— ¡Elsa! —Anna movió ligeramente a su hermana, quien se había quedado dormida en el asiento de la limusina —Despierta, ya hemos llegamos—. La pelirroja dijo, emocionada mientras observaba a través de la ventana sin poder evitar dar pequeños saltitos de alegría.
Dreamworks University.
Una de las más prestigiosas universidades en el continente, con la más grande variedad de alumnos.
Los padres de Elsa y Anna habían insistido en que ellas fueran a unas de las mejores universidades. Dreamworks resalto fácilmente sobre las otras, la educación e infraestructura superaba a muchas otras opciones, y a esto se le podría agregar que el decano era buen amigo de la familia.
Anna no pudo esconder lo excitada que estaba con su primer año, mientras que a Elsa no le enloquecía la idea de mudarse lejos teniendo que convivir con tantas personas. Había llevado educación personalizada tanto tiempo que no tenía idea de cómo adaptarse.
¿Cómo iba a controlar sus poderes con tantas personas cerca a las que podía lastimar?
Había estado pensando en aquello todo el camino desde que salieron del aeropuerto hasta que por fin tuvo un descanso en la limosina.
— ¡Esto será genial! — Anna exclamo. —Podremos convivir juntas, tener nuevos amigos, o ¿Ya te dije que Rapunzel y Mérida también consiguieron ingresar? — ella le dio la sonrisa más grande que pudo caber en su cara. —Creo que ya lo he mencionado varias veces, pero nunca lo recuerdo por que tu expresión no cambia.
— ¡Vaya! eso, eso es...genial—. Elsa alcanzo a decir en un murmullo. —, tienes una memoria de goldfish
— ¡Lo sé! —ella exclamo emocionada, hasta darse cuenta de lo que había dicho. —Hey, espera eso es ofensivo de tú parte, Elsa... —agrego con un pequeño puchero. —Pero como sea, Rapunzel me dijo que Eugene había sido transferido aquí hace un año, su relación a larga distancia no era precisamente la mejor, pero ahora estarán juntos—. Agrego dando un pequeño chillido como si fuera la principal fanática de la pareja.
—Eso no me importa Anna. —Elsa le recordó a su hermana dirigiéndole una pequeña mirada de reojo.
—Elsa es el amor, tu pronto lo conocerás. Conocerás como es que el corazón te dé un vuelco y el aire te falte al estar frente a esa persona—. Y mientras hablaba sus ojos se iluminaron pero con cada palabra la sonrisa en su cara empezó a extinguirse.
Elsa dio un suspiro sintiendo una pequeña empatía por su hermana, realmente no entendía la idea de ese amor verdadero en el cual su hermana tenia puesta sus esperanzas. Anna podía bien estar enamorada de la idea del amor. No de alguien.
Elsa dio un suspiro, y trato de buscar las palabras correctas para hablar con su hermana.
—Anna, sé que no fue lo mejor para ti, pero él no te merecía y estoy segura que encontraras a alguien mejor, que te amará como tú a él—
Sin duda no era la más apropiada para decir algo así pero frente a ella y Anna, no sabía cuál de las dos era más ignorante en el amor.
Elsa no había tenido ninguna experiencia amorosa. O mejor dicho, no se había enamorado verdaderamente.
No es que de pequeña no hubiera habido niños que se fijarán en ella. Algunos niños la creían la más bonita de la clase y babeaban por ella; y cuando creció también había habido chicos que la invitaron al cine o trataban de filtrear aún cuando ella dejo de asistir a la escuela buscaron la manera de acercarse a ella.
Pero nunca había sentido nada especial, nada de lo que sus amigas habían descrito alguna vez. No había habido mente en blanco, risita torpe o mariposas en el estomago. Ya no lo esperaba, no lo quería, rechazaba la idea que alguien la pusiera tan vulnerable con solo estar cerca. Dios la ayudase si aquello llegase alguna vez a ocurrir.
Y lo podía ver en Anna, quien acababa de terminar su relación con Hans, su novio de un día. Anna ya se había imaginado una vida con él, el sabor del pastel de bodas, el nombre de sus ocho hijos pelirrojos y su regalo para los 50 años de casados. La relación había durado un día, siendo generosos, ya que realmente no habían llegado a las 24 horas. Elsa había tenido peces que habían vivido más a su cuidado.
—Gracias Elsa —.Anna contesto haciendo que su sonrisa vuelva —Sera mejor que bajemos hay que conocer el lugar, ¡será genial! —.
Elsa se preparo para salir sintiéndose algo culpable por no tener las mismas ansias en lo que sentía que sería la época más importante en su monótona vida.
¿Estaba mal pedir un cambio?
—Claro Anna será un gran año— Elsa respondió sin estar convencida, dio un suspiro apurándose en bajar, y abrió la puerta con tal vez demasiada fuerza.
