La historia está inspirada en La antigua Grecia. Fue la forma que me pareció interesante de abordar un trío. Pese a que quizás el lemon en ese momento sea muy pornográfico, no supe cómo abordarlo sin una historia de por medio.


EL INICIO.


Paradi, en los tiempos donde la homosexualidad no era condenada, y donde de hecho la sociedad esperaba que los hombres tuvieran un amante menor al menos una vez en la vida, en aquel entonces había historias de amor y pasión más allá de cualquier libertad cultural.

Mientras que para los hombres adultos era opcional que tuvieran un amante más joven, para los adolescentes era ineludible conseguir un amante mayor, debido a que este les daba educación, una armadura, obsequios que le servirían en su nuevo estatus, pero sobretodo formación militar. Todo a cambio de favores sexuales.

Los regalos tendían que ser en especie. Si se entregaba dinero podría interpretarse como prostitución, y el chico que lo recibiera jamás sería considerado un ciudadano respetable de Erdia.

Todo era muy formal. Los adultos no podían pretender a más de un joven a la vez, pero el adolescente si podía tener varios aspirantes al mismo tiempo. No era bien vista la rivalidad hostil por un mismo muchacho, entre pretendientes el trato debía ser amistoso y cortés, eso era lo más conveniente.

Luego de un periodo de prueba o tiempo de cortejo, cuando el chico anunciaba al elegido, se llevaba una ceremonia, y el mayor era llamado "erastés" y el menor "erómeno". Y la razón por la que era mejor que los aspirantes se llevaran bien entre ellos, era porque había casos en el que el chico elegía a más de uno de sus pretendientes, quienes debían colaborar al unísono en la educación del amado.

El erastés actuaba como una especie de tutor y proveedor, y era un honor al que ningún jovencito podía negarse, salvo los hombres mayores de su familia, que si consideraban indigno a un pretendiente, podían negarse a punta de fuerza física. Justo era lo que Erwin agradecía de momento, que Kenny Ackerman no se opusiera cuando comenzó a pretender a su sobrino, puesto que sabía que no podría ganarle en combate.

Erdia era una Polis o Ciudad-Estado conocida por sus vastos recursos naturales, Mare era conocida por sus fieros guerreros, y los Ackerman, eran descendientes de una de las familias que había sido desterradas de Mare un siglo atrás, y si bien los Ackerman ya no podían ser considerados Maryleanos, no dejaban de ser más fieros que la mayoría de los Erdianos, y eso era porque aunque habían sido exiliados de Mare y acogidos en Erdia, no seguían la misma formación que la Polis que los había recibido.

En Erdia los niños varones podían asistir de manera gratuita a las escuelas llamadas palestras hasta los catorce años, allí se les daba educación intelectual y de combate, cualquier estudio posterior –como carpintería, medicina, etcétera- tendrían que conseguirlo y costearlo de manera independiente. Las mujeres no recibían formación militar, y las familias ricas eran las únicas que podían permitirse pagarle a un maestro particular para que diera educación intelectual directamente en la oikos –vivienda-, puesto que las mujeres salían poco de sus oikos, y se les vigilaba mucho. Se consideraba que una mujer de buenas costumbres debía ser recatada, dócil y sumisa.

No obstante, los descendientes de los desterrados de Mare se portaban distinto aun después de un siglo de estar en Erdia. En esas familias por lo general no se enviaban a los niños en las palestras, sino que se les daba una educación más enfocada a formar guerreros, con entrenamientos extremos proporcionados dentro del mismo entorno familiar, incluso las mujeres recibían –cuando menos- algo de entrenamiento, porque consideraban que había posibilidad de que las mujeres débiles dieran a luz a hijos débiles, así que se les entrenaba también. Eran tratadas casi en pie de igualdad con los hombres, y se les permitía salir más de casa a diferencia de las otras mujeres erdianas o esclavas de estas.

Los descendientes de los desterrados eran peleadores feroces.

Erwin lo sabía bien. Recordaba como quince años atrás Kenny Ackerman comenzó a pretender a Uri Reiss, Rod y su padre no estaban de acuerdo con fraternizar con alguien que no seguía al pie las costumbres erdianas, retaron a Kenny y él los derrotó, a pesar de que pelearon los dos contra él al mismo tiempo. Kenny terminó siendo el erastés de Uri, y lo seguía siendo, porque no había ninguna ley rígida que le impidiera seguir siendo el erómeno aun cuando ya hubiera cumplido los treinta, y pese a que Rod y su padre no estaban de acuerdo, no intentaban nada radical, porque sabían que los Ackerman tenían el favor de la realeza al haber peleado muchas guerras por y para Erdia.

