Una sombra.

Su forma de caminar, la manera en que mira y es temido realmente me había hinoptizado, no sé claramente la razón pero de un momento al otro, al verlo nuevamente, mí corazón palpitó de una manera realmente estremecedora, no podía, no debía enamorarme de él.

El cielo grisáceo era lo que por ahora me tranquilizaba, tenía miedo, mucho miedo de aclarar mis sentimientos y seguir siendo lastimada ahora por aquél príncipe tan tentadoramente frío…

—¿Qué haces aquí humana? —me dijo.

Y lo miré, nuevamente sentí aquella oleada de satisfacción, cerré los ojos y aspiré la leve brisa que había en el lugar, ¿cómo había llegado al pequeño riachuelo del bosque en una noche de posible lluvia? No lo sé, simplemente me había dejado llevar.

—Vine sólo a tomar un baño —mentí.

Había llegado hace quince minutos y, cuando pensé que se alejaba, por primera vez se dignó a preguntarme algo… abrí los ojos y él ya no estaba, siempre era así, una sombra de lo que yo quisiera que fuera, añoraba tenerlo pero sentía miedo…no a ser rechazada, sino a mí propio sentir, yo amaba su hermano, eso siempre creí. ¿Entonces que siento por Sesshômaru?

—Sólo eso soy —traté de decirme, tratando de hacerme creer que no dolía su ausencia— una sombra más en su vida…