Le dio a alguien, golpeo a alguien que iba en skate para ser exactos. Lo supo por el sonido de las ruedas al ser arrancadas del pavimento, la tabla al golpearse y el jadeo de la persona.
Maldición. Esperaba no haberle roto nada a nadie. No había sido su intención pero tenía que admitir que nunca lograba controlar su fuerza.
— ¡Fíjate lo que haces! — La persona a quien había golpeado con la puerta le grito. Sin duda estaba molesto y tenía el derecho.
—Lo siento, yo no- — Elsa trato de disculparse saliendo apresuradamente del auto para ayudar.
El chico que había tirado era delgado, alto y su piel tan blanca como la espuma de la leche era del mismo tono blanco que la suya. El cabello, brillaba como plata a la luz del sol, le daba un aspecto joven. Llevaba pantalones ajustados negros que favorecían sus delgadas pero esbeltas piernas y una sudadera azul.
Inconscientemente se inclino un poco extendiéndole la mano, debería tratar de ayudarlo pero realmente sentía curiosidad por aquel chico. Como si pudiera leerle los pensamientos o estuviera pensando lo mismo el alzo la vista. Sus ojos, sus ojos eran tan azules como la sudadera. La respiración se le corto.
El también se le quedo mirando con los ojos abiertos como platos. Aquella bien podría ser la visión de un ángel. Pero se dio cuenta de que el golpe no podía haber sido tan fuerte como para estar muerto. Lo comprobó al escuchar la voz de Tooth.
— ¿Jack, estas bien? — una chica con cabellos rosa y peinado Pixie que acompañaba al muchacho se acerco.
Volviendo a la realidad Jack se dio cuenta que el "ángel" le había tirado un portazo tirándolo de su skate. Desvió su mirada de la chica y trato de pararse por su cuenta tambaleante.
—No Tooth, un idiota me golpeo— Espeto, sintiendo tardíamente los dolores en las nalgas.
Claro que Elsa lo sentía, pero no iba a dejar que la insultaran, seria degradante si permitiese que cualquier vago lo hiciera.
—Dije que lo siento — ella respondió autoritariamente.
El muchacho volvió su mirada a ella una vez más dándose cuenta que el ángel que había visto en realidad ahora se asimilaba más a un demonio. De mirada fría, figura autoritaria, y una sonrisa hipócrita que disfrutaba de las desgracias.
—Solo fíjate lo que haces— el chico dijo algo molesto y recogiendo su skate.
—Cuando tú te fijes por donde patinas— ella respondió con sarna.
—En Dreamworks no te reciben muy bien si los aporreas con la puerta—. Se burlo él con una falsa sonrisa. Algo que solo funciono para ser más petulante a los ojos de Elsa.
—Sin embargo, te reciben siendo egocéntricos y mezquinos— Elsa dio su mejor ensayada sonrisa indiferente.
—Tch…— el muchacho abrió la boca, dispuesto a responderle.
—Basta Jack, la dejas con una mala impresión. — le recordó su hermana, guiándolo fuera de la escena.
Anna salió cuando los dos chicos se iban.
—Elsa Frozen, haciendo amigos desde el primer día—. Anna suspiro soltando una risita.
— ¡Él empezó!—Elsa se defendió como una pequeña nena haciendo reír a su hermana. Pronto se dio cuenta de su error y corrigió su compostura. —Fue su desagradable personalidad…—
—Solo vamos a conocer las habitaciones antes de que dañes a alguien más— pidió Anna, deseando secretamente volverse a encontrar con el muchacho para que le arranque a su hermana algunas emociones. Elsa asintió conforme a la idea de su hermana.
De alguna manera Elsa había olvidado lo desprotegida que estaban sus manos, ese chico la había distraído. No usaba guantes, y podía ser peligroso para las personas a su alrededor. Rebusco en su bolso para sacar sus guantes de cuero negro insertando cada delicado dedo.
— ¿Enserio? ¿Guantes en primavera? — Anna rodo los ojos. —Estás jugando—.
—Solo vamos, Anna— ella apresuro el paso evitando la pregunta. Su chófer, se apresuro a descargar su equipaje para seguirlas.
Las hermanas se acercaron a recepción para pedir información y saber dónde encontrar sus habitaciones.
—Hola, buenas—. Anna dio una risita de la felicidad saludando, pero la recepcionista solo levanto la mirada son un gesto inescrutable. —He, soy Anna Frozen y ella es mi hermana Elsa— dijo señalando a la rubia a su costado. —, queríamos saber cuáles serian nuestras habitaciones—.
— ¿Elsa y Anna Frozen? —
La recepcionista. Un viejo caracol verrugoso, gordo y de un nada atractivo color verde petróleo y que según la insignia en su pecho se llamaba "Roz", pregunto.
— ¡Esas somos! — Anna respondió alegre.