Kenny Ackerman no había estado del todo de acuerdo con que Erwin fuera el erastés de su sobrino, pero Uri le hizo ver que los Smith eran una familia muy querida para la mayoría de los Erdianos, y no era conveniente hacerles un desaire.

Erwin tenía veinticinco años. Solo le llevaría una década a su amante. Durante la ceremonia lo llenó de regalos, y lo miraba fijamente la mayoría del tiempo.

Levi parecía una deidad con esas ropas que combinaban perfectamente con el color de sus ojos –verde oliva-. Parecía la representación de Narciso hecha hombre. Era un semidiós, y él sería muy afortunado de tenerlo.

Sobre todo si se quedaba por siempre a su lado –como en el caso de Kenny y Uri-.

Pero no fue así.

Seis años después, Levi tomó sus cosas y volvió a la oikos de Kenny. Erwin estaba internamente devastado. Se había hecho ilusiones que Levi se quedaría para siempre. Para hacer más grande su dolor, Uri seguía al lado de Kenny. Los veía juntos durante las reuniones de bebedores. A Kenny no le agradaban las muestras de afecto en público, Uri tampoco era muy afecto a darlas, pero cuando ya estaban ebrios, se devoraban los labios sin importarles quien los estuviera mirando.

Erwin se lamentaba, lo único que le quedaba era el recuerdo y el amor que sentía por Levi Ackerman.

Se lamentó durante dos años, hasta que una noche, luego de la cena, los esclavos de su casa que no eran considerados ciudadanos de Erdia sino simples sirvientes, le avisaron que Levi Ackerman había ido a buscarlo, inmediatamente le ofreció vino y comida, pero el visitante negó querer eso, así que, suponiendo que quería hablar a solas de algún asunto, despachó a los esclavos de la habitación diciéndoles que terminaran sus otras labores y se fueran a descansar –Los Smith eran amables con sus esclavos-. Y fue entonces cuando Levi se acercó, como en sus sueños, a colgarse de su cuello para besarlo.

Lo besó abrazadoramente. No suplicante. Sino demandante.

Erwin de ninguna manera lo rechazaría, y cuando se intensificó el contacto lo tomó por la cintura para llevarlo a su cuarto y hacerlo suyo.

Levi no lo impidió, y de hecho parecía que justo eso había ido a buscar.

A la mañana siguiente, Erwin despertó solo.

Habría pensado que había sido un sueño, de ser porque en la mesa del lado encontró una túnica que no le pertenecía, una que Levi había olvidado por las prisas de irse.

Sonrió mientras acariciaba la túnica. Sonrió, con resignación. Levi Ackerman jamás sería suyo, solo podía admirarlo en la distancia, y esperar a que algún día volviera a buscarlo.

Pasaron años así, donde Levi de vez en cuando acudía a su oikos por las noches. Tales encuentros eran un secreto a voces entre el padre de Erwin y los esclavos. Casi nunca se lo encontraba al despertar, y aunque sus encuentros aumentaron de frecuencia, Erwin sentía que necesitaba más. Aunque sabía que no podría obtener más de Levi, él era un alma libre, y quizás no le desearía con tanta desesperación sino se alejase así.

Su vida era monótona. La única novedad en su existencia era cuando La Unión Media intentaba adueñarse de sus recursos. En esos momentos Levi aparecía como si todavía fuera su amante y le exigía dejarle acompañarle al combate que acaecería en la costa, justo en la frontera de Paradi con el mundo.

Según la tradición, era obligatorio que los Erastés y los erómenos acudieran a la guerra juntos. Se creía que no se dejaban llevar por el miedo, al querer impresionar a sus amantes, e intentar demostrar ser dignos de estos. A veces, había hombres que se enlistaban voluntariamente a pelear, sin tener erómenos o erastés, pero tal cosa era voluntaria, porque los que no tenían ni una u otra cosa, por lo general tenían hijos, o eran los que proporcionaban el sustento en sus oikos, y no podían darse el lujo de morir en batalla.

Erwin en seguida aceptaba a Levi como compañero de combate. Era del conocimiento público que Levi ya se había marchado de su oikos, pero nadie decía nada cuando los veían acudir juntos a la guerra. En esos momentos eran inseparables. Erwin con sus estrategias, y Levi con su gran fuerza física, eran muy necesarios en el campo de batalla.

