Kingdom Hearts no me pertenece, pertenece a su respectivo autor. Yo hago esto sin ánimo de lucro, solo para pasar el rato.

Este fic contiene/contendrá violencia, palabrotas, lemon mas o menos fuerte y demás cosas. Leedlo bajo vuestra responsabilidad, que yo ya lo he puesto en categoría M.

-comentarios.

-*hablando por teléfono, comunicador, etc.*

Os invito a leer mis demás historias, buscadlas en mi perfil "erendir"

Prólogo:

EL ELEGIDO DE RECUERDOS DEL MAÑANA


Hola, mi nombre es... es... pues la verdad es que ni me acuerdo. Es más, de todos los que somos niños aquí, ninguno tenemos nombre. A veces me pregunto si eso de tener un nombre es en verdad tan importante como algunos hacen pensar. Pero a mí, la verdad es que nunca me ha importado, me da igual. Yo vivo en un orfanato desde que tengo memoria, que tampoco es desde hace mucho tiempo. En verdad todos aquí son hombres y mujeres muy malos, pero no solo en el orfanato, sino en todos los lugares que he visto fuera de aquí. Puede que aquí sea donde vivamos, pero tenemos la suerte de poder escaparnos numerosas veces para ver el resto del mundo, aunque apenas sea una o dos calles antes de que tengamos que volver para no recibir castigos.

Tampoco se la edad que tengo, pero por los pocos libros con información que tenemos, y los demás sabiendo más menos sus edades, puedo asumir que tengo unos ocho años, apenas empezado a vivir como suelen decir algunos.

La vida es verdad no es mala, aunque habiendo vivido esto toda mi vida, tampoco sé lo que es realmente vivir una gran vida. Tenemos que trabajar para mantenernos, sea donde sea, y si no traemos dinero extra para los adultos, entonces podemos recibir castigos muy severos, los cuales solo son una muestra de mucho dolor y sufrimiento. Pero una vez terminamos de trabajar, podemos descansar, la mayoría ese tiempo solo lo usa para dormir, otros aprovechan para escaparse por la noche y ver mundo. Yo soy de esos segundos, aunque no podemos hacerlo todas las noches porque si no entonces no podremos trabajar adecuadamente por falta de sueño.

Esta era una de esas noches en las cuales nos hemos acabado para ver los alrededores. Si algo había aprendido era que no solo en el orfanato la vida era dura, sino también afuera. En todos los lugares que íbamos encontramos que siempre lo mismo: persona mal vestida que dormir en la calle aunque fuera pleno invierno, mujeres en esquinas que se vendían por dinero, gente pinchándose cosas que solo les hacía mal, y muchas más cosas para nada agradables a la vista.

A veces me pregunto si era una parte de este inmenso mundo habrá algo que no sea parecido a esto, pero por las pocas noticias que vemos en la televisión creo que eso es lo menos probable. Lo único que salen son guerras y asesinatos. A veces pensamos sinceramente y con todo nuestro corazón que este mundo es una soberana mierda.

¿Habrá algún sitio por ahí libre de esto? Sinceramente lo dudo, pero esa pequeña esperanza, esa pequeña lucecita en medio de un mundo oscuro es lo único que nos permite seguir adelante. El creer que algún día podremos salir de toda esta mierda es lo que nos hace levantarnos y aguantar los castigos de los adultos del orfanato.

—¡Ey, correr o llegaremos tarde al trabajo! — grita uno de mis compañeros, apremiándonos.

No tengo amigos en el orfanato, ni siquiera de los que son de mi edad. No podemos permitirnos ser amigos, pues en algún momento uno de nosotros desaparecerá y nunca más volveremos a verle. Por eso lo único que podemos hacer es ser compañeros, que no es lo mismo. Intentar ayudarnos, pero si es imposible lo único que podemos hacer es seguir adelante y dejar al resto atrás.

