N/A: Aquí traigo otro fic. La inspiración cuando viene no se debe desaprovechar... Espero que os guste... Besos

CAPÍTULO 1: DECISIÓN JUDICIAL

La juez Anne Smith a veces odiaba su trabajo, debía tomar decisiones que afectaban a la vida de las personas. No sólo cuando debía declarar culpable o inocente a alguien por un delito. En su escritorio se encontraban dos informes sobre dos jóvenes, Kurt Elizabeth Hummel y Blaine Devon Anderson. Ambos habían intentado suicidarse y los médicos habían solicitado su ingreso en un hospital psiquiátrico. Para ello le habían enviado esas dos montañas de papeles que ella debía leer cuidadosamente. Si se equivocaba, podía haber consecuencias. Si los dejaba marchar y realmente eran un peligro para su salud, probablemente la próxima vez no fallarían. Si los encerraba sin necesidad, les robaría parte de su vida obligándolos a vivir en un sitio deprimente.

Cada folio que pasaba, la deprimía más. Esos dos chicos habían pasado por muchas cosas horribles... Si era sincera, empezaba a pensar que habían tardado mucho en dar muestras de sus problemas. Mucha gente se suicidaba por menos. Sin embargo, su corta edad le angustiaba mucho. Tienen tan solo 22 y 21 años respectivamente.

Sus diagnósticos incluían palabras como ansiedad, depresión, aislamiento social... No necesitaba saber mucho de medicina para saber que esos chicos necesitaban ayuda... Y su intento de suicidio, según los psiquiatras, no era una llamada de atención, sino que realmente habían fallado en sus planes, por lo que existía un grave peligro de que lo volvieran a intentar.

Kurt vivía con una amiga de su niñez y ella acudió a su habitación antes de ir a dormir para preguntarle algo de improviso. Nunca lo solía hacer pero esa vez el destino estaba de su lado. Cuando encontró una caja de pastillas vacía a su lado y el castaño no respondía a sus llamadas, ella se asustó. Fue ella la que llamó a la ambulancia. El chico necesitó un lavado de estómago y unos días en el hospital para su evaluación psiquiátrica.

Blaine vivía solo. Tenía un vecino que iba a su casa de vez en cuando a coger algo de comida porque tenía varios hijos y problemas económicos y el joven tenía dinero suficiente por lo que le ayudaba en todo lo que podía, es más, le entregó una copia de la llave por si él no estaba y necesitaba algo. Cuando Blaine se cortó las venas de sus muñecas nunca pudo imaginar que él entraría a por unas patatas para hacer la comida. Evidentemente llamó a la ambulancia y se esforzó en contener las hemorragias de las muñecas del joven. Eso le salvó la vida. Lo que en ese momento no sabía es que, antes de intentar acabar con su vida, lo había arreglado todo para que esa familia contara con todo su dinero y posesiones.

Con todo lo que había leído la decisión era clara. Los dos ingresarían en un hospital donde pudieran ayudarles con sus problemas. Tienen toda la vida por delante y es muy triste que decidan tirarla por la borda por unos problemas que no dependen de ellos. Deben aprender a hacer frente a los problemas de la vida y encontrar un motivo para vivir. Ojalá los médicos consigan ayudarlos.

La juez emitió las órdenes de ingreso y salió de su puesto de trabajo rezando a Dios para que todo les fuera bien a esos chicos...

Poco después, Blaine y Kurt eran dirigidos a sus nuevas habitaciones. Las enfermeras eran muy amables con ellos y no paraban de sonreirles, pero en ningún momento ninguna de ellas recibió un gesto por parte de los jóvenes que, en diferentes habitaciones, actuaban exactamente igual. Ni una sonrisa, ni un gesto amable, ni siquiera las miraban a los ojos. Los dos se tumbaron en sus camas y se dispusieron a dormir. Al día siguiente tendrían sus sesiones personales con los psicólogos Schuester y Sylvester y luego la terapia de grupo con Pillsbury.