Cuando peleaban hombro a hombro, eran incluso más unidos que durante el sexo. Cuando lo reflexionaba, Erwin deseaba que Levi le diera algo más profundo, o que finalmente se fuera de su lado, quería que consiguiera un erómeno y le permitiera seguir con su vida, porque de otra forma creía que no podría alejarlo, él mismo no se había sentido atraído hacia otro muchacho, no sabía que eso pronto pasaría.

Luego de la guerra, cada soldado sobreviviente era libre de volver con su familia o con sus amantes. Por ese entonces, Zeke Jaeger había decidido dejar la oikos de su amante y volver a su hogar. Nunca se había alejado del todo. Normalmente los erastés monopolizaban a su amante y no le permitían visitar a su familia, pero ese no había sido el caso de Zeke. Frecuentemente comía junto a su abuelo y demás habitantes de la oikos, la novedad ahora sería que por fin volvería a dormir en su antiguo hogar.

Se sentó junto a su hermano menor, a quien estimaba a pesar que fuera hijo de distinta madre. Carla era muy diferente de lo que había sido su progenitora. Dina perteneció a una de las familias desterradas de Mare, y aunque lo envió a la palestra como cualquier erdiano, también le crio con mano firme, y le entrenaba diariamente. Luego de que muriera por un virus que ni su padre ni su abuelo pudieron erradicar, y de que su padre hubiera decidido volver a unirse con otra mujer, había sido bastante reacio a recibir los mismos de Carla, quien había recibido la educación de una erdiana, y por eso ella no le había dado a Eren la misma estricta educación que Zeke había recibido, y él tampoco podía ser estricto con Eren, puesto que su hermano era su debilidad.

—Zeke. ¿Vas a acompañarme a ver las luchas verdad…? Desde que dejé de ir a la palestra me alejé totalmente, ¡Armin nunca quiere acompañarme!

—Claro que te acompañaré…. ¿pero qué hace Armin si no va contigo?

—Suele irse a escuchar a los filósofos que dan sus pláticas en las plazas públicas.

—Qué aburrido.

—Bueno, pero a Armin le gusta. A veces creo que cuando sea grande va a convertirse en filósofo o en pedotriba de clases teóricas —Dijo lo segundo en referencia a los maestros de las palestras.

En cada oikos había un telestai, que generalmente era el mayor hombre que la habitara, siempre y cuando tuviera lucidez. El telestai en la oikos de los Jaeger era el padre de abuelo de Zeke y Eren, quien era un prestigioso médico de Erdia. Grisha, su primogénito, también era médico, y en la casa habitaban las mujeres de ambos hombres, Zeke, Eren, Hannes –quien era esclavo de la familia-, y Armin, quien había sido acogido en esa oikos cuando falleció su abuelo –el último de sus familiares vivos-.

Pese a que tenían esclavo, Carla se encargaba de atender personalmente a su familia cuando podía –acercarles la comida, o servirles más vino-. Para ella no representaba ningún problema, porque había crecido en una familia que no podía darse el lujo de tener ni un solo esclavo. Además los Jaeger solían ser amables con él, lo que ocasionaba que este les tuviera mucha lealtad.

En la mesa estaban sentados la mayoría de los miembros de la oikos, exceptuando a Hannes –quien al ser un esclavo no se sentaba en la misma mesa que sus amos, solo se quedaba cerca atento a lo que estos necesitaran-, y Armin que no estaba en la casa. Justo comenzaban a comentar que ya se había tardado, cuando apareció.

Zeke volteó a verlo, tenía meses sin mirarlo. Había pensado que lo vería con más frecuencia cuando dejara asistir a la palestra. No fue así, Armin se ausentaba durante las tardes -apenas se enteraba que solía ir a escuchar a los filósofos a la plaza pública-. Le sorprendió ver cómo estaba vestido. Los hombres usaban sus vestimentas más cortas que las mujeres, incluso por arriba de las rodillas, pero Armin estaba usando una túnica tan larga, que los pies apenas y se asomaban por debajo de las telas cuando caminaba. Además los erdianos acostumbraban a ser muy limpios tanto en las ropas como en su persona, los únicos que no estaban limpios, por lo general eran los esclavos, y Armin traía sus ropas algo sucias. El rubio además traía su cabello un tanto largo, a la altura del mentón, muy diferente a cómo lo lucían las erdianas, puesto que solían tenerlo largo, pero si bien su peinado estaba en los estándares aceptables para un hombre, por la vestimenta, fácilmente podía ser confundido con una mujer –las esclavas solían llevar el cabello corto, salían más de la oikos que la erdiana promedio, y sobre todo no era raro que anduvieran solas en la calle-.

