Tú…
-El paisaje es hermoso ¿No crees?- Dijo sacándome de mis cavilaciones, guíe mi mirada en busca de la suya.
-Si, es bastante... irreal- concluí sin saber exactamente a lo que me refería, mi atención se fijo en su rostro.
-Idiota- Dije sin pensarlo demasiado- si le hubieras preguntado a alguien no nos habríamos perdido- El me miro divertido.
- Pero vamos, si nos la pasamos de maravilla, a excepción claro de cuando te caíste al río - creí divisar en su mirada algo de preocupación- ¡mi traje estaba limpio! ¡No tenias que jalarme contigo!- Dijo indignado y todo el encanto de la atmosfera se desvaneció.- Gilbert jamás habría hecho eso.- Concluyó haciéndome enojar de sobremanera.
- En primer lugar- le dije más fuerte de lo que debía- tu fuiste el tonto que vino hasta aquí sin estar seguro de a donde debíamos ir y en segundo lugar deberías agradecer que te caíste conmigo porque el agua logró que el horrible olor de tu perfume desapareciera.
-¿Por qué siempre tienes que ser tan molesta? Mi perfume no tiene nada de malo… creo.- Olfateo su camisa e hizo un gesto de resignación.- ¿Tanto te incomoda viajar conmigo?
Su pregunta me tomo completamente por sorpresa y su rostro cargado de melancolía empeoro mi situación. Nuevamente me estaba haciendo sentir la peor basura del planeta. A decir verdad no me incomodaba en absoluto pasar tiempo con él, si no todo lo contrario, era muy divertido, pero cada vez que trataba de confiárselo abría la boca y acababa en menos de dos minutos con mi paciencia.
- Sabes que no me molesta- Atine a decir rompiendo el incomodo silencio que estaba apunto de sentarse entre nosotros.- Nadie más podría hacerme reír tanto.- Me gire para observar su reacción y su enorme sonrisa tranquilizo el pesar que se había apoderado de mi- Pero eso no te quita lo infantil, lo despistado, lo mujeriego, lo idiota…- su tacto me interrumpió- … lo…
Mis reflejos no alcanzaron a evitar su cercanía.
-¿lo…?- cuestionó a centímetros de mi rostro, mis mejillas ardían y las palabras saltaron de mi boca y salieron del carruaje dejándome indefensa.
Rozó su nariz con la mía y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Una oleada de sensaciones me invadieron, sólo atine a cerrar los ojos y sentir su aliento tan cerca.
- Pensé que el olor de mi perfume era horrible- Mencionó risueño y recuperó la distancia entre los dos. ¡Tenía que arruinar todo siempre!
- Eres un…- Mordí mi lengua para no ofenderlo, lo mire enfadada y gire mi rostro hacia la ventanilla en un vano intento por ignorarlo.
El fugaz contacto de sus labios sobre los míos me dejo anonadada. Me gire a observarlo con los ojos muy abiertos justo cuando se acomodaba nuevamente en su asiento.
- Vamos, no beso tan mal… ¿o si?- Dijo con preocupación y levantó una ceja.
- Tu…- Me aproximé a él sin saber exactamente lo que hacia y nuevamente nuestros labios se unieron. Y entonces tú… te convertiste en lo que más anhelaba encontrar.
