la almohada contra su rostro no mermaría, ¡pero vamos! ¿Acaso alguien podía culparlo de molestar al otro de esa forma? Interpuso el brazo para no darle la satisfacción al cobrizo de asfixiarlo.

—Es triste comprobar que la garantía de mi cumpleaños se acabó.

— ¡Voy a matarlo! —Obviamente las carcajadas persistentes de Izumo no hacían menguar las intensiones de Yata. —¡Como no deje de reírse le juro que lo haré!

—¿Verte desnudo debería ser mi segundo regalo?

— ¡Voy a romper la barra de su bar!

La "discusión" se distendió absurdos largos minutos, traducidos en Yata lanzándole cualquier objeto al alcance dentro del rango de la cama y él sin poder contener la risa. Al fin y al cabo; la primera vez del muchacho había sido suya, coincidentemente en la fecha de su cumpleaños.

¿Podía pedir algo mejor?


Feliz cumpleaños, Kusanagi-san o/