Corremos a todo lo que da nuestros pies para llegar a nuestro trabajo, pues hoy es día de paga y tenemos que llevar el dinero cuanto antes a los adultos del orfanato. En verdad no podía quejarme de trabajo. Siempre hay muchos peores que el mío, y el hacer pequeños recados para adultos con dinero era algo que podía aguantar, en comparación con otros. Hoy, por ejemplo, nos toca limpiar zapatos y otro tipo de prendas a los adultos con dinero que pasan por la calle.

—¡Ya era hora de que llegarais! — exclamó furioso nuestro jefe — ¡Poneos a trabajar de una vez! ¡Estamos perdiendo dinero!

Asustado asentimos, corriendo rápidamente a por nuestras herramientas para trabajar. Salimos a la calle, desperdigados por ella. Es de noche y era fin de semana, por lo que los adultos estarían bastante animados. Estos eran los mejores momentos para conseguir un mayor volumen de dinero tanto para jefe como para los adultos de los baratos.

Las horas se pasaba increíblemente lentas. En los poquísimos descansos que tenía entre uno y otro, alzaba mi mirada al cielo, a una de nuestras tres lunas. Esta noche solo se podía ver una de ellas, ya que las otras dos, debido a la posición actual, era prácticamente imposible contemplarlas. Me maravillaba ver las colonias en la luna, pues en la parte que no brillaba se podía apreciar perfectamente las luces de las colonias que había ahí arriba.

Muchas veces me pregunto cómo será la vida allí arriba, si será mejor que aquí o igual, o incluso puede ir peor. Pero en verdad me gustaría poder ir allí y salir de este lugar. Es increíble que, a pesar de tener naves que llegan hasta las lunas, vehículos que pueda atravesar el cielo y el espacio, la pobreza llegue hasta el punto en el cual yo estoy metido.

Cómo me encantaría ver el resto de planetas, ver las colonias de las tres lunas y mucho más allá, ver el límite de este inmenso mundo. Eso me hace preguntarme si habrá más lugares, mundos diferentes a este. En uno de los pocos libros que hay aquí hay una cosa, creo que se llama teoría, en la cual se decía que no solo existía este planeta, sino que existían miles y miles y miles de billones en todas las galaxias que podíamos contemplar en la noche. Pero más allá en un lugar imposible de imaginar, existían muchos más.

Mi mayor sueño es poder ir allí, visitarlos, explorarlos. Ver las maravillas que hay en toda la existencia.

—¡Ey, niñato, estate atento!

—¡Auch!

El jefe me golpea con fuerza en la cabeza para sacarme de mis pensamientos, ya que hay un cliente esperando, al parecer impaciente, porque sus dedos golpetean con bastante rapidez en la silla.

Yo asiento y rápidamente me voy atenderle. Espero no recibir ningún castigo por ello. Para evitarme esto dejo de divagar con mi mente, con los posibles mundos que hay ahí afuera, y me centro en mi trabajo todo lo que me resta. Para cuando termino, he logrado una cantidad aceptable de dinero. Todos vamos a donde el jefe con nuestras bolsas llenas de la jornada, a esperas de que él coja su parte y nos de el resto nosotros.

Durante largos minutos se pone a contar la suma total de cada bolsa, cogiendo él la tercera parte de cada bolsa, apuntando en el ordenador holográfico la suma total de cada uno para llevar un correo.

—Bien. Ya está todo. Ya podéis recoger vuestras bolsas y largaos de mi vista.

Asentimos y rápidamente cogemos cada uno nuestra bolsa, corriendo de vuelta del orfanato para que los adultos no manden a buscarnos. El último que intentó huir con el dinero... nada más supimos de él. Por ese motivo nadie intenta ahora huir con el dinero.

La corrida de vuelta al orfanato fue brutal. Para cuando llegamos, los adultos están de brazos cruzados, totalmente impacientes por nuestra llegada. Sus gestos se vuelven muy serios cuando llegamos. No sabría decir si están enfadados o no, pues es difícil no verles de esa manera. Nosotros extendemos nuestras bolsas con el dinero, las cuales cogen con violencia, pero nosotros no vamos a rechistar. Sería una locura.

