Me he decidido a escribir esta historia de pocos capítulos porque me parece algo triste que la vida de Mika con los vampiros no haya sido revelada con muchos detalles...
Así que con el fin de entretener, escribo esta historia que va sobre la evolución de Mika con Krul y con su nueva familia.
Disfrutadla!
La primera vez que la había visto estaba debatiendo con la muerte si esta se lo llevaba o no, así que cuando la vampiresa se puso encima de él y le plantó aquel beso en la boca, derramando su propia sangre, llenando su paladar, no pudo concentrarse en sopesar cómo era ella.
Porque en aquel momento, estaba tan fuera de sí, sin poder comprender nada de lo que estaba pasando, que la única percepción que sentía era la cálida sustancia recorriendo su garganta. El regustillo metálico y espeso le hizo abrir los ojos como platos, percatándose de qué era aquello que estaba saboreando.
Sangre.
Asqueado, quiso zafarse de la mujer que estaba obligándole a beber, pero nada. Su cuerpo no respondía, estaba sin fuerzas y sintió la impotencia de no tener un segundo brazo con el que apartarla. El mismo brazo que siempre habia estado alli, pero que ahora, ya solo habia dejado lugar a la ausencia.
El hedor a sangre coagulada unido al sabor de la misma en su boca le hizo sentirse mareado, y aquella mujer no se apartaba, ni tampoco podía separarla él mismo.
Y, poco a poco, fue perdiendo el conocimiento, siendo las ultimas imagenes que cruzaron su mente el gran porton por el que Yuu habia conseguido escapar al fin, después de casi un lustro encerrados allí, a merced de los vampiros. Por fin, por fin era libre...
Pero tal vez, el precio a pagar por la libertad de uno sería la prisión del otro.
...
No sabía que hacía ahí exactamente, ni lo que esperaban de él. Pero poco le importaba ya su vida, tan solo le quedaba el sentimiento de culpa de toda su familia fallecida. No podía apartarse aquellos terribles recuerdos de su cabeza, no podía dejar de ver en su mente, una y otra vez, cómo había permitido que los pequeños echaran a correr, para ser seguidamente degollados por aquel vampiro noble llamado Ferid, haciendo caer los cuerpos ya sin vida de los niños en su propio charco de sangre. Muertos. Estaban muertos. Y el simple hecho de que él mismo siguiera viviendo era algo que lo corroía por dentro. ¿Por qué? ¿por qué él si y los demás no?. No podía soportar el peso de tan desagradable carga sobre su conciencia. Quería llorar, arañar, gritar de rabia, pero sobre todo, quería dejar explotar todo su odio sobre las cabezas de esos vampiros inhumanos. Quería derramar sangre, quería beber de su angustia y quería verlos muertos, a todos. Como ellos habían hecho ver a él la muerte de su única familia. Y supo, entonces, que no podría serguir viviendo sin cumplir con aquella veganza. No podría soportarlo.
Temblando, pegó un puñetazo al aire y chilló de nuevo. Se dispuso a erguirse y a llevarse todo lo que estuviera en su camino por delante.
- Apresadlo otra vez- escuchó decir a lo lejos a una voz femenina que sonaba algo decepcionada.
Y tras el toque, sintió cómo unas manos heladas lo asiaban por las muñecas, y lo doblegaban, haciéndolo caer de rodillas de nuevo, asegurádose esta vez, que el humano no se pusiera en pie.
La presión dura y sin escrúpulos de aquel que lo tenía amarrado, le hizo soltar un alarido que resonó en toda la sala, y instantaneamente, el chico volvió a removerse con brutalidad mientras seguía chillando como un loco, ansiando liberarse.
Quería matar.
Simplemente eso.
Quería liberarse de todo aquel dolor del que se sentía responsable. Necesitaba encontrar la culpa en otro.
De nuevo, la voz se escuchó. Esta vez sonaba mucho más cercana y tierna.
- ¿Vas a calmarte un poco? Te vas a lastimar si sigues así...
Y notó cómo unas manos delicadas le acariciaban la nuca, haciéndole estremecer de una forma agradable, contrastando con el ardor que le producían las otras manos que lo apresaban por las muñecas. Y la mano delicada empezó a dibujarle movimientos en su cabello, que, por alguna extraña razón le hacían sentir una sensación de bienestar y de relajación. Pero las manos frías seguían ahí, teniendolo atrapado.
Sin dejar de acariciar su nuca, una tercera vez, la chica habló.
- Sueltale las muñecas. - una milésima de segundo después, sin haber tenido el otro ser de reaccionar, se oyó el gemido de un muerto después de ser atravesado con algo que se había llevado su vida- He dicho que lo sueltes.
