DISCLAIMER: Los personajes de Saint Seiya pertenece a Masami Kurumada y a la TOEI animation, con excepcion de los personajes originales.
Diez pequeños aspirantes avanzaban fila, ordenados y en algunos se le podían ver la ansiedad. Una niña de unos nueve años, cabellos verdes y una máscara totalmente plateada le cubría su rostro, miró en ambos lados buscando a alguien y su mirada se cruzó con otra niña de su misma edad; a pesar que no podía ver su cara, supo que ella le sonreía. Ella se había convertido en su gran amiga en los últimos años de su entrenamiento como santo de Atenea.
Las diez chicas fueron seleccionadas por ser muy eficientes en sus entrenamientos de los cuales la mitad serán elegidos por un maestro.
Alguien empujó a Shaina, ella trastabilló y ve a una chica, de la misma edad de ella y más alta; no se disculpó pero ella no necesitó verle la cara para saber que la miraba de forma burlona. Shaina detestaba a esa niña, desde que recordaba, siempre le complicó la vida, una vez perdió la paciencia y se había lanzado al cuello; propinándole puñetazos en la cara, ocasionando que un pedazo de su máscara se quedara incrustada en la cara de su rival.
Respiró hondamente y se sentó en el banco de cemento. Es un anfiteatro, de escaleras escalonadas y una arena en forma circular, los diez aspirantes se sentaron.
— Hola, Shaina— dijo una voz infantil y Shaina se giró hacia una niña de cabello azul, sonrió debajo de su máscara.
—Hola, Beth— dijo Shaina, conocía a Beth desde que tenia memoria; ella había crecido en el Santuario como ella.— ¿Estas lista?
— Si— dijo Beth y Shaina volvió su vista a la arena, odiaría tener que enfrentarse contra ella; desde que supo que las cosas "extrañas" que le sucedían era por el increíble cosmos que portaba, le hacia ilusión portar una armadura y servir a Atenea; porque era el único camino que podía tomar en su vida, no tenia familia y ella era su única amiga.
Shaina paseó su vista los espectadores del otro lado del anfiteatro, donde estaban un grupo de santos que elegirían al aprendiz ganador de su confrontación y otros invitados; entre ellos divisó a una santo de plata que portaba una armadura; un antifaz le ocultaba la cara, unas hombreras alargadas y una diadema que evocaba el rostro de un felino. Shaina la reconoció, era la misma mujer que siempre la veía en el centro de entrenamiento, observándola en silencio y alejada. Lo único que sabia era que se llamaba Sabik y que portaba la armadura de plata de Lince; según las palabras que le habían llegado a sus oídos, Sabik tenia un buen ojo para elegir a un aprendiz, habiendo entrenado a uno y que ahora es un santo de plata.
— ¿Ella no es Sabik de Lince?— preguntó Beth y Shaina asintió, tratando de contener su ansiedad, la reputación le precedía y ansiaba ser entrenada por la santo de plata.
Un hombre entró a la arena y observó a los aprendices, serio y de cabello oscuro; miraba a las chicas que miraban de forma expectantes. El hombre se presentó y anunció los nombres de los aspirantes con la armadura que aspiraban y finalmente los emparejó. Shaina se alegró de no luchar contra su amiga Beth y estaba decidida a luchar por la armadura de Ofiuco.
La niña que había molestado a Shaina fue la primera en luchar contra otra niña y le ganó limpiamente, Shaina soltó un bufido y empezó a tener calor bajo la máscara debido al sol inclemente, luego fue el turno de dos niños y después de un rato fue el turno de Beth, que aspiraba a la armadura de bronce de Delfín.
Beth empezó algo nerviosa y recibió varios golpes de su contrincante, Shaina cruzó los dedos y después de unos largos minutos, Beth pudo derrotar a su rival, un santo de plata se acercó a ella, aceptando como su aprendiz. Y luego fue el turno de la pequeña Shaina.
Ella caminó por la arena, inhalando y exhalando mientras veía a su rival que se detuvo, era un centímetro más alta que ella y llevaba vendas en las manos.
Sonó la campana y Shaina se mantuvo a la espera, su rival, llamada Hairy dio un gran salto, lista para propinarle un patadón; la niña de cabellos verdes se tiró de rodillas y rodó por el piso polvoriento, se giró rápidamente y vio a Hairy dando una media volea con el pie en alto, golpeándole la cabeza.
Se sintió mareada y retrocedió un par de pasos, se llevó una mano a la cabeza y sintiendo muchas ganas de vomitar pero se contuvo. Sabia que estaba nerviosa y ardió su cosmos, donde un aura plateada le rodeó, Hairy dio una carrera con una mano en lo alto, Shaina dio un gran salto; dando una voltereta a la espalda de su rival y Hairy se volteó rápidamente para agredir a su rival pero ella, aún en el suelo, barrió sus piernas.
Hairy cayó al suelo, levantando polvo y Shaina retrocedió y esperó a que se ponga de pie y así lo hizo. Ella estaba furiosa, Shaina controló sus emociones y sentía el sudor pasar por su frente, aún con leves mareos.
Hairy se lanzó a la carrera al igual que Shaina, las dos tenían los puños en altos pero Shaina se giró a su derecha al ultimo segundo, propinándole un puñetazo en el abdomen, Hairy se dobló del dolor; Shaina se colocó a la espalda de ella y colocó sus brazos en la cintura de su rival y la cargó para lanzarla de espaldas a ella.
Hairy cayó de cara al suelo y no tuvo fuerzas para levantarse. Shaina respiró con tranquilidad, enfocó su vista al estrado y vio a Sabik de Lince acercarse a ella, su corazón latió con emoción.
La mujer, cuya máscara ocultaba su rostro y su cabello castaño ondulado amarrado en una cola, se colocó a la altura de la niña, Shaina alzó su vista y sonrió e hizo una leve reverencia.
— Santo de plata de Lince, un honor— dijo Shaina.
— Tienes potencial, Shaina pero aún no lo explotas. Yo te ayudaré en tu formación como santo de plata al servicio de nuestra Diosa Atenea.
— Estoy a tu servicio, maestra— dijo Shaina y Sabik le colocó una mano en el hombro de la niña y salieron de la arena. Shaina no dejaba de sonreír.
