Nuevo One Shot, pero con la temática de que se acerca San Valentín en dos días más nwn
Sin embargo, este lo quiero subir porque es un momento muy especial, así que espero que lo disfruten.
Los personajes son propiedad de Capcom.
Apoyemos el #PropheticShipping de Ryu y Sakura y compartamos más material de ellos dos!
Dedicado para mi linda novia Miki White: ¡Feliz medio aniversario!
Cita Profética
Ryu x Sakura Kasugano (#PropheticShipping)
Las tiendas arcade comenzaron a abrir temprano para su venta especial ya que era un fin de semana por San Valentín y entre ellos, se encontraban juegos de rol de citas, alguno que otro erogame, etc. Estaban a mitad de precio y muchos adolescentes salían a comprar, o mejor dicho, en los últimos juegos mencionados del género ero con algún cercano mayor de edad que les pudiese conseguir uno.
Muy pocos jóvenes compraban algún videojuego u objeto más "normal" posiblemente para sus novias también amantes de los juegos como mochilas, llaveros, colgantes de móvil, figuras de acción o de sus Idol —para ellos o para sus novias— y más.
Ni hablar de las Dakimakura encargadas por los mismos chicos. Ahí no había tanto problema, aunque si cuestionable. Bueno, cada quien tenía sus gustos.
Si bien le salían gotas de sudor en la cabeza, era el momento ideal de Sakura quien si bien tenía el día libre, las ventas aumentaban el mismo catorce de febrero que decidió tomarse horas extras y así tener una buena venta del día para aumentar sus ingresos. Le venían como balde de salvación para tener el dinero que le permitiría pagarse todo el estudio de su universidad cuando ingresase al año siguiente y así dedicarse a su Maestría en Deportes, Estudios Olímpicos y Paralímpicos en la Universidad de Tokio. Había reunido una buena cantidad con dos años de empleo desde el último Street Fighter que participó en el torneo S.I.N. y con la de los días festivos agregados a su plan de "último año de trabajo", tendría el suficiente para costearse todos sus años de carrera. Los ahorros implicaban la mitad de su salario mientras que con el resto, se compraba lo que necesitaba y ayudaba a sus padres y hermano en la residencia de Setagaya de la prefectura de Tokio misma donde vive.
—Muchas gracias. Vuelva pronto. —Con esa misma alegría encubierta porque muchas de sus ventas eran por erogames, Sakura entregaba el producto a un chico de diecinueve años quien salió feliz por su nueva adquisición. A la chica no le detestaba ni generaba repulsión aquel género de juegos, pues era gusto de cada quien y en ellos no hay nada escrito. Si se avergonzaba un poco o se ponía nerviosa cuando veía a un adolescente tener un juego erótico en sus manos.
Consiguió muchas ventas solamente por juegos de rol y erogames, los cuales tuvo que reponer por cada una hora transcurrida ante el éxito de compras. De todos modos había algo bastante bueno y por ser una fecha festiva —y que ella trabajase un día libre—, hoy tenía el pago de su quincena adelantada.
Dos en punto de la tarde y se venía la hora de colación. Un pequeño descanso para ir a comer su almuerzo cuando recordó que le faltaba algo para beber, pues el trabajo también la había agotado a pesar de que seguía practicando por sí misma las artes Ansatsuken.
Era muy distinto cansarse por pelear que cansarse por trabajar.
Estiraba sus brazos al aire cuando su compañero de trabajo le dijo que descansara. Sakura había puesto mucho entusiasmo en las ventas que había sido trabajadora del mes en varias ocasiones y del año en el pasado, así que era más que merecido.
Se quitaba su gorra azul de trabajo que tenía puesta hacia atrás para secarse un poco con una toalla húmeda y limpiarse el rostro de la ardua labor, en el que después se volvía a colocar la gorra y ordenar su tarjeta de identificación colgada en su cuello para ir a comprar un bebestible en uno de los quioscos aledaños al recinto. En breve, chocó con una persona más alta que ella a la salida de las arcade cuando quiso encarar al responsable después de quejarse del choque. Se mordió la lengua al saber que no era nada más y nada menos que Ryu, aunque más se mordía la lengua por la vestimenta que tenía encima el tres veces campeón de Street Fighter.
