Disclaimer: Hetalia no me pertenece es propiedad de Hidekaz Himaruya.
Advertencia: Universo Alternativo
Género: ¿Crimen?/¿Suspense?/¿Romance?
Número de palabras: 543 según Word.
Bueno, creo que es la primera vez que hago una viñeta... y la primera que intento pensar como lo haría Bielorrusia. Espero que haya quedado bien y que les guste. Pero como todo, la práctica hace la perfección.
Extraña obsesión
Y, ahora, cierra los ojos.
Escucha mi suave y aterciopelada voz. No tengas miedo, nada puede hacerte daño ya, yo siempre estaré contigo, te protegeré ante todo y de todos los que quieran dañarte. Por un momento, creí que desaparecías, pero tuve suerte, pude agarrarte antes de que te alejaras de mi alcance.
Esta habitación… el ambiente cargado, resulta molesto. Tú sabes, yo siempre preferí el frío, el que había en nuestro anterior hogar antes de venir aquí. Aunque eso no es importante en estos momentos, lo que importa es que ahora estás conmigo. Recuerdo esos momentos en el parque de nuestro nuevo y cálido hogar, tirados en la hierba, riendo junto a nuestros "amigos". Aquellos que se aterrorizaban de nosotros, pero que no tenían más remedio que estar a nuestro lado. En ese entonces, éramos como uña y carne, quizá incluso más cercanos. Ahora… me gustaría saber qué somos ahora.
Aunque yo ya tengo clara tu respuesta. Porque tú dices, o más bien, gritas, que yo perdí la poca cordura que tuve una vez. Porque ahora tú me evitas, mientras que yo tan solo te busco sin descanso.
¡Pero no estoy loca! ¿Entiendes? ¡No lo estoy!
Que me guste ver la sangre de animales derramada por el suelo, incluso cuando fluye por mi cuerpo, cayendo al suelo con un leve y delicioso goteo. Claro, tú pensabas que era demasiado cuando era mi propio líquido vital el que se derramaba de forma constante a través de las heridas en mis muñecas, mientras yo dejaba escapar un sonido similar a la risa, quizá algo más alocado.
Lo que tú no comprendías es que esos cortes eran por ti, para que me miraras y te dieras cuenta de cuánto me importabas. Aunque tú no pensaste de la misma forma que yo al verlas.
Porque entonces sacaste tu móvil, llamando a unas extrañas personas de blanco que me ataron a una especie de camilla y me llevaron lejos de ti. Me apartaron de lo que yo más quería, por eso les odiaba.
Durante bastante tiempo, estuve fuera, en un curioso lugar con "gente rara", sencillamente encantadores, todos ellos. Todos iguales que yo, perdidos, buscando algo con lo que sostenerse para seguir adelante… aunque yo te tenía a ti. Tú eras mi razón para levantarme cada mañana e intentar demostrar que no estaba loca.
Por fin, volví a nuestra casa, pero ya no había nadie. Pregunté por ti, hasta que finalmente te encontré, en la casa donde tú vivías… con ella.
¡Pero ella ya no está en medio! ¡Nadie se interpone entre tú y yo, hermano!
Con un suave golpecito la despaché. Y ahora… ahora solo estamos tú y yo. Aunque creo que ya no respiras. Creo que tu corazón ya no late.
Bueno, eso no importa, al menos sigues teniendo tu encanto. Y hay que reconocer que ese líquido rojo que recorre tu cuerpo contrasta con tu pálida piel y tus ojos amatista, que siguen abiertos por la sorpresa de encontrarme de vuelta.
Hermoso. Todo tú es hermoso. Incluso esa herida de cuchillo sobre tu corazón. Incluso tu corazón tirado por el suelo. Todo es sencillamente hermoso.
Pero lo que más me gusta son tus ojos, creo que me voy a quedar con ellos.