—Están en la estancia "S"— ella les aviso revisando su registros —Sus encargados son la pareja Shrek y Fiona, aquí tienen sus llaves sus llaves, cualquier otra cosa se les será dada por los asesore. — dijo entregándoles una sobre para cada una.
—Sí, pero donde- -— Elsa no termino de decir.
—Por la izquierda, atravesando el campus. Caminen hasta llegar al edificio S, está algo lejos y ahí las esperan sus asesores. Si quieren más información esta todo en los sobres y los folletos—. Roz les señalo los dobladillos de publicidad a su costado. Anna cogió dos. —Y no olviden hacer su papeleo en la noche, o no se les asignara sus clases— ella aviso bajando su puerta de metal en un rotundo golpe.
—Vaya... — Anna dijo, se había quedado pasmada —Que...peculiar— trato de decir con una sonrisa.
—Hu-huh—. Elsa y el chófer afirmaron a coro.
Junto con su chófer Alexander, un señor ya entrado en sus 50 que las había cuidado desde pequeñas como si de sus nietas se tratase, caminaron hasta su estancia.
Una pequeña casa de un solo piso, justo igual como las que estaban a su alrededor en el exterior. Casi como un vecindario suburbano. Pintoresca con cierto toque de cuento de hadas, estaba bien cuidada y con una fachada considerablemente agradable, sin presunciones. A su costado, pegada a ella de hecho, había una pequeña cabaña.
—Gracias Al, ya te puedes retirar —se despidió Elsa —, desde aquí nosotras nos encargamos. Y por favor informales a mamá y papá que estamos bien.
—Adiós, Al— Anna le dijo con una sonrisa.
El mayordomo que siempre las había cuidado no pudo resistir y las atrajo en un abrazo.
—Oh, señoritas cuídense, y si quieren regresar solo llamen y vendré de inmediato—.
—También te extrañaremos Al—. Elsa volvió a despedirse mientras Alexander volvía hacia el auto.
—Bien... —. Una vez a solas Anna miro a Elsa, extendió la mano hasta la manija dispuesta a girarla, a punto de abrir la puerta.
Pero la puerta se abrió sola mostrando a una agradable ogra de cabello rojo trenzado, con un vestido verde, una agradable sonrisa y unos pocos centímetros más pequeña que ellas.
— ¡Hola! — ella saludo con una encantadora sonrisa. —Ustedes deben ser las hermanas Anna y Elsa, ¿no es así? — ella pregunto amablemente. —Son las únicas que me faltan, me llamo Fiona y seré su asesora. —
—Sí, yo soy Elsa y ella es mi hermana Anna— ambas saludaron.
—Pasen, y bienvenidas a su nueva casa— la ogra suspiro con una sonrisa muy amable.
Anna y Elsa entraron siguiendo a Fiona dentro de la casa.
Una casa normal, sencilla pero acogedora. La sala era pequeña y amueblada a medias, al costado de la sala se encontraba el juego de comedor con una mesa rectangular un poco más larga de lo normal como para diez personas, con margaritas de centro en un florero de cristal y una camino de una delicada tela crema, sobre esto se alzaba una araña, pequeña pero elegante; la cocina se encontraba atrás, no muy amplia pero bien distribuida con todos los implementos necesarios; y una puerta de cristal que daba a un pequeño patio.
A la izquierda de la sala se ubicaban las habitaciones donde el pasadizo se dividía en dos lados y cada lado con tres habitaciones, un lado para chicos con tres habitaciones y de igual manera el de chicas. Lo único considerado algo molesto era el único baño de la casa, justo al fondo del pasillo. Chicos y chicas tendrían que compartirlo.
Fiona les explico todo esto a las hermanas, realizando un recorrido.
—Yo y mi esposo, Shrek, dormimos en la cabaña al costado de la casa. Él ya debe de estar llegando con los chicos, fueron a traer el mueble que falta en la sala—. Ni bien termino de decir esto se escucho un golpe afuera seguido por unas cuantas voces.
— ¿Que pasa Frost, se te hace muy pesado? — la voz gruesa dijo soltando una carcajada.
—C-como es...posible que seas...mi asesor, otra vez— una voz suave y jadeante respondió obviamente fatigada.
—Vamos Jack, no esta tan pesado—. Otra voz contesto. Una intermedia e equilibrada.
—Si...tú lo...dices—
Tres figuras entraron cargando un mueble. A un lado iba un ogro verde más grande que Fiona, de ropas algo harapientas y una voz jocosa, del otro lado iba un chico de cabello rubio sedoso, muy alto y musculoso, mientras que a su costado estaba un chico delgado y bajo en comparación a los otros dos. Soltaron el mueble y este se tiro en el de espaldas soltando un suspiro.
—Hola mi amor, ya llegamos— dijo el ogro, dándole un beso a Fiona.