La última vez que lo vio más forma fue en el matrimonio de Ken y Eliza hace años atrás. Ahora tenía solamente una camisa blanca de manga larga, pantalones negros de algodón con un cinturón de hebilla clásica y zapatos de vestir también negros y lustrados. De peinado un poco más arreglado con algo de gel y al parecer, recortado. Lo más increíble es que notaba un olor de perfume en su piel y bastante agradable que debió ser cortesía del mismo Masters.
Se veía sencillo, pero atractivo para ella respecto a lo que comúnmente ve al peleador en su ropa de combate.
—¿Sakura? Vaya que sorpresa verte aquí. —Sonreía Ryu tras verla después de meses en la última plática en la residencia Kasugano. Podía notar ahora la vestimenta de su "pseudo-alumna" con una polera azul con cuello, la gorra, la tarjeta de identificación que decía "Sakura Kasugano. Puesto: vendedora", una falda corta y lila a cuadros con zapatillas blancas—. Y al parecer, aquí es dónde trabajas.
—P-Pues sí, e-es que hay venta especial de San Valentín. —Contestó algo nerviosa la flor de cerezos.
¿Cómo no estar nerviosa si hace esos meses atrás le dijo a Ryu que una de las formas de ver la descendencia no era sólo un alumno de combate, sino a través de un hijo y familia?
Peor aún si es en pleno periodo donde el romance siempre florece aunque para algunos sea un asunto comercial. Agradecía mentalmente que Ryu no haya captado la indirecta de ese día.
—Ya veo. Debes estar bastante ocupada. —Solucionó Ryu tras ver a los compañeros de trabajo de Sakura reponiendo otra vez los productos que comenzaban a agotarse. Tenía razón en que era un trabajo fuerte en estas fechas festivas.
—¿Y qué haces aquí de regreso en Japón? —Consultó la joven preguntando el repentino retorno a la tierra del Sol naciente y evitando preguntarle por la ropa.
—Ken quiso invitarme a una fiesta de San Valentín que tenía con el resto de las personas. —Dijo el dragón de viento—. Me contó que ya pasó la festividad con Eliza el día de ayer y ahora quería hacer una reunión con todos nosotros sin torneos o villanos de por medio. Estoy hospedado en una posada mientras tanto.
"Espera: ¿Nosotros?" —pensaba Sakura en sus adentros. ¿Ryu sabía que ella también era invitada? Inmediatamente la joven sacó su móvil y tenía varios correos y mensajes de texto de Ken con la invitación respectiva. Realmente estaba más pendiente de su trabajo que no se dio cuenta de ello y eso respondía a la pregunta del por qué Ryu estaba vestido de esa manera…
—Tienes razón… pero no podré ir. Tengo que terminar mi turno. —Expresó Sakura con resignación—. Debo reunir el dinero para la universidad y los días festivos ayudan mucho.
—¡Kasugano! ¡No es necesario que sigas trabajando! —Salió una voz más grave, la cual debía ser de su jefe—. Ten el día libre que además, si era libre.
Técnicamente sí era su día libre que trabajaba por reunir más dinero a sus estudios, por lo que Sakura agradeció ya que igual le pagarían el día. Ahora tenía la posibilidad de asistir a la fiesta de Ken, pero por su indumentaria de repuesto no era la ideal y era obvio que las celebraciones de la mansión Masters comienzan desde las dieciséis horas en la tarde. Aparte que no tendría tiempo de ir a cambiarse y volver a la hora estipulada ya que no tenía ropa adecuada y estaría abusando de la generosidad de Karin.
Hay momentos de desesperación en que las ideas surgen de la nada y uno se pregunta cómo es que las procesa en tan poco tiempo. Los llamados "flashazos" o "ampolletas de imaginación" se iluminaban en momentos críticos, como Ryu usando el poder de la Nada para lanzar su Shinku Hadōken por sobre toda la humanidad Chun-Li y Feiling y disipar el fuego que las iba a alcanzar. San Valentín, fecha del amor, reunión, pláticas y compañía, Sakura tenía un plan entre manos y por más egoísta que fuera —nunca lo ha sido— y con semejante vista en frente suya, no la desperdiciaría por nada del mundo.