—¿Por qué estás vestido así? —Inquirió mirándolo con incredulidad.

—Aun no quiere ser pretendido por nadie —Explicó Eren— Por eso se disfraza.

—Vaya que funciona, si no supiera que es él y lo hubiera visto de lejos, habría pensado que era una esclava.

—Ya le he dicho que no me parece correcto que se vista de mujer —Dijo el telestai de la familia— Pero no me hace caso.

Ante las palabras del anciano, Armin no fue capaz de contestar nada. Le debía respeto, además él solo expresaba su desacuerdo, pero jamás lo forzaba a vestirse como un hombre para salir.

La verdad es que Armin como muchos adolescentes tenía miedo, miedo de no ser pretendido, o de ser pretendido por alguien indeseable.

Envidiaba a Eren, porque los Jaeger eran una familia respetable, su abuelo y su padre eran médicos, su hermano mayor era un formidable soldado, y ellos podían darse el lujo de considerar indignos a la mayoría de los ciudadanos de Erdia, por lo que podrían oponerse a que Eren fuera pretendido por casi cualquiera. En cambio él, no podía negarse si alguien le cortejaba. Aunque hubiera sido acogido en esa oikos, los Jaeger no podían intervenir directamente. Si alguien indeseable lo pretendía, solo podía desear que apareciera otro pretendiente, para al menos tener de dónde escoger, pero de cualquier modo, no quería ser pretendido tan pronto. Solo estaba buscando postergar lo inevitable. Aunque si pudiera escoger, elegiría a alguien intelectual, porque para las luchas, había dejado mucho que desear.

Zeke apenas y era capaz de captar la plática, estaba concentrado mirando a Armin, no sabía si nunca le había puesto verdadera atención, o si era porque ya estaba en la edad de ser elegido, pero le parecía muy atrayente.

Ya más noche, sin previo aviso entró a la habitación de ambos adolescentes. Los encontró recostados, usando únicamente ropa interior, y demasiado cercanos. Zeke, con diablura, se aventó en medio de los dos, provocando que ambos se quejaran, al haberles caído encima de una mano, o un brazo.

—¿Qué estás haciendo? —Reclamó Eren.

—Lo mismo te pregunto, ¿por qué estaban tan juntitos?

—Siempre dormimos así.

—¿Ah, sí? Pues aquí me voy a quedar, no quiero que pierdan la castidad, esta se debe reservar para sus futuros amantes. Y si se toquetean entre ustedes, más les vale que nadie se entere —Les dijo. Porque la homosexualidad, si bien era socialmente aceptada, no era bien vista entre hombres de la misma edad.

Por supuesto que ante semejantes palabras, era normal que ambos chicos se ruborizaran furiosamente.

—No sean tan penosos… Algún día tendrán que dejarse coger —Casi se quiso reír de ver lo fácil que era avergonzarlos. No recordaba haber sido tan vergonzoso cuando tenía su edad— Está bien. Me voy a callar… Pero antes denme un abrazo de paz —No esperó a que lo abrazaran. Él en cambio, lo hizo. Rodeó a cada uno con un brazo, y disfrutó del contacto, de la cercanía con su hermano, y de la suave piel del otro chico.

Eren y Armin habían sido amigos desde la niñez, el primero solía defender al segundo de los bravucones en las calles, además de que se les notaba muy juntos en la palestra, lo que derivaba en murmuraciones que señalaban una supuesta relación homosexual, pero los Jaeger, habían aprendido a entender, que simplemente eran muy unidos, como hermanos de distinto linaje, y que entre ellos el amor solo era fraternal.

Y se iban a querer por siempre, solo que con los años cada vez comenzaban a remarcarse las diferencias de ambos, y si bien siempre se amarían, no significaría que estarían juntos todo el tiempo.

Zeke aprovechaba muy bien esto, para disfrutar a solas de la compañía de su hermano. Claro que quería acercarse a Armin, pero tantos años de haber vivido en la oikos de su amante, le hacía desear intentar recuperar el tiempo perdido, acompañándolo a ver las luchas que acaecían de manera "amistosa" a las afueras de la ciudad.