—Hola— ella le regreso el beso amorosamente. —Ya llegaron dos de las chicas—
—En el camino hable con North, solo serán ellos así que mejor preséntalos de una vez. — dijo dándole una lista con los nombres.
—Bien— Fiona comprendió. —Jack, Kristoff vengan— los llamo y dirigió su mirada al par de hermanas. —Ellas son sus compañeras, son nuevas, espero que las traten bien, Elsa y Anna Frozen— Fiona las presento pero las hermanas estaba distraídas hablando como para prestarle atención. — ¿Chicas...? — volvió a llamarlas.
—Oh, hola soy Anna— la pelirroja volteo saludando con su acostumbrada sonrisa y ese tono melodioso que su voz poseía por naturaleza.
—Yo soy Elsa— la rubia dio un completo contraste a la actitud de su hermana, siendo firme y fría. Paseando su mirada por los rostros nuevos hasta que cayó en el chico de cabello blanco.
— ¡Estas Bromeando! — ambos gruñeron al mismo tiempo que se vieron.
— ¿Me perdí algo? — Kristoff repuso confundido —Soy Kristoff, por cierto— se presento sin que los otros prestaran atención al caso ya que estaban sucumbidos en su pelea visual.
—Seguro esto tendrá una explicación— Shrek pidió antes de que empezaran con las manos.
— ¡Me pego con la puerta del auto! — Jack grito indignado señalando a Elsa.
— ¡Me dijiste idiota! — Elsa repuso molesta y acercándose amenazadora mente. Estaba ofendida de que él estuviera ofendido, si alguien tenía que estar ofendido seria ella, no él. Él le la llamo idiota y ella no iba permitir eso. Además había tratado de disculparse.
— ¡Perdón su majestad! — El replico con sarna también acercándose.
Elsa estaba por responder pero la voz de Fiona interrumpió preguntando: — ¿No sienten frió? — la ogra pregunto abrazándose a sí misma. Elsa se dio un respingo por ser tan descuidada con sus actos, recordó guardar sus emociones y retrocedió fulminado a Jack con la mirada guardando silencio para que Fiona continuara.
—Vaya, ojala Jack fuera como ella—. Shrek suspiro.
—Supongo que serán solo los cuatro, tienen suerte de ser una da las casa en las que falta uno, tendrán más espacio y no tendrán que compartir el baño entre tantos, aunque creo que sigue faltando alguien...pero ya veremos luego— Fiona les sonrió pasando le la lista a su esposo.
Shrek los formo en dos columnas que se miraban entre ellas con el suficiente espacio para que el paseara como si fuera un general ante novatos.
—A ver...— agarro la lista, echándole una mirada —Dos de tercer año: Kristoff Bjorgman y Anna Frozen—. Dijo tachando y dando un paso —Dos de cuarto año, que espero que se controlen, Jack Frost y Elsa Frozen, mi nueva favorita—.
—No me descartes tan rápido— Jack dio una sonrisa picara.
—Ya lo hice— Shrek respondió y tacho.
Jack le saco la lengua a Elsa y ella rodó los ojos.
—Y falta uno de tercero y otro más— dijo Shrek como termino de revisar, luego dirigió su mirada directamente hacia los cuatro. —Ahora, las reglas, ustedes chicos ya las saben y espero más prudencia por eso, pero sabiendo de ustedes que se puede esperar—. El ogro suspiro en la última parte. —.Las llegadas son hasta las 8 pm., no más tarde tampoco se puede salir después del toque de queda que es a la misma hora; se van a dormir a las 10:30; y si van a traer un grupo de estudio, por que no se permiten las fiestas, avisan; chicos no chicas en su cuarto, chicas no chicos en su cuarto la casa tiene ojos y tiene que estar en orden; tres veces a la semana les toca cocinar y hacer la limpieza, programen su pareja porque es de a dos, los sábados hacen tareas o pueden practicar algún deporte en el campus de estaciones; los domingos pueden salir. No está permitido salir del campus de lunes a sábado. Si se me olvida algo a de estar en la página de la universidad, lean el reglamento de las estancias. — dijo con una sonrisa. —Ya pueden ir a desempacar, las clases inician mañana las 9:00 am. —. Agrego con una carcajada, algo a lo que Anna y Elsa se estaban acostumbrando.
Los cuatro asintieron y dieron las buenas noches para desaparecer en el pasillo directo a sus cuartos respectivos.
—Mi cumpleaños es el nueve de agosto y espero regalos. — Shrek les grito cuando se iba.
— ¡Y recuerden hacer su papeleo!— Fiona les aviso.
Elsa y Jack se empujaron ligeramente con el hombro al pasar uno al lado del otro, Anna salto contenta hasta su habitación hiperventilando de la felicidad y Kristoff se retiro tarareando una melodía nórtica. Un grupo bastante peculiar.