—Ryu, Ken me acaba de avisar que la reunión se suspende porque… ehm… tuvo que atender asuntos importantes de la Corporación Masters. —Resolvió Sakura mirando su teléfono como coartada.
—¿De verdad? Ken tendría que haberme avisado también. —De la nada, Ryu sacaba un móvil bastante moderno (otra vez de Ken) para revisar si tenía algo de mensajes.
—¡NO! —Gritó la joven Ansatsuken provocando que Ryu volteara a verla—. D-Digo… Avisó… ¡solamente a algunas personas y darles la noticia más rápido! Je je. —Reía Sakura con nervios y tratando de ser convincente. Lástima que no estaba dando los resultados esperados—. C-Como yo tengo conexión con Chun-Li, Cammy y la mayoría de nuestros amigos con Karin, nos dijo a nosotras si podíamos avisarte por lo urgente de su asunto de la compañía.
Si ella era japonesa que rezaba sólo a sus dioses, en estos momentos Sakura estaría rezándole hasta los mismos dioses egipcios, nórdicos, griegos y cuando otro dios se le interpusiera para que Ryu pudiera creer esa historia. Lo malo es que después de que su plan funcione, al día siguiente Ken le diría que fue una mentira. Pero todo para estar un día con Ryu, ¿o no?
—Tienes razón. Últimamente Ken ha estado muy ocupado en el trabajo, sin contar que también debe cuidar a Mel porque su sirvienta de cuidado se enfermó la semana pasada como me contó por teléfono y Eliza estuvo con sus padres de vacaciones—. Señaló Ryu explicando uno de los motivos más cercanos que podían haber suspendido la reunión. Kasugano también entendió que Ryu está un poco más inserto en la sociedad después de la derrota de Bison y la destrucción absoluta de Shadaloo en la fortaleza nueva al verlo con un teléfono de nueva generación—. Pues como no habrá reunión, le diré más tarde que se encuentre bien y por ahora será mejor que regrese a Suzaku…
—¡NO! —Otra vez gritó Sakura y haciendo que Ryu volteara por segunda vez a verla en esa extraña manera de actuar. No podía dejarlo ir como si nada tras darle la noticia que debía atreverse—. P-Pues… Po-podrías hacerme compañía en lo que queda de día ya que salí del trabajo…
Ryu pensaba en la compañía de la chica para aprovechar de platicar en el tiempo que no se podía desperdiciar.
Sakura… simplemente esperaba en un sumiso y traumático silencio en una sombra que se auguraba sobre su cabeza.
…
…
¡Maldito silencio de trama! ¿Qué tanto le costaba a Ryu decir sí o no?
—Supongo que no tengo nada más que hacer y como veo que te dejaron el día libre… de acuerdo, Sakura. —Resolvió Ryu con una sonrisa sincera—. Te acompañaré el día de hoy.
Esa fue la única respuesta que necesitaba para pedirle que esperara unos quince minutos, ir literalmente volando en dirección a los vestidores de la tienda para trabajadores y cambiarse de ropa. Sus compañeros de trabajo veían divertidos la escena.
Ya cambiada de ropa y con su rostro en todos los rojizos tonos posibles, Sakura volvía a salir de la tienda para la compañía que tendría con Ryu más el plan de "Fiesta de Ken que se Interrumpió falsamente" y tenerlo todo el día. Su vestimenta era de un simple pantalón de jeans corto con una blusa de cuello en V color rosa, similar al color de las flores de cerezo de su nombre. Unas sandalias blancas y un ligero toque de perfume se le agregaron a la mujer ya que si bien no combinaban con la fachada de Ryu —y su increíble pero guapa presentación del guerrero Ansatsuken—, al menos estaría bien presentable. La vista de la joven era fascinante para cualquier otro chico que se embobaría de perverso, pero para Ryu se le hizo divertida y por los sonrojos de la chica, hasta muy tierna.