En estas luchas podían participar y servir de espectadores casi cualquiera, se definían las reglas claramente antes de cada combate. Ir a ver estos encuentros era otro de los pasatiempos de Erwin. Había asistido sin saber que pronto saldría de la monotonía de su vida.

En uno de los combates más aburridos y lentos de la tarde, decidió distraerse mirando a los asistentes. Muy cerca de él reconoció a uno de soldados que había asistido a la última guerra, pero no fue precisamente este soldado quien captó su atención, ni el anciano que estaba sentado la izquierda, sino el adolescente que estaba sentado del lado derecho.

Era moreno, de cabellos castaños. Pero lo que sin duda robó su atención, eran sus enormes ojos verdes.

Erwin Smith recordó que no hacía mucho tiempo, Zeke había dejado a su erastés, y le sorprendió de sobre manera pensar el poco tiempo que había pasado antes de convertirse en uno, porque eso pensó que era Zeke del adolescente que le acompañaba.

Se acercó, en porte galante y de respeto. Por mera coincidencia el adolescente estaba más cerca de él de lo que Zeke estaba, pero aun así, al estar lo suficientemente cerca y hablar, dirigió sus palabras al primogénito de Grisha.

—Con todo respeto, permíteme decirte que tu erómeno tiene muy bellos ojos.

Zeke rápidamente decidió responderle.

—No es mi erómeno, es mi hermano.

Erwin miró directamente al adolescente intentando encontrar parecido con el mayor. No lo encontró, lo que sí encontró, es que el chico le atraía en una forma en la que hacía mucho tiempo no le había atraído nadie más que no fuera Levi.

—En ese caso. Me gustaría cortejarlo.

El semblante de Zeke se volvió tenso, como si estuviera a punto de despotricar. Pero antes de que pudiera decir algo, el anciano a su izquierda habló.

—Será un honor que usted pretenda a mi nieto.

El primogénito de Grisha, ya no pudo agregar nada ante las palabras de su abuelo, pero siendo incapaz de disimular su molestia, se puso de pie y se fue, sin importarle lo que pudieran decir o pensar de él.

—Me disculpo por el comportamiento de mi nieto —Dijo el anciano— Es un tanto temperamental… Había escuchado que los hermanos mayores son más celosos de los jovencitos que los padres, pero es la primera vez que presencio algo así.

Eren por su parte, aunque sentía cierta incomodidad de haber ganarse un pretendiente que ni conocía, disimuló lo más que pudo. De cualquier forma, esto siempre era una posibilidad.

Zeke mientras tanto, estaba en la oikos del que había sido su amante.

El mayor, había querido cortejar a Eren casi desde que había entrado en el rango de ser elegible como erómeno. Zeke le había pedido que aplazara su acercamiento lo más posible, queriendo recuperar el tiempo perdido con su hermano menor, y el adulto había aceptado. Pero ahora que había aparecido un pretendiente, era el momento de hacerlo entrar en acción.

—Mi abuelo lo aceptó como si nada. ¡Ni siquiera lo conoce! —Despotricó iracundo, su ira aumentó cuando el rostro de su ex amante, mutó de la calma a la diversión— ¡¿Qué es tan gracioso?!

—Estás haciendo una tormenta en un balde de agua —Dijo, acariciándole el cabello con ternura— Sabes que Erwin Smith es un hombre honorable.

—Deberías estar celoso de que estén alagando a tu futuro erómeno.

El adulto notó sus celos de hermano mayor, pero fingió no darse cuenta para transmitirle calma.

—Es mejor que tu hermano tenga otras opciones. Deberías estar orgulloso de que alguien más vea su belleza —Le dijo, obligándolo a apoyar su cabeza en su hombro mientras volvía a acariciarle el cabello— Será un triunfo más grande si al final él me elije a mí.

—Ojalá no te estés equivocando, Eren.

El telestai de los Kruger, por su parte, al no ser mirado por su interlocutor, aprovechó para sonreír con resignación.

«Y si no, seré un perdedor» Eso fue lo que pensó el mayor.


Continuará…


Publicado el 05 de diciembre de 2017.


Corregido el 29 de enero de 2018


La ropa que viste Erwin en la imagen, fue lo más cercano que pude encontrar a como está vestido durante la guerra.

Los erdianos están más inspirados en los atenienses, mientras los maryleanos son más como espartanos.

El fandom siempre pone que Levi tiene ojos azules o grises. La verdad es que los tiene verde oliva.

Armin travesti me mata, si no se trasviste, no es Armin.

Cualquier duda pueden dejar rw o enviar mensaje.