Atravesamos los pasillos del orfanato hasta llegar al despacho del jefe de orfanato, donde comienza a contar todo el dinero que hemos recolectado cada uno. Sí hemos recolectado el suficiente, no nos pasará nada, pero como no lleguemos al mínimo, el castigo sin duda va a ser más que hablar.

Conforme va terminando cada bolsa le dice al resto de adultos si el dueño de la bolsa de recibir un castigo o se puede marchar tranquilamente. Para cuando llega mi turno, mi corazón está muy revolucionado. No deseo un castigo, y creo que he podido reunir el dinero mínimo.

Abro y cierro las manos totalmente ansioso mientras le veo contar el dinero. Para cuando termina, alza la mirada, con el ceño fruncido. Clava su mirada en la mía, lo cual me aterra profundamente. Entonces dirige su vista a los otros adultos, asintiendo.

—Todo está bien. Puede irse.

Suspiro aliviado, dándome la vuelta para poder marcharme de aquel lugar. Ninguno me impide el paso, por lo que cuando atravesó la puerta la cierro. Me apoyo en ella y vuelvo a suspirar de alivio. La última vez que recibí un castigo, estuve sin poder levantarme durante tres días. Claro que, ya que no fue útil para el trabajo, fueron tres días en los que nada más que me daban un poco de agua y un poco de pan en todo el día para alimentarme.

Recorro los pasillos rumbo a la habitación que comparto con el resto. Ahora iba a descansar para poder trabajar tranquilamente mañana. Me iba a tocar el turno de noche, así que solo podía intentar dormir. Siendo sincero, prefiero trabajar de día, pero a ver quién tiene la valentía para decirle algo a los adultos. Solo nos queda obedecer.

Me adentro en la habitación, donde algunos de mis compañeros del turno de noche están durmiendo, mientras los del turno de día empiezan a prepararse para trabajar. Apenas y nos decimos algo, por lo que procedo a acostarme en mi cama, cerrar los ojos e intentar dormir lo que fuera.

XXXXX

Aquella noche algo extraño paso. No recuerdo la hora que era pero sí era bastante tarde. Una especie de escalofrío recorrió mi cuerpo y me desperté de golpe, incorporandome como si tuviera un muelle en la espalda. Siguiendo mi instinto, me salí de la cama y caminé hasta el pasillo. Abrí la puerta con cuidado para no despertar al resto y, con todo el silencio que pude, bajé hasta la planta baja.

Fue entonces que vi algo increíblemente extraño. No sabía qué tipo de criatura era, pues no me sonaba ninguno de los libros. Era pequeña y negra, de ojos amarillos, con antenas y garras que parecían muy afiladas. Pero si aquello era sin duda asombroso, fue aún más cuando se ocultó bajo el suelo. No podía verlo.

Con cuidado me acerqué al lugar donde había estado aquella extraña criatura. Toque el duelo, pero este estaba duro. ¿Cómo había hecho para desaparecer bajo el suelo?

Entonces escuché un grito que venía de la cocina. Me levanté y corrí hasta allá, solo para ver a un grupo de seis de esas extrañas criaturas acorralando a la cocinera principal del orfanato. La mujer estaba aterrada sujetando varios utensilios de cocina para mantener alejadas a esas criaturas. Fue curioso ver cómo, a pesar de recibir heridas con los cuchillos, aquellas extrañas criaturas no se veían afectadas en lo más mínimo. Los cuchillos las atravesaban, pero no hacía efecto alguno.

Varias de ellas atacaron con sus garras, provocando unos extraños cortes en la cocinera. No salía sangre de sus heridas, sino que unas extrañas manchas oscuras aparecieron en el lugar de las heridas. Aquellas extrañas manchas pronto empezaron a extenderse.