La voz seguía siendo firme, pero parecía desesperada.
El niño mirar. Solo se dejó llevar por el dulce movimiento de los dedos recorriendole la cabeza. Ya no había presión en las muñecas.
- ¿Cómo te llamas?
Se sentía demasiado cansado como para responder. A pesar de todo, extrañamente confiado, susurró agotado:
- Mika...
- Mika. ¿Quieres mirarme?
Sin hacer nada, sintió como lentamente la mano balanceante se aproximaba a una de sus mejillas, y que un nuevo contacto se aferraba a la otra con dulzura. Las manos alzaron su cabeza con suavidad, y Mika hizo el esfuerzo en abrir los ojos, tratando de franquear a su mirada nublada.
Cuando la vio, una explosión de sensaciones contradictorias sacudieron su cuerpo.
La chica que le sostenía el rostro le resultaba horriblemente familiar. Tenía una cara infantil, con un toque pícaro, ojos grandes y de color sangre, y un pelo largo y voluminoso de un color rosado. No sabría decir si su mirada era tenebrosa y malvada o agradable y bondadosa. Pero de lo que estaba completamente seguro era de que ella no era un humano.
Era una vampira, y por muy dulce que intentase parecer, no iba a conseguir engañarle.
Sacando fuerzas de flaqueza, apartó los brazos de la chica de su agarre, y se dejó caer hacia atrás, arrastrándose con precaución, deseando escapar de la influencia de la vampira. Pero algo frío y blando tropezó con su camino. Helado, Mika recordó que instantes antes alguien había muerto, y supo, sin ni si quiera volver la cabeza para mirarlo, que aquello que acababa de tocar era un cadáver.
Y la aparente inocente chica que tenía delante había sido quien lo había matado.
A Mika se le atragantaron entonces las ganas de asesinar con las de salir corriendo. Como respuesta a aquel cruce de emociones, solo le salió ponerse a temblar, escuchando el propio castañeo de sus dientes.
Y entonces, se percató de algo. Se había hecho sangre en la boca al morderse sin querer...
Alarmado, se llevó la mano a la boca, y empezó a palpar su dentadura. Se estremeció al topar con un colmillo más largo y afilado de lo normal, y el terror se abrió paso ante él, golpeado por los recuerdos de aquella misma vampira introduciendo su sangre en su boca.
¿Era aquello la consecuencia de beber sangre de un vampiro?
Los labios de la chica que tenía delante se curvaron en una sonrisa perspicaz, que a Mika le pareció terrorífica. Como si le hubiera leído la mente, respondió:
- Exacto, ya no eres humano... Eres un vampiro, como yo, como Ferid...- señaló con la mirada hacia el ser inerte al que acababa de quitar la vida- Como ese hombre desobediente...
Y sin dejar de sonreír, la chica alargó su frágil brazo para acariciarle el rostro al niño, quién se apresuró a apartarse al leerle las intenciones.
- No seas tan reacio...
- ¡DEJAME!- chilló el niño, y empezó a dar patadas al aire, asustado- ¡LARGATE MOSNTRUO!
Pero mientras él se dejaba el alma en alaridos y en ataques bruscos que no alcanzaban su objetivo, la otra lo miraba con una media sonrisa, cruzada de brazos, y sin inmutarse.
- ¿Te sientes culpable por los niños? Si pensaras en que al menos uno ha escapado tal vez te sintieras mejor contigo mismo...
Desistió al ver que Mika no la escuchaba, que seguía golpeando el suelo, y que arañaba al aire y que...
Un destello en los ojos de la niña se adelantó a lo que el niño iba a hacer: rajarse las muñecas con sus propios colmillos.
En un rápido movimiento, la vampira se colocó detrás de él, agarrándole con una mano la barbilla y con otra una de las manos que iba a morder.
Aprovechando que su cuello estaba a su alcance, la vampira le paseó la lengua, haciendo que el niño se retorciese de frustración.
- Estás muy débil, si haces eso antes de alimentarte no habrña vuelta atrás, enano...
- ¡DÉJAME! ¡NO QUIERO VER MÁS ESTE MUNDO!¡QUIERO...!
- Entonces no me queda más remedio...- susurró la vampira interrumpiéndole.
Y, sin dejarle acabar, le mordió el hombro y succionó la poca sangre que en el estado que estaba Mika, le haría perder el conocimiento.
Y sorbió hasta que el niño dejó su cuerpo relajado y caído. Suspirando, la vampira lo tomó en brazos y se lo llevó a su mansión.
El llevarlo a las mazmorras y enjaularlo no había sido una buena idea.
Y aquí termina el primer capítulo, espero que os guste:3 y se agradecen reviews y eso ajajaja
nos vemos :))