¿Tierna? Lo más tierno que se le pasaba por la cabeza de Ryu era ver a una familia de padres protegiendo a sus pequeños en las calles durante sus viajes, las escenas familiares de Ken, Mel y Eliza, Chun-Li protegiendo a Feiling de Bison… Pero nunca la expresión de una mujer guapa como Sakura… Okey. Demasiada información en su cabeza estaba estorbando su mente y ahora solamente debía pensar en acompañar el descanso que Sakura merecía de tanto trabajo.
—Pues, ¿y qué quieres hacer ahora? —La sola pregunta de Ryu la hizo sacar del trance de nervios en que se encontraba.
—Hum… podríamos ir a comer, ¿no te parece?— Sugirió Sakura como primer plan tras dejar de lado su nerviosismo.
—Seguro, ya que conoces bien Tokio más que yo—. Indicó el dragón de viento.
—No es mi culpa que seas un guerrero errante, señor World Warrior. —Puntualizó la joven flor de cerezo enarcando una ceja y mirándolo con una risa de complicidad. Ryu simplemente se rió por lo asertiva que fue Sakura.
A medida que caminaban por las calles de Tokio —donde también está la tienda arcade en la que trabaja Sakura—, comenzaron a platicar de cosas casuales y también de los planes de la joven una vez que ingrese a la universidad después de trabajar el resto del año. Le comunicaba a Ryu su deseo de ser maestra en una secundaria, primaria y preparatoria en deportes, ayudar a chicos con problemas donde también se encontraba el deporte paralímpico con los jóvenes de capacidades diferentes. Ryu apenas podía encontrar un tema que fuera entretenido para ella —su rutina era entrenar, comer y pelear contra Gouki por el Satsui no Hado—, pero le encantaba escuchar sus planes a futuro… los mismos que le hacían falta a él.
Llegaron a un local de comida donde tuvieron que detener su plática para buscar una mesa y pedir su orden. No era lujoso el lugar, tampoco tan ruinoso como Metro City ni vendían solamente comida chatarra, sino que era un restaurante moderno que tenía tintes de italiano con tradicional japonés y algunas demás construcciones occidentales.
Encontraron una mesa para dos y una vez atendidos por el mesero, comenzaron a decidir su orden donde Ryu debía moderarse al comer. No significaba que comía como bestia a la rápida, sino que si bien comía como una persona normal, las cantidades de alimentos eran lo suficientemente grandes como para un equipo de Rugby completo de los All Blacks de Nueva Zelanda. Además era el "compañero" de salida de Sakura, por lo que debía no avergonzarla.
Como le habían pagado la quincena, Sakura dijo que correría con los gastos.
—Yo pediré una carne al vapor con salsa de champiñones, acompañadas con patatas y una ensalada César, por favor. ¿Qué pedirás, Ryu? —Preguntó Sakura a su acompañante.
—Ehm… creo que ordenaré lo mismo. —Pidió el maestro Ansatsuken y evitar las molestias.
—¿Algo para beber? Tenemos el mejor vino tinto para acompañarlos en su romance de San Valentín. —Recomendó el mesero a ambos.
¿¡Qué!? Sakura estaba atónita con la forma que los trató pensando que eran una pareja. ¡Cómo demonios al mesero se le ocurría decir algo como eso en un momento como éste! Es más: Ryu estaba también impresionado por la manera en que los estaban tratando.
Quien los atendía no entendía nada de nada, así que esperó la respuesta de los dos comensales hasta que Sakura se decidió por asentir su cabeza en señal de respuesta.
—Perfecto. Si quieren pedir un postre, sólo deben llamarme. Disfruten su hermosa velada. —Con una reverencia, el hombre del mostacho se retiraba de la mesa.
Lo que faltaba: "hermosa velada".
Los segundos, minutos transcurrían y Sakura apenas podía mascullar palabras. Ryu la notó y no era la misma parlanchina de hace unos minutos mientras caminaban, sino que ahora estaba muda y algo sonrojada.
—Sakura, ¿estás bien? —Consultó el guerrero preocupado por el estado de la joven.
—¿Eh? A-Ah… sí. — Respondió con dudas cuando llegó el garzón con el vino tinto que les sugirió. Al servirlo en sus copas respectivas, se veía que la cepa era de buena calidad y se volvió a retirar por el pedido que estaba por llegar.