Las criaturas no volverán a atacar. Se quedaron mirando cómo las manchas poco a poco se iban encendiendo por el cuerpo de la cocinera. Al final ocurrió algo que me extrañó aún más. Su pecho comenzó a brillar y algo surgió de él. Era su corazón, pero no como aparece en el libro. No era su corazón de carne. Ese corazón se parecía más al los dibujos que hacíamos, solo que brillaba en un tono rosado.

Entonces este comenzó a ascender, hasta que desapareció envuelto en una sombra oscura.

—¡No! ¡Alejaos de mí! ¡Largo!

—¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude!

—¡Socorro!

Oí más gritos que llegaron desde distintas partes del orfanato. Más y más de esas extrañas criaturas empezaron a surgir de todas partes de una forma extraña. Todas atacaron tanto los mayores como los niños sin distinción alguna, y el destino de todos y cada uno de ellos era exactamente el mismo.

Fue entonces que esas criaturas me vieron y fueron a por mí. Corrí a todo lo que daba mis piernas, alejándome y huyendo de aquellas criaturas, pero era imposible. Aunque no lo pareciera, eran increíblemente rápidas, y el poder ocultarse en el suelo era solo una desventaja para mí, pues me hacía imposible saber dónde estaban. Para cuándo lo sabía ya era demasiado tarde, pues surgían de pronto del suelo, intentando alcanzarme con sus garras.

Seguí corriendo, pero acabaron acorralándome en el salón. Yo ya lo daba todo por perdido, pero cuando aquellas criaturas me atacaron, pasó algo aún más extraño que todo lo que había pasado hasta ahora.

Yo crucé mis manos sobre mi, y de pronto, un flash de luz increíblemente luminoso surgió de mis propias manos. Para cuando pude abrir los ojos me encontré con un extraño objeto, el cual sostenía con ambas manos. Pero aún más extraño fue ver que aquellas criaturas habían desaparecido.

No sé qué había pasado, pero apenas tuve tiempo para pensar, pues decenas de aquellas mismas criaturas aparecieron de todos lados. Aterrado apunté con aquel extraño objeto a dichas criaturas, pero cuando estás iban a atacarme, un nuevo estallido de luz surgió de aquel objeto, cegándome por completo.

XXXXX

Aquello fue sin duda alguna el suceso más extraño que había acontecido en mi corta existencia. Aquel potente brillo que momentos atrás me había cegado poco a poco fue disipándose, permitiéndome abrir lentamente mis ojos y dejar que estos se fuesen acostumbrando a la iluminación del lugar. Cuando finalmente pude enfocar mejor, sentí como mi mandíbula caía y mis ojos se abrían tanto que casi se me escapan, me había quedado completamente embobado, ya no me encontraba en el orfanato sino en otro lugar… pero ¿cuál?

Una gran sala se disponía delante de mí, era inmensa, colosal… ¡desorbitadamente grande! Jamás había estado en un sitio así. Era casi como estar en aquellos lugares imaginarios en los que se desarrollaban las historias de fantasía que solía leer: brujas, hechiceros, caballeros, princesas y dragones. Casi me sentía que había sido teletransportado a alguno de esos lugares mágicos.

Di una vuelta a mi alrededor para poder apreciarla mejor, cuatro desmesuradas columnas que brillaban como el oro se hallaban en cada extremo de la sala, estas se elevaban tanto haciendo todo a su vez poderosamente alto, haciéndome sentir como una pequeña hormiga.

Elevé todo lo que pude mi cuello, queriendo observar lo que había en las alturas. Entonces mis ojos se encontraron con una hermosa pieza de arte, la única que había visto en mi corta existencia, pero tan hermosa que fue capaz de robarme el aliento por un momento. El techo estaba compuesto por una enorme bóveda, compuesta por miles de pequeñas piezas de cristal, todas de diversos colores que en su conjunto conformaban una gran imagen. Un mural en que se hallaban representados hombres y mujeres, todos portando brillantes armaduras y a su alrededor se hallaban los rostros de otras personas. ¿Quizás eran sus familias? La luz que atravesaba la gran cristalera dotaba al lugar de una vibrante y colorida iluminación.

Me quedé observándolos por un rato, curioso, intentando imaginarme de quiénes se trataban.

Cuando mi cuerpo comenzó a doler me vi en la obligación de bajar el cuello, entonces volví a observar la sala. Dos de las paredes poseían tres altos ventanales mientras que la que estaba frente a mí era un único e inmenso ventanal. Todos dejaban ver un montón de verde, bosques por todas partes. Al instante en mi surgió un deseo de querer ir a explorarlo, pero me contuve. Una de las paredes no poseía ventanales, pero sí una gran y hermosa puerta de madera.

Seguí observando las antiguas paredes de blanca piedra, las cuales estaban decoradas con diversos cuadros y fotografías, así como que había varias estanterías con antiguos libros, cuyas cubiertas estaban deterioradas por el paso del tiempo.

—¿Hola?

Pregunté al instante. Mi voz resonó por todo el lugar. Nunca recibí respuesta. Estaba completamente solo, sin embargo, eso no me echó para atrás.

Avancé hasta el centro de la sala, hacia una enorme mesa de un oscuro marrón, casi como el del chocolate. Una vez que estuve delante de este, froté mi mano sobre la superficie. A pesar del tiempo y de las irregularidades que había en esta, resultaba agradable al tacto. La enorme mesa estaba rodeaba por demasiadas sillas, algo toscas, pero si eran igual que la mesa serían reconfortantes.

Me pude percatar que en el centro de esta había algo, pero como era muy chico apenas llegaba a ver que había a más de dos palmos de mi nariz, por lo que decidí escalar una de las tantas sillas. Cuando estuve enfrente de nuevo, esta vez más alto, no pude evitar pensar por un momento cuál sería la historia que habría contenida en todos estos centímetros de gruesa y antigua madera.

Sin embargo, dejé ese pensamiento a un lado cuando pude observar que había tallado una serie de símbolos en el centro de esta, pero no llegaba a verlos muy bien, por lo que curioso me apoyé en el borde de esta, miré rápidamente de un lado a otro. A pesar de saber que estaba solo necesitaba comprobarlo. Y entonces hice un pequeño impulso para subirme.

CRANC

El centro tallado de la mesa se iluminó, y algunos fragmentos se elevaron. Yo, asustado por eso, me baje de la silla. Entonces un holograma apareció, y, en él, un anciano hizo acto de aparición. Tenía el cabello blanco como la nieve, ojos azules y un rostro bastante amable. Solo aparecía la mitad superior de su cuerpo, pero aun así parecía que estaba sentado.

Hola ¿qué tal? Ha sido un viaje movidito, ¿verdad? Pero tranquilo, no te alteres, relajate… calma un poco tu mente. Se que tienes un montón de preguntas en este momento, y estoy aquí para responderlas todas, pero a su debido tiempo. Bueno, por dónde empezar. ¡Ah sí! Antes que nada, mi nombre es Sora, y el lugar donde te encuentras es el Castillo de los Portadores de la Llave Espada. Nuestro hogar. Sí, he dicho nuestro hogar, porque ahora tú también eres un Portador de la Llave Espada. Alucinante, ¿verdad?

¿Llave Espada? Cuando pensé en esas dos palabras, aquel extraño objeto que me había salvado de aquellas criaturas tan raras volvió a aparecer frente a mí, flotando en el aire.

Se que parece extraño y difícil de asimilar de golpe, pero todo lo que te digo es cierto. Te dejaré unos momentos para que lo asimiles.

Como he mencionado antes, te has convertido en un Portador de la Llave Espada y te estarás preguntado qué es. Somos los Elegidos por las Llaves Espadas para defender la Luz del multiverso… evitar el caos y la destrucción del mismo por mano de la Oscuridad. Formas parte de un gran linaje, los Portadores de la Luz.

Luz y Oscuridad… Esto se parece a alguno de los libros que leí en el orfanato.