¿Qué iba a decir con todo esto? Ahora sí que las ideas no le llegaban a su mente.
—Sakura, ehh… por cierto, ¿cómo has ido mejorando con el Hadōken? —No era la mejor pregunta, pero al menos la hizo tranquilizar hablar de otras cosas.
—Ah, eso. Sigo sin poder extenderlo más allá y sin que se desvanezca. —Reconoció con decepción la joven flor de cerezo a pesar de los años de entrenamiento donde si bien mejoraba la forma y distancia, continuaba teniendo problemas para mantenerla por más tiempo intacta.
—Bueno, eso significa que debes mejorar la ejecución y controlar tu ki de mejor manera. Creo que la variación en mantenerla a distancias cortas para más potencia hace que pierdas el foco en conservar la energía mínima de lanzamiento en objetivos largos. —Enfatizó Ryu como uno de los problemas.
—¿Podrías ayudarme? —Rogó Sakura.
—Claro. No tengo problemas en ayudarte. —Confirmó Ryu con seriedad en sus palabras, pero facciones relajadas y con su mente en perfeccionar la onda espiritual de Sakura.
En ese mismo instante llegaron los pedidos de ambos y cuyo olor y vista se veían totalmente deliciosos, así que no perdieron tiempo y comenzaron a degustar aquella delicia con un poco de prisa.
El sólo sabor le hacía agua su boca y Sakura había corrido con los gastos. La combinación de salsa de champiñones y carne al vapor era exquisita y con ganas de pedir más, y si bien no era adepto a las bebidas alcohólicas, el vino tinto combinaba perfecto con la carne que intensificaba más el gusto. Ni hablar de la combinación de lechuga, queso parmesano rallado en juliana, aceite de oliva, un toque de vinagre, queso granado padano pan de chapata y pollo en trocitos que ambientaban más el paladar de Ryu al probar una rica comida con una buena compañía como Sakura.
Durante la cena platicaron de más temas en confianza y metidos en el combate —sin hablar del Satsui no Hado—, como la visita que le harían a Ken en el nuevo torneo de artes marciales de Estados Unidos y el combate que se debían ambos Ansatsuken tras vencer a Bison. Eso recordó a Ryu que le debía un combate a Sakura cuando estuviese listo y ella simplemente respondió que esperaría todo el tiempo posible.
Terminaron de comer, reposaron un rato para bajar lo cenado, Sakura pidió la cuenta y después de pagar, salieron del restaurant con un gran número de miradas sobre ellos.
Los minutos transcurridos fueron mucho mejores que al inicio y con muchas anécdotas contadas, como cuando Sakura y Chun-Li se infiltraron en el crucero de S.I.N. para rescatar a Eliza usando vestidos como invitadas para un espectáculo. Si bien la pelea contra Seth fue al límite, rió solamente al imaginar la escena de ambas chicas. También platicaron de la reunión próxima que tendrían para la tutoría que la joven flor necesita con el Hadōken al que Ryu gustoso aceptó de ayudar, la que sería en no más de dos meses ya que el guerrero Ansatsuken descansará en Suzaku con Retsu para irse a Tailandia para una revancha contra Sagat.
Seis en punto de la tarde: ahora fue el turno de ir al cine y que aprovecharon de ver "Garras de Revancha: La furia del dragón" que se estrenaba hoy y porque también era el retorno de Fei Long al área cinematográfica. Duró dos horas y la película fue bastante buena que más tarde iban a mandarle vía mensaje de texto las felicitaciones por la buena producción realizada.
Ocho con diez minutos en punto con la noche acercándose: como ya habían cenado hace unas horas, Sakura invitó un helado en una de las tiendas cercanas y Ryu aceptó uno de chocolate con chispas. Mejor dicho, hace mucho tiempo que el gurrero Ansatsuken no sentía un día tan agradable, ameno y a gusto con otra persona que no haya sido su maestro Gouken, Retsu o Ken.
A la salida, le pidieron a un transeúnte que les tomara una fotografía juntos en el móvil de Sakura que se puso al costado derecho de Ryu para tomarle su brazo correspondiente. Una vez lista, se la envió a su teléfono para continuar con su recorrido.