Has sido elegido porque un nuevo mal ha surgido y amenaza con engullirlo todo en una profunda Oscuridad; tu corazón y tu voluntad son pilares, para sostener y proteger la Luz del Multiverso, como muestra de eso tu Llave Espada te ha reconocido para lograr esta gran misión.

Pero tranquilo, no estarás sólo, otros más serán elegidos, al igual que tú, para que juntos podáis hacer frente a todo lo que está por venir. Me es lamentable decirte que tienen un largo y duro camino que recorrer. Creeme no sera facil, pero `en la union esta la fuerza`.

Sin embargo, tienen mucho que aprender, y créeme cuando te digo que, lo que está por venir no va a ser precisamente fácil. ¡Pero que el ánimo no decaiga! Cómo Maestro de la Llave Espada que soy, es mi deber guiarte no sólo a ti, sino a tus demás compañeros en esta misión junto a mis compañeros Portadores.

Entonces hizo acto de aparición un gigantesco holograma con los nombres e imágenes de los otros de esos que él había llamado Portadores, cada uno habiendo dividido sus conocimientos en diversos niveles.

Cada uno poseemos diversas habilidades y conocimientos que se complementan los unos con los otros. Aconsejo comenzar por lo más básico. Cuando estés preparado, solo di las palabras 'estoy listo', y dará comienzo tu adiestramiento.

… no sé qué es todo esto, pero tengo claro que me asusta mucho. Ciertamente este lugar me ha maravillado, y los hologramas me han encantado. ¡Adoro los hologramas! Pero… esto es demasiado raro. Aparezco de pronto en este extraño lugar, y así, de pronto, al acercarme a la mesa central, aparece ese anciano diciendo cosas tan extrañas. Raro no, lo siguiente.

Me bajo de la silla, alejándome de aquella mesa. En cuanto mismo me bajé, el holograma desapareció, aunque aquel objeto, la Llave Espada, según había dicho aquel anciano, desapareció en un pequeño estallido de luz, reapareciendo ya en mi mano con otro leve estallido.

¡Eso ha molado!

En fin, voy camino a la única puerta que hay en esta sala. No es tan alta como la pared, pero es sin duda grande, también de madera. Estaba tallada como la mesa, con rostros de personas sujetando esta… ¿cómo era? ¡Ah, sí! Llave Espada. Intenté abrirla, pero era imposible. La puerta no se movió lo más mínimo.

Di varios pasos atrás, mirándola fijamente. Fue entonces que me di cuenta de algo bastante curioso. No se que era, pues jamás había visto algo así.

El Ojo de la Cerradura. — me di la vuelta asustado por las repentinas palabras. Allí estaba otra vez el anciano, el cual "miraba" la puerta — La Llave Espada es capaz de abrir cualquier cosa. Nada se le resiste. Has intentado abrir la puerta y no has podido. Han pasado dos minutos y no has logrado abrirla. Eso solo puede significar que no sabes cómo abrirla. — ¿Previeron esto? Jope — Lo único que debes hacer es apuntar con tu Llave Espada hacia el Ojo de la Cerradura. Ella hará el resto. Dado que no han aparecido más Portadores, cerramos el Castillo, por lo que tendrás que abrirlo nuevamente. Una vez abras esa puerta, el Castillo volverá a estar activo. La IA te ayudará. Nos vemos.

Y así como apareció, desapareció. Hum, así que, apuntar con esta cosa rara y ella la abrirá. Bueno, por probar nada se pierde. Apunto a lo que el viejo había llamado Ojo de la Cerradura, y un segundo después, la punta brilló y un haz de luz fue directa hacia el Ojo. Pude escuchar como si algo se abriera y entonces la puerta se abrió. Al otro lado estaba un poco oscuro, pero unas luces se encendieron lo suficiente como para que pudiera ver perfectamente.

Y no solo ahí, pude escuchar como más cosas se iban activando. Tal y como había dicho el viejo, este lugar volvía a activarse.

Caminé hacia el pasillo, recorriendolo. Bajaba en una suave pendiente curva. Para cuando hubo finalizado, pude ver un lugar aún más grande que la sala anterior. ¡Este sitio si que era enorme!