Tras comer el helado, finalmente decidieron ir como última parada a la zona de Setagaya donde vive la muchacha ya que se estaba oscureciendo y por el tiempo de viaje —en un taxi— que siendo corto, hizo que llegaran en media hora para continuar platicando en la plaza donde Sakura jugaba con Kei, Natsu y Hinata en su infancia. La conversación seguía extendiéndose con la joven sentada en uno de los columpios y Ryu acompañándola en el otro, hasta que se dio cuenta que no tenía que seguir mintiendo más con la falsa salida y la falsa cancelación de la reunión de Ken.
—Ryu, tengo algo que decirte. —Musitó Sakura mientras su expresión pasaba de la alegría a la resignación y tristeza.
—¿Pasó algo malo en ti? —Inmediatamente Ryu notó el tono de voz bajo en Sakura.
—Te mentí. —Soltó la pseudo Ansatsuken con ambas manos en los pasadores del columpio, cabeza agacha y la cara de su casi maestro que se desdibujaba por no entender que sucedía—. Ken no suspendió la fiesta y lo hice solamente para que me acompañaras en San Valentín. Lamento lo egoísta que fui.
Si llegaba a recordar los eventos, Ken le pidió a Sakura y Karin avisarles a los demás por sus asuntos urgentes de la corporación Masters. Ken no era de esos que abandonan una reunión de amigos o familia por un tema de la compañía, sino que le manda a su Vicepresidente que se encargue de ello y cuando pueda, él mismo iría a resolverlo más eficaz como hábil negociador. Miró las fotografías de la red social y efectivamente estaban todos reunidos: Ken, Eliza, Guile, Jane, Mel y su prima Amy, Chun-Li, Cammy y sus compañeros de Delta Red: Lita, McCoy, Ginzu y Wolfman; Abel, Dee Jay, los gemelos Lee —Yun y Yang—, Rashid, Ibuki, Rose con Menat, Guy junto con Zeku Genryusai y la hija de este último, Rena, donde confirmaron la boda entre el héroe de Metro City con la hija del maestro Bunshin-ryu para dos meses más.
Dan no participó ya que decidió ir a dejar respetos a la tumba de su madre en compañía de Blanka y de paso, encontrándose con Sagat quien también asistió a dar sus disculpas a la lápida de Go Hibiki. Gouken y Retsu tampoco asistieron ya que decidieron seguir en Suzaku.
Era una mentira la de Sakura y sí, era una de las cosas que más detestaba de una sociedad.
Podía haberse reunido con todos y pasarlo bien.
Pero, ¿acaso no lo fue ahora con Sakura?
Cenaron juntos, platicaron más cosas de la vida, fueron al cine, comieron un helado y pasearon como cualquier pareja en una fecha que sabía perfectamente que simbolizaba.
Miró nuevamente lo poco que podía ver del rostro de la joven y claro, ella también sentía culpa por mentir de esa manera, como si fuese responsable de haberle quitado tiempo con todos reunidos en la casa de relajo de Ken. La luminaria nocturna de la plaza hizo aclarar más el oscuro ambiente y Ryu divisó un pequeño brillo en los ojos avellanos de Sakura: lágrimas. ¡Era cosa de ver todo lo lindo que hicieron solamente por tener un tiempo a solas con él que no sea pelear o entrenar!
Por otro lado, se sentía bastante mal poder verla así, como si la hubiese regañado con la mirada segundos previos. Pero no, no podía enojarse con algo tan bien que le había hecho.
—Sabes, no me arrepiento de no haber ido a la reunión de Ken. —Fue la frase de Ryu que hizo reaccionar a Sakura y que la hiciera voltear por inercia ante sus palabras pronunciadas. Más aún en el tono tranquilizador en que informó—. Realmente lo pasé excelente contigo, Sakura. Creo que tu mentira piadosa fue muy efectiva.
—¿De verdad piensas así? —Imploró Sakura tras intentar repetir las palabras de Ryu mencionadas.
—Por supuesto. Nunca en la vida me había sentido tan mejor. —Ni era menos, pues salvarlo del Satsui no Hado más de dos veces era algo bastante grande—. Además, siento que no te he agradecido lo suficiente por ayudarme en todos estos años y por subestimarte cuando recién nos habíamos conocido durante la nieve en Suzaku. Así que si bien pagaste todo, considera mi compañía como una disculpa de mi parte.
Silencio, en paz, calma en el ambiente.
Pero agitación, movimiento y latidos fuertes en el corazón de Sakura dominaban más que la serenidad.
—Ryu… crees que, ¿podría abrazarte? —Pidió la joven flor de cerezos tras limpiarse las lágrimas y mostrar una sonrisa nunca antes vista para el guerrero errante.
—No veo por qué no. —Solo esas cinco palabras bastaron para que Sakura se lanzara a los brazos de Ryu y abrazarlo con toda la fuerza posible.
Muchos les dirían parejita del año, o cuando se darían cuenta, en fin. No les importaba para nada esos comentarios posibles en un día tan maravilloso para ellos: Sakura pudo disfrutar de Ryu un día entero mientras que él pudo divertirse de buena manera con otra persona ajena a su círculo más íntimo, aunque ya no se podía decir tan así porque hace muchos años atrás que Sakura ya forma parte de aquél grupo que comparte con Retsu, Gouken y Ken Masters.
No tuvo que pensar para corresponder el abrazo por su espalda hasta la zona media y su nuca. Era una forma de agradecimiento por haberlo ayudado y agradecía a los dioses que ella haya mentido para disfrutar otros momentos que la vida entregaba. Las sonrisas de ambos aumentaban a cada segundo y querían inmortalizarlo por siempre, acompañados no solo por sus presencias, sino el calor de sus almas que hacía cualquier noche, día u momento un evento memorable en sus mentes y corazones.
—Por cierto: Además de que te debo el combate de años atrás, la siguiente reunión la pagaré yo. —Declaró y ratificó Ryu.
Por la hora tardía se tuvieron que separar cuando Ryu se ofreció a dejar a Sakura a su casa para descansar ya que mañana la joven debía volver al trabajo en las arcade. Una vez con el trayecto cumplido, se despidió de ella para volverse a encontrar antes de su viaje a Tailandia y ayudarla con su entrenamiento. Un apretón de manos fue suficiente para que ella entrara con alegría a su casa mientras ambos agitaban las manos en señal de hasta pronto.
Increíble que una mentira haya hecho pasar el mejor momento de su vida de relajo. Sin embargo, cierto tema que jamás se tocó en mente volvió en la cabeza de Ryu: el Satsui no Hado ni Gouki. ¿Pero que importaba? Hoy lo disfrutó como nunca.
Ryu era de los que cree en el destino que uno forja para continuar la vida.
Ryu es de los que cree en las profecías, tal como Rose se lo manifestó después del torneo S.I.N y antes de su desaparición con el retorno de Bison, y que posiblemente se lo volvería a repetir: Uno, que su futuro era prometedor a pesar de las circunstancias y barreras impuestas del Satsui no Hado. Lo otro, que "las profecías están hechas para cumplirse".
Mañana debía volver a entrenar y prepararse para su revancha contra Sagat en unos meses para su último y definitivo combate contar Gouki, con la diferencia que esta vez dará más allá de sus límites y dónde verá a Sakura una vez más antes de marcharse a su mayor desafío.
"Por cierto, además de que te debo el combate de años atrás, la siguiente reunión la pagaré yo."
Recordando sus propias palabras con una enorme sonrisa, Ryu regresó a su posada de hospedaje donde profetizó otro reencuentro: otra cita para el San Valentín del próximo año cuando derrote por completo a Gouki y sus fantasmas. Era extraño, pero Ryu tenía ese presentimiento de profecía cuando Sakura le mintió de la reunión cancelada de los Masters. No era para menos, pues fue la primera de las tantas profecías que tuvo reales donde para una próxima vez, dirá sus sentimientos que acaban de florecer gracias a la misma flor que le hizo nacer algo que parecía muerto en él.
Miró la fotografía que se habían tomado y lo único que esperaba, es que la siguiente cita profética se haga realidad.
Espero que les haya gustado :D Un review para comentar siempre es bueno para ver en que fallé y así corregir mis errores.
Y feliz San Valentín de amor y amistad para todos! 3