Era como uno de esos lugares dentro de los edificios, inmenso, con arcos y columnas y tres niveles.

Hum… tengo hambre. ¿Dónde estará la cocina? Este lugar es demasiado grande. Si me pongo a buscar nunca acabaré. Ahora que recuerdo…

—¿Dónde está la cocina? — pregunté en voz alta.

Justo después de finalizar la pregunta, un holograma 3D apareció frente a mi. Era un mapa de este lugar, y un punto rojo me representaba a mí, y la zona de luz palpitante supongo que era la cocina. Bueno, pues a seguir el holograma.

Atravesé los corredores de este gigantesco lugar, siempre siguiendo el holograma. Al final, después de largos minutos, logré llegar a la cocina… bueno, a una de las cocinas, pues el holograma solo me mostró la más cercana.

Me preparé la comida, pues cuando llegué aquí era de noche, pero aquí no se que hora es, así que comeré y luego me iré a dormir. Y eso fue lo que hice. Terminé de cenar y pedí a la IA que me llevara al dormitorio más cercano.

Para cuando llegué me reí mucho. Hasta ahora todo lo que había visto era bastante grande, pero este dormitorio ya tenía un tamaño más normal. El dormitorio era rectangular. Había una gran cama donde podríamos dormir varios de nosotros, una mesilla a cada lado con una lamparita cada una, un armario para la ropa y calzado, una ventana de tamaño aceptable en una de las paredes laterales, un escritorio con lámpara y una estantería que cubría toda una pared. También había una puerta que daba acceso a un baño privado. Este disponía de una ducha, una bañera, un váter, un bidé y un lavabo.

XXXXX

No se cuanto tiempo dormí, pues jamás había dormido tan bien. Ojala hubiera tenido una cama como esta en el orfanato. Lo primero que hice fue ducharme. En el orfanato solo nos duchábamos una vez a la semana. Me tocaba ducharme pasado mañana, pero ¡me da igual! ¡Voy a ducharme! Y que bien que me sentó. Casi grité de alegría al ver que podía elegir agua caliente o fría. En el orfanato no teníamos agua caliente, ni siquiera para los meses fríos.

Fui nuevamente a la cocina, donde desayune hasta quedar satisfecho. Ufff, estoy que voy a llorar de alegría. Comida, agua caliente y una cama grande y cómoda. Ahora que me lo pregunto… ¿cómo puede haber comida si este lugar estaba abandonado? Estuve pensando en ello mucho tiempo. ¿Cómo era posible todo esto en un lugar abandonado? Ni siquiera había polvo o pelusas.

Durante aquel día me lo pasé investigando aquel lugar. Incluso descubrí varias cosas, como que habían múltiples relojes, e incluso se podía convocar uno holográfico. Pero no solo ese día, sino que durante una semana aproximada estuve de un lado para otro. No paré hasta que me ví todo el Castillo, tanto por dentro como por fuera.

Los bosques me maravillaron, así como los lagos y ríos. Pero sin duda, lo más impresionante era el "cielo". Era muy distinto al de mi hogar natal. Había colores que conocía y desconocía danzando tanto arriba como abajo. Pero, ¿cómo que abajo? Eso era porque se llegaba a un punto en el que la tierra acababa y el agua caia al vacio para desaparecer y reaparecer en nubes. Intente saltar, si, suena estupido, pero lo intente, pero no cai. Una especie de barrera me lo impidió.

Dos días después de finalizar mi tour, volví a la sala donde fui llevado días atrás. Allí volví a activar el dispositivo, donde el anciano volvió a aparecer.

—Estoy listo. Podemos empezar.

El anciano sonrió alegre, y así comenzó mi nueva vida.


Bueno, esta será la historia de mi personaje y su viaje por el multiverso. Si alguien está interesado en colaborar en este proyecto, puede ponerse en contacto con nosotros o el mismo perfil este. Aclaro que la colaboración es para aportar un OC y escribir su historia.